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Voces UNIVA

Tanatología y pandemia ¿Oportunidad o Tragedia?

Por Líderes de Opinión, Tendencias Sin comentarios

María Cristina González Martínez • Alumni de la Licenciatura en Filosofía UNIVA Online

 

Este siglo XXI siempre será recordado por la pandemia del 2020 a causa del COVID-19, misma que si bien inició a finales del 2019, tuvo su punto más álgido al año siguiente, dando inicio el 2021 con el dolor de toda la humanidad, la globalización alcanzó la salud de la población mundial; las primeras medidas fueron atender los sistemas de salud nacionales, luego la urgencia de las vacunas, con tiempos intermitentes de cuarentena, de acuerdo con cada país, a cada ciudad, consecuentemente empezaron a presentarse los problemas a causa de las diversas pérdidas: vida, salud, trabajo, privacidad y muchas más. Es bien sabido que toda pérdida da lugar a un duelo, mismo que no siempre se conoce la forma de resolverlo con los mejores resultados, aquí es el punto de encuentro de la tanatología y la pandemia, qué se puede hacer frente a esta situación para superarla de la mejor forma posible.

Somos frágiles

Pocas veces la humanidad entera se ha enfrentado a su fragilidad, son justamente los fenómenos naturales o como en este caso las enfermedades, las circunstancias que ponen al hombre frente a la realidad, no han sido las grandes conquistas del espacio, ni los avances científicos sorprendentes, ni una excelente economía, suficientes para defenderlo de la agresión a su salud de la que ha sido objeto, esta fragilidad ha provocado un serio problema económico cuyas consecuencias se pronostican graves para todos; la sensación de seguridad que podían tener las empresas, las familias, los gobiernos se han perdido en un alto porcentaje; no es posible responsabilizar a nadie, habrá responsables del mejor o peor manejo de la situación, pero del virus en sí mismo ¿quién?; de repente todo se volvió relativo: las diversiones, el consumismo, los viajes, los grandes guardarropas…; todos en mayor o menor medida hemos sufrido pérdidas; es un hecho que nos tomó por sorpresa, se perdió el control que creíamos tener de la realidad que nos rodea y nos hemos quedado a expensas de los propios recursos para salir adelante de una situación que nos ha rebasado.

Las pérdidas y el duelo

Es de todos sabido que cada pérdida genera algún duelo, mismo que puede ser grave, sencillo o inclusive patológico, todo depende del tipo de pérdida, de nuestra vinculación con la persona u objeto perdido, del tipo, cantidad y calidad de nuestros recursos para la elaboración del mismo, en fin, que si bien es cierto que se cuenta con ciertos parámetros, no es posible dar fórmulas exactas para el manejo de los duelos.

El duelo es realmente un proceso de adaptación emocional, cognitiva y conductual que se experimenta como respuesta a una pérdida, misma que puede ser humana por el fallecimiento de un ser querido; física por la pérdida de la salud o de algún órgano o miembro de nuestro cuerpo; material desde una casa hasta la cartera o la pluma que me heredó el abuelo; moral, por ejemplo cuando perdemos la confianza en una persona o en una institución; inclusive pérdidas intelectuales a causa de la edad, de una enfermedad, etc.; la muerte de una mascota por ejemplo, llega a constituirse como duelo familiar en algunos casos.

El duelo nos genera dolor, un dolor psicológico, puesto que nos desequilibra emocionalmente; pasa por lo social, particularmente en los casos de pérdidas económicas, laborales, de prestigio; el dolor familiar se presenta sobre todo en los casos de pérdidas humanas, la muerte de los padres, de los hijos…; y tal vez, uno de los dolores más difíciles de resolver sea el dolor espiritual, especialmente cuando se carece de recursos en este campo.

Son muy diversas las emociones que se presentan frente al duelo, mismas que no en todos los casos el doliente sabe cómo enfrentarlas, en términos generales existe un alto índice de analfabetismo emocional, no todos saben cómo manejar la frustración, la tristeza, el miedo, la vergüenza, el coraje, por mencionar algunas.

Es por todo lo anterior que en los casos de algún tipo de duelo y cuando ese dolor es muy agudo, cuando necesitamos un deshago emocional que no sabemos cómo enfrentarlo, o peor aún, cuando pretendemos negar el hecho o su gravedad, es recomendable buscar ayuda, la que generalmente podemos encontrar en la tanatología, esa especialidad cuya tarea es justamente acompañar el duelo por una pérdida, cualquiera que esta sea.

Conociendo el duelo

Sin que comprendan un rigor matemático, es posible describir cinco etapas del duelo: negación, ira o enojo, negociación, tristeza y aceptación, se van presentando y entrelazando indistintamente, sin embargo, sí resulta grave el que la persona doliente se estanque en alguna de ellas, lo que puede dar lugar a un duelo patológico.

Por no ser la intención del presente ensayo un estudio exhaustivo del duelo, daremos sólo una breve explicación de cada una de las etapas que lo componen a propósito de la pandemia que aqueja hoy en día al mundo entero.

La negación pretende ocultar el dolor negando el hecho. Así hemos visto a lo largo de esta situación quienes han dicho que se ha inventado el virus o su agresividad, que no es necesario usar cubrebocas, que exageran quienes evitan las reuniones de amigos y en lugar de evitarlas las organizan, expresando así su huida de la realidad.

La ira o el enojo busca culpables en todo y si no los hay físicamente, el enojo se dirige a las instituciones o a Dios. En el caso de la pandemia, tristemente una de las mayores manifestaciones de esta etapa del duelo se ha encontrado en la violencia intrafamiliar que elevó sus índices en los primeros meses del problema, sobre todo durante los lapsos de cuarentena no resultó fácil para los padres de familia convertirse en maestros de sus hijos en casa, y para quienes no estaban habituados a trabajar en línea, el aprender a compartir espacios, tiempo, todo tipo de dispositivos electrónicos a fin de continuar con el trabajo en casa y las clases para quienes estaban acostumbrados a ir a un centro de labores, una oficina, una escuela, etc., fueron muy diversas las tonalidades de esta etapa del duelo, desde una simple impaciencia, hasta golpes en algunos casos.

La negociación tiene como objetivo encontrar la manera de solucionar el problema o revertirlo. Fueron apareciendo todo tipo de dietas alimenticias, remedios caseros, otros fueron químicos, hasta las “mandas” en súplica de un milagro; la gente comenzó a automedicarse, a acumular diversos medicamentos “en caso de necesitarlos y estar escasos”; sin negar el valor de una buena alimentación y la importancia de un buen sistema inmunológico, menos aún la importancia de la oración en todo proceso de duelo, por la forma en que hicieron su aparición las diversas manifestaciones de búsqueda de solución a la pandemia, también se pudo observar una auténtica etapa de negociación en el duelo que se ha vivido.

Por lo que se refiere a la tristeza es consecuencia natural ante una pérdida. La hemos presenciado objetiva por la cantidad de pérdidas humanas, familias en las que han muerto ambos padres en un lapso de meses; pérdida de parientes cercanos y lejanos, amigos queridos, compañeros de trabajo, vecinos, han sido realmente objeto de un profundo dolor, de una gran tristeza tantas muertes. Sin embargo, también la ha habido subjetiva en cuanto que hay personas que no habiendo sufrido ninguna de esas pérdidas, se duelen por la situación de la humanidad y esto habla de la sensibilidad del ser humano, de ese sabernos hermanos, del surgimiento de una fraternidad que se estaba perdiendo. Esta ha sido una tristeza que, si bien es cierto que manifiesta la presencia de un duelo, también es campo fértil para el cultivo de virtudes como la solidaridad, la generosidad, la longanimidad, esa capacidad de dar un poco más de lo que de nosotros se espera.

La última etapa del duelo es la aceptación, con ella queda resuelto el problema, se ordenan las emociones, la vida misma, se retoman los hilos de la vida y se continúa viviendo. En el caso de la pandemia no es posible decir que hemos llegado a esta etapa, debido a que la causa del duelo aún persiste, no se ha combatido el virus, se ha iniciado el proceso de vacunación de la población y con ello ya hay luz al final del camino, pero aún lo estamos andando; es posible tomar esta etapa como aquella en la cual la tarea a cumplir es la de construir el sentido de todo cuanto nos ha ocurrido.

El sentido del dolor y del sufrimiento

Dicen que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional, ambos son humanos en virtud de que pasan a través de la experiencia e interpretación del hecho y sus consecuencias. Sin embargo, dependiendo de los filtros de que dispongamos es posible hacer la diferencia y darles sentido, no se trata de una fórmula infalible, pero si es posible sugerir algunos puntos de vista de quienes antes anduvieron el camino y cuyo testimonio puede dar luz y ayudar a localizar aquellos recursos de los cuales se dispone para construir un sentido trascendente que desahogue tanto dolor, tanto sufrimiento.

Viktor E. Frankl, neurólogo, psiquiatra y filósofo austriaco fundador de la Logoterapia y el Análisis Existencial, estuvo preso en los campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial, ahí perdió a sus padres, a su esposa, fue sujeto de las vejaciones de esos sitios, estando en ellos fijó su atención en la forma en que podía ayudar a sus semejantes fueran estos prisioneros como él o sus carceleros, observó las diferentes conductas, sobrevivió y ya libre continuó con sus estudios dejando toda una enseñanza que se sintetiza en estas palabras:

“He encontrado el significado de mi vida al ayudar a los demás a encontrar, en sus vidas, un significado”

Elisabeth Kübler-Ross psiquiatra, suiza de nacimiento quien ya adulta se fue a vivir a los Estados Unidos en donde realizó la mayor parte de sus investigaciones, convirtiéndose en pionera sobre los estudios en moribundos, llegó a documentar más de 20 mil casos, ella dijo: Ser infeliz y sufrir es como forjar el hierro candente, es la ocasión que nos es dada para crecer.

San Juan Pablo II, polaco, huérfano de madre siendo niño pierde a su hermano y a su padre años después, trabaja en las minas de piedra mientras estudia en un seminario clandestino, finalmente, se ordena sacerdote, es nombrado primero obispo, luego cardenal y finalmente electo papa de la Iglesia Católica, en su Encíclica “El sentido cristiano del sufrimiento humano” escribió: El sufrimiento es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido “destinado” a superarse a sí mismo y de manera misteriosa es llamado a hacerlo.

La escala del sufrimiento

Pretender negar que alguno de los tres personajes citados conocieron el sufrimiento sería absurdo, sin embargo, cada uno de ellos lo convirtió en fuente de sabiduría, en elemento esencial para construir el sentido de la propia vida, ¿cuál fue el denominador común en ellos?: la voluntad de sentido, justamente aquello que nos distingue a los seres humanos, la capacidad de discernir en cuanto a lo que elegimos hacer con la realidad de nuestra vida.

El sufrimiento puede ser objetivo o subjetivo, bien sea porque murió un ser muy querido o porque temo que llegue a morir, si es que me contagio de alguna enfermedad incurable, en ambos casos hay un sufrimiento en la persona, la diferencia en el manejo del mismo dependerá en primer lugar de los filtros de que se disponga, para conocerlos se precisa de un diagnóstico espiritual, esto es analizar cuáles y cuántos son tanto los valores humanos como la madurez humana, emocional, la capacidad de reflexión, la resistencia a la frustración, como también las virtudes de prudencia, fortaleza y justicia que ha cultivado; entre otras muchas con las que puede contar, y así mismo, reconocer los valores religiosos que le permitan enfrentar las grandes interrogantes de la vida como la muerte, el dolor, el sufrimiento mismo; se precisa hacer un inventario de las fortalezas de que dispone, como lo es la familia, las redes sociales que la apoyan -que no son ni Facebook, ni similares-, amistades, clubes a que pertenece, grupos parroquiales, etc., todo aquello que le puede servir como elemento de entramado para la construcción del sentido del propio sufrimiento, hasta llegar a la construcción del sentido de la propia vida con todo y el sufrimiento y a pesar del mismo, llegando así a superarlo y hacerlo trascendente.

Construyendo el sentido

Existen tres valores en la vida de todo ser humano que no suelen ser tomados en cuenta y son fundamentales para construir el sentido tanto del sufrimiento como el de la propia vida, estos son:

  • De creación: ¿qué aporto al mundo?
  • De experiencia: ¿qué recibo del mundo?
  • De actitud: posibilidad de asumir una actitud digna, valiente y trascendente

Es importante que la persona se pregunte y reconozca cuál es su aportación al mundo que la rodea, familia, amistades, trabajo, naturaleza, etc., cuando la persona descubre que es capaz de aportar algo a los demás, sea esto de gran importancia o no, puede iniciar un proceso de crecimiento personal en la medida que trabaje porque aquello que aporta sea cada vez mejor, no tiene que ser algo de valor monetario, de hecho, preferentemente no ha de serlo, en virtud de que no llevaría el don de sí mismo, en cambio, si lo que aporta es alguna cualidad, un poco de tiempo, un trabajo específico y/o especializado, esto contribuye al incremento de la autoestima de la persona, al olvido de sí y a la construcción de un sentido de la propia vida en bien de los demás.

Por otro lado, cuando se hace un inventario de lo que se recibe, desde el sol que alumbra el día, hasta las cualidades personales, las personas que nos rodean y los bienes de fortuna, casi de manera automática surge un sentimiento de agradecimiento que hace disminuir el sufrimiento y no sólo eso, en la medida en que la gratitud a Dios, a los demás y a la vida va aumentando, el sufrimiento se desplaza, dando lugar a ese sentimiento de gratuidad que engrandece el alma.

En último lugar y también lo más difícil e importante, es la elección de la actitud ante el sufrimiento, como ya se dijo en otro momento, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. No se trata de adoptar una frialdad estoica que sería más fruto del miedo a enfrentar la realidad, que una actitud digna y esta es la que se ha de procurar, esa dignidad que da el valor de enfrentar las situaciones en su justa medida para encontrar una solución, para darles un sentido trascendente que será aquella respuesta a la pregunta de ¿Para qué me sirve lo que estoy viviendo?, toda vez que con la experiencia del pasado, el ser humano es capaz de construir en el presente, un magnífico futuro, todo dependerá de la actitud que adopte.

Espiritualidad y religiosidad

La dimensión espiritual abarca el conjunto de valores éticos, morales, afectivos, de opciones y criterios que guían a la persona. De todo esto dependerá su sed de sentido, de valor y de trascendencia de la propia vida y todo cuando le acontece.

La dimensión religiosa es la relación de la persona con Dios, con el ser trascendente, todo dependerá de la tradición religiosa en que haya sido formada o bien haya elegido en algún momento de la vida.

Para el cristianismo el sufrimiento tiene sentido y valor desde la cruz de Jesucristo, que lejos de evitarlo lo asumió por la salvación de los hombres, de tal suerte que para un cristiano el solo hecho de unir su sufrimiento a la cruz ya lo alivia en buena medida, puesto que no sufre solo, más aún si su madurez espiritual y religiosa lo invitan a ofrecer junto a Cristo ese sufrimiento y le añade nobles intenciones sufrirá con paz, hecho plenamente testimoniado por los mártires de veintiún siglos de historia cristiana en todo el mundo, inclusive en países no cristianos como en algunas naciones de Asia, se encuentran tales testimonios.

Sin embargo, la dimensión religiosa puede no estar presente en las vivencias de una persona, lo que puede redundar en un sufrimiento por demás agudo y con mayor dificultad de resolverse y darle sentido.

¿Qué hacer?

Se sugiere iniciar tomando conciencia de los propios valores, hacer el propio inventario, puesto que una vez conocedores de los propios recursos será más sencillo encontrar el “para qué” de la situación, evitando caer en esa espiral depresiva del “¿por qué?”, misma que no conduce a nada positivo.

El dolor de cada quién es el dolor más grande, por lo tanto, se habrán de evitar comparaciones, haciéndose cada persona responsable de sus propias decisiones, sin buscar culpables, por el contrario, en la medida de lo posible aliviar las propias culpas y las de los demás, sobre todo en situaciones como las que genera una pandemia que en ciertos momentos rebasa todas las precauciones y medidas que se pudieran tomar.

Elaborar un listado de problemas a resolver y empezar a hacerlo con los recursos de que se disponga en ese momento, de ser posible compartir con los demás lo que tenemos: tiempo, capacidad de escucha, acompañamiento, bienes, amor.

El sufrimiento en general y una pandemia en particular, se pueden convertir en una gran oportunidad para construir la mejor versión de cada persona, de cada comunidad, de cada país, particularmente por la vía de la solidaridad y la subsidiariedad si fuera necesario.

En cuanto a los niños

Lo más importante es hablarles con la verdad, bien se trate de la muerte de los padres, de los abuelos o hasta de la mascota, hacerlo lo antes posible, preferentemente han de ser los padres quienes den la noticia o en su caso la persona más cercana, procurando que sea en un sitio adecuado y que proporcione seguridad al niño. Evitar mentiras como “se fue de viaje…”, “te llamará pronto…”, y otras similares.

Suelen hacer preguntas mismas que habrán de responderse sin fantasías y sin agregar ninguna, responder únicamente a lo que el niño pregunta. Es importante pedirle que relate lo que ha entendido, lo que se imagina.

Respecto de la muerte son cuatro los aspectos que le han de quedar claros:

  • La muerte es irreversible
  • Es definitiva y total
  • Es universal, todos nos vamos a morir algún día
  • Tienen fin todas las funciones vitales de la persona

Una vez comprendidos estos cuatro aspectos de la muerte, es conveniente hablarle acerca del sentido religioso y espiritual, conforme a la tradición religiosa en que se le ha formado. Se han de evitar expresiones como “Dios se lo llevó…”, “fue voluntad de Dios…”, en virtud de que las mismas pueden generar un deshago de enojo contra Dios, a quien puede considerar culpable de la pérdida, es preferible hablar de la enfermedad, del accidente, que fueron la causa de la muerte y decirle que Dios sufre con el pequeño por su pérdida, este será un recurso de consuelo insustituible para toda la vida.

En los niños como en los adultos, suelen tener sentimientos de culpa, sobre todo cuando pudieran haber tenido un mal comportamiento, dicho alguna mentira, etc., por lo cual es fundamental que le quede claro que no es en absoluto responsable de esa muerte, que sepa que nuestras emociones no provocan la muerte; procurarle seguridad y protección, continuidad en sus rutinas familiares y escolares, afirmarles en la seguridad de que ese ser querido siempre estará presente en la memoria y en el corazón. Animarlos y enseñarlos a expresar su dolor, sus sentimientos, sí se les puede llevar a participar de los ritos funerarios, de los 5 o 6 años en adelante es posible, si por alguna circunstancia no fuera conveniente, se les puede invitar a despedirse con una carta o un dibujo, dependiendo de la edad y preferencias del pequeño.

Tal pareciera que, así como cuando es demolido un viejo edificio suelen encontrarse entre las ruinas algunos objetos de valor y quizá hasta algún tesoro, en los últimos tiempos y a causa de la pandemia por el COVID-19, estuvieran quedando al descubierto la bondad originaria y muchas otras grandes cualidades propias del ser humano, creatura que refleja la bondad de su Creador.

Lo superfluo está pasando de moda, se atiende más a lo esencial, a lo que constituye la columna vertebral del hombre espíritu encarnado, que ha de ocuparse no sólo de lo material, sino que ha de atender también el hambre espiritual que se alimenta de la cercanía de los seres queridos, del abrazo cálido de los amigos, de los largos tiempos de oración en diálogo con Dios.

La Tanatología nos habla de la muerte, sin embargo, la virtud de la esperanza nos pone frente al sentido y la trascendencia que queremos darle, nos invita a trabajar en la edificación de una sociedad más justa, más fraterna, en la que se deje la huella de una civilización que supo apreciar la vida, defenderla y vivirla con tal sentido que llegue a ser reconocida y recordada como la civilización del amor.

Milan Kundera “El libro de la risa y el olvido”

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dra. Adriana Villicaña Martínez • Directora de UNIVA Plantel Uruapan

 

Conocí a Milan Kundera por su libro La insoportable levedad del ser, el cual leí en 1998, cuando ya salía como novia de mi ahora esposo. Durante la pandemia, revisando la biblioteca en casa, él mantenía en una de las secciones este otro título del mismo autor: El libro de la risa y el olvido (1982), el cual, leí -entre descanso y descanso- sobre mi tumbona.

En respuesta a las publicaciones de Milan Kundera, quien fue privado de su nacionalidad por el gobierno checoslovaco, el autor reflexionaba: “Cuán difícil me es manifestar mis ideas y expresar con la libertad que tengo, en derecho y pensamiento, aún en el Facebook…” al señor Kundera le privaron de su nacionalidad por considerar sus ideas como un riesgo a la seguridad del Estado; a cuántos de mis amigos no han descansado en sus perfiles por hablar de quienes “quizá no debían”. Pero ¿Han cambiado los tiempos? O hemos sido nosotros mismos quienes nos limitamos a ejercer el derecho, ganado por las y los guerreros que nos han antecedido en esta lucha por la libertad de expresión.

Me pierdo entre mis pensamientos. No solo sus libros son expresiones que impulsan a la libertad del pensamiento, al manifiesto de las emociones y de los sentimientos, sino que incluso la portada de sus libros me resultan hasta controversiales, llamativas, que enganchan, cuestionan, abruman y despiertan la curiosidad.

Comparto que cuando exploro una biblioteca o alguna librería -además de consultar a mis autores predilectos- me gusta revisar nuevos títulos, leer las solapas, admirar los diseños de las portadas y las contraportadas, ver si está o no empaquetado y en el mejor de los casos, si se tiene un ejemplar disponible para hojear; la suma de todo esto es lo que me hace elegir o no, un libro… y si voy a adquirirlo, por respeto a mi bolsillo también valoro su costo.

Se acerca mi perrita Kika, la subo a la tumbona y regreso al texto, “… Él se siente responsable de su destino, pero su destino no se siente responsable por él. Tenía con respecto a su vida la relación que tiene el escultor con la escultura o el novelista con su novela. Uno de los derechos inalienables del novelista es el de reelaborar su novela. Si no le gusta el comienzo puede cambiarlo o tacharlo. Pero Zdena le negaba a Mirek los derechos de autor. Zdena insistía en quedarse en las primeras páginas de la novela y en no dejarse tachar” (Pág. 22).

Seamos capaces de escribir nuestras propias historias y por qué no, de contarnos buenas y agradables historias, recuperando la esperanza y regresando a nuestro pivote para ser personas de bien sin negar las realidades, pero construyendo la vida que deseamos. Pararnos en responsabilidad y crear la vida que soñamos. ¿Quién tiene las respuestas? Tú, busca el diálogo contigo mismo, busca en tus silencios y revisa lo que te duele, habla solo para espejearte, decide y no permitas que alguien más decida por ti.

Regreso al texto y varias páginas después: “Digámoslo de otro modo: Toda relación amorosa se basa en una serie de convenios que, sin describirlos, los amantes establecen imprudentemente durante las primeras semanas de amor. Están todavía como en sueños, pero al mismo tiempo redactan como abogados implacables las cláusulas detalladas del contrato. ¡Oh amantes, sed cautelosos durante esos peligrosos primeros días! Si le lleváis el desayuno a la cama os veréis obligados a hacerlo siempre, a menos que queráis ser acusados de desamor y traición”.

Me pierdo otros 20 minutos en mis pensamientos, revisando cuáles han sido nuestros convenios de pareja y cuáles mantenemos vigentes después de 18 años de casados; creo que valdría la pena renegociar algunos, intercambiar unos cuantos y aclarar, eliminar e incluso prescindir de otros tantos “… tendré de qué hablar con él por la noche” pienso cuando se acerca a dejarme un vaso con agua fresca y se tumba junto a mí. Sigo leyendo entre sorbo y sorbo.

“En las primeras semanas quedo decidido entre Karel y Marketa que Karel iba a ser infiel y que Marketa se resignaría a soportarlo, pero en cambio Marketa tendría el derecho de ser la mejor y Karel se sentiría culpable delante de ella. Nadie sabía mejor que Marketa lo triste que es ser el mejor. Era la mejor solo porque no le quedaba otra posibilidad…” Caray… me termino perdiendo de nueva cuenta, otros muchos minutos más en el pasado, recordando… pero mejor dejo el tema para la siguiente semana; prefiero no caer en esas reflexiones tan profundas y más, en vísperas de nuestro aniversario… me parece que bien puede esperar una o varias semanas más.

 

La Seguridad Alimentaria en Pandemia

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dra. Rocío Angélica Salinas Osornio • Docente-Investigadora UNIVA

 

La situación política y económica en México resulta preocupante, ya que en medio de tiempos electorales en donde -para variar- se manifiesta una serie de intereses de los partidos políticos e incluso hasta un tanto personales, el país viene arrastrando una caída económica desde el año pasado con el grave problema entre la oferta y la demanda debido a la presencia de la COVID-19 en donde vimos afectada la empresa, el empleo y los hogares, siendo este último en el que quiero profundizar.

Y es que, es precisamente en los hogares donde se encuentra la población más vulnerable, las niñas, los niños, y mujeres embarazadas, que se quedaron el año 2020 y principios del 2021 en casa, esperando que llegara el alimento, principalmente en los hogares con ingresos más bajos y en los que desgraciadamente antes de la pandemia ya se observaba una mayor prevalencia de malnutrición.

Una buena nutrición, aquella que es suficiente, completa, variada, inocua, y equilibrada, es considerada el elemento indispensable para lograr una buena salud por lo que, una mala nutrición puede ocasionar disminución de la inmunidad incrementando la vulnerabilidad a padecer enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental de quien la padece y hasta reducir la productividad de la población. Y es ahí donde debemos ocuparnos, ya que la crisis económica, a la cual nos enfrentamos el año pasado, con pérdida de empleos y baja en los ingresos familiares, incrementó aún más la vulnerabilidad de los hogares mexicanos, condicionando el estado de salud de los integrantes en cada familia.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce el derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, garantizando así la seguridad alimentaria de la población, lo cual, no sólo implica contar con el abasto suficiente, sino que involucra la capacidad productiva y adecuada distribución, permitiendo la disponibilidad y el acceso a la misma, por lo que es necesario contar con ingresos suficientes para adquirirla.

Ante la crisis económica generada por la pandemia, en la sociedad nos preocupamos por el primer eslabón de la cadena, los productores y empresarios, quienes sufrieron grandes pérdidas económicas, pero sus pérdidas condujeron a que los hogares con menos ingresos, se quedaran con hambre, favoreciendo aún más la vulnerabilidad, a la cual ya se encontraban expuestos.

Pero ¿Cómo tener los ingresos suficientes para adquirir los alimentos? Si pareciera que no hay salario que nos alcance, y es que, en afán de mejorar las condiciones económicas del país, manteniendo viva la cadena de suministros y evitando aparentemente subir los precios de la canasta básica, se ha reducido el gramaje de la mayoría de los productos alimenticios, teniendo entonces, el mismo precio de un producto, pero pesando menos, pegando duro a la seguridad alimentaria de las niñas, niños y mujeres embarazadas, en quienes se aumenta la proporción de inseguridad alimentaria moderada y severa, ya que no logran satisfacer ni sus mínimas necesidades alimentarias durante un periodo prolongado; esto, seguramente dejará huella en la vida adulta de nuestros niños.

Es por ello que resulta necesario la implementación de medidas que favorezcan el empleo, pero sobre todo que aseguren que haya suficientes alimentos nutritivos, con una distribución justa que permita cubrir las necesidades básicas de alimentación de toda la población, pero especialmente de los grupos vulnerables.

Espiritualidad y trascendencia donde todos ven decadencia

Por Líderes Universitarios, Voces UNIVA Sin comentarios

Isela Berenice Jiménez Gómez • Alumna de la Licenciatura en Psicología UNIVA

 

La última etapa de vida, la vejez y la ancianidad son solo algunas formas en las que la adultez mayor es conocida, es una etapa difícil en la cual existen cambios significativos, donde las enfermedades propias de la edad se hacen presentes, el entorno cambia, las relaciones sociales disminuyen, pues, las pérdidas de amigos y la viudez, se hace cada vez más frecuente. Debido a lo anterior, la persona puede comenzar a perder el sentido de algunas cosas que para ellos son relevantes, aquí es donde la espiritualidad juega un papel interesante, pues se convierte en un soporte para el adulto mayor, ya que contribuye a dar un sentido y un propósito a su vida.

¿Por qué es importante hablar de espiritualidad en esta etapa? La espiritualidad es un factor clave en la adultez mayor, es un recurso personal en el que la concepción que tiene la persona acerca de lo que hay más allá de la muerte, del porqué y para qué de la vida, dan origen a muchas conductas, sentimientos y pensamientos que pueden resultar de particular apoyo en la etapa final de la vida.

Existen diversos juicios y creencias acerca de la concepción de la vida y la funcionalidad del adulto mayor, tema que se pone en tela de juicio, pues la sociedad, la historia y muchos factores más se han encargado de alguna manera, de devaluar esta etapa, de catalogarla como una decadencia progresiva que se intensifica con los años, se asignan y restan labores por creer que ser adulto mayor es sinónimo de deterioro.

Cuando se llega a esta etapa, el adulto mayor hace una retrospección sobre cómo ha sido su vida, sobre las cosas que le gustaron o disgustaron, cuando los resultados fueron positivos; es cuando el papel de la trascendencia cobra sentido, pues muchas personas esperan hasta el momento final de su vida, para preguntarse por qué hay más allá, con la esperanza de que sea mejor de lo que viven en esa etapa, esto le genera al individuo sentimientos de tranquilidad, y de esta manera, puede enfrentar todos los cambios desde una perspectiva diferente.

Por medio de la espiritualidad y la transcendía, el adulto mayor puede llegar a disfrutar de esta etapa de la vida con mucha mayor plenitud, pues la fe y las creencias brindan una tranquilidad al ser humano y dan respuesta a los cuestionamientos constantes que nos hacemos conforme va pasando el tiempo.

 

El amor a la vida y la fascinación por la muerte: El ambiente biofílico y necrófilo

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dr. Juan Manuel Madrigal Miranda • Docente UNIVA Uruapan

 

En cierta forma la condición humana es muy simple: el nacimiento de la conciencia como especie y como individuos implica una separación entre sujeto (yo) y objeto (tú, las cosas). Así nace la conciencia, pero también, se conlleva la conciencia de la separatidad, de que estoy solo en cuanto al yo individual; de este darse cuenta nace el impulso más poderoso en el ser humano: el deseo de darle sentido a la existencia, la trascendencia de mi soledad, esto me lleva a relacionarme tratando de encontrar la unión, la comunión, con “ella”, “el mundo”, los objetos o situaciones

Este deseo de unión para trascender mi soledad toma tres formas básicas:

  1. Los estados orgiásticos
  2. El conformismo
  3. La unión creativa benigna

Los estados orgiásticos son usualmente a través de drogas (legales e ilegales), sexo compulsivo, sobrestimulación sensorial, y poder material; se caracterizan por ser intensos, violentos, implican al cuerpo y a la mente, son transitorios y periódicos; pero traen frustración, angustia, confusión, neurosis, agresividad, enfermedades, muerte y destrucción del medio ambiente.

El conformismo implica rutinas, pasividad y convencionalismo; trae mediocridad, destrucción del medio ambiente y del tejido social, así como la posibilidad de poderes políticos opresores y criminales.

La unión creativa o biofilia trata de cuidar a las personas, a otras especies y al medio ambiente, trae equilibrio personal y ecológico. Esta forma de unión considera que la salud mental es la capacidad de amar maduramente (respeto, cuidado, responsabilidad, justicia, ternura y conocimiento).

Estas tres formas de unión, de búsqueda de sentido, de saciar el Deseo Supremo (amor incondicional), por lo general no se dan en forma pura, se presentan en nosotros en forma alterna o mezclada, pero tiende a predominar una de ellas (véase, Erich Fromm, El Arte de Amar, Ed. Paidós, México, 1987).

La muerte de Dios como expresión radical de la necrofilia

Desde la Segunda Guerra Mundial pensadores muy influyentes, intelectuales, filósofos, teólogos, artistas, ateos “militantes” (agresivos contra las religiones), etc., influenciados especialmente por Federico Nietzsche han hablado de “la muerte de Dios”. Esos términos han fascinado a muchos, incluso surgió con Jean Paul Sartre el movimiento cultural “existencialista”, pero ¿qué significa a profundidad la “muerte de Dios”? Para comprender esto es necesario recordar que toda sociedad humana requiere un orden y sentido mínimo, un nomos para poder sobrevivir con sus niños y jóvenes, para reproducirse como comunidad que tiene una identidad que la estructura. Por esto el surgimiento del ser humano siempre ha ido acompañado de expresiones religiosas y simbólicas, como las de las pinturas rupestres y entierros.

Así, vemos que la religión, la aceptemos o no, es la actividad humana que trata de ordenar la vida cotidiana, es una lucha continua por mantener un orden sagrado y/o legal que le da sentido al sufrimiento, a la muerte y a la alegría de vivir; es una lucha constante contra el caos, la desorganización, contra el sufrimiento inútil; es un “escudo” contra el terror del sinsentido.

Entendemos por “religión” a un foco vital de orientación y devoción, así los ateos también son religiosos en el sentido de tener un foco, como la democracia, justicia social, etc., y somos conscientes que las religiones pueden también convertirse en factor de manipulación y enajenación cuando se olvidan de su núcleo: la espiritualidad (amor fraterno, compasión y justicia social).

La falta de orden benigno (nomos) es la anomia, la cual es un peligro contra el individuo pues pierde su sentido de realidad, la razón de vivir, la alegría y paz, se esfuman los vínculos emocionales benignos, la identidad gozosa y el disfrute de la belleza. Sin un orden benigno terrenal y trascendental el ser humano se queda en una absoluta orfandad, sin rumbo ni mundo coherente. La anomia produce anemia espiritual, angustia y sufrimiento sinsentido (“infierno”). La anomia puede ser individual o social y se retroalimentan recíprocamente (véase, Peter Berger, La construcción social de la realidad, Ed. Amorrortu; y del mismo autor, El Dosel sagrado, hacia una teoría sociológica de la religión, Ed. Amorrortu).

Esta noche intensa, absoluta y absurda es la “muerte de Dios”, la negación de todo valor benigno como cimiento de la vida personal y social (necrofilia). Federico Nietzsche se bañó delirante en esta sangre espesa y oscura, y logró alentar al nazismo. Gran parte de la historia de la humanidad es la lucha por sostener al nomos: un orden justo, la justicia, la paz, la belleza, el sentido benigno de vida y de muerte, y la alegría de vivir (biofilia)…

El gran humanista Erich Fromm (1900-1980), sociólogo, filósofo, psicoanalista, pacifista y luchador por el bien social, fue uno de los más importantes pensadores del siglo XX. Fromm desarrolló dos conceptos cruciales para comprender la condición humana actual que se debate entre la esperanza y el pesimismo, entre la injusticia, la violencia y la búsqueda de paz y alegría de vivir. Estos conceptos son el síndrome de Biofilia y el síndrome de Necrofilia.

Esta concepción fue desarrollada por Fromm, especialmente, en su obra El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal, Ed. FCE, México, 1974.

El síndrome de Crecimiento o Biofilia

Este síndrome consiste esencialmente en el amor a la vida, al ser humano y a la libertad. Implica amor al vecino, al extraño y a la naturaleza. Lo bueno es la reverencia a la vida, todo lo que le sirve y fortalece. La biofilia construye y produce balanceadamente, considerando al Todo; prefiere lo nuevo y la aventura en vez de lo rutinario y repetitivo; elige la alegría en vez de la tristeza, gusta de lo orgánico sobre lo artificial y mecánico. El amor a la vida es el núcleo de las filosofías, piscologías y religiones humanistas. Quiere influir por el amor y la razón, con el ejemplo más que con órdenes. Todo lo ve como algo vivo, lleno de espíritu. Su carácter es genital, quiere compartir con cuidado y respeto más que dominar.

El síndrome de Necrofilia o Decadencia

“Necrofilia”, etimológicamente significa “atracción por la muerte”, a veces se usa el término para designar la fascinación morbosa hacia los cadáveres, pero aquí la usaremos en un sentido más profundo, como una fascinación humana por la destrucción, la muerte, la oscuridad, lo enfermizo, lo marchito, frío, mecánico, gris, la basura, la admiración obsesiva por “la ley y el orden”; los necrófilos admiran al poder sobre otros, la capacidad de matar, desprecian a los débiles y pobres, ven cosas más que valores en sí y personas, prefieren lo pasado y la memoria en lugar de la frescura del presente, del aquí y ahora; quieren dominar, controlar; fácilmente caen en el sadismo y en el masoquismo, son posesivos, buscan compulsivamente seguridad. Esta orientación de carácter es anal, tienen tendencia a retener y a acumular.

La biofilia y la necrofilia son raras en su forma pura, la mayoría somos una mezcla, pero siempre predomina en la personalidad una de estas tendencias. La biofilia y la necrofilia no son un fatalismo mecánico como el Eros (“instinto de vida”) y Thanatos (“instinto de muerte”) de que habla Sigmund Freud, sino tendencias modificables de carácter personal y social. Predomina la tendencia a la biofilia, pero si no se cultiva, predomina la fascinación por lo perverso y el pesimismo.

La necrofilia está vinculada, como síndrome, con el egocentrismo y la fijación al placer. El “narcisismo óptimo” necesario, es decir, el impulso a sobrevivir, poseer y centralizar; el tener un centro de referencia entre los contenidos de conciencia puede inflarse, exagerarse y convertirse en soberbia y adicción a uno mismo, lo cual es una deformación patológica. También existe el narcisismo de grupo, pequeño o grande (nacionalismos fanáticos, trasnacionales imperialistas, etc.).

El placer es medicinal, pero con sustancias o personas inadecuadas (pedofilia, perversiones sexuales, etc.) o en circunstancias no éticas, se transforma en veneno. El narcisismo y la fijación al placer son los dos obstáculos más poderosos para desarrollar el amor maduro, la biofilia. El amor maduro conlleva responsabilidad, cuidado, justicia, respeto, ternura y conocimiento, es diferente al enamoramiento y a la pasión ciega.

¿Qué factores producen a la biofilia y a la necrofilia, en general?

La convivencia con personas biofílicas es muy decisiva, es un ejemplo vivo más allá de reglamentos y órdenes. El cariño, la libertad en vez de autoritarismo o libertinaje; otros factores son el estímulo de la creatividad, el cultivo constante de la ética y la espiritualidad; el contacto con la naturaleza, lecturas de sabiduría, estilos de vida sanos (ejercicio, dietas sanas, etc.), aprecio de la serenidad, la calma, tranquilidad, la respiración correcta, la contemplación estética, etc.

La necrofilia se fomenta en la convivencia con personas admiradoras del poder sobre otros, de la fuerza bruta, con los que desprecian a los débiles y pobres económicamente y a los diferentes, los abusivos, injustos, adictos, rutinarios, fríos, discriminadores, soberbios, obsesivos, que viven en la constante sobreestimulación sensorial, dominados por las emociones destructivas (odio, ira ciega, lujuria, avaricia, gula, pereza, envidia, violencia).

Socialmente, un factor clave para el desarrollo de la biofilia es la justicia social (no se usan a los demás como medio para acumular poder y objetos), esto implica la equidad de bienes y de oportunidades. Otros factores son la no producción de mercancías que dañen a las personas (física, psicológica y espiritualmente) y al medio ambiente; ausencia de manipulación por los medios masivos de información y comunicación (TIC); fomento de las artes; posibilidad de descanso y diseño de sano uso del tiempo libre; conservación e incremento de áreas verdes, parques y jardines; protección de la naturaleza; estimular a las religiones para que vinculen conceptual y prácticamente a la espiritualidad con la ecología.

Lo más importante para la construcción de la Biofilia

Decía Platón desde hace más de 2,500 años que la realidad externa es un espejo de la realidad interna, de nuestra conciencia, a esto se le conoce como “El espejo de Platón”. La experiencia humana se construye a partir de la existencia de algo, para la física ese “algo” es la partícula elemental y primordial de hidrógeno, para las religiones, para el cristianismo, por ejemplo, es la existencia de Dios. En ambas versiones el ser humano viene después de esa creación original a partir de “la nada”.

La conciencia humana es fruto de un proceso previo en ambas narraciones, “cuentos”. Pero aquí está la clave para comprender que la conciencia se forma a partir de “algo” que está allí, la Tierra para la ciencia y el Jardín del Edén para el cristianismo, es decir, lo objetivo se hace algo subjetivo. Esta subjetividad vino a dar los conceptos o ideas, el pensar a partir de impresiones sensoriales, un proceso que va desde hacer una lanza de una rama, afilar una piedra, hasta construir un edificio o una nave espacial, escribir libros sagrados, de poesía y música.

Así, el ser humano ha creado maravillas benignas, pero también, armas mortíferas e instituciones grises como cárceles, organizaciones criminales, manicomios, leyes injustas drogas sintéticas, entre otras más; lo más asombroso es que luego esas cosas creadas por él mismo se convierten en una selva extraña, compleja y destructiva, esto es lo que llamamos “el mundo”, “la realidad”, y pensamos que, “así es la vida” y nos resignamos… Pero no, así no es la vida, así la hacemos. El gran secreto olvidado para desenredar este nudo es revertir el proceso de encadenamiento y confusión, retornar al punto donde se decide entre la conciencia biofílica o necrófila, al origen de la conciencia, es decir, el darse cuenta -raíz de la formación de conciencia- como especie y como individuo.

De esta manera, la posibilidad de una conciencia benigna está en darnos cuenta a cada instante, en el continuo, de qué estamos sintiendo y pensando aquí y ahora pues, de esto depende cómo vamos a actuar y qué mundo estamos haciendo. Este cultivo metódico de la atención dentro del marco de que estamos hechos para el bien es precisamente la Atención Plena (mindfulness).

Este es el núcleo de toda religión humanista, de su espiritualidad más sabia pues de ello depende la calidad ética y la evolución benigna del cerebro humano. La espiritualidad universal, la psicología profunda, la filosofía y la neurociencia coinciden aquí. En términos religiosos es posible decir que la Atención Plena es una forma de oración continua (atención y concentración constantes, centradas en la reverencia a la vida, en la biofilia).

Pero, saber lo correcto no implica hacer lo correcto automáticamente (esto es un autoengaño), para desarrollar la Atención Plena, se requiere entrenar a la propia conciencia (mente). Nuestra conciencia ingenua u ordinaria, enajenada, vive presa de la libre asociación y el azar de las huellas mnémicas, de los recuerdos (ruido interno), y de las impresiones sensoriales ambientales (ruido externo), es decir, siente, piensa y actúa a base de ocurrencias, por esto está el mundo líquido, violento, gris y caótico. La Atención Plena es un estado óptimo de conciencia sana y una puerta hacia la evolución benigna de la conciencia humana.

Comprometidos con la educación

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios
Dra. Ma. Cristina Martínez Arrona • Directora de UNIVA Online

 

Si queremos un mundo de paz y de justicia

hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.

(Antoine de Saint-Exupéry)

 

Este tiempo de contingencia nos ha dado una perspectiva global gracias a la comunicación a través de la tecnología, hemos tomado conciencia de la interdependencia mundial que vivimos, y del cuidado que debemos tener en la dignidad humana y nuestra casa común. Estamos ante una crisis de salud, social, cultural y económica. El Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxfam, 2021) entrevistó a 295 economistas de 79 países donde el 78% considera que la desigualdad de ingresos aumentará y el 67% de ellos opina que sus gobiernos no han buscado ningún plan para mitigarlo. En México, el CONEVAL (2021) estima que tenemos 9,8 millones de nuevos pobres.

El pasado mes de octubre, el papa Francisco (2020) convocó a todas las instancias responsables de la educación, a realizar un Pacto Educativo Global ante la ‘catástrofe educativa’ que tenemos. Millones de estudiantes, a consecuencia de la pandemia, se han visto en la necesidad de abandonar sus estudios. El papa nos invita a no olvidar el papel transformador que tiene la educación, ya que es uno de los espacios más eficaces para humanizar el mundo y la historia, es ante todo “una cuestión de amor y responsabilidad”, por lo que no podemos permitir el empobrecimiento del pensamiento y la imaginación, ya que lo que realmente está en crisis, es la forma de entender la realidad y de relacionarnos.

No debemos descuidar nuestra misión educativa, el buscar estrategias para que todos tengan acceso a la educación, preparación, desarrollo de competencias, fomento a la lectura y el estudio. Nelson Mandela decía que “la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo”, la verdadera riqueza de un país, de una empresa, de una sociedad, está en su gente, de ahí la importancia de trabajar en pro de la dignidad de la persona, de enriquecernos a través de una información –formación- de calidad que promueva la reflexión crítica y la imaginación, una educación humanista que forme ciudadanos, profesionales comprometidos, libres, responsables y solidarios.

Ante un contexto de elecciones políticas, en el que vemos y escuchamos campañas que dejan mucho que desear en su propuesta, con personas que cuidan más su prestigio y poder, debemos ser críticos y optar –votar– por la mejor opción, por aquella que muestre interés por la dignidad de la persona y el bien de la sociedad en general, que apueste por una educación de calidad desde la que busquemos nuevos paradigmas capaces de responder a los desafíos y exigencias que tenemos a nivel mundial desde nuestra realidad como país, que ponga al centro de sus estrategias promover el desarrollo integral sostenible. Tenemos el compromiso de ofrecer, a las nuevas generaciones, un futuro lleno de esperanza.

La emoción del momento

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtro. Juan José Iglesias Núñez • Director de UNIVA Plantel Colima

 

Este próximo mes de junio se llevará a cabo una de las elecciones más importantes en la historia de México. En una somera revisión de la historia de las elecciones y sus modos, es posible trazar la evolución de la política y principalmente la forma de hacer campañas. Desde acartonados discursos demagógicos apoyados por el monopolio de medios de los años setenta y ochenta hasta los bailes de segundos que parecen una eternidad en TikTok. En una elección democrática, uno de los principios básicos debería ser que la población conozca los postulados de los partidos en contienda, así como la propuesta de gobierno de sus candidatos. La persona que elijamos, trabajará -en teoría- por los intereses comunes de la población representada, por lo tanto, para poder elegir, necesitamos conocer sus proyectos de gobierno y la forma en que pretende resolver las problemáticas más acuciantes de sus representados.

Sin embargo, en esta elección en particular, algunos de las y los candidatos han relegado el contenido para centrarse en la forma, es decir, priorizan los videos, las actitudes y discursos que nada tienen que ver con una gobernanza y si con un afán de ganar popularidad a la más pura forma de un entertainer. Es de suponer que los candidatos -o sus asesores- al optar por este tipo de propaganda, tienen muy claro que las personas eligen principalmente con la emoción y no con la razón.

La estrategia de estar cerca de las personas visitando barrios y plazas en donde a través de saludos y sonrisas (o llevándoles cumbias y jingles pegajosos) se pretende ganar el voto se acerca más a esta idea que cualquier otra acción, porque, si el ser humano fuera un ser “objetivo” bastaría con acceder a las propuestas por escrito de todos los candidatos para saber cuál es el mejor de todos. Sin embargo, el candidato -o sus asesores- sabe que la emoción está involucrada y decidirá en gran medida la elección de la persona, por lo tanto, bajo esta lógica, se debe trabajar en este aspecto para que el candidato “se gane” la simpatía del elector y, por ende, su voto.

El lector atento a este pequeño escrito estará pensando a estas alturas que lo que se acaba de describir ha sido la mecánica perenne de cada elección. Sin embargo, otra novedad en esta en particular es el rompimiento absoluto de las formas, inspirados probablemente, por los gobernantes populistas no solo en México, sino en otros países. Actualmente, hay actitudes, palabras o acciones de las y los candidatos que en el pasado hubieran provocado que perdiera el respeto y la credibilidad de sus electores. Sin embargo, no necesariamente es así.

Por todo esto, en estas próximas elecciones, antes de acudir a la casilla a depositar nuestro voto, debemos tomarnos el tiempo para razonar, analizar y contrastar las propuestas para no dejarnos llevar por la emoción del momento.

 

 

La magia del 21

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Tuvo García Márquez la incomparable magia de retratar en sus novelas la colectiva personalidad de los gobernantes latinoamericanos, siempre añorando ser tlatoanis o reyes con poder sobre el pasado, el presente y el futuro. El “Otoño del patriarca” ha sido la primavera permanente de infinidad de mandatarios que se han dado desde México hasta Chile y Argentina, junto con otros personajes de distintos ámbitos, incluido el complejo mundo religioso.

Sin que hubiese la más mínima necesidad, a no ser psicológica o protagónica, los líderes que gobiernan la Ciudad de México han decidido que no hay mejor “21” que el que se cuadruplica. 2021, bicentenario de la consumación de la Independencia, 1821, consumación de la Independencia, 1521, nacimiento de la Nueva España, ¿y la fundación de Tenochtitlán? Bueno, pues los aztecas, que de Dios gocen, habían afirmado que su ciudad tenía sus orígenes en 1325, pero para los ideólogos del sistema vigente no ha sido ningún problema retrotraer cuatro años la fecha para que cuadre con un 1321, abundando en motivaciones de todo tipo para tener una celebración espectacular de cuatro efemérides en una sola.

No es ninguna novedad, así han sido nuestros líderes todo el tiempo, decretando que tales o cuales huesos son de Cuauhtémoc, aunque luego se sepa que el cráneo hallado era de mujer, decretando que el llamado grito de Dolores fue a las once de la noche del 15 de septiembre, aunque haya sido a las seis de la mañana de un 16 de septiembre, o que el 20 de noviembre comenzó la revolución, aunque ésta haya en realidad iniciado en enero de 1911, días más días menos, años más años menos, ¿a quién le importa? En una sociedad infantil todo es magia y fascinación. Para que cada cosa tenga el nombre que le corresponde, y los datos se respeten tal cual son, se requiere de una madurez que lamentablemente estamos lejos de alcanzar lo mismo en lo civil que en lo religioso.

Y una vez inventado el personaje o la fecha, la cascada de razonamientos de nuestros intelectuales orgánicos, que acaban acallando las voces de las personas serias, maduras y respetables, para imponer la hora de la señora jefa de gobierno y todo el asunto embrollado y mal entendido de la “fundación lunar” o lunática.

Desde luego que, a nosotros, habitantes libres del occidente mexicano, la fecha en que se haya fundado Tenochtitlán es de un muy relativo interés, pero nos hace recordar que acá también se cuecen habas, pues en realidad no sabemos en que día se fundó Guadalajara, aunque desde hace años se haya decretado que fue un 14 de febrero.

Y si alguien dice que la fundación de Tenochtitlán es importante, por ser la ciudad antecesora de la capital del país, les recuerdo que somos una república federal, por lo tanto, no tenemos una ciudad capital, sino un distrito federal que puede ubicarse en cualquier parte de la geografía nacional. En todo caso el asunto importa no por la ciudad referida, sino por la autocracia con la cual siguen actuando los gobiernos, que los hace creer que tienen poder para cambiar el pasado y el futuro, toda vez que el presente se les resiste.

 

Publicado en El Informador del domingo 23 de mayo de 2021

Impacto ambiental de la moda

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

Andrea Tamayo Cerda • Licenciada en Negocios de la Moda y Consultora de Imagen

 

Vestir a la moda, tener los mejores looks, comprar ropa para renovar nuestro guardarropa cada temporada y dejarse llevar por las rebajas, sin duda genera ilusión y emoción en la mayoría de personas, sin embargo, no siempre se habla de todo lo que hay detrás de ello.

Actualmente estamos viviendo momentos críticos en cuestión ambiental y sabemos que de no tomar acciones inmediatas los daños podrían ser irreversibles; sin embargo, cuando hablamos de cuidar el medio ambiente y los recursos naturales regularmente pensamos en otros ámbitos y no precisamente en la industria de la moda.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta: produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y transportes marítimos internacionales juntos, es considerada como una de las industrias más dañinas y contaminantes para el medio ambiente.

La producción textil es responsable del 20% de las aguas residuales globales y del 10% de las emisiones globales de carbono.

El modelo dominante en el sector es el de la “moda rápida”, que ofrece a los consumidores cambios constantes de colecciones a bajos precios y alienta a comprar y desechar ropa frecuentemente. De hecho, el consumidor compra por término medio un 60% más de ropa que hace una década y una pieza se utiliza solo diez veces antes de ser desechada. Entre otros datos alarmantes tenemos que:

  • Se requieren 7,500 litros de agua para producir unos jeans.
  • El sector del vestido utiliza 93,000 millones de metros cúbicos de agua cada año; una cantidad suficiente para que sobrevivieran 5 millones de personas.
  • La industria de la moda es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel mundial.
  • La producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto invernadero.
  • Cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura.
  • La producción de ropa se duplicó entre los años 2000 y 2014.

A pesar del panorama tan desfavorable, cada día diferentes marcas de moda comienzan a tomar acciones en beneficio del medio ambiente, sin embargo, el mayor beneficio y cambio está en nuestras manos: los consumidores.

La mayoría de los problemas surgen por la falta de conocimiento; los consumidores solamente pasan por el proceso de llegar a una tienda y adquirir su prenda para vestirla, o en ocasiones es hasta más simple, comprar en línea, con un solo click se limitan a esperarla en la puerta de su casa.

Por lo que, tener conocimiento sobre todo el impacto social y ambiental que puede ocasionar una simple prenda es el primer paso para crear conciencia y poder actuar diferente.

Interesarnos en conocer los textiles que se usan y los procesos que se emplean para la fabricación de nuestra ropa nos permitirá realizar compras con conciencia y con ello, lograremos invertir en prendas funcionales que nos brinden versatilidad para darles mayor uso, evitando así prendas desechables y eligiendo marcas que tengan un compromiso real con el medio ambiente.

Aprendamos a comprar con conciencia, adquiere calidad no cantidad, ten los cuidados necesarios con tus prendas para alargar su ciclo de vida, revisa las etiquetas interiores para conocer su composición y crea un armario inteligente para que evites comprar con tanta frecuencia.

La responsabilidad y el cambio está en nosotros.

Si al lector le interesa conocer un poco más del tema, recomiendo la siguiente bibliografía:

 

 

Gestión colaborativa con la Coordinación de Responsabilidad Social UNIVA.

 

 

 

 

El Caballito Arrogante

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

Maricarmen de la Lastra García • Alumni de la Licenciatura en Administración de Empresas, UNIVA Plantel Uruapan

 

En un lejano lugar, donde nacen los caballos más finos del mundo, nació el más hermoso y sano potrillo de color dorado… Era un caballito juguetón y risueño.

En un lejano lugar, donde nacen los caballos más finos del mundo, nació el más hermoso y sano potrillo de color dorado. Era un caballito juguetón y risueño.

Sus padres: un finísimo caballo de color marrón; y su madre: una yegua también muy fina de color blanco, eran los más felices del lugar, pues sabían que tenían el potrillo más hermoso de todas las familias de caballos.

El caballito comenzó a crecer… sabiéndose tan hermoso, empezó a convertirse en un potrillo malcriado, grosero y arrogante; pues tantos comentarios sobre su color tan particular y su hermosura, le habían hecho daño, ocasionando que se sintiera superior a todos.

Todas las mañanas iba a beber agua a la orilla del lago, lo primero que hacía era ir a contemplar su imagen. El sol intensificaba su bello color, haciéndolo resplandeciente. Brillaba como brillan las monedas nuevas de oro; su dócil cabellera dorada se movía al capricho del viento. Parecía que brotaban de él destellos fulgurantes, su hermosa y graciosa silueta estaba llena de gallardía.

El potrillo siguió creciendo, convirtiéndose en un bello garañón…

Una mañana en que fue a beber agua a la orilla del río, el caballito se encontró con un raro ejemplar; era un feo animal de carga: orejón, peludo, tosco de facciones, panzón, con patas cortas y un horrible color gris opaco.

Sintió mucha repulsión al ver a aquel animal. Le parecía tan feo y muy poca cosa.

El animalito se dio cuenta de la presencia del caballo, pero no se preocupó. Continuó bebiendo agua, hasta satisfacer su enorme sed.

El caballo esperó impaciente para ver si el animal se retiraba al ver su presencia, pero al ver que no lo hacía, se dignó a preguntarle con voz muy altanera:

—¡¿Quién eres tú, no sabes que debo ser el primero en beber el agua del lago cada mañana?!

El animalito continuó bebiendo el agua, sin preocuparse por la pregunta del caballo.

Furioso el caballo le reclamó:

—¡¿Qué no te das cuenta que te está hablando el más hermoso ejemplar equino de toda la comarca?!

El animalito volteó, mirándolo con sencillez y le contestó:

—Sólo veo a un caballo que viene a cubrir su necesidad de tomar agua.

—¡Esto es inaudito! Gritó furioso el caballo, relinchando con gran enojo; mientras lo hacía, los destellos de su cabellera le seguían en cada movimiento, resplandeciendo como el mismo sol al amanecer.

Tratando de contener su ira, volvió a preguntar al animalito:

—¡¿Puedes decirme quién eres?!

—Soy un asno. Vengo acompañando a mi amo en un largo viaje. Por ello cargo en este morral algunas cosas que nos servirán para el viaje.

—¡Pues que te quede claro, que nadie bebe agua del lago, hasta que no lo haga yo!, dijo el caballo déspotamente.

El burrito sin inquietarse, movió su cabeza dándose por enterado del comentario del caballo, pero sin darle importancia.

El caballo continuó su camino. Paseaba plácidamente por los verdes campos llenos de flores. Le gustaba mucho trotar con elegancia para buscar la admiración de todos los animales que habitaban en el lugar. Se recostaba sobre las flores lilas que brotaban entre el pasto, tratando de esconderse; sabía que mientras hubiera sol, su color lo delataría y como una llamarada intensa se destacaría en cualquier lugar, aún oculto entre las flores del campo. Comía con mucha paciencia, creyéndose admirado por todos los de su raza y en general por todos los animales.

Los padres del caballito se sentían muy culpables del comportamiento de su hijo. Comentaban con profunda tristeza el gran error que habían cometido por haberlo hecho sentir tan especial y superior a los demás animales.

Una mañana, el caballito galopaba con toda su potencia por los verdes campos, corría con gran agilidad y destreza. Sabía que nadie era mejor que él. Que mientras más rápido corriera, a lo lejos se apreciaría el halo de luz dorada que iba dejando a su paso. De pronto, para su gran sorpresa tropezó cayendo estrepitosamente, golpeándose muy fuerte en la cabeza y lastimándose terriblemente una de sus patas delanteras. Cayó con todo su peso en un charco de lodo, perdiendo el sentido por completo a consecuencia del golpe.

Despertó al comenzar la tarde, mareado y con un fuerte dolor de pata. ¿Qué pasa?, se preguntó: ¿por qué no han venido a recogerme?

Pasaron los minutos y nadie se acercaba. ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué no me ayudan? Se sintió muy triste y por primera vez se dio cuenta que no contaba con ningún amigo. Nunca se dignaba a saludar a nadie, había sido grosero con todos y se sintió avergonzado de sí mismo. No podía pararse, el dolor en la pata era insoportable y tenía mucha sed. Nadie se acercaba para auxiliarle. Tuvo mucho tiempo para recapacitar y darse cuenta que no era tan distinto a los demás y que también necesitaba de ellos. En eso, sintió la presencia de alguien. Tenía los rayos del sol frente a sí y no pudo darse cuenta de quién era. Sintió que vendaban con mucho cuidado su pata lastimada. Y después, en un recipiente le ofrecieron agua fresca del lago. Sediento bebió desesperadamente hasta saciarse.

Avergonzado y con la mirada baja, preguntó tímidamente:

—¿Quién eres? El sol no me deja verte, ¿por qué me has ayudado?

—Soy el asno viajero. Pasaba cerca de aquí y el resplandor de tus rayos me hicieron voltear. Al principio    creí que comenzaba un incendio, pero cuando me acerqué me di cuenta que eras tú. Te vi desmayado y fui por ayuda… Sólo que…  Hizo un largo silencio y el caballito inquirió:

—¿Qué pasó? ¿Nadie quiso venir a ayudarme, verdad? —Dijo con profunda tristeza.

—Bueno… es que los demás animales se encontraban demasiado ocupados, dijo el burrito, tratando de no lastimar los sentimientos del caballo.

—No… No fue eso… he sido tan arrogante que nadie quiso venir a ayudarme. Dijo al borde del llanto el pobre caballo.

—Ven, dijo dulcemente y con compasión el burro. Te he vendado lo mejor que he podido con una sábana que traía en mi morral. Trata de levantarte. Te ayudaré a volver a tu casa.

El caballo intentó pararse y después de mucho rato, logró hacerlo. Cojeaba dolorosamente, pero el burrito trató de ayudarle lo más que pudo y le sirvió de apoyo. Con gran esfuerzo caminaron por la vereda más corta que los haría llegar más pronto. En el camino, el caballo pudo ver la forma en que lo veían los animales:

La hiena, lo veía con mucho odio. En eso recordó que alguna vez se había burlado de las grandes orejas de sus hijos y agacho la cabeza.

Pasaron por donde estaba el gran oso. Éste lo miró desafiante, pues el caballo le había dicho con mofa que era torpe y tosco para correr. De nuevo el caballo volteó la mirada hacia otro lado.

Encontraron a su paso a un cuervo, quien se acercó para reclamarle al caballo:

—Y bueno… ¿No habías dicho que todos caeríamos rendidos ante tu majestuoso color dorado? ¿Recuerdas tus palabras, hermoso corcel?— dijo con un tono muy burlón, pues el caballo se encontraba lleno de tierra y lodo, su reluciente color estaba opacado.

—¿Recuerdas que me dijiste que mi color negro aunque brilloso siempre sería el color de la muerte? ja, ja, ja… rió el cuervo con todo el descaro que pudo y se fue aleteando gustoso, alegrándose por la desgracia del caballito.

Ya casi para llegar, la noche se había presentado. El caballito se sentía rendido y muy triste. El dolor de su pata era insoportable, pero no tanto como el que sentía en su corazón. Se había dado cuenta que ser arrogante y engreído sólo le había servido para ganarse el odio de los demás. Pensó que se merecía el desprecio de todos. Recordó avergonzado el incidente que tuvo con el asno apenas hacía unos días y dijo para sí: “Este burrito me ha dado una gran lección: me enseñó que no importa la condición que tengamos, sino las acciones que realizamos en la vida“.

 

El caballito sanó de sus heridas. Y sanó también su corazón, al volverse sencillo y gentil con todos los animales del bosque.

 

FIN

 

Ilustraciones de Maricarmen de la Lastra García.