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Líderes de opinión

El amor a la vida y la fascinación por la muerte: El ambiente biofílico y necrófilo

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dr. Juan Manuel Madrigal Miranda • Docente UNIVA Uruapan

 

En cierta forma la condición humana es muy simple: el nacimiento de la conciencia como especie y como individuos implica una separación entre sujeto (yo) y objeto (tú, las cosas). Así nace la conciencia, pero también, se conlleva la conciencia de la separatidad, de que estoy solo en cuanto al yo individual; de este darse cuenta nace el impulso más poderoso en el ser humano: el deseo de darle sentido a la existencia, la trascendencia de mi soledad, esto me lleva a relacionarme tratando de encontrar la unión, la comunión, con “ella”, “el mundo”, los objetos o situaciones

Este deseo de unión para trascender mi soledad toma tres formas básicas:

  1. Los estados orgiásticos
  2. El conformismo
  3. La unión creativa benigna

Los estados orgiásticos son usualmente a través de drogas (legales e ilegales), sexo compulsivo, sobrestimulación sensorial, y poder material; se caracterizan por ser intensos, violentos, implican al cuerpo y a la mente, son transitorios y periódicos; pero traen frustración, angustia, confusión, neurosis, agresividad, enfermedades, muerte y destrucción del medio ambiente.

El conformismo implica rutinas, pasividad y convencionalismo; trae mediocridad, destrucción del medio ambiente y del tejido social, así como la posibilidad de poderes políticos opresores y criminales.

La unión creativa o biofilia trata de cuidar a las personas, a otras especies y al medio ambiente, trae equilibrio personal y ecológico. Esta forma de unión considera que la salud mental es la capacidad de amar maduramente (respeto, cuidado, responsabilidad, justicia, ternura y conocimiento).

Estas tres formas de unión, de búsqueda de sentido, de saciar el Deseo Supremo (amor incondicional), por lo general no se dan en forma pura, se presentan en nosotros en forma alterna o mezclada, pero tiende a predominar una de ellas (véase, Erich Fromm, El Arte de Amar, Ed. Paidós, México, 1987).

La muerte de Dios como expresión radical de la necrofilia

Desde la Segunda Guerra Mundial pensadores muy influyentes, intelectuales, filósofos, teólogos, artistas, ateos “militantes” (agresivos contra las religiones), etc., influenciados especialmente por Federico Nietzsche han hablado de “la muerte de Dios”. Esos términos han fascinado a muchos, incluso surgió con Jean Paul Sartre el movimiento cultural “existencialista”, pero ¿qué significa a profundidad la “muerte de Dios”? Para comprender esto es necesario recordar que toda sociedad humana requiere un orden y sentido mínimo, un nomos para poder sobrevivir con sus niños y jóvenes, para reproducirse como comunidad que tiene una identidad que la estructura. Por esto el surgimiento del ser humano siempre ha ido acompañado de expresiones religiosas y simbólicas, como las de las pinturas rupestres y entierros.

Así, vemos que la religión, la aceptemos o no, es la actividad humana que trata de ordenar la vida cotidiana, es una lucha continua por mantener un orden sagrado y/o legal que le da sentido al sufrimiento, a la muerte y a la alegría de vivir; es una lucha constante contra el caos, la desorganización, contra el sufrimiento inútil; es un “escudo” contra el terror del sinsentido.

Entendemos por “religión” a un foco vital de orientación y devoción, así los ateos también son religiosos en el sentido de tener un foco, como la democracia, justicia social, etc., y somos conscientes que las religiones pueden también convertirse en factor de manipulación y enajenación cuando se olvidan de su núcleo: la espiritualidad (amor fraterno, compasión y justicia social).

La falta de orden benigno (nomos) es la anomia, la cual es un peligro contra el individuo pues pierde su sentido de realidad, la razón de vivir, la alegría y paz, se esfuman los vínculos emocionales benignos, la identidad gozosa y el disfrute de la belleza. Sin un orden benigno terrenal y trascendental el ser humano se queda en una absoluta orfandad, sin rumbo ni mundo coherente. La anomia produce anemia espiritual, angustia y sufrimiento sinsentido (“infierno”). La anomia puede ser individual o social y se retroalimentan recíprocamente (véase, Peter Berger, La construcción social de la realidad, Ed. Amorrortu; y del mismo autor, El Dosel sagrado, hacia una teoría sociológica de la religión, Ed. Amorrortu).

Esta noche intensa, absoluta y absurda es la “muerte de Dios”, la negación de todo valor benigno como cimiento de la vida personal y social (necrofilia). Federico Nietzsche se bañó delirante en esta sangre espesa y oscura, y logró alentar al nazismo. Gran parte de la historia de la humanidad es la lucha por sostener al nomos: un orden justo, la justicia, la paz, la belleza, el sentido benigno de vida y de muerte, y la alegría de vivir (biofilia)…

El gran humanista Erich Fromm (1900-1980), sociólogo, filósofo, psicoanalista, pacifista y luchador por el bien social, fue uno de los más importantes pensadores del siglo XX. Fromm desarrolló dos conceptos cruciales para comprender la condición humana actual que se debate entre la esperanza y el pesimismo, entre la injusticia, la violencia y la búsqueda de paz y alegría de vivir. Estos conceptos son el síndrome de Biofilia y el síndrome de Necrofilia.

Esta concepción fue desarrollada por Fromm, especialmente, en su obra El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal, Ed. FCE, México, 1974.

El síndrome de Crecimiento o Biofilia

Este síndrome consiste esencialmente en el amor a la vida, al ser humano y a la libertad. Implica amor al vecino, al extraño y a la naturaleza. Lo bueno es la reverencia a la vida, todo lo que le sirve y fortalece. La biofilia construye y produce balanceadamente, considerando al Todo; prefiere lo nuevo y la aventura en vez de lo rutinario y repetitivo; elige la alegría en vez de la tristeza, gusta de lo orgánico sobre lo artificial y mecánico. El amor a la vida es el núcleo de las filosofías, piscologías y religiones humanistas. Quiere influir por el amor y la razón, con el ejemplo más que con órdenes. Todo lo ve como algo vivo, lleno de espíritu. Su carácter es genital, quiere compartir con cuidado y respeto más que dominar.

El síndrome de Necrofilia o Decadencia

“Necrofilia”, etimológicamente significa “atracción por la muerte”, a veces se usa el término para designar la fascinación morbosa hacia los cadáveres, pero aquí la usaremos en un sentido más profundo, como una fascinación humana por la destrucción, la muerte, la oscuridad, lo enfermizo, lo marchito, frío, mecánico, gris, la basura, la admiración obsesiva por “la ley y el orden”; los necrófilos admiran al poder sobre otros, la capacidad de matar, desprecian a los débiles y pobres, ven cosas más que valores en sí y personas, prefieren lo pasado y la memoria en lugar de la frescura del presente, del aquí y ahora; quieren dominar, controlar; fácilmente caen en el sadismo y en el masoquismo, son posesivos, buscan compulsivamente seguridad. Esta orientación de carácter es anal, tienen tendencia a retener y a acumular.

La biofilia y la necrofilia son raras en su forma pura, la mayoría somos una mezcla, pero siempre predomina en la personalidad una de estas tendencias. La biofilia y la necrofilia no son un fatalismo mecánico como el Eros (“instinto de vida”) y Thanatos (“instinto de muerte”) de que habla Sigmund Freud, sino tendencias modificables de carácter personal y social. Predomina la tendencia a la biofilia, pero si no se cultiva, predomina la fascinación por lo perverso y el pesimismo.

La necrofilia está vinculada, como síndrome, con el egocentrismo y la fijación al placer. El “narcisismo óptimo” necesario, es decir, el impulso a sobrevivir, poseer y centralizar; el tener un centro de referencia entre los contenidos de conciencia puede inflarse, exagerarse y convertirse en soberbia y adicción a uno mismo, lo cual es una deformación patológica. También existe el narcisismo de grupo, pequeño o grande (nacionalismos fanáticos, trasnacionales imperialistas, etc.).

El placer es medicinal, pero con sustancias o personas inadecuadas (pedofilia, perversiones sexuales, etc.) o en circunstancias no éticas, se transforma en veneno. El narcisismo y la fijación al placer son los dos obstáculos más poderosos para desarrollar el amor maduro, la biofilia. El amor maduro conlleva responsabilidad, cuidado, justicia, respeto, ternura y conocimiento, es diferente al enamoramiento y a la pasión ciega.

¿Qué factores producen a la biofilia y a la necrofilia, en general?

La convivencia con personas biofílicas es muy decisiva, es un ejemplo vivo más allá de reglamentos y órdenes. El cariño, la libertad en vez de autoritarismo o libertinaje; otros factores son el estímulo de la creatividad, el cultivo constante de la ética y la espiritualidad; el contacto con la naturaleza, lecturas de sabiduría, estilos de vida sanos (ejercicio, dietas sanas, etc.), aprecio de la serenidad, la calma, tranquilidad, la respiración correcta, la contemplación estética, etc.

La necrofilia se fomenta en la convivencia con personas admiradoras del poder sobre otros, de la fuerza bruta, con los que desprecian a los débiles y pobres económicamente y a los diferentes, los abusivos, injustos, adictos, rutinarios, fríos, discriminadores, soberbios, obsesivos, que viven en la constante sobreestimulación sensorial, dominados por las emociones destructivas (odio, ira ciega, lujuria, avaricia, gula, pereza, envidia, violencia).

Socialmente, un factor clave para el desarrollo de la biofilia es la justicia social (no se usan a los demás como medio para acumular poder y objetos), esto implica la equidad de bienes y de oportunidades. Otros factores son la no producción de mercancías que dañen a las personas (física, psicológica y espiritualmente) y al medio ambiente; ausencia de manipulación por los medios masivos de información y comunicación (TIC); fomento de las artes; posibilidad de descanso y diseño de sano uso del tiempo libre; conservación e incremento de áreas verdes, parques y jardines; protección de la naturaleza; estimular a las religiones para que vinculen conceptual y prácticamente a la espiritualidad con la ecología.

Lo más importante para la construcción de la Biofilia

Decía Platón desde hace más de 2,500 años que la realidad externa es un espejo de la realidad interna, de nuestra conciencia, a esto se le conoce como “El espejo de Platón”. La experiencia humana se construye a partir de la existencia de algo, para la física ese “algo” es la partícula elemental y primordial de hidrógeno, para las religiones, para el cristianismo, por ejemplo, es la existencia de Dios. En ambas versiones el ser humano viene después de esa creación original a partir de “la nada”.

La conciencia humana es fruto de un proceso previo en ambas narraciones, “cuentos”. Pero aquí está la clave para comprender que la conciencia se forma a partir de “algo” que está allí, la Tierra para la ciencia y el Jardín del Edén para el cristianismo, es decir, lo objetivo se hace algo subjetivo. Esta subjetividad vino a dar los conceptos o ideas, el pensar a partir de impresiones sensoriales, un proceso que va desde hacer una lanza de una rama, afilar una piedra, hasta construir un edificio o una nave espacial, escribir libros sagrados, de poesía y música.

Así, el ser humano ha creado maravillas benignas, pero también, armas mortíferas e instituciones grises como cárceles, organizaciones criminales, manicomios, leyes injustas drogas sintéticas, entre otras más; lo más asombroso es que luego esas cosas creadas por él mismo se convierten en una selva extraña, compleja y destructiva, esto es lo que llamamos “el mundo”, “la realidad”, y pensamos que, “así es la vida” y nos resignamos… Pero no, así no es la vida, así la hacemos. El gran secreto olvidado para desenredar este nudo es revertir el proceso de encadenamiento y confusión, retornar al punto donde se decide entre la conciencia biofílica o necrófila, al origen de la conciencia, es decir, el darse cuenta -raíz de la formación de conciencia- como especie y como individuo.

De esta manera, la posibilidad de una conciencia benigna está en darnos cuenta a cada instante, en el continuo, de qué estamos sintiendo y pensando aquí y ahora pues, de esto depende cómo vamos a actuar y qué mundo estamos haciendo. Este cultivo metódico de la atención dentro del marco de que estamos hechos para el bien es precisamente la Atención Plena (mindfulness).

Este es el núcleo de toda religión humanista, de su espiritualidad más sabia pues de ello depende la calidad ética y la evolución benigna del cerebro humano. La espiritualidad universal, la psicología profunda, la filosofía y la neurociencia coinciden aquí. En términos religiosos es posible decir que la Atención Plena es una forma de oración continua (atención y concentración constantes, centradas en la reverencia a la vida, en la biofilia).

Pero, saber lo correcto no implica hacer lo correcto automáticamente (esto es un autoengaño), para desarrollar la Atención Plena, se requiere entrenar a la propia conciencia (mente). Nuestra conciencia ingenua u ordinaria, enajenada, vive presa de la libre asociación y el azar de las huellas mnémicas, de los recuerdos (ruido interno), y de las impresiones sensoriales ambientales (ruido externo), es decir, siente, piensa y actúa a base de ocurrencias, por esto está el mundo líquido, violento, gris y caótico. La Atención Plena es un estado óptimo de conciencia sana y una puerta hacia la evolución benigna de la conciencia humana.

Comprometidos con la educación

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios
Dra. Ma. Cristina Martínez Arrona • Directora de UNIVA Online

 

Si queremos un mundo de paz y de justicia

hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.

(Antoine de Saint-Exupéry)

 

Este tiempo de contingencia nos ha dado una perspectiva global gracias a la comunicación a través de la tecnología, hemos tomado conciencia de la interdependencia mundial que vivimos, y del cuidado que debemos tener en la dignidad humana y nuestra casa común. Estamos ante una crisis de salud, social, cultural y económica. El Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxfam, 2021) entrevistó a 295 economistas de 79 países donde el 78% considera que la desigualdad de ingresos aumentará y el 67% de ellos opina que sus gobiernos no han buscado ningún plan para mitigarlo. En México, el CONEVAL (2021) estima que tenemos 9,8 millones de nuevos pobres.

El pasado mes de octubre, el papa Francisco (2020) convocó a todas las instancias responsables de la educación, a realizar un Pacto Educativo Global ante la ‘catástrofe educativa’ que tenemos. Millones de estudiantes, a consecuencia de la pandemia, se han visto en la necesidad de abandonar sus estudios. El papa nos invita a no olvidar el papel transformador que tiene la educación, ya que es uno de los espacios más eficaces para humanizar el mundo y la historia, es ante todo “una cuestión de amor y responsabilidad”, por lo que no podemos permitir el empobrecimiento del pensamiento y la imaginación, ya que lo que realmente está en crisis, es la forma de entender la realidad y de relacionarnos.

No debemos descuidar nuestra misión educativa, el buscar estrategias para que todos tengan acceso a la educación, preparación, desarrollo de competencias, fomento a la lectura y el estudio. Nelson Mandela decía que “la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo”, la verdadera riqueza de un país, de una empresa, de una sociedad, está en su gente, de ahí la importancia de trabajar en pro de la dignidad de la persona, de enriquecernos a través de una información –formación- de calidad que promueva la reflexión crítica y la imaginación, una educación humanista que forme ciudadanos, profesionales comprometidos, libres, responsables y solidarios.

Ante un contexto de elecciones políticas, en el que vemos y escuchamos campañas que dejan mucho que desear en su propuesta, con personas que cuidan más su prestigio y poder, debemos ser críticos y optar –votar– por la mejor opción, por aquella que muestre interés por la dignidad de la persona y el bien de la sociedad en general, que apueste por una educación de calidad desde la que busquemos nuevos paradigmas capaces de responder a los desafíos y exigencias que tenemos a nivel mundial desde nuestra realidad como país, que ponga al centro de sus estrategias promover el desarrollo integral sostenible. Tenemos el compromiso de ofrecer, a las nuevas generaciones, un futuro lleno de esperanza.

La emoción del momento

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtro. Juan José Iglesias Núñez • Director de UNIVA Plantel Colima

 

Este próximo mes de junio se llevará a cabo una de las elecciones más importantes en la historia de México. En una somera revisión de la historia de las elecciones y sus modos, es posible trazar la evolución de la política y principalmente la forma de hacer campañas. Desde acartonados discursos demagógicos apoyados por el monopolio de medios de los años setenta y ochenta hasta los bailes de segundos que parecen una eternidad en TikTok. En una elección democrática, uno de los principios básicos debería ser que la población conozca los postulados de los partidos en contienda, así como la propuesta de gobierno de sus candidatos. La persona que elijamos, trabajará -en teoría- por los intereses comunes de la población representada, por lo tanto, para poder elegir, necesitamos conocer sus proyectos de gobierno y la forma en que pretende resolver las problemáticas más acuciantes de sus representados.

Sin embargo, en esta elección en particular, algunos de las y los candidatos han relegado el contenido para centrarse en la forma, es decir, priorizan los videos, las actitudes y discursos que nada tienen que ver con una gobernanza y si con un afán de ganar popularidad a la más pura forma de un entertainer. Es de suponer que los candidatos -o sus asesores- al optar por este tipo de propaganda, tienen muy claro que las personas eligen principalmente con la emoción y no con la razón.

La estrategia de estar cerca de las personas visitando barrios y plazas en donde a través de saludos y sonrisas (o llevándoles cumbias y jingles pegajosos) se pretende ganar el voto se acerca más a esta idea que cualquier otra acción, porque, si el ser humano fuera un ser “objetivo” bastaría con acceder a las propuestas por escrito de todos los candidatos para saber cuál es el mejor de todos. Sin embargo, el candidato -o sus asesores- sabe que la emoción está involucrada y decidirá en gran medida la elección de la persona, por lo tanto, bajo esta lógica, se debe trabajar en este aspecto para que el candidato “se gane” la simpatía del elector y, por ende, su voto.

El lector atento a este pequeño escrito estará pensando a estas alturas que lo que se acaba de describir ha sido la mecánica perenne de cada elección. Sin embargo, otra novedad en esta en particular es el rompimiento absoluto de las formas, inspirados probablemente, por los gobernantes populistas no solo en México, sino en otros países. Actualmente, hay actitudes, palabras o acciones de las y los candidatos que en el pasado hubieran provocado que perdiera el respeto y la credibilidad de sus electores. Sin embargo, no necesariamente es así.

Por todo esto, en estas próximas elecciones, antes de acudir a la casilla a depositar nuestro voto, debemos tomarnos el tiempo para razonar, analizar y contrastar las propuestas para no dejarnos llevar por la emoción del momento.

 

 

La magia del 21

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Tuvo García Márquez la incomparable magia de retratar en sus novelas la colectiva personalidad de los gobernantes latinoamericanos, siempre añorando ser tlatoanis o reyes con poder sobre el pasado, el presente y el futuro. El “Otoño del patriarca” ha sido la primavera permanente de infinidad de mandatarios que se han dado desde México hasta Chile y Argentina, junto con otros personajes de distintos ámbitos, incluido el complejo mundo religioso.

Sin que hubiese la más mínima necesidad, a no ser psicológica o protagónica, los líderes que gobiernan la Ciudad de México han decidido que no hay mejor “21” que el que se cuadruplica. 2021, bicentenario de la consumación de la Independencia, 1821, consumación de la Independencia, 1521, nacimiento de la Nueva España, ¿y la fundación de Tenochtitlán? Bueno, pues los aztecas, que de Dios gocen, habían afirmado que su ciudad tenía sus orígenes en 1325, pero para los ideólogos del sistema vigente no ha sido ningún problema retrotraer cuatro años la fecha para que cuadre con un 1321, abundando en motivaciones de todo tipo para tener una celebración espectacular de cuatro efemérides en una sola.

No es ninguna novedad, así han sido nuestros líderes todo el tiempo, decretando que tales o cuales huesos son de Cuauhtémoc, aunque luego se sepa que el cráneo hallado era de mujer, decretando que el llamado grito de Dolores fue a las once de la noche del 15 de septiembre, aunque haya sido a las seis de la mañana de un 16 de septiembre, o que el 20 de noviembre comenzó la revolución, aunque ésta haya en realidad iniciado en enero de 1911, días más días menos, años más años menos, ¿a quién le importa? En una sociedad infantil todo es magia y fascinación. Para que cada cosa tenga el nombre que le corresponde, y los datos se respeten tal cual son, se requiere de una madurez que lamentablemente estamos lejos de alcanzar lo mismo en lo civil que en lo religioso.

Y una vez inventado el personaje o la fecha, la cascada de razonamientos de nuestros intelectuales orgánicos, que acaban acallando las voces de las personas serias, maduras y respetables, para imponer la hora de la señora jefa de gobierno y todo el asunto embrollado y mal entendido de la “fundación lunar” o lunática.

Desde luego que, a nosotros, habitantes libres del occidente mexicano, la fecha en que se haya fundado Tenochtitlán es de un muy relativo interés, pero nos hace recordar que acá también se cuecen habas, pues en realidad no sabemos en que día se fundó Guadalajara, aunque desde hace años se haya decretado que fue un 14 de febrero.

Y si alguien dice que la fundación de Tenochtitlán es importante, por ser la ciudad antecesora de la capital del país, les recuerdo que somos una república federal, por lo tanto, no tenemos una ciudad capital, sino un distrito federal que puede ubicarse en cualquier parte de la geografía nacional. En todo caso el asunto importa no por la ciudad referida, sino por la autocracia con la cual siguen actuando los gobiernos, que los hace creer que tienen poder para cambiar el pasado y el futuro, toda vez que el presente se les resiste.

 

Publicado en El Informador del domingo 23 de mayo de 2021

El muerto que vivió 96 años

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtro. Miguel Camarena Agudo · Encargado de Corrección y Estilo del Sistema UNIVA

 

En algún momento de la preparatoria estuve trabajando en una bodega de papel y cartón para reciclaje. Bueno decir bodega es un eufemismo, en realidad era una casa vieja cerca de la prepa uno, muy espaciosa y derruida. En uno de sus costados tenía señales de haber sufrido un incendio. En el baño había una bañera cuya exuberancia en el pasado debió alojar a los propietarios de ese lugar, quienes seguramente ya habían muerto para esas instancias. Era de dos pisos, pero por su tenebroso aspecto a mí me cabreaba explorar otros rincones. Me limitaba a la gran sala donde separábamos y ordenábamos el papel y el cartón. Espacio que no estaba exento de sustos, porque pasaban unas ratas del tamaño de un pug. Al principio sentía repulsión, pero después me daba la impresión de que eran una especie de prisioneras, junto con los fantasmas que hacían ruidos o tiraban cosas, estaban cansadas y aburridas de la monotonía de sus vidas. Y se les notaba porque salían sin ningún empacho, si había gente o no, su paso era lento, no trataban de evadir a nadie, incluyendo a la muerte.

Pero bueno, más allá de las ratas el interés de escribir esto es porque hace unos días soñé a don Marín, como le decían al viejo de 94 años que me había dado empleo en ese lugar. Un tipo locuaz a sus casi cien años de edad. Vivía solo en un departamento y no perdía la ilusión de volverse rico, como alguna vez lo había sido. Don Marín era un rico venido a menos, el alcohol y las mujeres se habían encargado de ello. Admiraba la belleza femenina y me prometía cada que veíamos a un de esas musas, que iríamos los dos a ver los toros con una mujer para cada quien y con vino, paella y puros. Yo me reía de sus ocurrencias, sin dejar de admirar su ímpetu de vida. Obviamente hablando de eso, le encantaba hacerle mofa a los viejos que estaban en silla de ruedas o estaban más desvencijados que él, orgulloso de su condición. Yo pensaba, que sí, que era un fenómeno y que seguramente si hubiera llegado a los 120 años se burlaría de mí de la misma manera.

Don Marín me pagaba 50 pesos por medio tiempo y me daba todos los libros o revistas que me interesaran, los cuales se compraban a 3 pesos el kilo, si mal no recuerdo. Ahí me encontré con más escritores que en toda mi educación preparatoriana, Flaubert, La Fontaine, Ricardo Garibay, Félix Vargas, Maupassant, Erasmo, Cicerón, Stevenson, entre otros. También tuve la fortuna de rescatar del reciclaje algunos números de la revista LIFE donde aparecían Fidel Castro y el Che Guevara, todas del mismo año en que la Revolución Cubana había triunfado. Sin embargo, la mejor paga que recibía eran todas las historias que el dueño del negocio me contaba sobre su vida.

Él había nacido en Oaxaca, producto del matrimonio forzado entre un hacendado de 40 años y una jovencita de algunos 16 años, a inicios del siglo XX. A los 6 años su madre enferma y él se toma el caldo con el cual la estaban tratando, contrayendo la enfermedad y muriendo. Justo la noche anterior al día de su entierro, se levanta del ataúd vomitando y sacándoles el corazón del susto a los presentes –conocí la vida y la muerte en una misma vida- me decía carcajeándose.

Me contó que cuando creció y heredó las tierras de su padre hizo negocios con los nazis antes de la Segunda Guerra Mundial, vendiéndoles hierro. Y que los indígenas que trabajaban en las minas eran tipos recios y de poca palabra –estaban resentidos los huehuenches, por eso no hablaban con los blancos- me confesaba don Marín, quien, además, era un racista sin escrúpulos. Para él todos los morenos eran “huehuenches”, sin importar si eran indígenas o no. Curiosamente en ese tiempo tuvo una relación muy cercana con uno de ellos, Juan era su nombre y según su historia los indígenas de la región en la que tenía las minas tenían la creencia del “tonal”. Esa creencia consiste en que cuando un niño nace alrededor de la casa dibujan un círculo de cal y el primer animal que pise se convierte en el protector del recién nacido. Juan una tarde después de trabajar, fue con don Marín a platicar y mientras hacían planes para el día siguiente, Juan vio un halcón que se posó en la rama de un árbol justo frente de ellos. Se quedó callado y se despidió abruptamente de su patrón, diciéndole que lo disculpara, que tenía que preparar sus cosas. Pasaron los días y Juan no se aparecía por la mina. El aprecio que don Marín le tenía lo hizo irlo a buscar, y ahí, en su jacal, le dijo su esposa que había muerto el día en que habían platicado la última vez –Juan llegó esa tarde y me dijo que había visto a su tonal y que venía por él- le dijo la mujer.

Muchas cosas más le escuché hablar a ese viejo eterno, que en estos días me visitó en sueños. Lo último que supe de él es que lo habían internado en un asilo en Reynosa, donde paso sus últimos días haciendo padecer a todo el personal y compañeros de residencia. Según me platicó su nieto, se hizo fanático de una boina parecida a la de los combatientes cubanos, la cual ni para bañarse quería que le quitaran. El viejo vivió sus últimos años emulando a un guerrillero, supongo así es que como se debe vivir y morir: luchando.

Qué extraño es que a veces los muertos nos visiten en sueños, cuando quizá el olvido ya los había enterrado. Pareciera es una forma de rebelarse a la tumba y seguir latiendo en el corazón y la memoria de los otros.

Una vez más se sigue hablando de los muertos…

¿Cómo se enferma y sana una sociedad?

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dr. Juan Manuel Madrigal Miranda · Docente UNIVA Plantel Uruapan

 

La supervivencia exige al ser humano la capacidad de responder con rapidez e integración a estímulos, pero como sus instintos son pocos, entonces desarrolla un sustituto a ellos. Este sustituto de los instintos es precisamente el carácter. El carácter es la estructura específica en que se organiza la energía humana para lograr sus fines. Así, el carácter de una persona motiva su conducta en relación con sus fines dominantes.

Estos impulsos y afanes condicionados por el carácter son tan fuertes y típicos para su portador que le parecen “naturales” y que todo mundo es así. Una de las funciones más importantes del carácter de una persona es determinar sus ideas, valores y actos aunque esa persona piensa que la lógica de su manera de pensar es independiente de sus emociones y deseos (su carácter, precisamente).

No hay que confundir el temperamento con el carácter. Desde Hipócrates se distinguen cuatro temperamentos: colérico, sanguíneo, flemático y melancólico. El temperamento es el modo de reaccionar, y es biológico, constitucional e inmodificable. En cambio, el carácter se forma por la experiencia, es adquirido socialmente y es modificable por medio del autoconocimiento y el aprendizaje.

Los caracteres tienen dos tipos de orientación: necrofílicos (insanos, pasivos, conformistas y destructivos) y los biofílicos (sanos, creativos, racionales y optimistas). Los caracteres necrofílicos son: a)Pasivo-masoquista; b)Explotador-sádico; c)Acumulativo-destructivo; d)Mercantil–indiferente. El carácter biofílico es el creativo y que ama maduramente (respeto, responsabilidad, cuidado, conocimiento, ternura y justicia). Por lo general estas formas de carácter no se dan en forma pura sino combinadas en diferentes modos y grados.

Uno de los más grandes descubrimientos del siglo XX -realizado por Erich Fromm- fue la existencia del “carácter social” el cual, es la estructura de carácter compartida por la mayoría de los individuos de la misma sociedad y cultura. Sociedad e individuo son interdependientes. Individuos insanos mentalmente producen una sociedad enferma y una sociedad enferma produce sujetos enfermos, se da un círculo vicioso. El carácter social es la condensación psicológica de la actividad humana de una sociedad específica.

El carácter social tiene la función de moldear y canalizar la energía humana dentro de una sociedad determinada, para que siga sobreviviendo como sociedad de vida, intercambio y comunicación. El modo de producir y satisfacer la sobrevivencia material y las ideas religiosas, filosóficas y políticas determinan el estilo y calidad de vida de los miembros de una sociedad, es decir, condicionan al carácter social. El carácter social es el puente entre las condiciones socioeconómicas y las formas de pensar (ideologías).

Cuando hay injusticia en la satisfacción de las necesidades básicas y/o frustración de la realización de las necesidades humanas más profundas, entonces la función social del carácter social, en vez de ser cemento del edificio social para convivir en paz y alegría, se torna dinamita destructora de la comunidad. Este es el fenómeno que está aconteciendo en Michoacán, México y el mundo.

Los defectos socialmente modelados son rasgos de carácter irracionales que al ser parte de la mayoría entonces se consideran como cualidades positivas, como el machismo, superficialidad, hipocresía, abuso, materialismo, individualismo, competencia despiadada, corrupción, discriminación, injusticia, lujo, etc. Para bien o para mal, el carácter social es el medio a través del cual la ideología dominante se encarna en los individuos.

Así, la violencia maligna es la frustración ante la impotencia de encontrar un marco de orientación y objeto de devoción que satisfagan el impulso más poderoso del ser humano: trascender su soledad personal, su egoísmo, aislamiento y sobrevivir materialmente con salud, justicia y dignidad.

Una sociedad insana solamente puede transformarse en una sana si se cambia su carácter social, su inconsciente colectivo, es decir, si se libera su bondad, belleza, justicia y sentido trascendente, ahora reprimidos, sepultados entre el consumismo, sus objetos inútiles, conformismo, cinismo, pasiones perversas, hiperactividad, distracciones, dispersión y pasatiempos insanos y destructivos.

El amor incondicional al milagro de la vida es la fuente de energía para convertir el estiércol en flores fragantes. Reconocer esta verdad no garantiza que automáticamente sepamos amar maduramente (respeto, responsabilidad, cuidado, ternura, justicia y conocimiento).

Tener la capacidad de amar maduramente requiere transformar nuestros defectos de carácter, formar conciencia, esta formación (transformación) requiere fe y un entrenamiento, es como un músculo que no existía y que puede existir debido al conocimiento y a la disciplina diaria del entrenamiento. Hay muchos métodos de desarrollo humano, pero el cultivo de la Atención Plena (mindfulness) es uno de los más poderosos y consiste en el cultivo del darnos cuenta qué estamos pensando y sintiendo en el continuo de conciencia, pues ¿Cómo podríamos corregir pensamientos y emociones destructivas si nos secuestra la impulsividad y confusión mental?

Y claro, si no nos damos cuenta serenamente de lo anterior entonces no podemos prevenir las acciones derivadas de ese caos mental y emocional. La sociedad es la suma de nuestros pensamientos, emociones y actos. Lo subjetivo y lo objetivo es un espejo mutuo. Hay que trabajar interna y externamente por un mundo mejor para todos, pero la intención subjetiva determina esta dinámica.

 

La universidad como legado

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dr. Fernando Sánchez Martínez • Docente de Ciencias Sociales y Humanidades UNIVA

 

La universidad es una institución apreciada como patrimonio de la humanidad, ya que es el centro donde se gesta el conocimiento y donde se crean las grandes mentes que modelan la sociedad, sin duda alguna uno de los grandes aportes de la Iglesia en la Edad Media.

Por su origen se remonta al siglo XII siendo esta, producto de múltiples factores, tanto políticos, como intelectuales, religiosos y sociales. Este resultado no surgió de una idea inmediata, se fue forjando lenta y paulatinamente, siendo la Iglesia la principal generadora de este impulso del conocimiento gracias a las escuelas catedralicias y monacales que después darían paso al surgimiento de las universidades “el trabajo de los copistas, glosadores o grandes compiladores de la cultura antigua como San Isidoro de Sevilla, San Beda el Venerable y Gregorio de Tours, permitieron mantener vivo el saber” (Silva, 2009, p. 03).

La especulación filosófica unida a la teología, forman parte integral de esta etapa mejor conocida como escolástica, la cual sigue estando en auge durante la Edad Media, y donde el diálogo razón y fe constituyen el punto medular del “pensar lógico, profundidad filosófica, respeto y libertad espiritual” (Goñi, 2010, p. 73).

Carlomagno suscitó un verdadero renacimiento gracias al cual se gestó la salvaguarda del conocimiento en ese entonces reunido en los monasterios extendidos por toda Europa por orden del emperador, por lo que estaban listas las causas de las universidades: las escuelas palatinas, monacales y catedralicias.

En la actualidad, la universidad ha evolucionado a gran escala, pero, al igual que en la Edad Media, sigue siendo el centro medular de la innovación, la creatividad y del avance del conocimiento, aunque ahora con una visión muy distinta, desde una responsabilidad social que implica hacer frente a las diversas problemáticas que como sociedad se enfrenta.

Estos son los desafíos de la universidad en la actualidad, ya que, consciente de que por medio de la cultura el hombre se convierte en ser humano, tiene el reto de formar personas, contribuir a conformar la identidad personal y social de sus alumnos, de manera que al distinguirse diferentes de los demás es porque le ha proporcionado un rol que le sitúa e identifica dentro de una comunidad universitaria, que le reconoce como sí mismo pero que le proporciona un herramental académico y humano para reconocer a los otros, a los diferentes como un igual. Este es uno de los objetivos principales no solo de la universidad católica, sino de cualquier universidad, ya que humanizándonos es como podremos generar una sociedad más justa, más solidaria y amigable con la casa común.

 

Comparto con el lector las siguientes referencias:

  • Goñi, C. (2010). Breve historia de la filosofía. Madrid: Palabra
  • Silva García, J. A. (2009). La identidad de la Universidad Católica. (Excerptum de Tesis Doctoral el Estatuto canónico e identidad de la universidad católica. Claves históricas y legislación vigente). Cuadernos Doctorales: Excerpta Et Dissertationibus In Iure Canonico, 23, 271-331.

 

Publicado en El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara del domingo, 16 de mayo de 2021.

 

De Herodes a Pilato

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

La seguridad de las personas es una responsabilidad compartida por los tres órdenes de gobierno, es decir, el municipal, el estatal y el federal, por lo mismo no se vale que frente a la violencia imparable que vivimos las autoridades se dediquen a culparse unos a otros en tanto la gente sigue sufriendo las consecuencias de este imperio del crimen.

Afirmar que el resiente asesinato de tres jóvenes fue ocasionado con el fin de desacreditar a tal o cual gobierno ante la inminente jornada electoral es haber perdido la razón y la memoria ¿en qué campaña estábamos cuando fueron masacrados once trabajadores de la obra en Tonalá?, ¿y los miles de desaparecidos, también hay que explicarlos por afanes de campaña?

Por otra parte, el que la Universidad solamente se manifieste cuando asesinan o desparecen a alguno de los “suyos”, es muestra evidente del egoísmo de personas e instituciones, y una de las principales causas de que esta situación siga prolongándose, lejos de ser una sociedad solidaria con todos, cada individuo o grupo, actúa por su cuenta y con base a sus intereses.

Las marchas y manifestaciones son sin embargo de una enorme importancia, por más que hasta el presente no estén dando los resultados esperados y la impunidad siga imponiéndose ¿no hubo una impresionante marcha con motivo de la desaparición y posterior asesinato de un joven en Ixtlahuacán de los Membrillos? ¿Eso impidió todo cuanto hemos visto después, hasta la tragedia de ver a una madre privada de sus tres hijos de la noche a la mañana?

Hemos construido tres círculos inconexos e impermeables, por un lado la sociedad que cuestiona al gobierno, pero no se cuestiona a sí misma, por otro el gobierno que todo lo personaliza y cree que las cosas se arreglan con declaraciones enfáticas y alegres estadísticas, por encima de uno y otra, y el crimen organizado que mantiene su marcha en crecimiento al margen de lo que digan y sientan los demás, gozando de una increíble impunidad o con una capacidad casi mágica para escapar a todo proceso o pesquisa.

Cuestionarnos a nosotros mismos como sociedad significa advertir que la droga que consumes se paga con la sangre de cientos de vidas inocentes, que la apatía política de los ciudadanos favorece la corrupción de las instituciones, que vivir solamente para cuidar lo nuestro y a los nuestros nos está llevando a perderlo todo.

La misma delincuencia debiera cuestionarse, y seguramente que hay muchos caminos y medios para que lo haga; tanto ingenio, tanta capacidad organizativa ¿no debieran emplearla para causas más nobles? En su contra tienen la experiencia de haberse vuelto en el camino cada vez más inhumanos, haber perdido la más mínima sensibilidad, haberse convertido en máquinas destructivas y despiadadas, haberse degradado de un modo tan vergonzoso.

En cuanto a los funcionarios públicos, que de por sí no la tienen fácil, habría que preguntarles si todo lo que esperan obtener en poder y dinero puede compensar la imagen que dejan para sus mismos hijos.

Es penoso que mientras tanta gente está perdiendo la vida, lo que le preocupe a los políticos sea perder votos.

 

Publicado en El Informador del domingo 16 de mayo de 2021.

El regalo del día del Maestro

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtra. Laura O. Robles Sahagún · Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo

 

Se llegó el día y más de 161mil personas del sector educativo fueron vacunadas contra el COVID-19 en Jalisco (fuimos porque yo también), según la mesa de salud del Gobierno del Estado. Se consideró una jornada exitosa y mucho tuvo que ver con que la mayoría de los asistentes respetó días y horarios preestablecidos.

Después de los cientos de fotos en redes, mostrando el momento de la vacunación, le siguieron los memes con los maestros padeciendo los malestares por las secuelas. Se dice que, por ser vacuna de una sola dosis, los malestares eran mayores. Aun así, según las cifras oficiales, se aplicó el 79,3% de las vacunas disponibles para este sector.

Vaya pues mi reconocimiento a los voluntarios y equipos organizadores porque fue un proceso muy fluido y sin mayores complicaciones. A los vacunados que asistieron en orden y acatando las instrucciones. A las instituciones educativas que apoyaron en el registro y en todo lo posible a sus colaboradores. Ahora sí, preparados para el regreso.

¿Preparados? ¿De verdad estamos preparados? Llegó el momento de revisar si la estrategia sanitaria está completa y desde el ingreso a los planteles, si los flujos son ágiles. De constatar si contamos con sistemas híbridos para el aprendizaje. Debemos revisar que la tecnología aplicada en casa, exista en las escuelas. Es momento de poner en práctica la nueva forma de interactuar y todo lo que durante un año planeamos.

Por otro lado, no podemos dejar de pensar en que los niños y los jóvenes aún no han sido vacunados y si ya se relajaron las medidas sanitarias, ellos estarán saliendo a lugares concurridos y no conocemos los focos de contagio que puedan existir. Si bien es cierto que la vacuna ayuda, no protege al 100%. Sigue habiendo riesgo de contagio. Recordemos que en los sistemas medio y superior hay muchos “foráneos” y tendrán que regresar para seguir sus estudios Es importante sembrar en ellos y en todos los alumnos, la cultura de la protección a sí mismos y por ende a los demás. Se deben romper las cadenas de contagio para no tener que volver al confinamiento.

¿Listos maestros, directivos, administrativos y personal operativo del sector educativo? ¿Preparados para volver a “entaconarse”, cumplir jornadas laborales completas y regresar a la rutina que dejaron hace más de un año? Este será un nuevo proceso emocional, así que más vale estar fuertes para lo que nos espera al regreso a las aulas.

Feliz día del maestro vacunado y en proceso de regreso a las aulas.

 

Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del viernes, 07 de mayo de 2021.

El manejo de la memoria

Por Líderes de opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

El próximo 13 de junio se cumplen doscientos años de la Declaración de la Independencia regional, luego de la adhesión de esta, entonces intendencia de Guadalajara, al Plan de las Tres Garantías, esta declaratoria conducirá posteriormente al establecimiento del Estado Libre de Jalisco, sin embargo, ni a las instituciones educativas, ni a las culturales o políticas parece importarles ¿por qué?

Probablemente porque muchas de las personas que están al frente de estas instancias o quienes las instruyen no logran salir del pantano de la memoria, es decir, esa carencia de la historiografía mexicana que nos hace oscilar entre el infantilismo y la adolescencia crónica.

El infantilismo historiográfico es la de aquellos dominados por sus caprichos ideológicos, no les gusta como fue que las cosas sucedieron por lo cual o pretenden alterar los hechos o simplemente los ignoran, los sepultan, que nadie se entere, mucho menos que se celebren, o de perdida, se conmemoren.

La adolescencia crónica afecta a quienes entran en crisis entre lo ideal y lo real y acaban por no querer saber nada ni de lo uno ni de lo otro.

Iturbide existió, él y Vicente Guerrero consumaron la independencia nacional, Pedro Celestino Negrete y Andrés Quintanar, no eran de aquí, pero fueron quienes operaron la declaración de independencia regional, aunque nadie los recuerde en parte por el maniqueísmo de sus detractores. ¿Quiénes deciden quién sí y quién no deben formar parte de nuestra memoria histórica? Deberían ser los hechos, pero para admitir los hechos se requiere de una madurez intelectual que estamos lejos de alcanzar.

En su lugar se instala la demagogia historiográfica, la indigestión de ideologías manipuladoras, y desde luego la irrupción de los “intelectuales orgánicos”, es decir, la de quienes ponen su cerebro al servicio del mejor postor.

Por otra parte, celebrar o conmemorar no puede reducirse a un evento festivo o a un acto indicativo de un suceso trascendente, es la ocasión para reflexionar, revisar los trayectos, evaluar los logros, identificar las fallas, mucho más allá de señalar culpables, héroes o villanos, algo a lo que nuestros historiadores han propendido incurablemente, olvidando que la lealtad a los hechos expresa una honestidad mucho mayor que la lealtad a nuestras fantasías.

1821 fue un año excepcional, fue el año en que los movimientos confusos y caóticos de 1810 acabaron por dar fruto, señalan un proceso de maduración mental y social que daría inicio a otro de más larga duración, pero que no puede ser excluido de la cadena histórica sólo porque a revisionistas posteriores no les gustó el modo en que las cosas ocurrieron.

Ese lejano año demuestra que los líderes de aquella sociedad entre virreinal e independiente fueron capaces de evolucionar, de modificar posiciones inicialmente negativas, de reconducir procesos, ciertamente de salvaguardar sus intereses y perpetuar su estatus, también esto es parte de los hechos, por más que contemporáneamente se buscara un bien social de mayor amplitud, que tanto se lograron unos y otros fines, lo debe mostrar la investigación histórica profunda, honesta y madura.

Por lo pronto no olvidemos que el 13 de junio de 1821, la intendencia de Guadalajara declaró su independencia y comenzó una nueva etapa de su historia.

 

Publicado en El Informador del domingo 9 de mayo de 2021