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Líderes Universitarios

El uso de plasma convaleciente en pacientes críticos de COVID-19 como alternativa de tratamiento

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Estrella Aguilar Reyes · Alumna de la Licenciatura en Médico Cirujano  

 

El día 30 de enero del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el mundo se encontraba bajo amenaza de un nuevo virus, conocido ahora por todos como SARS-CoV-2. Sumergidos en el término de pandemia y de la nueva enfermedad que esta causa (COVID-19), la comunidad científica de todas las naciones se ha encontrado en una batalla contrarreloj, aún hoy, a casi medio año de su descubrimiento, a pasos acelerados se realiza la búsqueda de soluciones y respuestas, pero hacen falta piezas en el rompecabezas.

Ya conocemos su forma de contagio, su periodo de incubación, sus síntomas y diagnóstico, pero aún no hay certeza cuando hablamos sobre el tratamiento; es conocido por el personal de salud que la base del abordaje médico es tratar la sintomatología, siendo este campo muy amplio donde se han probado varios fármacos como la hidroxicloroquina, remdesivir, lopinavir/ritonavir interferón β-1ª, entre otras terapias innovadoras. Sin embargo, también se apuesta por lo ya conocido, aquello que ha demostrado tener eficacia en escenarios similares al que hoy tenemos sobre la mesa, como fue el caso de SARS en 2002 y MERS en el año 2012 virus similares a SARS-CoV-2, el uso de plasma convaleciente.

Pero ¿Qué es el plasma convaleciente y por qué es tan importante?

Se define como plasma al componente líquido de la sangre que se obtiene una vez retirados los elementos formes. Este líquido se encuentra conformado por agua, iones, gases aminoácidos y proteínas. Entre las proteínas que conforman el plasma (albumina, globulinas y fibrinógeno), las globulinas son las que en este momento representan el punto de investigación más importante.

Hay tres tipos de globulinas y cada una tiene un papel especifico, las gammaglobulinas o inmunoglobulinas son proteínas que se originan de las células llamadas linfocitos B, están encargadas de la producción de anticuerpos contra agentes patógenos y de memoria (para en caso de volver a contraer un mismo patógeno nuestro cuerpo esté listo para atacarlo).

Entonces, ¿qué papel juega las gammaglobulinas en todo eso?

El proceso de creación de anticuerpos por los linfocitos B (gammaglobulinas) tarda aproximadamente 3 semanas en desarrollarse en nuestro cuerpo, bastante tiempo de espera para un paciente grave que necesita un tratamiento lo más pronto posible, pero en el caso de aquellos pacientes que se encuentran en recuperación de la enfermedad o ya se encuentran completamente curados, la gammaglobulina ya está presente en su plasma y es capaz de proteger al individuo. De acuerdo con la hipótesis de transfusión de plasma convaleciente a pacientes críticos, esta podría ser una solución, en términos más prácticos esto significa darle al paciente crítico los anticuerpos que necesita para atacar al virus.

¿Cómo estamos seguros de que esto podría funcionar en el caso de COVID-19?

A lo largo de la historia el uso del plasma convaleciente ha demostrado tener eficacia como tratamiento de varios patógenos (como antes lo mencionamos), un ejemplo es el SARS en 2002 que comparte familiaridad con el nuevo SARS CoV-2. Actualmente, la FDA y la Organización Mundial de la Salud respaldan el uso de plasma convaleciente, estableciendo normas para su uso en investigación titulado WHO Blood Regulators Network.

Evidencia de esto fue la publicación en 2004 de la revista European Journal of Clinical Microbiology & Infectious Diseases; el ensayo clínico titulado Use of Convalescent Plasma Therapy in SARS Patients in Hong Kong pudo observar que en aquellos pacientes que recibieron plasma convaleciente durante los primeros 14 días del inicio de los síntomas, presentó una mejoría clínica del 58.3% versus 15.6% de mejoría en aquellos pacientes que recibieron la trasfusión después de 14 días del inicio de los síntomas, además de reducir la mortalidad de los pacientes.

Ante la premura del tiempo y la expansión de esta enfermedad, ya se están realizando investigaciones alrededor del mundo específicamente en SARS CoV-2. Journal of Medical Virology puso a disponibilidad en mayo 2020 la investigación Convalescent plasma transfusion for the treatment of COVID-19: Systematic review donde fueron evaluados 110 artículos de los cuales, 5 cumplieron con todos los criterios de selección (1 en Corea del Sur y el resto en China), en todos los estudios concluyeron que se disminuyó el índice de mortalidad, que la mayoría de los pacientes presentaron mejoría en los síntomas, disminución de las lesiones pulmonares, e incluso (en algunos casos) dejando el uso de ventilación mecánica, también representó ser un tratamiento bien tolerado.

Aunque esto suene prometedor, el estudio sistemático resalta que aún no se pueden atribuir estos beneficios únicamente al uso del plasma, ya que se presentan limitantes como la falta de estudios de alta calidad, así como de literatura científica y que, en las diferentes investigaciones, los pacientes también fueron multitratados con fármacos. Los resultados pueden verse influenciados por diversos factores como país y lugar de realización del estudio, la disponibilidad y cantidad de plasma, el sexo, la edad, el curso natural de la enfermedad, patologías ya existentes en los participantes, entre otros.

Se concluye entonces que, se necesitan urgentemente más ensayos clínicos multicéntricos de alta calidad y seguir investigando para encontrar una terapéutica efectiva “vamos por el camino correcto”.

Dengue: el inquilino peligroso

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Hernández Uribe Adriana Margarita, López Barrientos Nayeli Margarita, Sánchez Navarro Daniela, Ulloa López Gabriel Alberto (estudiantes de Medicina). Coordinación: Dra. Ana Karina García Suárez.

 

Con 390 millones de contagios alrededor del mundo cada año, el dengue es, sin lugar a dudas, uno de los problemas epidemiológicos más importantes a nivel global, y eso incluye al país azteca, México; no sólo por la gravedad de la enfermedad, sino por la forma en cómo se transmite y sobrevive en el ecosistema.

Perteneciente a la familia Flaviviridae, del género de los Flavovirus, que a su vez se engloba en el grupo de los Arbovirus (virus trasmitidos por artrópodos), el dengue llega al interior de nuestros cuerpos utilizando un “vehículo” que en términos médicos se denomina “vector”, el mosquito.

Ahora bien, no todos los mosquitos tienen la capacidad de portar aquel infame microorganismo, pues de las diferentes especies conocidas, sólo 2 subespecies del género Aedes (género perteneciente a la familia Culicidae), se consideran potenciales vectores: Aedes aegipty y Aedes albopticus, de los cuales el primero es el que, a nosotros, como mexicanos, nos debe importar, pues su primo Albopticus habita fuera de las fronteras de nuestro territorio.

Hoy, contamos con información de sobra para conocer a estos pequeños animales y al microscópico “virus” que portan, y aquí se tratarán de sintetizar páginas y páginas de contenido con el objetivo de hacer llegar a las personas información clave que permita contener y controlar, en la medida de lo posible, su propagación.

La vida del vector

Hay que conocer al enemigo para combatirlo de manera efectiva, y eso implica conocer bien, entre otras cosas, ese vehículo que utiliza para llegar a nosotros.

El mosquito Aedes aegipty, así como sus congéneres, necesita alimentarse de sangre de vertebrados para poder llevar a cabo el proceso de ovogénesis –esto es, el proceso mediante el cual fabrica y pone sus huevecillos-, lo que implica entrar en contacto con aves, reptiles y mamíferos, y entre estos últimos nos encontramos nosotros, los humanos. El mosquito intentará permanecer cerca o dentro de nuestros hogares, en aquellos rincones en los que haya encharcamientos o recipientes que contengan agua, y debido a que requiere una temperatura de entre 15° a 40° C aderezada con un poco de humedad, las ciudades y suburbios de una gran parte de nuestro país están bajo su asedio.

Al igual que la mayoría de las formas de vida animal, los mosquitos se reproducen de manera sexual, es decir, se necesita que un macho fecunde a una hembra para traer más de estos pequeños vectores al mundo. Igual que nosotros, ambos sexos se diferencian uno de otro gracias a ciertas características anatomo-fisiológicas, lo que en biología se conoce como dimorfismo sexual: la hembra posee antenas con pelos cortos en la parte superior de su cabeza, y en la parte inferior de la misma tiene unos pequeños pero efectivos palpos, nombre que se le da a las pequeñas hebras a manera de antenas que muchos insectos utilizan para identificar y sujetar su alimento. Dichos palpos miden un tercio de la longitud total de la proboscis, que es un tubérculo grande ubicado en la punta del hocico; por otro lado, el macho presume unas antenas plumosas con pelos largos y abundantes, y unos palpos tan grandes como la proboscis. Los machos procuran alimentarse de néctares de plantas ubicadas cerca de los puntos en los que se concentran las hembras, lo que ayuda a elevar su tasa de reproducción. Su principal característica son esas líneas blancas que revisten sus pequeñas patas como si de las mangas de la camisa de un mimo se tratase. Sin duda, lo delatan ante nuestros ojos -siempre que pongamos atención, claramente-.

Una vez que el macho y la hembra han llevado a cabo el proceso de apareamiento, la hembra busca un pequeño charco o recipiente con agua en su interior y deposita sus huevecillos, tan cerca como puede del vital líquido. Luego de apenas 3 días, los huevecillos habrán hecho eclosión y encontraremos un montón de pequeñas larvas nadando en el agua. Las larvas demorarán 5 días en pasar a su siguiente estado, la pupa; finalmente, al cabo de otros 2 días, estas pupas serán ya unos mosquitos adultos hechos y derechos. El mosquito adulto deberá mantenerse alejado de temperaturas inferiores a 4° C o superiores a 40° C para vivir tanto como un mosquito puede vivir: aproximadamente 7 días.

Muchas veces, es uno mismo el que le facilita el trabajo al enemigo, y la batalla que el ser humano libra con el dengue y su molesto vector no es la excepción: el cambio climático, provocado en buena parte por el ser humano, ha hecho que áreas antaño templadas incrementen su temperatura, expandiendo así el terreno que el mosquito es capaz de ocupar. Diferentes países en América, África, Oriente Medio, Asia y las islas del Pacífico están registrando nuevos brotes de esta enfermedad en zonas en las que antes no la había.

Actualmente se reconocen 4 serotipos: DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4. Los serotipos DENV-2 y DENV-3 son los generan más preocupación en el sector salud, pues tienen la capacidad de derivar el cuadro patológico en un caso grave. Además, infectarse con dos serotipos distintos de manera sucesiva también es un factor de riesgo para desarrollar alguna de las formas graves de la enfermedad.

A manera de conclusión, se puede decir que la batalla que se libra contra el dengue se remonta a cientos de años atrás. Es una batalla que ha cobrado la vida de millones de personas y, quizá, lo seguirá haciendo mientras no colaboremos en un plan de combate. Conocer las características de su vector, aquel pequeño y alado vehículo que utiliza cual avión de combate para llegar a nosotros, es esencial para inclinar la balanza a nuestro favor en esta lucha. Evitar encharcamientos y limpiar nuestros hogares es quizá la mejor manera de mantener a raya a este inquilino.

 

Desmantelando “las fábricas de ensamblaje” de su “vehículo aéreo”, será mucho menos poderoso.

-Gabriel Ulloa

 

 

 

 

El dengue en tiempos de pandemia

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Jocelyn N. Fuentes Contreras, Claudia A. Ramírez Galicia, Ángel Ruíz Anguiano y Oswaldo Torres Madrid Palacios. Estudiantes de Medicina, 4.º semestre, Epidemiología.

Coordinación: Dra. Ana Karina García Suárez

 

Mientras el mundo te aconseja que te quedes en casa para cuidarte del COVID-19, en los jardines de las casas mexicanas podemos encontrar la causa de una enfermedad igual de grave o incluso con daños a la salud con mayor impacto.

El dengue no es una enfermedad nueva para la sociedad, sólo es una enfermedad que no recibe la atención que se merece. Por ejemplo, ¿sabías que tan sólo esta semana fueron detectados 3,673 casos nuevos1 en todo el país? ¿Qué en comparación con el año pasado, en esta semana se registraron alrededor de mil casos más? O incluso, ¿Qué el estado de Jalisco es uno de los estados que más casos reporta cada año?1

Bueno, después de todo esto cabe preguntar, ¿qué tanto conoces del dengue?

A grandes rasgos, el dengue es una enfermedad causada por la picadura de mosquitos infectados con el virus del mismo nombre, que causa diferentes tipos de fiebre las cuales se mencionarán más adelante. 2,3,4,5,6,7

Los primeros registros que se han encontrado a lo largo de la historia van desde el siglo primero d.C., en unos manuscritos chinos, por lo que se cree que ahí pudo haber sido el origen de la infección. 4,6,8

En cambio, no fue sino hasta el siglo XVIII que llegó a otros continentes, incluyendo a América. Durante la década de los 60’s, se empezaron a registrar casos graves de dengue, por lo que para esas fechas se intentó exterminar la enfermedad del país; cosa que se logró y duró un par de años, hasta 1978, cuando resurgió para quedarse. 4,6,8

Hoy en día, esta plaga la podemos encontrar en 29 estados de la República Mexicana; entre los cuales se destacan Veracruz, Jalisco, Tabasco, Guerrero y Nayarit; por tener el índice más elevado de casos. 4,6,8

Aunque se ha visto que la enfermedad afecta a todos los niveles socioeconómicos, se han detectado con mayor frecuencia casos entre personas de bajos recursos que, además, tienen estilos de vida que les lleva a acumular objetos innecesarios en sus casas, que pueden ser criaderos de mosquitos.5 No sólo el hogar es escenario para el vector, incluso áreas de trabajo o escuelas.

Antes se pensaba que el tema estaba relacionado meramente con climas tropicales, 5,6 cálidos 4 y normalmente con mucha agua.11 No obstante, se ha visto en años recientes alteraciones en el ciclo de reproducción del mosquito debido a cambios climáticos cuyas repercusiones se han visto en el incremento de las precipitaciones (lluvia), así como por la creciente urbanización.2

¿Todos nos contagiamos?

La respuesta es no. Realmente no todos los mosquitos causan la enfermedad, así como no todas las personas van a desarrollarla con la misma intensidad, si es que se llegan a contagiar.

Para comenzar a explicar la transmisión se debe tener en cuenta que un mosquito nace sin el virus, este lo adquiere hasta al momento en el que se alimenta (con la sangre) de una persona que ya tiene la enfermedad. Luego de un periodo que va de 4 a 10 días17, este mosquito va a adquirir el virus, y ya va a ser capaz de transmitir el virus con cada picadura durante toda su vida.

Ahora bien, esa es la forma más común por la que una persona se puede contagiar, pero no es la única. También podemos conseguir enfermarnos por medio de transfusiones sanguíneas, trasplantes de órganos o durante el embarazo al momento del parto.5,12, 13

Cuando se adquiere el virus, suelen pasar de 4 a 10 días para empezar a ver los primeros síntomas. A partir de ese momento, nosotros podemos pasar el virus durante 4 a 12 días.14,15

¿Qué sucede en mi cuerpo?

Esta infección tiene la característica de aparecer con o sin síntomas. En el caso de tener síntomas, los podemos dividir en tres fases que a continuación se mencionan:

Fase Febril → Fiebre alta (40 °C) y repentina, los síntomas pueden durar de 2 a 7 días. Otros síntomas incluyen: Dolor en articulaciones o musculares, dolor generalizado, dolor detrás de ojos, dolor de cabeza, intolerancia a la luz, enrojecimiento de abdomen y/o pecho en las primeras 24-48 horas, sin embargo, al ser la fase no grave se acompaña de varios signos, es importante reconocer los datos de alarma que pueden condicionar la evolución a una fase grave, estos suelen ser aparición de puntitos rojizos en la piel, moretones, sangrado bucal, dolor al tragar, anorexia, náuseas y vómitos.12

Crítica → Conocido como dengue grave, es una complicación peligrosa o incluso mortal por sus sangrados severos o falla multiorgánica dentro de las primeras 24 a 48 horas. Después de un periodo de tiempo que va desde 3 a 7 días, también se puede presentar dolor abdominal intenso, vómitos continuos, respiración acelerada, hemorragia bucal, cansancio, inquietud o vómito con sangre. Estos síntomas deben de ser atendidos por un médico lo antes posible.12,16

De recuperación → Etapa en la que podemos ver una disminución de los síntomas, sobre todo, por la interrupción de los sangrados.12

Lo que se necesita saber de la prevención y control de esta enfermedad puede ser lo más básico, empezando desde el hogar, por ejemplo evitar tener criaderos de mosquitos en las casas, un criadero puede ser desde una maceta que contenga planta natural hasta una tapa de refresco que tenga algunas gotas de agua limpia, ya que es común tener agua estancada dentro de algunos objetos expuestos al aire libre.14 Otras recomendaciones incluyen el uso de ropa como barrera contra el mosquito, usar repelente o aplicar insecticidas en aerosol en los hogares.12

Como conclusión, se puede decir que el dengue es una enfermedad que está desde hace años, la cual no se le ha dado la importancia necesaria; pero ahora, con la llegada de COVID-19, se ha dejado en segundo término. Si bien es cierto, ambas enfermedades son peligrosas, sin embargo, con el dengue podemos tomar acciones que generen una gran disminución de contagios con cosas tan simples que podemos realizar en nuestras casas, así como evitar el aumento de contaminación para disminuir el impacto del cambio climático que hoy en día que pone en riesgo nuestra salud y nuestro planeta.

 

Referencias:

Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica. Panorama Epidemiológico de Dengue, 2020 [Archivo de base de datos en Internet]. México [Actualización: 8 de junio de 2020; Citado: 12 de junio de 2020]. Disponible en: https://www.gob.mx/salud/documentos/panorama-epidemiologico-de-dengue-2020

Pang T, Mak TK, Gubler DJ. Prevention and control of dengue—the light at the end of the tunnel. The lancet. [Internet]. 6 de febrero de 2017 [Consultado: 2 de junio de 2020]; 17 (3). Disponible en: https://doi.org/10.1016/S1473-3099(16)30471-6

Secretaría de gobernación [Internet]. NORMA Oficial Mexicana NOM-032-SSA2-2014, Para la vigilancia epidemiológica, promoción, prevención y control de las enfermedades transmitidas por vectores. 16 de abril de 2015 [Consultado: 2 de junio de 2020]. Disponible en: https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5389045&fecha=16/04/2015

Fajardo Dolci G, Meljem Moctezuma J, Vicente Gonzalez E, et al. El dengue en México, Conocer para mejorar la calidad de la atención. Rev Med Inst Mex Seguro Soc. [Internet]. 2012 [Consultado: 2 de junio de 2020]; 50 (6): 631-639. Disponible en: http://revistamedica.imss.gob.mx/editorial/index.php/revista_medica/article/viewFile/1101/1733

Organización Mundial de la Salud. Dengue. Guías para el diagnóstico, tratamiento, prevención y control. [2009; Consultado: 2 de junio de 2020]. Disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/44504/9789995479213_spa.pdf;jsessionid=C0E23BFD7184CFE45B9AD5B07FD194C0?sequence=1

Dehesa López E, Gutiérrez Alatorre AFA. Dengue: actualidades y características epidemiológicas en México. Rev Med UAS. Julio-Septiembre 2019 [Consultado: 2 de junio de 2020]; 9 (3): 159-170. Disponible en: http://hospital.uas.edu.mx/revmeduas/articulos/v9/n3/dengue.pdf

Secretaría de Salud. [Internet]. Lineamientos de vacunación contra el Dengue. [207; Consultado: 3 de junio de 2020]. Disponible en: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/305805/Anexo_1._LINEAMIENTOS_DENGUE_2017.pdf

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Investigando nuevos métodos para controlar los zancudos en el estado de Veracruz [Internet]. Xalapa: Veracruz [c2020; Consultado: 2 de junio de 2020]. El Instituto de Ecología; [3 pantallas aprox]. Disponible en: https://www.inecol.mx/inecol/index.php/es/2017-06-26-16-35-48/17-ciencia-hoy/737-investigando-nuevos-metodos-para-controlar-los-zancudos-en-el-estado-de-veracruz

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¿Qué hace un psicólogo de la salud en tiempos de COVID-19?

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Horacio Luque Badillo • Alumno de la Licenciatura en Psicología

 

Las emociones se definen como las respuestas psicofisiológicas que experimentamos todos los seres humanos y son: alegría, sorpresa, asco, ira, miedo y tristeza. Partiendo de ello, me surge la siguiente curiosidad, ¿qué sucede con las emociones de las personas con COVID-19 en este momento?

Me gustaría informarte sobre un especialista al cual se le conoce como psicólogo de la salud. La psicología de la salud es una rama de la psicología que pocos conocen: ésta se encarga de estudiar las enfermedades a través de su prevención y tratamiento, con el objetivo de que el paciente acepte su situación y afronte los problemas derivados de ella, con una actitud responsable y positiva.

Estos profesionales están, en su día a día, trabajando con personas que padecen un sinfín de enfermedades tanto terminales, como crónicas de manera conjunta con los doctores y la familia del paciente para que este proceso no sea desgastante para ninguno de los involucrados.

Por eso, es de suma importancia crear conciencia sobre la labor que tienen los psicólogos de la salud, desde el momento en que el paciente recibe su diagnóstico, porque tanto él como su familia, pasan por un proceso de negación, y es aquí donde pueden aparecer las emociones de ira y tristeza en los contagiados, por la sensación de incapacidad para poder afrontar la situación. En este punto es donde psicólogos de la salud entran en acción, buscando restablecer el estado de ánimo de los implicados.

El psicólogo, en esta etapa, va en búsqueda de explorar los miedos que estén aquejando a la persona para darle un apoyo emocional de acuerdo con sus necesidades y, ayudarle a crear metas a corto plazo que se vayan consumando, para así, lograr la homeostasis emocional.

En este acompañamiento es fundamental no negar al paciente la información de su estado de salud, así como saber contextualizar de forma sencilla y comprensiva a sus familiares y amigos.

A pesar de este delicado y valioso trabajo, a los psicólogos de la salud no se les da la importancia suficiente, al igual que a los mismos médicos y enfermeras que están en plena lucha contra el virus.

Por eso, no solo en este momento debemos agradecer el trabajo de todo el sector salud, que está dispuesto a salvar nuestra vida sin importar el poner en riesgo la de ellos y sus familias. Ellos nos están protegiendo, no hay porque lastimarlos, ¡valorémoslos!

#CuidémonosEntreTodos #QuédateEnCasa

Coronavirus: Más que un virus, una discriminación

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Mariana López Lagunes • Alumna de Comercio y Negocios Internacionales UNIVA Plantel Guadalajara

 

Como sabemos el tema del coronavirus ha sido bastante alarmante, ya que van millones de contagiados y miles de muertos por casi todo el mundo. Y también sabemos que este virus causó enormes estragos en China, país donde se originó y se propagó.

Pero la posesión de la denominación de origen del COVID-19 no sólo hizo mella en ese gigante asiático, también afectó a personas chinas en nuestro país, en especial a los restaurantes y negocios del Barrio Chino que se ubican en la CDMX; pues al inicio de la pandemia, éstos aseguraron que el brote en China no les estaba afectado en las ventas. Pero, ¿cómo era posible que en otros barrios chinos de otros países sí hayan tenido pérdidas económicas casi inmediatamente? Como fue el caso de New York, donde las ventas bajaron en un 60% y 70% ¿Será que en México no se tomó tan en serio el caso de este contagio? Y, ¿sólo provocó burlas y chistes?

Dado que las personas generaron rumores y burlas, los comerciantes chinos tuvieron que informar recurrentemente sobre el apego y el cumplimiento a las normas sanitarias tanto en sus servicios como en sus productos, los cuales son importados directamente de su país. Los empleados de estos establecimientos aseguraron que el pánico de las personas por esta infección estaba creando rumores falsos.

Los comerciantes no habían perdido muchas ventas, pero sí había demasiados comentarios y burlas; los consumidores por su parte dijeron que dejarían de frecuentar estos sitios en caso de que se presentaran los primeros casos del coronavirus. En su momento el secretario de Turismo capitalino Carlos Mackinlay descartó el riesgo de contagio del nuevo virus en el Barrio Chino de la CDMX.

Por otra parte, un académico del departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, declaró que además del problema sanitario había surgido a la par otro problema: la discriminación. Prejuicio que exige para su erradicación, no sólo en México, sino en el mundo, tener educación e información al alcance.

La discriminación en particular, es algo que estamos viviendo día con día a nivel mundial. Por ello, en esta columna quise enfocarme en la desvalorización que sucedió y continúa sucediendo con los negocios provenientes de China. En un inicio, México no tomó en serio esta parte, ya que en vez de haber buscado información fidedigna y prácticas ad hoc, la sociedad sólo se enfocó en burlarse y en generar comentarios negativos hacia estos locales y su personal; cosa bastante injusta, ya que en mi opinión, estamos hablando de un virus que no estuvo en sus manos contener, ni fue su decisión padecerlo; muchas personas en nuestro país lo siguen tomando como un juego, y muchas otras, han extremado su postura a la desaprobación y prejuicio del comercio chino.

Por cierto, y para refrescar la memoria, México pasó por lo mismo con el caso de la influenza y China fue uno de los primeros países que se solidarizó con nuestro país, donando más de cinco millones de dólares para que hiciéramos frente a esa contingencia sanitaria, entonces, ¿por qué no haber sido también solidarios con ellos? O tan siquiera haber evitado ese tipo de comentarios y simplemente haber tomado las medidas necesarias para no contagiarnos.

Héroes que enseñan a vivir

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Horacio Luque Badillo • Alumno de la Licenciatura en Psicología

 

¿Alguna vez has sentido que te han discriminado?, ¿cómo te sentiste? Seguramente muy mal, pues la discriminación es uno de los mayores problemas que hay en el mundo por distintas razones, como la diferencias entre religiones, discapacidad y razas; sólo por mencionar algunas.

Existen organizaciones e instituciones a nivel mundial que castigan estas injusticias que atentan la dignidad de las personas como son UNESCO, ONU, entre otras. Más de 650 millones de personas de todo el mundo viven con algún tipo de discapacidad según la ONU. En todos los países y en todas las regiones del mundo, las personas con discapacidad son a menudo marginadas de la sociedad y se les priva del acceso a algunas de las experiencias más esenciales de la vida. Estas personas tienen pocas esperanzas de acceder a la educación, ni pensarlo en obtener un trabajo, tener su propio hogar, fundar una familia y criar a sus hijos. Difícil la situación para todos ellos, ¿verdad?

Como personas con pleno derecho de nuestra conciencia moral y civil, ¿qué nos corresponde hacer? ¿Tú en lo personal qué has hecho para que esto cambie? Muchos cuando están ante una persona con cierta discapacidad lo que hacen es tratar de apartarse de ella e ignoran o tratan de olvidar que existen.

Hay que tomar conciencia, que esos seres humanos les ha tocado vivir una vida más difícil que a nosotros porque tienen que luchar contra su propio cuerpo, ya sea para poder moverse para poder caminar o para poderse comunicarse de manera verbal o escrita.

¿Nos hemos puesto a pensar que tal vez alguna vez nosotros nos veamos afectados por alguna discapacidad? El mundo se nos vendrá encima porque no estamos preparados para sentirnos rechazados o excluidos de un mundo en donde sólo lo normal tiene cabida.

Momento, ¿acaso ellos sí están preparados? ¡Claro que no! Es posible que esas personas sufran desde el momento que tienen conciencia de la crueldad del mundo al que se enfrentan; primero desde la aceptación en su mismo centro familiar y después cuando logran tener acceso a la educación. Por ejemplo, ¿qué hacen los niños en algunas escuelas? No, tú no juegas, tú no puedes correr igual que yo, tú no vales la pena, tú eres un tonto.

No terminaríamos de enumerar todas las situaciones de burlas a los que se enfrentan en la niñez ¿Por qué los juzga la sociedad tan duramente?, ¿acaso ellos son culpables?

Seguramente a muchos retumbará el bla, bla, bla en los oídos, y ante esta situación de discriminación tan grave, se seguirá sin hacer nada al respecto, desde no respetar los lugares y espacios exclusivos para estas personas, hasta otras cosas más graves que atropellan sus derechos.

Es necesario crear conciencia en toda lo sociedad en la que nos desenvolvemos. Todos somos distintos, pero no por ello tenemos menor valor, hay personas con distinta capacidad intelectual, diversas capacidades motrices, sin embargo, todos somos seres humanos y nuestro deber es incluir y jamás excluir.

 

Cuando romper se convierte en una forma legítima de solucionar

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Danna Nicolle Alcaraz Martínez • Alumna de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación

 

No, yo no pinté, ni rompí, ni anduve con la cara tapada durante todo el transitar en la marcha del 8 de marzo. No, yo no “vandalicé” las calles, ni señalé a los hombres que se habían mezclado entre los primeros contingentes (pese a que se les solicitó con más de 15 días de antelación que se ubicaran hasta el final de todas nosotras). Y aunque no fui partícipe de nada de esto, eso no significa que esté en contra de lo que simboliza el destrozo, porque sé que el romper y acabar con el muro, la ventana o la estatua no es producto de un capricho, sino un síntoma de un país al que no le preocupa el dar una solución a toda la oleada de violencia la cual a diario cobra la vida de diez mujeres.

No, esta forma de manifestarse no me representa, pero sí representa a las más de 6 millones de mujeres mexicanas que en los últimos 6 meses del año pasado sufrieron de violencia sexual o al 33% de mujeres violadas por los propios elementos de corporaciones policíacas durante un arresto, sin olvidar, a las más de 3 mil madres que en el último año han perdido a una hija como resultado de un feminicidio. Para ellas la violencia sirve de catarsis, una manera de hacer notar sus pérdidas; les da la posibilidad de mostrar su dolor y convertirlo en algo más que noches en vela y días en silencio, que por un día se vuelva evidente para todo el mundo que esa herida sigue latente, que esa herida no está remotamente cerca de cerrarse, pues la violencia contra la mujer no es un hecho aislado, tristemente, es un problema estructural minimizado e incluso, silenciado por la gran mayoría de las agendas políticas.

Las mujeres que pintan no lo hacen porque carezcan de valores o de empatía, por el contrario, lo hacen porque, como todas nosotras, se reconocen vulnerables y vulneradas por este entorno de violencia. A diferencia de quienes hemos sido lo suficientemente privilegiadas como para no vivir ningún tipo de agresión de género severa, a estas mujeres no les basta con transitar las calles usando la pañoleta morada en el cuello y llevando el cartel con la reflexión en la mano, simplemente porque su paz interior ha sido pisoteada y ya no les queda empatía por la propiedad pública de una nación en donde tan solo el 3% de las denuncias por violación y/o agresión sexual son resueltas y llegan a recibir condena.

Que no se nos olvide que no existe como tal cosa una forma “correcta” de manifestarse, que la naturaleza de este tipo de eventos busca convertirse en una llamada de atención para todos los actores sociales los cuales tienen el poder de intervenir y cambiar esta situación. Sin embargo, cada mujer que marcha tiene su propia historia y esta variedad de vidas ha propiciado una gran multiplicidad de tonos y formas de protesta; desde las marchas de siempre, pasando por el glitter rosa y los performance, hasta llegar a las pintas; cada una de estas manifestaciones de inconformidad sólo nos hablan acerca de cómo cada una de nosotras ha tenido que desarrollar formas más combativas con el fin de asegurarnos de que nuestra voz se escuche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Soberanía alimentaria en crisis

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtro. Pedro I. Godínez Martínez • Docente de Ciencias de la Salud UNIVA Plantel Vallarta

 

En septiembre 2019, escribí sobre “la crisis ambiental y su relación con la inseguridad alimentaria”, pues ambos fenómenos van íntimamente relacionados, aunque poco se hable de ello; y acordé con los lectores de ‘Voces UNIVA’ que daría continuidad a las problemáticas alimentarias ahí descritas, pero con mayor detalle, desde el plantel Puerto Vallarta.

Comenzaré por la (escandalosa) pérdida de soberanía alimentaria que ha padecido México en los últimos 30 años. Según la FAO, en la década de 1980 nuestro país contaba con una soberanía alimentaria estimada en un 85%; actualmente, ésta no sobrepasa del (vergonzoso) 40%, siendo 75% el límite mínimo recomendado. ¿Qué ocurrió en tres decenios para depender de las importaciones que alimentan a la población mexicana hoy? Un Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora devenido en un Tratado México-EE.UU.-Canadá (T-MEC).

La soberanía alimentaria es un concepto que implica independencia o capacidad de alimentarse de manera autosuficiente y sostenible en el tiempo a pesar de las adversidades. Además, engloba un movimiento que protege los derechos de los pueblos indígenas, de los campesinos, agricultores de pequeña escala, los cuales subsisten de la silvicultura y tienen un irreductible respeto por el medio ambiente. Estos grupos velan y luchan por el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y por el derecho de sembrar sus semillas nativas; por el reconocimiento a la idiosincrasia rural que, tristemente, lejos de reivindicarse, se ha denostado, menospreciado y olvidado. Siendo muchos de estos campesinos, quienes han tenido que migrar a los EE.UU. o desplazarse a las ciudades en búsqueda de mejores oportunidades, intensificando la pérdida de conocimiento empírico en agricultura, heredado durante siglos de generación en generación.

Tal vez esto pueda parecernos una situación sin mayor importancia, sobre todo si nos dejamos deslumbrar con una tienda de mayoreo, grandes centros comerciales, supermercados con alimentos importados o con restaurantes ‘europeizados’ y ‘norteamericanizados’. Pero no olvidemos, que al dar entrada a la ‘globalización económico-financiera neoliberal’ sin protecciones o contenciones elementales para los sectores de la población más vulnerable, se condena al consumidor mexicano a volverse más dependiente de los servicios de cadenas multinacionales, que a través de la externalización de costos y competencia desleal; se atenta contra todo aquello que simboliza el movimiento de soberanía alimentaria, tanto en términos ambientales como de Salud Pública.

Lo más interesante es que en las cunas de la globalización neoliberal, Inglaterra y EE.UU., haya resurgido en 2016 un ‘proteccionismo económico’, muestra de ello es el caso Brexit y las nuevas políticas del presidente Donald Trump, respectivamente. Mientras tanto, nos encontramos a un México cuyo campo se ha desmantelado y donde las nuevas generaciones (Millenials y Generación Z) no han aprendido a cultivar ni siquiera sus hortalizas y hierbas aromáticas de traspatio, comprando alimentos de mayor densidad energética y menor aporte nutrimental, así como de una mayor cantidad de conservadores, transgénicos y agroquímicos generadores de múltiples enfermedades crónico-degenerativas, prevenibles por medio de una alimentación saludable y un estilo de vida que promueva la actividad física, ejercicio físico, reducción del consumo de sustancias (tabaco, alcohol, drogas), y fortalecimiento del tejido social.

No olvidemos, que Mesoamérica es cuna de una gran cantidad de alimentos de nuestro planeta y que México es considerado un país ‘megadiverso’, rico en historia y sistemas agropecuarios sostenibles (al menos, hasta no hace mucho). Como académicos y miembros de la comunidad universitaria, debemos recordar esto y velar por su mantenimiento. Los nutriólogos y otros profesionistas relacionados con el tema, debemos empaparnos de esta problemática para (procurar) dar solución a ella.

De malas feministas y las flores más bellas

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Irene Damaris Anguiano Rodríguez • Alumna de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación    

 

«Preferiría ser una mala feminista a no serlo en absoluto«. – Roxane Gay

 

Hace unos días una cuenta anónima en Twitter me reclamó que mi feminismo era falso, que en realidad no quería hacer nada más que alzar mi ego y sentirme superior por nombrarme feminista, aun cuando no hacía absolutamente nada que respaldara mi ciberactivismo. Esto me hizo mucho ruido, pues la persona decía conocerme no sólo a mí, sino también a una amiga que también formaba parte de la conversación. Inmediatamente vino a mi mente Roxane Gay, quien habla de lo rápido y fácil que juzgamos y atacamos a una mujer dentro del mismo feminismo cuando hace algo que consideramos que va en contra de los valores de la lucha feminista. Gay menciona que solemos poner a las figuras públicas en un pedestal y que somos muy rápidos para quitarlos del mismo, al ver la más pequeña separación de su forma de pensar con el ideal que ya nos creamos de quiénes son y de cómo debe ser y actuar. En esa misma lógica ella pide que se le reconozca como una mala feminista, pues su feminismo no puede ser perfecto.

Culturalmente, a las mujeres se les exige más que a los hombres. Taylor Swift se ha vuelto recientemente una crítica muy abierta de ello. En su documental Miss Americana habla de lo cansado que es estar constantemente reinventándose para mantenerse relevante, y cómo las artistas femeninas lo hacen hasta 4 veces más que sus contrapartes masculinas. El video musical The Man, escrito, producido, dirigido y estelarizado por Swift caracterizada como Tyler Swift, hace una parodia del personaje de Leonardo DiCaprio en la película de El Lobo de Wall Street. Jordan Belfort, hace también referencia a esta diferencia significativa que viven las mujeres en la actualidad, haciendo una crítica directa a cómo su imagen y todo lo que tiene que ver con su vida personal y pública se trataría de una manera completamente opuesta si ella fuera hombre y no una mujer. En este momento, alrededor de Swift existe un debate interesante, pues hay quienes están aplaudiendo que tome la plataforma gigantesca con la que cuenta para tratar temas más profundos, mientras que otro frente le reclama el no haberlo hecho antes y la tachan de convenenciera. Lo mismo le pasó a Beyoncé cuando se declaró feminista, lo mismo le sucedió a Natalie Portman, a Emma Watson, a Belinda, y la lista sigue y sigue.

El punto al que quiero llegar es que no existe un solo movimiento feminista, porque no todas las feministas pensamos igual, pero no por eso debemos atacarnos entre nosotras, pues esto debilita la fuerza de sororidad que decimos predicar. Algo que me ha costado mucho aprender es a escoger mis batallas, soy una persona tranquila, pero también muy combativa, no me gusta quedarme callada y digo las cosas como las pienso y como las siento. Poco a poco he aprendido a moderarme, a entender que no todas ni todos piensan de la misma manera en la que yo lo hago y que eso no significa que están en mi contra ni que están equivocados. No ha sido sencillo, pero he aprendido a cambiar mis gritos y respuestas por escucha y diálogo, lo cual me ha traído mejores resultados.

Hace dos años, en el marco del 8M yo, enojada, le reclamé a todo mundo que ni se atrevieran a felicitarme por el día de la mujer, le volteé la cara a todo el que quiso dar el discurso de que la mujer es la flor más bella y la creación más hermosa y delicada de Dios. Entré en discusiones que francamente lo único que generaron fue terribles dolores de cabeza y asperezas con amistades queridas. Taché de ignorantes a todos los que dijeron que no entendían la razón de por qué el desearme un feliz día de la mujer era machista, les dije indignada que no era mi deber educarlos y que ellos mismos debían de informarse. Recuerdo que en ese enojo eliminé y expuse a varios de mis amigos por haberse reído de un chiste machista. Con algunos de ellos logré retomar la amistad después de un tiempo y aprendí que la mejor manera de cambiar su forma de pensar no era desde el señalamiento, sino desde el diálogo. Uno de ellos me sorprendió en días pasados, pues pasó de burlarse de la lucha feminista y defender ideas misóginas en lugar de frenar las acciones agresivas de sus compañeros, quienes querían destruir el tendedero de denuncias que se puso afuera de biblioteca Monseñor Santiago Méndez Bravo.

Creo firmemente en la revolución, creo que muchas veces para lograr un cambio se debe de romper completamente con el orden establecido, pues un acto fuerte tiene en muchas ocasiones el mayor impacto. Sin embargo, también creo que después de ese impacto el no abrirse al diálogo y seguir generando conflicto en vez de propiciar el cambio, lo frena. También sé que mi opinión no es universal y que en muchas ocasiones generar un diálogo es prácticamente imposible. Sé que me dirán tibia, que soy mala feminista, que atacarán mi manera de pensar y no tengo problema con ello.

Al contrario, me preocuparía más que todos los comentarios fueran favorables, que todo mundo compartiera mi opinión, porque creo firmemente que las diferencias nos ayudan a pintar una imagen más clara, a abrir nuestras perspectivas y a mejorar nuestros propios criterios. Pero para hacerlo, tenemos que estar abiertas y abiertos a escuchar.

En voz alta

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Claudia Fernanda Vargas Altamirano • Alumna de la Licenciatura en Psicología

 

Ante los hechos que han sacudido al país estas últimas semanas, ha habido mucha controversia derivada de todo lo que ha girado en torno al 9 de marzo. Por un lado, están las personas que apoyan el movimiento feminista, aunque este movimiento no es feminista mirándolo bien, es un movimiento humano porque busca la igualdad de derechos y obligaciones; pero están también, las personas que tienen sus dudas o lo apoyan en absoluto; esto es parte de cualquier sociedad medianamente democrática. Está bien tener diferentes puntos de vista y está bien que existan voces estridentes causando tanto ruido, como las que en estos momentos suenan, difíciles de ignorar o silenciar.

Aunque estemos en el siglo XXl y haya tanta libertad de pensamiento, de acción, entre otras cosas, aún sigue habiendo mucha indiferencia y desigualdad en el reconocimiento de los derechos de la mujer frente a los del hombre. Según la ONU en México al menos 6 de cada 10 mujeres mexicanas ha enfrentado un incidente de violencia; 41.3% de las mujeres ha sido víctima de violencia sexual, y en su forma más extrema, 9 mujeres son asesinadas al día; estos son solo algunos de los datos que muestran la gravedad del problema y que no son producto de una idea frenética-paranoica que se le ha ocurrido a un cierto grupo de personas.

Entonces, el hacer tanto ruido tal vez no genere en este momento las políticas públicas necesarias para la protección de la mujer, pero lo que sí ha generado es una atención social del problema, así como, de los aspectos a cambiar, porque esta situación ya no puede seguir así, es insufrible para cualquiera de nosotras.

Ahora bien, no se trata de buscar culpables, se trata de cambiar la cultura machista que nos viene arrastrando desde hace mucho tiempo, la cual nos pega muchas veces sin que nos demos cuenta; urge reeducar a las generaciones actuales y a las nuevas, sobre una cultura que promueva el respeto, la igualdad de derechos y obligaciones, desde el acto más insignificante, hasta la decisión más importante.

Ya lo dijo Malala Yousafzai “nos damos cuenta de la importancia de nuestra voz cuando somos silenciadas”, no se trata de feminismo ni de machismo, se trata de que ninguna voz ni ninguna vida sea silenciada solo por la condición en la que nació.

“…Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez…” (Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809).