SEDES
Colima Guadalajara Lagos de Moreno La Piedad León Puerto Vallarta Querétaro Tepic Uruapan Zamora Online
Bolsa de trabajo Bolsa de trabajo Portal de pago Online Biblioteca

English Assistance

La difícil tarea de salir de la zona de confort para ir a la misión

Estamos a la mitad de la Pascua, un tiempo de alegría para los cristianos. A estas fechas, para los alumnos de UNIVA que participaron en las misiones 2024, atrás quedó el cansancio y solo permanece la experiencia de servir, compartir, enseñar, de convivir con niños, jóvenes y adultos que cada año esperan a los misioneros.

Las misiones no son una tarea sencilla, son un acto de servicio, preparación y entrega. Así como se pueden desarrollar en un lugar tranquilo, de suelo plano y comodidades, también pueden ser un lugar rodeado de montañas y caminos de difícil acceso que implican largas caminatas bajo el sol.

A nuestros alumnos este año les tocó poner a prueba su fortaleza espiritual y mental, al ser asignados a comunidades alejadas, a las que solo se puede acceder en cierto tipo de vehículo, montados en mulas, o a pie. Sin mencionar que muchas de ellas carecen de servicios básicos como luz, agua o señal de internet.

Los municipios de Atarjea, Guanajuato, resultaron todo un reto. Para algunos fue su primera experiencia en misiones y, para otros, la segunda, pero con un panorama muy distinto.  Tras su regreso, decidieron compartir la experiencia de haber dicho «sí» para salir e invitar a las comunidades al encuentro y comunión con Dios. Aunque se cansaron o desanimaron ante las dificultades y los obstáculos, finalmente pudieron cumplir con la misión encomendada. Durante una semana dejaron todo para llevar una Buena Noticia:

 

“Previo a la misión nos dieron todas las herramientas necesarias para estar preparados. Al principio me sentía nervioso porque nunca había participado en una misión. Para mí fue muy diferente a lo que me contaron. Me dijeron que no tenían agua, que al comer haríamos sacrificios, pero la realidad es que sí comíamos bien. Eso sí, no podía usar el teléfono y debía aceptar todo lo que la gente me ofreciera como una forma de gratitud. Cuando estaba a la mitad de la misión me quería regresar y, aunque tenía la opción, me quedé hasta el final”.

Miguel

 

“En un momento de la preparación me sentí incómodo, pero decidí recibir esa incomodidad de buena manera. En un retiro previo conocí a mi equipo, algunos más jóvenes que yo, pero con experiencia en misiones; y otros más grandes, pero igual con experiencia. Ese fue el primer aprendizaje: conocer y hacer equipo con personas muy distintas a mí. Cuando llegué a las misiones no me sorprendí. Ya había cosas con las que estaba familiarizado. El primer día, por ejemplo, me pidieron que fuera a una casa a cortar palmas para el Domingo de Ramos. Había que usar machete y, de alguna manera, ya había trabajado con esa herramienta.

Durante el proceso me sentía cómodo por el recibimiento de la gente. Estaba listo para no estar en mi cama. Estábamos en una comunidad que se llama El Chilarito, una comunidad de 160 perdonas, en donde nos prestaron una casa y me tocó dormir en el sillón. El Miércoles Santo me pregunté qué estaba haciendo ahí. Nos levantaban a las cinco de la mañana a rezar el rosario y, cuando me hinqué, sentí un arrepentimiento porque me había tocado dar un tema para los jóvenes y sentí que no lo hice bien. Entonces pensé que no servía para esto. Con ese pensamiento, e influenciado por el cansancio, llegan los pensamientos de comodidad y es lo que te va ‘matando’. En ese mismo momento hicimos varias oraciones, compartimos experiencias y me sentí más cómodo. Nos platicaron sobre cómo sería el Triduo Pascual y eso me dio ánimos”.

José Antonio

 

“Previo a las misiones no me sentía bien, pero me gusta enfrentarme a los retos y dificultades para mejorar. Aunque ya había vivido unas misiones, estás fueron 90 por ciento diferentes, pues siempre debemos llevar una línea y no puedes fallar por más cansada que estés, porque los niños te observan.

Considero que en estas misiones trabajé mi tolerancia, mi manera de ser y mi paciencia. También pedí a Dios por mi familia, por mis proyectos. Agradecí por mi vida y pedí mejorar, porque te encuentras con tus propios miedos.

En las misiones nos toca hacer de psicólogos cuando las personas te cuentan sus problemas y, aunque Dios te da las palabras, solo los podemos encomendar a Él. Aunque en algunas ocasiones te ves reflejado, no puedes llorar porque estás frente a una persona que te está pidiendo ayuda.

El último día caminamos dos horas para llegar al último encuentro. Solo pensé en bailar y cantar las alabanzas para olvidarme del dolor y del calor. Yo voy a las misiones a mejorar, a dar la mejor de mí y a hacer penitencia. Todo lo que me pareció complicado lo ofrecí a Dios y estoy orgullosa de ello”.

Esmeralda

 

“Fue una experiencia bonita. Cuando llegamos le dije al líder de mi equipo que yo no quería trabajar con niños porque no tenía paciencia. Pero el primer día que comenzamos a trabajar con todos… los niños se ganaron mi corazón. Hacíamos bromas, bailábamos, y quién sabe de dónde sacaba la energía.

En las misiones aprendí a valorar, a no desperdiciar, por ejemplo, el agua porque solo pude bañarme dos veces en toda la semana. Ellos no tienen acceso a todos los servicios. Su comida es la misma todos los días y la comparten con mucho gusto. Nos divertidos. Sí tuvimos altibajos, pero lo logramos. Antes de ir a misiones estaba alejada de Dios. Fui a las misiones negada, dije que no iba a rezar, pero pasan tantas socas que, sin duda, confirmas la existencia de Dios”.

Cinthya

 

“En las misiones me gustó convivir con los niños, los adolescentes y también me gustaron las caminatas que hacíamos para el visiteo. No llegué a las misiones con expectativas y pude fluir en ese ambiente. Mis compañeros se sentían agobiados, pero era debido al cansancio. Las personas son buenas. Se supone que nosotros somos los que vamos a ayudar, pero son ellos los que nos terminan ayudando, nos hacen sentir bienvenidos. Aprendí a valorar la comida y a ser menos exigente”.

Stephanie