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Líderes Universitarios

¿Te has sentido solo en esta cuarentena?

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Claudia Fernanda Vargas Altamirano • Alumna de la Licenciatura en Psicología

 

Grandes enigmas y conflictos del ser humano están relacionados con la soledad, el sentirse solo en compañía de muchas personas o estar solo, y tomarlo como algo bueno o lo peor que nos puede pasar; depende del significado que cada quién le dé. Y es que, es de lo más íntimo, nadie puede experimentarla por nosotros, tal vez nos podemos sentir comprendidos por alguien que esté pasando por algo similar, pero cada quién sabe su realidad.

 

Dice Schopenhauer que el sentimiento feroz de tener que socializar como fin, tiene que ser fuertemente conquistado por el ser humano y esto se logra conquistando primero a la soledad, al mundo interior, renunciando a banalidades o diversiones que se van a terminar. La buena noticia es que la soledad nadie puede dártela ni quitártela, entonces si lo vemos así es un tesoro muy grande, el cual debemos valorar.

 

Para Nietzsche el hecho de aceptar la soledad, aceptar lo que hay interiormente: todos los sufrimientos y dolores, es afirmar la vida tal cual es. Menciona que las almas ascendentes son personas cargadas de valor que deciden conquistarse a sí mismas y sus instintos, o sea, que hay un dominio sobre el cuerpo.

 

Es un misterio del ser humano el sentimiento de soledad ¿De dónde viene? Y ¿Para qué sirve, si nacemos rodeados de tantas personas? Desde mi punto de vista estoy de acuerdo con Nietzsche, sirve para lograr el autoconocimiento y así dominarnos y entender nuestro «para qué», en la vida de los demás.

 

O sea, no significa que nos quedemos encerrados en nosotros mismos, sino que descubramos nuestras posibilidades del SER para así incorporar estas posibilidades con las ajenas, es decir, la entrega por el otro, porque también somos seres sociales, pues, ¿para qué conocernos a nosotros mismos si ese conocimiento se queda y se encierra sólo dentro de nosotros? Se queda estancado como aguas pantanosas.

 

Nos veríamos aislados como Shrek, quien vio la película, se da cuenta de que es feliz cuando está solo, pero es aún más feliz y descubre un significado más grande cuando comienza a vivir las aventuras de su vida con sus amigos y seres amados, porque revela todo lo que es capaz de hacer y la grandeza a la que fue llamado: trasciende su ser.

 

«La posibilidad de poder ser se agota en sí misma, por su propia finitud… Pues la existencia humana es movimiento, esfuerzo; el hombre se arroja hacia adelante, hacia posibilidades a realizar»

Heidegger

 

 

 

 

¿Exponer la proteína en polvo al calor genera algún riesgo?

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Daniela Hernández Velázquez • Pasante de la Licenciatura en Nutrición

 

La proteína en polvo es uno de los suplementos más utilizados actualmente, ya que ayuda a sustituir o complementar el aporte proteico, especialmente para aquellos con la necesidad de ingerir una mayor cantidad de ésta; se puede integrar en recetas para elaborar repostería o platillos saludables. ¿Pero qué ocurre cuando la cocinamos?

Cuando la proteína aumenta su temperatura, cambia la estructura dando como resultado final una desnaturalización proteíca. A esto se le llama reacción de Maillard, una glicación no enzimática de las proteínas, esto significa una modificación que se produce por un cambio químico de los aminoácidos constituidos. Modificando las propiedades organolépticas tales como color, sabor y olor de los alimentos. Pudiendo ser beneficioso porque facilita la digestión y absorción de las proteínas.

Como consecuencia de dicha reacción dada en la proteína, se eleva la furosina un aminoácido liberado en la hidrólisis ácida y se considera como el indicador más valioso de la pérdida del valor nutritivo de la proteína. La furosina es parte de los AGEs (productos finales de glicación avanzada, estos causan inflamación y estrés oxidativo), sin embargo, no es tóxica y únicamente se producen cuando quemas el alimento/proteína.

No es bueno consumir alimentos quemados inclusive, aunque no sean proteínas, ya que existe el riesgo de una descomposición anormal por calor y se pudieran considerar cancerígenos. Pero si un suplemento de proteína es inducido al calor en su forma pura o mezclado con otros ingredientes no habrá problema siempre y cuando no se queme, facilitará al consumidor el poder integrarla en su día a día en diferentes recetas para así lograr llegar a su requerimiento diario.

Una de las maneras para favorecer el apego a un plan alimenticio y estilo de vida saludable, es la libertad de elegir lo que queremos y nos gusta comer. Por eso mismo, se empezaron a integrar los suplementos proteícos en recetas de hot cakes, waffles, galletas, panques, barras proteícas caseras, etcétera, y así, lograr tener una diversidad de platillos completos.

La manera en que integramos diferentes nutrientes a nuestros alimentos es muy importante, así como su preparación y los procesos que utilizamos para una dieta variada, equilibrada y adecuada en cada persona.

La revolución del amor

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Diego Antonio Calderón Villanueva “Rollo” • Pasante de la Licenciatura en Psicología

 

Déjenme decirles, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor

-Ernesto Guevara

 

Desde que leí esa frase, escrita en uno de los ensayos del Che acerca del hombre nuevo, se quedó impregnada en mí ser, y se convirtió en guía de muchas de mis acciones. Sin embargo, la primera impresión de la misma, como bien mencionara el autor, podría resultar graciosa y compleja de comprender, ¿cómo podemos hablar de una revolución que parta desde el amor?, para empezar, ¿qué entendemos por “amor”?

A lo largo de la historia de la humanidad, esta ha sido una interrogante que acompaña a la existencia del ser humano. Múltiples filósofos, artistas, científicos e inclusive religiones, han propuesto diversos acercamientos para intentar responder a este cuestionamiento, dependiendo del contexto cultural y de la época. Para intentar dilucidar un poco, me di a la tarea de buscarlo en la RAE, encontrándome con que una de las definiciones es: “Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo”.

Al escuchar la palabra “amor” puede que lo primero que se nos venga a la cabeza sea aquel amor romántico del que hablan los poetas, y del que me gustaría rescatar la imagen, de que este tipo de amor, es móvil suficiente para hacer hasta lo imposible por el ser amado; empero, no es el único. Por su parte, el psicólogo Erich Fromm, en su libro “El Arte de Amar”, en el que aborda la capacidad del ser humano, no de ser amado, sino de amar, es decir, del amor como actitud; menciona que el amor es la forma en que una persona se relaciona con el mundo como totalidad y varía de acuerdo con el objeto amoroso, por lo que establece el amor fraternal, el amor materno, el amor erótico, el amor a Dios, y el amor a sí mismo.

Ahora sí, volviendo a lo que nos compete, ¿por qué hablar de una “revolución del amor”? Actualmente, procurando no caer en la generalización, podría decirse que vivimos una enajenación de nosotros mismos, de nuestros semejantes y de la naturaleza. Es decir, vivimos desprendidos de nuestro entorno, distraídos en una rutina de trabajo exhaustivo, y el consumo pasivo de entretenimiento y “diversiones”, que alejan nuestra atención de uno de nuestros deseos más humanos, que es la búsqueda de ese vínculo con lo que nos rodea. No existe una inclinación sincera, puesto que estamos bajo el yugo del paradigma de “intercambio capitalista”, en el que la postura es un: “Doy, en función de lo que me den”, estableciendo así, cierta distancia de por medio. No hay un compromiso sin garantías; una verdadera entrega y preocupación por el otro, por el mundo, y por uno mismo. De hecho, la reciente crisis global, nos llevó a frenar de golpe y ha fungido como voz que susurra en nuestro oído en un intento de despertarnos de la inconsciencia en la que hemos estado.

Retomo pues, la idea del amor poético, en el que uno es capaz de bajar el cielo y las estrellas, no por el hecho de hacerse digno de amor, sino por saberse capaz de amar; para incitar a la revolución del amor, es decir, superar la “separatividad” en la que estamos inmersos, por medio de la experiencia de la unión; estableciendo lazos y comprometiéndonos con causas que nos permitan expresar ese amor propio, al otro y al mundo. Convertirnos en apasionados de la vida.

He aquí donde radica la revolución.

 

Efectos a corto plazo de una dieta vegetariana baja en grasa en dislipidemias

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Cinthya Guadalupe Mora Torres · Pasante de la Licenciatura en Nutrición

 

En la actualidad, las dislipidemias se ubican entre los principales factores de riesgo para presentar enfermedades cardiovasculares, las cuales se encuentran entre las primeras cuatro causas de mortalidad en México. La tendencia a la adaptación de estilos de vida que propician el sedentarismo y las pautas alimentarias inadecuadas, han influido en el crecimiento de la prevalencia de las dislipidemias, el sobrepeso y la obesidad.

La dislipidemia es una concentración elevada de lípidos en la sangre (colesterol, triglicéridos o ambos) o una concentración baja de colesterol rico en lipoproteínas (HDL), las principales causas que desencadenan esta patología son sobrepeso, obesidad, hipertensión, hipotiroidismo, sedentarismo, diabetes y la alta ingesta de grasas, comidas hipercalóricas y alimentos ricos en harinas refinadas.

Estudios realizados en Valencia, España han demostrado que la intervención dietética lacto-vegetariana y baja en grasa hipocalórica, en la cual se incluyeron frutas y verduras como base de la dieta, cereales integrales y tubérculos como carbohidratos de bajo índice glucémico y en menor proporción las leguminosas, los frutos secos y el yogur desnatado como fuentes de proteínas, por último, como aporte de lípidos al aceite de oliva extra virgen en frío, aceitunas y aguacate; predominaron el consumo de alimentos hervidos, al vapor y al horno. Fueron excluidos el consumo de azúcares, edulcorantes artificiales, café, té, refrescos y alcohol. Dicha intervención incluyó a mujeres y hombres, entre 20 y 80 años cuyo índice de masa corporal (IMC) se situará entre 18.5 y 34.9 kg/m2, perfil lipídico alterado (colesterol total, colesterol LDL y triglicéridos elevados y colesterol HDL disminuido) sin ningún tipo de tratamiento farmacológico. Durante 15 días los pacientes se sometieron a este régimen alimenticio, al terminar se llevó a cabo un análisis de todos los parámetros lipídicos de los cuales se obtuvo un cambio estadísticamente significativo: colesterol total, colesterol LDL y triglicéridos disminuyeron significativamente, también se observó un descenso en el colesterol HDL, lo cual, se esperaba por la dieta baja en grasa.

Esta alternativa como tratamiento nutricio en dislipidemias leves a corto plazo podría ser útil, ya que en general las dietas ricas en fibra y bajas en ácidos grasos saturados (AGS), los cuales son elevados en alimentos de origen animal, ayudan a controlar los niveles de lípidos en sangre, predominando el consumo de alimentos ricos en fibra, vitaminas, minerales, de menor densidad calórica y más saciantes. Sin embargo, el apego a este tipo de dietas es muy bajo, ya que la población actual está acostumbrada al consumo de proteína animal.

La importancia de la educación sexual en la infancia como factor de protección

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Jessica Mariela Ledesma Pérez • Pasante de la Licenciatura en Psicología

 

La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.

Nelson Mandela

 

Empezaré por pedirte a ti lector, que recuerdes aquella manera en la que alguna vez te dijeron cuando eras niño, que podías referirte a tus partes íntimas… Te han venido a la cabeza un sinfín de palabras graciosas ¿cierto?… ¿confusas?, ¿sin sentido?…

Bien, este pequeño ejercicio es el claro ejemplo de que en nuestra sociedad aún existen temáticas tabúes: la educación sexual en la infancia, la cual, debido a mis recuerdos en la primaria, me atrevo a decir que fue limitado y, lamentablemente, aún continuamos con esa educación pobre en las escuelas de nuestros hijos, hermanos, primos, sobrinos, etc. Está información puede resultar demasiado confusa y contradictoria para un pequeño que se encuentra en una etapa donde conocer su cuerpo entero y qué función tiene cada parte de él, constituye su desarrollo. Resulta pertinente que esto cambie, y quizá te preguntes: “¿Por qué esta autora quiere que se incremente la información sexual en nuestros pequeños?” En realidad, considero que incrementar la información sexual, ayudará más adelante a los niños, adolescentes y jóvenes a poder“(…) disfrutar de su salud, bienestar y dignidad; entablar relaciones sociales y sexuales basadas en el respeto; analizar cómo sus decisiones afectan su propio bienestar y el de otras personas; y comprender como proteger sus derechos a lo largo de su vida y velar por ellos” (UNESCO, 2018).

Ahora, dicho esto, me dispongo a responder la pregunta anterior desde mi conocimiento y perspectiva personal: durante mi preparación profesional en psicología, tuve acercamientos a la realidad en la que viven algunos niños, realidad donde peligra su autonomía, donde se encuentran estadísticas alarmantes que describen que solo un 34% de los jóvenes puede probar su conocimiento sobre una enfermedad de transmisión sexual, donde en ciertos países, las niñas no sabían lo que estaba pasando en su primera menstruación, donde en México, se han encontrado casos de embarazos adolescentes justificando que habían hecho uso de anticonceptivo que les enseñaron en la escuela, sin embargo, no sabían que éste se colocaba en alguna parte de su cuerpo. ¿Suena imposible para ti? Así sonó para mí al enterarme de estos casos en específico. Pero tristemente es posible, y está en nuestras manos cambiar la realidad y el futuro infantil, cómo factor de protección.

Trastornos de la conducta alimentaria

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Brenda Ahtziri Espinoza Martínez • Pasante de la Licenciatura en Nutrición

 

Los trastornos de la conducta alimentaria se conocen como alteraciones en relación con los alimentos, en personas que presentan distorsiones mentales relacionadas con los hábitos de comida. Es una enfermedad que se clasifica en: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastornos alimenticios no especificados y trastorno por atracón. Estas distorsiones son más comunes en mujeres durante la adolescencia llegando volverse enfermedades crónicas. No se ha podido encontrar el origen preciso, no existen tratamientos farmacológicos o nutricionales efectivos con evidencia científica. La única eficacia demostrada es mediante grupos interdisciplinarios: psicólogos, psiquiatras, médicos internistas, endocrinólogos y nutriólogos.

 

Anorexia nerviosa:

La anorexia nerviosa es el trastorno de la alimentación más grave, es una enfermedad que se caracteriza con la obsesión e insatisfacción permanente con la delgadez, aun llegando a la emaciación, los pacientes continúan desarrollando alteraciones como purgas, dietas, ejercicio excesivo o ayuno. El único estímulo o motivación es perder cada vez más peso. Al mismo tiempo, esta conducta provoca otras alteraciones: endócrinas, hidroeléctricas, cardiovasculares, digestivas, hepáticas, neurológicas y presencia de depresión.

Bulimia nerviosa:

La bulimia nerviosa se caracteriza por sufrir episodios de atracones compulsivos, preocupación de no ganar peso, conductas compensatorias, sentimiento de culpa y sensación de pérdida de control. Se utilizan diferentes métodos para compensar los atracones, siendo lo más habitual el vómito, uso de laxantes, diuréticos, ayuno, ejercicio físico intenso, abstinencia de alimentos las primeras horas del día y comer excesivamente por la tarde o por la noche. Este tipo de trastorno en muchas ocasiones presentan conductas de abuso de alcohol o drogas.

Trastornos alimenticios no especificados:

Los trastornos alimenticios no especificados no cumplen los criterios específicos para el diagnóstico y se debe tomar en cuenta la relevancia clínica de signos y síntomas para descartar criterios de anorexia o bulimia. Se deben detectar a tiempo, ya que es lo más común en las clínicas con una prevalencia del 60%.

Trastorno por atracón:

El trastorno por atracón se debe tomar en cuenta el contexto que lo produce, es decir, lo que se considera atracón normal no es lo mismo por ejemplo en una fiesta, los atracones pueden comenzar en un restaurante y continuar en casa, no se considera atracón al ir picando pequeñas cantidades de comida a lo largo del día, en los atracones se consumen alimentos con alto contenido calórico como dulces. Los atracones por lo general son a escondidas o disimuladamente, también se relacionan con la obsesión de la silueta y el peso.

Para concluir, vale la pena observar a cada paciente sin ignorar las diferencias clínicas que existen entre cada trastorno de la conducta alimentaria. Se trata de promover una percepción más dinámica de estos fenómenos. Un trato mucho más flexible y dinámico resulta de gran utilidad para comprender estos padecimientos.

Confinamiento: ¿Físico o psicológico?

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Braulio Alejandro Bazán Delgado · Pasante de la Licenciatura en Psicología

 

En tiempos de pandemia, como en verdad, en cualquier tiempo de crisis, se abre ante nuestros ojos la paleta de colores del homo sapiens. De repente es muy clara la predominancia del instinto de supervivencia, y todos lo sabemos: no compartimos el destino del homo neanderthalensis porque nos encefalizamos primero; nuestra supervivencia siempre ha ido de la mano de nuestra inteligencia. Hoy más que nunca, cuando somos nuestros propios depredadores y la sociedad recae en información que pocas veces llega a ser conocimiento.

A estas alturas seguramente estás, igual que yo, pensando: ¿para dónde me hago? Hacia la izquierda, me pongo a quemar antenas de 5g, velo por la inmunidad colectiva (pues fallecen muy pocos infectados) y no acato a todo lo que se me pide porque el coronavirus es una herramienta de opresión: sale más caro acatar que enfermarse. O hacia la derecha, donde básicamente defiendo que hay que acatar las normas y tomar el ejemplo de los países que mejor están, porque el coronavirus no sólo es una amenaza, es un verdadero peligro que además en muchas partes del mundo apenas está en etapa crítica, sumado a los beneficios ecológicos.

Quizás, igual que yo, paralelo a tu confusión política tienes una confusión existencial, también se puede resumir en: ¿para dónde me hago? ¿Cómo puedo asegurar mi vida económica con tantos cambios? ¿Es mejor todo online? ¿Qué hago ahora que suena tonto decir “no tengo tiempo para seguir mis pasiones”? ¿Qué pasará cuando me harte de distraerme a todo coste y tenga que enfrentarme a mí mismo y a los que me rodean, vis a vis? “Tan valioso que es el tiempo, tan penoso que no sepa qué hacer con él”, quizás, como yo, reflexionaste.

Quizás fuiste alguno de los muchos afectados directamente por el coronavirus –puede incluso que tome o amenace con tomar la vida de tus seres queridos, o tu propia vida- y entiendes todo esto de una manera mucho menos superficial, en verdad, llevas todo este peso sobre tu vientre, tu corazón afligido.

Cualquiera que sea tu caso, con mucha empatía te comparto mi conclusión: Da igual el porqué. Qué más da si las cosas pasan por esto o por aquello, por los chinos, los gringos, o el azar, lo verdaderamente importante es: ¿Para qué? Eso, como yo, sólo lo puedes contestar tú.

¿Qué sentido tiene para ti la pandemia?

Efectos del azúcar refinada en la dieta

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Grecia Stephanie Ríos Corral · Pasante de la Licenciatura en Nutrición

 

El azúcar es un tipo de carbohidrato que se genera a través de la eliminación de la fibra y las proteínas del jugo de la caña de azúcar. A finales del siglo XIX su producción mundial se disparó de 250 mil toneladas por año a 8 millones de toneladas anuales. Fue durante los años 1900 que su consumo se introdujo de manera masiva en el mercado, principalmente en bebidas azucaradas como refrescos y jugos. Diversos estudios han identificado que el azúcar es uno de los alimentos más consumidos en el planeta, y se ha demostrado que puede ser tan adictiva como una droga.

La adicción al azúcar se genera a través de un proceso de tres partes. La primera etapa se identifica por atracones, es decir, un consumo ilimitado de azúcar. Esto nos hace sentir bien debido a la liberación de dopamina, causando una sensación de felicidad, pero conforme pasa el tiempo el cuerpo se acostumbra a tener estos niveles de azúcar en sangre así que la dosis debe ser cada vez mayor para poder lograr el estado de felicidad deseado. La segunda etapa se llama codependencia, y es aquí cuando la persona ya se volvió dependiente a la sustancia, por lo cual, si pasa largos periodos sin su consumo aparecerán síntomas parecidos al síndrome de abstinencia (temblores, debilidad, escalofríos, cefalea y deshidratación). La tercera etapa consiste en el deseo por volver a consumir azúcar y por ende la recaída, la cual casi siempre consiste en consumir la sustancia en cantidades mucho mayores a la última vez, y así es como comienza el círculo vicioso.

Es claro que el azúcar es necesario en pequeñas cantidades para generar energía. Sin embargo, un consumo en exceso puede llegar a desencadenar enfermedades crónicas-degenerativas. Estas pueden tener un factor en común: los malos hábitos de alimentación, que pueden causar el síndrome metabólico. Este síndrome puede afectar a todo el cuerpo y abarca las siguientes enfermedades: cardiopatías, obesidad, diabetes, hipertensión, problemas renales, algunos tipos de cáncer, hígado graso, inflamación, ovario poliquístico, etc.

Debido a su alta incidencia, el síndrome metabólico ha llamado la atención de muchos investigadores y hoy en día se sabe que el consumo excesivo de azúcar actúa como un factor importante en el deterioro de la salud a nivel mundial, por lo cual es importante ser conscientes de la cantidad de azúcar que consumimos, y llevar una alimentación balanceada y lo más natural posible, evitando productos procesados y con azúcares añadidos.

 

Bibliografía

Palma Ramirez, G., Navarro Fernandez, A., Lozada Castillo, I., & Hernandez Valdes , F. (2015). El azúcar, tannociva como cualquier droga. UAEH .

Perez Montaño, R. (2017). Las 5 enfermedades con mayor tasa de mortalidad relacionada con el consumo de azúcar «Azúcar la punta del Iceberg». UnADM, 1-20.

Sierra, A. (2015). Azúcar: Dulces sabores, amargas consecuencias. Wellness Ecoosfera.

La psicología y la esperanza

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

María Fernanda Alujas Hernández · Pasante de la Licenciatura en Psicología

 

Inició el año 2020 y con este se vinieron planes, propósitos y metas. Unos eran relacionados con nuestra profesión, con la salud, con nuestra economía, relaciones interpersonales o incluso únicamente para nuestro entretenimiento: viajes, eventos… en fin: querer cumplir los sueños y disfrutar nuestra vida al máximo, siempre enfocados en el exterior. Cada uno pensando en su propio crecimiento y bienestar personal. Al parecer “nos sentíamos dueños” de nuestra propia vida. Sentíamos “que sabíamos” realmente quiénes éramos. Sin embargo, jamás pensamos que una partícula microscópica, mejor conocida como COVID-19 se convertiría en el tangible reflejo de cómo estábamos llevando nuestra vida.

Empezamos a escuchar como el coronavirus fue tomando la salud y vidas de personas que estaban a 100, 1,000, 10,000 kilómetros de distancia: nunca dimensionamos que “eso” que se veía y escuchaba en las noticias, terminaría llegando a nuestra vida. El momento de encerrarnos llegó, y no me refiero únicamente encerrarnos en nuestras casas sino encerrarnos en nuestro propio ser. Varios de nosotros tardamos algunos días para asimilar qué era lo que estaba pasando, no lo sabíamos… pero había algo que sí teníamos claro, no querer que el coronavirus llegará a nuestro cuerpo… aunque déjame decirte que sí lo hizo; tú, mi estimado lector: fuiste y eres víctima del coronavirus.

Tal vez no se manifestó a través de los síntomas que engloban el cuadro clínico, pero se manifestó en esa ansiedad que comenzaste a sentir por no poder salir, esa desesperación por tener que cuidar a tus niños 24/7. Esa incomodidad de no saber cómo relacionarte con los miembros de tu familia. Esa tristeza de no poder llevar a cabo tus planes y proyectos. Esa nostalgia de no poder ver a tus amigos. Esa incertidumbre de saber qué era lo que iba a pasar con la economía. Ese enojo e impotencia contra el gobierno. Esa sensación de vacío interior, de darnos cuenta de que todo lo que en algún momento escondimos e intentamos evitar salió a flote gracias al coronavirus.

Es momento de la esperanza, darle un sentido positivo a todo lo que estamos viviendo; principalmente dar gracias a Dios que nos permitió vivir este confinamiento para que nos diéramos cuenta de que estamos llevando nuestra vida por otra dirección, agradecer a nuestra familia o personas cercanas que todavía están con nosotros, agradecer la oportunidad que se nos dio en nuestro trabajo de hacer “home office”, a las plataformas virtuales que nos han permitido continuar con nuestros estudios y por qué no, también ver a nuestros amigos. Cierro con esta frase de Víctor Frankl que me gusta: “Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”. Es momento de hacer mancuerna desde la psicología y con esperanza, para la construcción del nuevo nosotros.

 

Nutrientes, microbiota y sistema inmune

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Ana Sofía González · Alumna de la Licenciatura en Nutrición

 

La relación entre nutrición e inmunidad es un campo muy atractivo y complejo. La nutrición es un componente determinante en el desarrollo y mantenimiento de la respuesta inmune. Los datos epidemiológicos existentes relacionan la presencia de déficits nutricionales con desequilibrios inmunitarios e incremento del riesgo de infecciones. En la última década se ha investigado para conocer a fondo el papel de ciertos micronutrientes sobre el sistema inmune, como el hierro, el cobre, el zinc y las vitaminas liposolubles (sobre todo la A, D y E); pero también se han obtenido nuevos datos que abogan por la importancia de otros micronutrientes como el selenio, la glutamina, los aminoácidos ramificados y algunas vitaminas, como la vitamina D. (Segurola Gurrutxaga, Cárdenas Lagranja, & Burgos Peláez, 2016)

Las vitaminas, minerales y los elementos traza ejercen un papel importante como cofactores de muchas vías metabólicas y se consideran esenciales para la integridad y el perfecto funcionamiento del sistema inmune. Algunos micronutrientes como la vitamina A (beta-caroteno), ácido fólico, vitamina B6, vitamina B12, vitamina C, vitamina E, hierro, zinc, cobre y selenio, ejercen efectos inmunomoduladores e influyen en la susceptibilidad del huésped a sufrir infecciones (Nova E. , Montero, Gómez, & Marcos).

Probióticos y prebióticos

El término microbiota hace referencia a la comunidad de microorganismos vivos residentes en un nicho ecológico determinado. El ecosistema microbiano del intestino (microbiota intestinal) incluye especies nativas que colonizan permanentemente el tracto gastrointestinal y una serie variable de microorganismos vivos que se encuentran transitoriamente en el tubo digestivo. Las bacterias nativas se adquieren al nacer y durante el primer año de vida, mientras que las bacterias en tránsito se adquieren continuamente a través de los alimentos, bebidas u otras fuentes (Ruiz Álvarez, Puig Peña, & Rodríguez Acosta, 2010).

Los probióticos se definen como microorganismos vivos que, al ser ingeridos, en la cantidad adecuada, producen un efecto beneficioso al contribuir al equilibrio de la flora intestinal y potenciar el sistema inmunológico. Los microorganismos considerados como probióticos son: Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus termophilus (utilizados en la fermentación del yogur), Bifidobacterium bifidum o Lactobacillus bifidum; Lactobacillus casei, Lactobacillus acidophillus, Lactobacillus reuteri, etc. (Rosas, 2011).

Dieta equilibrada

La ingesta energética tiene una clara influencia en la actividad inmunológica, tanto por exceso como por defecto de calorías. El aporte excesivo de energía puede afectar a la capacidad del sistema inmunológico de combatir infecciones, por lo que la obesidad está ligada a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas. Además, las personas obesas son más propensas a desarrollar enfermedades cardiovasculares que, a su vez, están relacionadas con alteraciones de la función inmunológica (Vilaplana i Batalla, 2015).