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El hambre: Un problema mundial que debemos combatir como sociedad

Yuliana Bañuelos Espinoza • Alumni Licenciatura en Nutrición UNIVA Plantel Guadalajara

 

“Nuestras acciones son nuestro futuro, hambre cero para el año 2030” este lema se menciona y se establece como objetivo por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para el Día Mundial de la Alimentación, el cual se conmemora el 16 de octubre desde el año 1979, con el objetivo de concientizar a la sociedad sobre el problema alimentario mundial al que nos enfrentamos y así ser solidarios en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.

En el planeta contamos con recursos suficientes para alimentar a toda la población y aun así más de 821 millones de personas padecen hambre. A nivel mundial se desperdician 1,300 millones de toneladas de alimentos. Simplemente el desperdicio de alimentos en México serviría para evitar el hambre que padecen 7 millones de mexicanos.

Es importante recalcar también el cambio climático como principal factor al afectar la producción de alimentos. El aumento de temperaturas, las sequías o inundaciones da como resultado una menor producción de alimentos y por lo tanto una elevación al costo para el consumidor.

La ONU tiene tres roles en esta problemática; el primero es reunir a quienes redactan las leyes con académicos y la sociedad civil para discutir el asunto al respecto. El segundo será documentar lo que está pasando y crear un intercambio de soluciones, porque se trata de un desafío universal. El tercero es la agenda normativa, el poner presión a los gobiernos sobre sostenibilidad y crear modelos económicos que sean menos dañinos para el planeta y el desperdicio de alimentos.

Pero nosotros como sociedad y consumidores ¿Qué podemos hacer para evitar que el problema vaya en aumento? Empecemos con cambiar nuestros hábitos de consumo actuales; comenzar a consumir más productos locales, planificar y comprar sólo lo que se necesite realmente, para evitar el mayor número de desperdicios; aprender el manejo seguro de alimentos, tener un almacenamiento adecuado en los hogares y así mismo comprender las fechas de consumo preferente para prevenir y reducir el desperdicio de alimentos. Acciones sencillas como no tirar la comida que sobre en casa y congelarla para consumirla más tarde, pedir para llevar la medias porciones en restaurantes si no se tiene mucha hambre y comerla en casa; contribuyen de manera positiva al problema. También tenemos que ser conscientes de que, como sociedad, debemos exigir a nuestros representantes políticos el invertir en acciones y políticas sostenibles que apoyen en el combate de los problemas climáticos y alimentarios.

“Dietas saludables para un mundo sin hambre” es el objetivo y lema de este año. A lo largo de las últimas décadas, el patrón alimentario y las dietas han cambiado de una forma drástica, siendo el resultado de la globalización alimentaria, la urbanización y el aumento de los ingresos económicos, se ha pasado de platos tradicionales donde predominaban los alimentos vegetales y ricos en fibra, a dietas con alimentos cargados en azúcares, almidones refinados, grasas y sal, se abusa de los alimentos preparados y procesados, de la carne y de otros alimentos de origen animal. Por lo tanto, otra acción que debemos tomar en cuenta es volver a las dietas saludables. Una dieta saludable es la que proporciona las necesidades nutricionales de los individuos ofreciendo alimentos suficientes, inocuos, nutritivos y diversos para llevar una vida activa y reducir el riesgo de contraer enfermedades. Incluye, entre otros, frutas, verduras, legumbres, nueces, semillas y granos integrales y alimentos con un bajo contenido de grasas (sobre todo grasas saturadas), azúcar y sal. Se debe buscar un espacio y tiempo para la preparación de las comidas saludables y nutritivas; las comidas saludables no tienen que ser elaboradas, en realidad, los alimentos saludables se pueden cocinar de manera rápida, sencilla y deliciosa utilizando solo unos pocos ingredientes. Dentro de esto se puede considerar tener un huerto urbano en casa, adaptar un espacio y empezar a cultivar nosotros mismos parte de nuestra comida. Es importante concientizar en escuelas con clases y talleres sobre la importancia de una dieta saludable y no desperdiciar comida.

Educar a las siguientes generaciones y enseñar a nuestros hijos a ser consumidores responsables y ser conscientes de lo que estamos consumiendo, para así llevar una dieta saludable, evitar los desperdicios y problemas como el sobrepeso, la obesidad y la desnutrición, son de las cosas que nos quedan por hacer para lograr un cambio significativo en el mundo.

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