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Líderes de opinión

Trucha con Juan

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtro. Miguel Camarena Agudo · Encargado de Corrección y Estilo del Sistema UNIVA

 

Hoy todos corren, todos gritan

La tierra se empieza mover

Hoy todos corren, todos gritan

Las balas empiezan a llover

Juan Cirerol

Sabes que me gusta la metanfeta es una frase de una de las primeras canciones de Juan Cirerol. Un irreverente cantautor que ya tiene por lo menos una década en la escena musical nacional. Su estilo es, como lo ha mencionado en algunas entrevistas, la mezcla de Johnny Cash y el dueto de música norteña Miguel y Miguel. Se acompaña solo de un docerola o guitarra y armónica. Su actitud en un tiempo fue una mezcla de junkie, punketo y borracho; un estilo de vida igual de underground que su música. Todo un representante de la vida recia. El mismo que decidió desde muy morro que el trabajo no era lo suyo, sino la música: Iba caminando y no traía un peso, y un anuncio de repente veo, decía se solicita empleado, yo me voy corriendo no vaya a ser el diablo.

Pero más allá de todos sus desmanes en el escenario y actitudes de rockstar, sus letras reflejan el maravilloso caos en el que anduvo metido. Son el testimonio de un mundo subterráneo en el que las drogas, el alcohol, el narcotráfico, la parranda, el desempleo, la contaminación, aparecen recurrentemente, sustancias como el cristal, la piedra, la cocaína, la metanfetamina y la marihuana, son aludidas en muchos de sus temas.

El coctel molotov que logró crear Juan Cirerol con su estilo también tiene ingredientes tan adictivos y corrosivos como son el amor y desamor. Iba acordándome de ti, mi corazón lloró, cuando todo terminó… te besabas con aquel, no lo creí, tú eres mi amor sin explicación… canta en uno de sus temas. En otro el coro manifiesta la frustración que le genera el ser sujeto de un engaño: Eres tan cruel, solo juegas con mi corazón, se te hace fácil darle largar a nuestro amor, porque tú sabes que yo estoy aquí, esperando por ti…

Es sorprendente la crudeza y la sencillez con que habla sobre los madrazos que el corazón recibe de vez en cuando, tiene una suerte de descarnamiento, así como un manejo del absurdo, digno de aplaudir: A dónde fue ese amor que teníamos tú y yo, se perdió en la monotonía, tenías razón, debí comprarte otra cocina… En Piso de piedra nos cuenta sobre una relación de dos personas que están unidas por la adicción a la piedra: Quisiera que no se me acabe la piedra, para estar otro ratito sin aburrirme de ti… Más adelante dice algo, que más que gracioso u ocurrente, es doloroso: Quisiera ir a una pinche supermarket, para comprarme una vida, una vida para ti y para mí.

Siempre he creído que las personas que se dedican al arte deberían ser congruentes y auténticos, no una simulación. Ese es mi gusto a la hora de leer o escuchar música, no digo que sea la norma. Respeto mucho a todos aquellos que en sus creaciones dejan trozos de alma, corazón, hígado, riñón. Que lo hacen, como bien dice un amigo, con la sangre de sus venas. En las canciones de Juan Cirerol hay muchos pasajes que algunas personas solo se atreven a contar a su terapeuta. Juan es un músico y compositor con una sinceridad, desfachatez, honestidad, insolencia, pocas veces encontradas. Es un ejemplo de que hay veces que más allá del talento, la actitud es la que hace que las cosas sucedan, sin buscar ninguna otra recompensa que la expresión de ciertos sentimientos atascados en el interior, así como del estar haciendo lo que se ama.

Dime que no te vas a ir

Dime que no existe el tiempo

Yo quiero estar junto a ti

No importa que no sea pa´siempre

Quiero estar junto a ti

Rostros Vendidos, Juan Cirerol

¿Por quién vas a votar?

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtra. Laura O. Robles Sahagún · Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo UNIVA

 

Ya decidiste tu voto? ¿Conoces a los candidatos por los cuales te corresponde votar? ¿Sabes cómo será la votación este año? Hay muchas preguntas por hacerse para poder ejercer el derecho a votar que, si bien es cierto que es un derecho que tenemos los ciudadanos, también lo es que se convierte en una obligación moral porque de nuestros votos emitidos, no emitidos o cancelados, dependerá el futuro de nuestro municipio, estado o nación.

Cada voto de las elecciones del próximo 06 de junio 2021 costará $291.50 en promedio siempre y cuando votemos todos los ciudadanos inscritos en el padrón electoral. Si el costo total de la elección (que sale de sumar el presupuesto asignado al INE y las estratosféricas cantidades que se le otorgan a los partidos políticos y hablamos de 27 mil 689 millones de pesos), lo dividimos entre el número real de votantes, entonces podríamos decir que podría costar $583.00, toda vez que se considera que solo 5 o 6 ciudadanos, de cada 10, salen a votar.

Por ello es necesario saber por quién podemos votar, qué proponen (pero no solo a manera de lluvia de ideas, sino con estrategias reales) y pensando en el bien común. Hoy más que nunca, en México necesitamos gente preparada y con firmeza para resolver, ya sea desde lo legislativo o lo ejecutivo, la grave problemática general en la que estamos, en todos los temas de la agenda pública como lo son la salud, la seguridad, la economía, el medio ambiente, la educación, la cultura, la investigación, infraestructura, solo por mencionar algunos.

Sería muy bueno que siguiéramos las cuentas oficiales del Instituto Nacional Electoral (www.ine.mx) y de las oficinas estatales (para Jalisco es www.iepcjalisco.org.mx) para informarnos, también navegar por sus páginas que, dicho está de paso, requieren una buena depuración, tanto en los buscadores como en el sitio mismo.

Una vez sabiendo cuál es el distrito en el que se vota (se puede obtener revisando la geografía electoral en la página de las oficinas estatales y se hace la búsqueda con el número de sección que viene en la parte frontal de la credencial del INE), entonces ya es momento de seguirle la huella a los candidatos que son de nuestra demarcación geográfica.

Yo he encontrado en la página www.buroparlamentario.org que inició como un proyecto académico, una buena guía sobre el trabajo que han hecho los diputados federales y en la actualidad es una aplicación que ofrece herramientas para ejercer un voto razonado, según versa en su propia descripción. Cuenta además con aplicaciones para Android y iOS.

En estas elecciones se trata de votar y hacerlo de manera inteligentemente razonada. Con elementos reales y no solo campañas que desacreditan sin proponer ¿o acaso no mereces tener al mejor gobernante para que te ayude a salir adelante?

 

Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del viernes, 23 de abril de 2021.

Publicidad engañosa

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Damos por hecho que la finalidad de la mercadotecnia es engañar, pero no es así. La mercadotecnia en todo caso tendría que definirse como el arte de informar y publicitar honestamente acerca de ideas y productos con la finalidad de que el público, enterado, los adquiera.

Pero existe, sabrá Dios desde cuando, la publicidad engañosa, y con tal prodigalidad, que la gente acaba por no distinguir entre la veraz y la mentirosa. Que una azotea pueda convertirse en Acapulco si se usa tal o cual producto, o que una cubeta se vuelva una lavadora si se emplea determinado detergente, era apenas el tímido inicio de una publicidad que oscilaba entre la seducción y el engaño. Hoy nos dicen que una almohada quita el insomnio, que hay productos que alivian todas las enfermedades, que los alimentos artificiales son iguales o mejores que los naturales. Pero donde parecen haberse quebrado todos los límites éticos es en la mercadotecnia política.

Las actuales campañas ofrecen un escenario donde las medias verdades, las medias mentiras, el maniqueísmo galopante y el cinismo extremo tienen la batuta, ningún partido se considera capaz de hacer campaña si no es agrediendo a los demás, la muy podrida afirmación de que “nosotros sí haremos lo que nunca han hecho los otros”, sólo puede entenderse en sentido negativo, y una mercadotecnia dedicada a enlistar todos los errores, desaciertos  y corruptelas del partido en el gobierno, lo único que logra es recordarnos que exactamente lo mismo han hecho quienes ahora denuncian a sus sucesores.

Solamente los nuevos partidos, los que nacieron ayer, carecen de pasado, aunque luego se pueblen de los egresados de los partidos de toda la vida, dispuestos a aprovechar la ingenuidad de estas nuevas entidades. No por ello desarrollan una mejor mercadotecnia, ahora volcada sobre todo a que son la opción inédita como si eso bastara para dar mejores resultados. En un país donde todos los partidos, habidos y por venir, son tributarios de un único sistema político, un nuevo partido puede acabar siendo un nuevo soporte al sistema de siempre. Aclaro, entiendo aquí por “sistema político” la estructura de poder creada por los políticos mexicanos con el único fin de perpetuar las condiciones y privilegios de la clase política, tarea a la que se ha de sumar cuanto partido exista. Nada que ver con la definición jurídica según la cual México es una república democrática representativa y federal, eso es solamente el maquillaje.

Junto a la mercadotecnia oficial de los partidos en campaña, existe otra mercadotecnia, directa o indirectamente relacionada y, en ocasiones, subvencionada, y que hoy día se expresa sobre todo en  las redes sociales, la de los opinadores espontáneos, tremendistas, agoreros del próximo fin de la democracia, de las libertades, de las instituciones, como si la sociedad no pudiera tener otras opciones, sistemas o estructuras que las que ha tenido en los últimos doscientos años, periodo de tiempo en que jamás hemos conocido la democracia, ni tampoco es que hayamos hecho mucho por conocerla y sobre todo vivirla y exigirla.

Por lo pronto, las campañas no hacen sino confirmar el bajo concepto que de nuestra inteligencia tienen políticos y mercadólogos.

El arte de amar

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dra. Ma. Cristina Martínez Arrona · Jefa de UNIVA Online

 

El arte es la expresión de los más profundos pensamientos,

por el camino más sencillo.

Albert Einstein

El poeta romano Ovidio escribió, entre los años 2a.C y 2d.C, tres cánticos que hacían referencia al Arte de Amar. En 1956 el filósofo y sociólogo alemán Erich Fromm publicaría un libro con el mismo título The Art of Loving, subrayando que el amor es un arte, así como lo es el vivir. Para sobresalir en un arte en específico, como lo es la música, la pintura, la arquitectura o cualquier otra disciplina, hay que tener, además de pasión, un dominio profundo de la teoría y de la práctica, por lo que implica dedicarle tiempo.

De la misma forma si queremos amar, y que el amor forme parte esencial de nuestra vida debemos de “capacitarnos” en el amor. Fromm describe que el amor se puede concebir de diferentes formas: fraternal, filial, a uno mismo, erótico y a Dios. Por lo que no habla del amor vinculándolo con una persona en específico, sino de la actitud de amar, de una orientación del carácter que determina la forma de relacionarnos con las personas, las cosas y con la naturaleza. Nuestra forma de ser y estar en la casa común.

Para poder vivir en un estado de enamoramiento, observando la realidad con una nueva luz, contemplando las dificultades como oportunidad para una nueva conquista, se requiere, como en todo proceso de aprendizaje: disciplina, concentración, paciencia y mucha práctica, para profundizar en aquello que será nuestra maestría, la habilidad a través de la cual nos vamos a expresar y dejar huella. El ser capaces de amar enriquece nuestra existencia, le da sentido. Como decía Madre Teresa, entregarnos sin esperar que nos devuelvan el amor, con la esperanza de que el amor crezca en el corazón de la otra persona, y si no es así, ser felices porque creció en el nuestro.

Martín Descalzo también hablo de la importancia de implementar en nuestra actividad cotidiana, gestos de amor, consciente de que estos no cambian el mundo, pero si lo hace más amigable y genera una cultura fraterna. Escribió una lista de “24 pequeñas maneras de amar”, como, puede ser el pensar bien de todos; tener la manía de aportar y construir a los demás; multiplicar el saludo; hacer favores; olvidar ofensas; sonreír; aguantar a los pesados; no gritar; dar buenas noticias, entre otras acciones y actitudes.

La ‘nueva normalidad’ que vivimos nos está exigiendo un tipo de disciplina, de comportamiento y acciones en nuestra forma de amar y de relacionarnos, con la certeza de que un momento de felicidad compensa todo dolor y sufrimiento, ¿cómo estamos implementando el arte de amar? ¿Qué estudio-acciones realizamos para ejercitarnos en ello?

Que el amor sea la vocación de nuestra vida, independientemente del arte a través del cual se exprese.

 

Publicado en El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara del domingo, 01 de marzo de 2021.

 

La Primavera

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

En Guadalajara “primavera” significa tres cosas: una estación del año, un árbol maravilloso que florece en vísperas de dicha estación con un estallido de intenso color amarillo, y un bosque cercano que garantiza la calidad del aire que respiramos.

Este importante pulmón de Guadalajara, forma parte de la Sierra Madre Occidental y del eje volcánico transversal, zona de volcanes, lagos y bosques que ciñe la república mexicana desde el occidente hasta el estado de Veracruz.

El bosque debe su nombre a una hacienda resinera que se estableció en los terrenos de la familia Lancaster Jones, la cual, en 1896, había tenido allí una tequilera. La hacienda se llamó “La Primavera”, e inició sus operaciones a principios del siglo XX.

De las treinta mil hectáreas que originalmente formaban este bosque hoy día restan apenas unas veinte mil, es decir, se han perdido diez mil hectáreas a manos de fraccionadores y de políticos.

El drama comenzó cuando el gobernador Medina Ascencio declaró a la Primavera zona de utilidad pública y uso turístico, y ya no reserva protegida, como lo venía siendo desde el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas. La decisión fue avalada por el nuevo presidente Luis Echeverría, en beneficio de su nutrida y agresiva familia política. En 1972, el gobernador Orozco Romero declaró reserva urbana a dicho bosque, lo cual permitió la construcción de fraccionamientos como Pinar de la Venta, Bugambilias y el Palomar, desatando el insaciable apetito de los urbanizadores que siempre quieren más.

Fue en 1980, con el presidente José López Portillo y el gobernador Flavio Romero, que se derogaron los decretos anteriores, y se protegió nuevamente lo que quedaba del bosque, ahora establecido como “Zona de protección forestal y refugio de la fauna silvestre”.

En delante, serán los incendios, habitualmente provocados, los que tomen la revancha, incendios criminales para la naturaleza, para el ambiente y para la misma sociedad humana. Recordemos que solamente el año pasado se registraron 47 incendios, aunque ninguno como el del 2005, que dañó más de ocho mil hectáreas del área “protegida”.

En el presente año seco, ya van dos incendios, el segundo afectó seriamente la salud y la vida de algunos de los combatientes, cosa que tiene sin cuidado a quienes provocan estos siniestros. Es igualmente notable que estos ataques vengan desde municipios aledaños, como sería Tlajomulco, y las poblaciones de Arenal y Tala. A estos males deben añadirse la explotación de bancos de material, los pozos geotérmicos, la tala descontrolada, algunas otras actividades agrícolas y ganaderas, y el turismo irresponsable.

Por lo mismo resulta plausible que el Congreso estatal insista en que dicho bosque debe cerrarse hasta iniciado el temporal de lluvias, contra la opinión desinformada del responsable, que persiste en mantenerlo abierto, porque la gente, dice, en medio de la pandemia, necesita esparcirse justamente en ese espacio, como si no hubiese otros lugares donde poderlo hacer al alcance de la mano.

De cualquier manera, la historia reciente de este gran bosque no es sino un muestrario de los daños que pueden provocar las alianzas perversas entre políticos y empresarios, todo lo cual hace sospechar, sin que conste, que la ausencia de normas claras y medidas preventivas eficientes y radicales, son parte de esas mismas alianzas.

 

Publicado en El Informador del domingo 25 de abril de 2021.

La cultura del «encuentro»

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtro. Jorge Iván García Morando • Coordinación de Proyectos Sociales y Religiosos

 

La existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás:

la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro.

Fratelli tutti, Papa Francisco

La visita del Papa Francisco celebrada hace unos días atrás, nos recuerda la importancia que tiene el «encuentro» como una de las características de su pontificado. Y será en la visita a la región de Ur en Irak donde se celebró el «encuentro» entre las diferentes expresiones religiosas, diversas entre sí, pero que comparten un sentido y anhelo por la vida y la paz en común, entendiendo que el encuentro es “un caminar en compañía con el otro que es distinto y diferente, recordando que somos peregrinos y peregrinamos juntos; es la posibilidad de superar las divisiones y realizar la plenitud, confiando el corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas, y mirar ante todo lo que buscamos: la paz en el rosto del único Dios”, dice el Papa Francisco en Evangelii gaudium. Es decir, el «encuentro» se da en un momento significativo para la humanidad, en la Llanura de Ur de los Caldeos, un lugar que nos remite a los orígenes y fuentes de la obra de Dios, al lugar donde nacieron las religiones monoteístas –judíos, cristianos y musulmanes– y otras religiones que se hermanan con estas.

En aquel lugar donde Abrahán escuchó a Dios y en el que dio inicio al cambio de nuestra historia. Fue en este lugar donde Dios pidió a Abrahán «mirar el cielo y las estrellas» (Gen. 15,5) que no es otra cosa más que la conmoción que nos debe generar al contemplar que compartimos un espacio en común, un lugar que nos hermana a todos y nos permite disfrutar del «encuentro con el otro», es un espacio en el que “el más allá de Dios nos remite al más acá del hermano”, nos dice el Papa Francisco. Es un lugar que es fuente de fe y esperanza, de misericordia y encuentro, de paz y armonía, de solidaridad y fraternidad con los otros, en fin, es un lugar que nos debe exigir tener una actitud de apertura en la verdad y en el amor que caracteriza el diálogo con el creyente que, como condición necesaria para la paz en el mundo, siempre se construye con la aceptación del otro, no con su rechazo. Por ello, la «cultura del encuentro» se da en el reconocimiento y en la necesidad por el otro, con el sentido de igualdad en dignidad y derechos; desde la expresión de la solidaridad que mueve conciencias y genera exigencias y compromisos morales, sean como virtud personal o como principio social ordenador; en última instancia, el «encuentro» privilegia el diálogo y la reconciliación que, hoy más que nunca, requerimos apelar a la verdad, a la justicia, al perdón y a la memoria, así como lo expresa San Agustín en su libro X de Confesiones: “desde que te conocí, permaneces en mi memoria y, la esperanza, no está sino en tu grandísima misericordia”.

Apología a la vagancia

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtro. Miguel Camarena Agudo • Encargado de Corrección y Estilo del Sistema UNIVA

 

Y así crecí volando y volé tan deprisa

Que hasta mi propia sombra de vista me perdió

Para borrar mis huellas destrocé mi camisa

Confundí con estrellas las luces de neón

Hice trampas al póker

Defraudé a mis amigos

Sobre el banco de un parque

Dormí como un lirón

Desde la temprana infancia me gustó andar en la calle y siempre ha sido algo que he disfrutado mucho. El peor castigo que podía imponerme mi madre era no salir a jugar con mis amigos. Entonces, no me quedaba más que obedecer y cumplir con todos los ordenamientos impuestos por ella, para yo lograr tal fin.

Cuando fui creciendo mis ímpetus fueron aumentando junto con la necesidad de expandir mis horizontes. Recorrer más sitios de la colonia, buscar algo diferente a lo ya conocido me empujaba a explorar otras zonas lejanas a las propias fronteras del barrio. La gavilla de pequeños trúhanes con los que compartía, no solo la cuadra, sino la vida, realizábamos expediciones a los pueblos aledaños. Nuestra condición de cachorros de periferia nos daba esa la posibilidad de brincar los bordes de la ciudad con muy poco esfuerzo.

Más de una vez las madres de algunos de nosotros se lanzaron al rescate de esos pequeños exploradores que salían a cazar gusarapos en los charcos cenagosos, cortar guamúchiles, o simplemente internarse en los huertos aledaños a robar fruta. En esa edad, la de la inocencia, no teníamos una consciencia del peligro o quizá no estaba tan podrida la sociedad. No por eso nuestras madres dejaban de preocuparse por nuestro incierto paradero.

A los doce años me tuve que ir de ese lugar, pero seguí asistiendo a la misma secundaria todavía un año más. En esa época de adaptación a la nueva casa y del alejamiento paulatino de mis viejos amigos, seguí teniendo experiencias, salir en bicicleta por la ciudad, pasar tardes en el Skatocaño, recorrer las vías del tren y otras tantas ocurrencias naturales en un gato de baldío.

En la preparatoria tuve la suerte de conocer a un grupo de locos de atar con los que hice viajes a la playa. Tuvimos la oportunidad de conocer un pueblo en Zacatecas del cual nos enamoramos y al cual recurrentemente íbamos a sembrar el terror, hasta que el narcotráfico se encargó de volverlo una realidad. Esperábamos cualquier puente o temporada vacacional para largarnos a vagar. Sin contar los múltiples reconocimientos a bares y lugares underground que hacíamos dentro de la propia ciudad.

Los fines de semana comenzaron a cobrar un sentido especial, eran la oportunidad de dejar atrás la semana y coquetearle a la vida con nuestra exacerbada insolencia de jóvenes terroristas. En esa época conocimos un mundo donde la belleza, la limpieza, la seguridad y la armonía estaban exiliadas. Al mismo tiempo que nos convertíamos en anormales devoradores de libros. La música, la literatura y la poesía se volvieron una adicción en algunos de nosotros, lo mismo que el cigarro y el alcohol; una extraña conjunción. La preparatoria era un lugar de encuentro más que otra cosa, y estoy seguro de que aprendimos más de los otros que de la escuela.

Nos divertíamos a raudales viviendo, leyendo, cantando; vagando entre las calles, las palabras y los acordes. Éramos unos pobres románticos o parnasianos baratos, pero muy felices. No nos importaba nada, nos burlábamos de todo, nos reíamos de todos, nos queríamos todos. La vagancia era un sinónimo de libertad y oportunidad, la veta de las posibilidades infinitas de andar la vida y aprender de ella fuera de las convenciones y los estatutos. Me parece que la vagancia es una actitud natural que las obligaciones adultas a veces mutila o ablanda, pero que nunca deja de estar ahí para escapar de la realidad, tomar oxígeno y regresar en espera de la próxima chance para la aventura. Una suerte de rebeldía a sumergirse en el cansancio de la monotonía y la rutina, de escapar del conformismo, la trivialidad y la miseria de mirar todo desde una pantalla. La vagancia nos exime de la seguridad, nos hace correr riesgos, pero qué no es eso la vida, un maravilloso peligro, como decía Cabral.

A veces uno escribe este tipo de obscenidades más que para provocar a los detentores de las buenas costumbres, por la necesidad de plasmar algo que comienza a ser borroso; porque cada vez se aleja uno de esos tiempos y se tiene la sensación de ir perdiendo recuerdos. Uno escribe a veces para dejar constancia de que se ha vivido y que no se quiere morir del todo.

Por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo

Más de un beso me dieron y más de un bofetón

Lo que sé del olvido lo aprendí de la Luna

Lo que sé del pecado lo tuve que buscar

Como un ladrón debajo de las faldas de alguna

De cuyo nombre ahora no me quiero acordar

Así que de momento, nada de adiós muchachos

Me duermo en los entierros de mi generación

Cada noche me invento

Todavía me emborracho

Tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone.

Tan joven y tan viejo, Joaquín Sabina

La adaptación del “cuando” en la actualidad

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Jimena Ortiz Márquez • Estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación

 

La pandemia nos ha obligado a coexistir de manera virtual dentro de la sociedad dando seguimiento a muchas actividades que se realizaban de manera presencial, nuevas herramientas se han alzado en el mundo virtual y la estadía en casa nos ha ofrecido la oportunidad de conocernos mejor a nosotros mismos, pero aún se sigue pensando que de pronto la vida regresará a reanudarse como lo hacía con anterioridad. Podría parecer tedioso hablar de los estragos y consecuencias de la situación mundial, sin embargo, es un tema tan extenso que cada rama crea nuevas ideologías de las que me place reflexionar, así como las tecnologías, los progresos científicos, los movimientos sociales, el desgaste económico y sobre todo la educación a distancia cuya evolución, ha sido remarcable entre las instituciones académicas.

Uno de estos temas es la aparente fatiga sobre las plataformas virtuales, algo que claramente ya se había impuesto en nuestras vidas años atrás, se tuvo el tiempo para la adaptación y ahora, tras casi un año del inicio de la pandemia en México, tuvimos el tiempo de adaptarnos a la nueva virtualidad. Frases repetitivas del cuando no tienen horario estricto pues se escuchan a todas horas y en todas las plataformas digitales sin excepción: “cuando regresemos a la normalidad”, “cuando esto se arregle”, “cuando podamos salir”, “cuando haya clases presenciales”, “cuando nos veamos”; el tiempo es cruel, el tiempo consume todo a su paso y no podemos seguir esperando a tener una vida que ahora duerme en el pasado, ese cuando es muy probable que quedé abandonado en las profundidades de la memoria, pero eso sí, recordado como lo que alguna vez se tuvo y jamás volvió.

Considero que la adversidad provoca el coraje para hacer posibles las cosas imposibles; nuevos trabajos, nuevas maneras de hacer las cosas, nuevas amistades, nuevos canales de comunicación, nuevas estrategias, nuevas fronteras, nuevas sociedades… Es cierto, para muchos fue difícil la transición a lo virtual, es evidente que las motivaciones para estudiar en línea han decrecido con los meses y francamente no es 100% culpa de los profesores quienes (en su mayoría y basado en mi propia experiencia) han actualizado sus métodos de enseñanza para conseguir buenos resultados de parte del alumnado, sino que la cultura del mexicano promedio incita a las prácticas de ocio al momento de estar frente a un dispositivo digital. Y tampoco es culpa del estudiante que toda su vida ha contribuido a enriquecer esta cultura, puesto que no es consciente de cómo sus acciones lo afectan a sí mismo.

Vivimos en la Sociedad de la Información donde cualquier conocimiento está a nuestro alcance, en donde la red está inundada de expertos, textos, material audiovisual perfecto para el universitario, es un espacio infinito para la mente y tristemente poco explotado entre los jóvenes (he de incluirme) de nuestro país. Es entendible que no tenemos las mismas habilidades de aprendizaje, pero creo verdaderamente que todos tenemos la capacidad de aprender a aprender y creo que la rendición no es una opción viable, me parece más bien que la pandemia llegó para dejarnos en claro que podemos cambiar nuestros métodos, que somos lo suficientemente capaces para continuar con las pasiones que guían nuestro camino único, que de nosotros depende el seguir adelante y para ello es importante aceptar las oportunidades que la vida misma nos otorga, aprovechar al máximo cualquier sentimiento que nos haga ruido en el corazón y darle potencial a las ideas que se nos acumulen en la mente.

Ahora nos podemos basar en los sentimientos provocados dentro de una sesión virtual, el aprendizaje se vuelve más personal, las conexiones son más reales y el ambiente mucho más ameno. Todas estas pequeñas experiencias se pierden al divagar entre la inconformidad de la virtualidad, mas es un hecho que debe ser aceptado para brindar frutos maduros. A lo largo de estos meses he escuchado a muchos compañeros (internos y externos a esta universidad) que han optado por pausar sus estudios usando el cuando por excusa, algo inmaterial que cuesta tanto esfuerzo y causa tanta satisfacción, detenido por la simple idea de que “no es lo mismo”; y en efecto no lo es, pero al tener sus diferencias las aulas presenciales y virtuales también poseen sus similitudes y características que las convierten en una experiencia particular.

He aprendido este tiempo de reflexión que siempre se puede dar más, que la paciencia no se acaba, que las conexiones personales son más fuertes de lo que pensamos, que el amor es verdadero, que el tiempo es un arma mortal y que las lágrimas llenas de impotencia son reales. Todo esto debe ser considerado para comprender nuestra propia posición en el ahora y su representación individual, lo que hacemos en nuestra estadía en el ahora nos da las herramientas para concretarnos una idea futura; no dejemos las cosas para un después que encontrará la manera de sorprendernos, mucho menos dejemos morir los sueños que alguna vez se incrustaron en nuestras tiernas ilusiones; el cambio y la evolución son un proceso natural los cuales se deberán cumplir para la realización de éstos, en nuestro actual contexto el coronavirus vino para obligarnos a vivir una nueva etapa de la humanidad en la que los procesos se modificaron y en donde las relaciones interpersonales se vuelven más significativas.

El 2021 como un año nuevo, nos inspira esperanza en lo que se vivirá respecto a la pandemia (y a la vida misma), pero debemos tener en consideración que este no llegó a resolver problemas, sino todo lo contrario, nos impuso el comienzo de un nuevo ciclo con retos a enfrentar, nuevos desafíos para los que quizás no estemos preparados; lo que sí queda claro es que no importa lo que suceda… el cuando no deberá ser más poderoso que el anhelo de nuestros sueños.

La difícil tarea de conseguir trabajo. Recomendados vs Curriculum

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Laura O. Robles Sahagún Coordinación de Alumni y Bolsa de Trabajo

 

Conseguir un trabajo podría convertirse en una compleja tarea, por ello es importante que, desde las aulas, aprendamos a hacerlo. No se trata solamente de elaborar una hoja de vida o un curriculum vitae, sino de conocer nuestras habilidades y trabajar en nuestras deficiencias. Tampoco se trata de tener una buena calificación y en automático se abrirán las puertas laborales.

Escribir de forma correcta, hablar, gesticular, lograr el tono y el volumen adecuado, ser creativos, controlar los nervios y, además, demostrar que estamos bien capacitados en el área del conocimiento (o también oficio), para el cual nos estamos postulando, son algunos de los aspectos que tenemos considerar al momento de buscar un empleo. El trabajo en equipo será una habilidad que también debe desarrollarse.

Saber en dónde y cómo buscar vacantes (ahora ya es muy común hacerlo a través de plataformas digitales), conocer cuáles son las empresas que más nos convienen o incluso cuáles son las que tienen buenas prácticas laborales y que están rankeadas como primeras por ello y que son muy demandadas, es otro punto muy importante para emplearse.

Definir metas personales, puede ser un punto de partida para dirigir la estrategia de búsqueda de trabajo. ¿En dónde me visualizo en 5, 10, 15 años? Cuál es el sector de interés: gubernamental, iniciativa privada, organismos no gubernamentales, emprendurismo o quizá definirlo de modo más específico como actividades primarias (agricultura, ganadería, apicultura, acuicultura, pesca, minería, silvicultura, pesca, minería, explotación forestal); las secundarias (la industria de la transformación como la manufacturera, construcción, servicios básicos como electricidad, agua, etc.); actividades terciarias (distribución y consumo de bienes como finanzas, turismo, transporte y comunicación, telecomunicación, comercio, salud y sanidad, educación, solo por mencionar algunos).

Los tabuladores salariales, las prestaciones, las condiciones contractuales, el lugar de trabajo, si se requiere cambio de residencia o viajar, deben considerarse antes de postularse y de aceptar el trabajo, para no estar un mes en un lugar y otro mes en otro porque “no era lo que se esperaba”.

Hay un tema que sale de nuestro control al momento de postularnos y es, la competencia con otros candidatos, principalmente cuando éstos son recomendados y solo se hace una simulación del proceso de selección. Sí, es cierto, es una práctica común en el gobierno, pero también en la iniciativa privada. ¿Qué hacer ante esta situación? ¿Cómo podríamos saberlo antes de postular para no perder el tiempo? En realidad, es muy difícil saberlo y en más de una ocasión tendremos que afrontarlo en la vida y quizá ni cuenta nos demos. Pero por ello y para tener más armas no solo para conseguir el trabajo, sino para conservarlo, es importante trabajar las habilidades blandas, la mejora continua, la permanente capacitación y actualización.

No todos los recomendados van a calentar sillas, también los hay quienes son excelentes colaboradores. Eso sí, quien más sale perdiendo ante una contratación forzada y sin evaluar, es sin duda, la propia empresa.

 

Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del viernes 09 de abril 2021.

 

Cuatro plagas inclementes

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

El Covid, la sequía, los incendios provocados, y las campañas políticas se presentan en nuestro escenario como plagas inclementes, que contribuyen poderosamente a contaminar todavía más el ambiente social que respiramos. Todas, incluso la pandemia, son fruto de la manera irresponsable en que actúa el ser humano.

En las cuatro la autoridad se ha visto no sólo rebasada, sino ampliamente derrotada, en parte porque le ha tocado cosechar el fruto de muchas administraciones que fueron hipotecando el futuro de la ciudadanía a cambio de ganancias personales, hoy día esa hipoteca, jamás abonada, es prácticamente inmanejable, y aún así, se sigue hipotecando más.

La explosión demográfica de los municipios de Tlajomulco, de El Salto y Juanacatlán tuvo responsables y beneficiarios, pero eran sólo secuela de la ola expansiva que había antes sucedido en Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, desde que a alguien se le ocurrió, sin control y previsión de futuros, traer el agua de Chapala. El desastre ecológico ha sido inmenso y amenaza ahora con arrastrar la zona de los Altos. El problema de fondo no es de dónde traer más agua, sino cómo aprovechar mejor la que ya hay, lo cual podría costar menos que los onerosos estudios hechos en el sexenio anterior, pero también, más que la distribución del agua, lo que importa organizar es la distribución de los habitantes, a lo cual ningún gobierno se anima.

Los incendios provocados no se han detenido con la emisión de leyes, pero sí podrían preverse con medidas más audaces de vigilancia y de sanción, no nada más de los pirómanos, sino de sus empleadores. La criminalidad de quienes los provocan perjudica seriamente la salud de millones de personas, ya de por sí sometidas a la tiranía de la escasez de agua, mientras que pone en tan grave peligro a los cientos de personas heroicas que salen a combatirlos.

La pandemia ha mostrado la casi total ausencia de cultura cívica en la ciudadanía, y el fatalismo con que finalmente han actuado las autoridades estatales, renunciando a cualquier intento por controlarla, lo cual no sólo es una derrota sino sobre todo una claudicación, que no se observa en otros países, por lo menos en los europeos. Con el afán de salvaguardar la maltrecha economía y no hacer papel de ogro en plenas campañas políticas, el gobierno decidió dejar que la gente haga lo que le venga en gana, adiós semáforos y botonazos, que rija la ley de Darwin.

Gracias a este bando libertario, las campañas políticas están a todo lo que da, en mítines tradicionales, sin sana distancia, sin cubre bocas, sin originalidad, sin vergüenza, sin respeto a la ciudadanía, harta de los mismos manidos discursos trienales, escuchando un cúmulo impresionante de ofertas de todo lo que no le toca hacer al gobierno, en tanto que lo que sí le toca, sigue intocado.

Algunos idealistas habían pensado que, dada la contingencia sanitaria, los candidatos mostrarían creatividad a la hora de realizar sus campañas, innovando nuevas formas de dar a conocer sus propuestas, pero semejante hazaña no parece estar al alcance de estas personas, ni de sus asesores, acostumbrados a repetir el libreto, cambiando solamente el nombre de los actores.

 

Publicado en El Informador del domingo 18 de abril de 2021