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Comunicación Sistema UNIVA

COVID-19

Por Líderes de opinión, Voces Univa Sin comentarios

Dr. Enrique Fernández Valadez • Especialista en Cardiología, Medicina Crítica y Terapia Intensiva. Docente de Ciencias de la Salud, UNIVA plantel Guadalajara.

 

El año 2020 inició prácticamente con una nueva epidemia de un Síndrome Respiratorio Agudo que rápidamente se generalizó y alcanzó proporciones de pandemia, además con la particularidad de tratarse de un nuevo tipo de coronavirus. En estos momentos se trabaja incansablemente en todas las instancias de salud de todos los países, tratando de compartir la presentación de nuevos casos, sus características clínicas y las características propias del virus con la finalidad de limitar su diseminación con medidas precautorias de higiene y/o de proveer tratamientos específicos. Aún no estamos en condiciones de poder saber su comportamiento a mediano o largo plazo. La intención de este artículo de revisión es proveer a la comunidad universitaria y a la población en general información de utilidad y evitar el perjuicio de la propagación de rumores sin fundamento.

Desde hace siglos la humanidad ha sido azotada por diferentes epidemias, la Biblia hace mención de varias de ellas. Se conocían genéricamente entonces como “peste”. Vale la pena aclarar las diferencias entre endemia, epidemia y pandemia. El Diccionario Médico Roche describe la palabra endemia como “la presencia habitual de una enfermedad o agente infeccioso en una determinada zona geográfica o grupo de población”, epidemia como la “aparición masiva de una enfermedad, principalmente de carácter infeccioso, en una región determinada y en un periodo concreto”; pandemia es “aquella epidemia que abarca amplios territorios de un país o un continente”.

La primera epidemia de influenza de la que se tiene conocimiento ocurrió en Europa en 1510 y fue descrita por Willys y Sydenham. En la actualidad las infecciones por virus se han convertido en un verdadero problema de salud pública y uno de los factores que más han contribuido a su diseminación es la movilidad ya sea ésta forzada por personas que huyen de sus localidades y buscan asilo o refugio en otros países o bien por la facilidad para desplazarse de un país a otro por diferentes razones en vuelos trasatlánticos.

Se puede decir que en tiempos más recientes, a partir del año 2004 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reglamentado la detección e información de un epidemia con fines de controlarla lo más pronto posible aplicando medidas sanitarias adecuadas. Por ello, existe lo que se llaman las “Normas de comunicación de brotes epidémicos de la OMS”, en ellas se menciona que los brotes epidémicos son inevitables y a menudo impredecibles.

La primera noticia sobre el coronavirus apareció a mediados de los sesentas del siglo pasado tras ser encontrado en la secreción nasal de un paciente. Debe su nombre a la forma que tiene semejante a una corona radiada. Se ha asociado con algunas zoonosis como el SARS (Severe Acute Respiratory Sydrome = Síndrome Respiratorio Agudo Severo o Grave) reportado por primera vez en Asia en febrero del 2003 y el MERS (Middle East Respiratory Syndrome = Síndrome Respiratorio del Oriente Medio), que fue reportado por primera vez en Arabia Saudita en el 2012; estos son unos virus comunes con la capacidad de atacar el sistema respiratorio y ocasionar desde un resfriado común hasta una neumonía como fue la epidemia del SARS. Se conocen 39 especies de coronavirus. El coronavirus actual es parecido al SARS y se han separado en cuatro grupos: alfa, beta, gama y delta, solamente los coronavirus alfa y beta están relacionados con infecciones a humanos.

Los coronavirus son viriones (partícula infecciosa) con envoltura que contiene el genoma más largo de ácido ribonucleico (ARN), las glucoproteínas de la superficie de la envoltura tienen el aspecto de proyecciones en forma de bastón que aparece como un halo alrededor del virus. A diferencia de la mayoría de los virus con envoltura, la “corona” formada por las glucoproteínas le permite soportar las condiciones del tubo digestivo y transmitirse por vía fecal-oral.

China es un lugar favorable para la aparición y desarrollo de estos virus, dado su clima cálido, su geografía y la cercanía que tiene su población con animales domesticados y, algunos otros que no lo son, como es el caso de los murciélagos quienes además son una especie migratoria.

El último día del año 2019 se desató en la provincia china de Wuhan un clúster de 27 casos de neumonía, una nueva epidemia relacionada con un mercado de comida y animales vivos de la ciudad, al parecer en condiciones precarias de higiene, que rápidamente tomó el camino de una pandemia.

Se le ha designado como COVID-19 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y como SARS-CoV-2 por el Comité Internacional de Taxonomía de los Virus. Este virus es un nuevo betacoronavirus que infecta a los humanos emparentado genéticamente con los coronavirus semejantes al del SARS derivado de murciélagos, principalmente, el murciélago crisantemo, serpientes, algunos roedores o aves.

Por lo general el virus se transmite de persona a persona por el contacto cercano con alguien infectado ya sea por el habla, la tos o los estornudos; hay que considerar que con la tos o el estornudo se expulsa aire a una velocidad de 120 a 160 km/hora lo que favorece la dispersión de un aerosol de gotitas microscópicas de saliva o “flügge” que pueden alcanzar las vías respiratorias de otra persona si se está a menos de un metro de distancia. En casos donde el virus se hospeda en un animal, entonces puede transmitirse por el contacto cercano con el espécimen, ya sea que se ingiera la carne o la leche del animal, o este cause alguna lesión en el cuerpo (ej: mordida o rasguño). Hay informes recientes de algunos casos en los que se ha aislado el virus en las heces fecales, lo cual implica otras precauciones por diferentes formas posibles de transmisión.

El virus usa una proteína (S) para entrar a las células del hospedero y unirse a receptores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA2), ésta se encuentra en las células alveolares tipo II, y no tanto en la vía respiratoria superior, lo cual podría explicar el ataque pulmonar importante; las mismas condiciones que se producen en personas con una alta adicción al tabaco. Las enfermedades cardiovasculares o respiratorias, enfermedades oncológicas, diabetes e hipertensión arterial son algunas condiciones de los pacientes en riesgo.

Por lo tanto, resulta fácil comprender que los grupos de riesgo son personas que están en contacto con animales, en mercados o rastros, personal sanitario que atiende a personas infectadas o familiares cercanos de pacientes infectados. En esta era de globalización la diseminación de algunas infecciones evoluciona demasiado rápido, finalmente la OMS declaró el pasado día 11 de marzo el brote inicialmente epidémico como una verdadera pandemia. Si bien es cierto lo anterior, también es verdad que se ha desarrollado un sistema de intercambio de información y recursos tendentes a un mejor control de la enfermedad.

Se tiene, incluso, un método para medir la capacidad de infección entre personas, se le denomina Tasa de contagio, conocida como R0 y corresponde al número de casos secundarios producidos por una sola persona infectada en una población susceptible; para el SARS-CoV-2 se estima que este número está entre 2 y 3. En otras enfermedades virales el R0 es muy variable. Se ha visto que algunas mujeres embarazadas no han transmitido la infección a sus hijos, de tal forma la transmisión vertical es poco probable.

Los reportes del CCDC mencionan que las infecciones leves representan el mayor porcentaje (0.9%) de los casos afectados, los casos graves un 13.8% y las infecciones críticas con insuficiencia respiratoria, falla orgánica múltiple y shock séptico se presentan en el 4.7%.

Al día de hoy se informa que el coronavirus se ha presentado en más de 972,000 casos, la mayoría de ellas en Estados Unidos. En los Estados Unidos se reportaban hasta el día de ayer, más de 232,000 casos y alrededor de 5,500 muertes.

En México, el día 1 de abril se informó por el Subsecretario de Salud, Dr. Hugo López Gatell la presencia de 1,378 casos confirmados en nuestro territorio y 3,827 casos sospechosos. La diseminación actual de la enfermedad tiene un carácter de Pandemia a todas luces pues afecta a más 175 países.

Por su parte, el Coronavirus Resource Center de la Universidad Johns Hopkins habla de 998,047 casos confirmados, 51,335 muertes y 208,630 pacientes recuperados en 181 países o regiones, hasta el día de hoy.

En Jalisco, el número de casos reportados es de 99 con 3 fallecimientos. Deben extremarse las medidas de seguridad, ya que se ha dictado la Emergencia Sanitaria en todo el país, destacando como la principal medida de prevención de contagio “quedarse en casa” por el tiempo que sea necesario (el cual se ha extendido); además de otras medidas ya conocidas.

 

 

 

 

Encerrado en nuestro asteroide por la cuarentena: Una mirada antropológica de la migración al mundo digital

Por Líderes de opinión, Voces Univa Sin comentarios

Dr. Fabián Acosta Rico • Docente-Investigador UNIVA Plantel Guadalajara

 

En el poema novelado de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito, un niño de cabellos rubios habita un asteroide el B-612. Vive aislado sin otra compañía que una rosa; su querida y amada rosa. Como él: otros personajes moran en solitario en sus respectivas rocas siderales: un rey, un geógrafo, un borracho, un vanidoso… tras visitarlas todas y aprender una lección de sus moradores, finalmente, en su cósmico recorrido, el Principito llega a la tierra. En existencial sentido todos estamos confinados en nuestra yoidad; somos para nosotros la medida de todas cosas.

En estos días de confinamiento, obligados por el coronavirus, podemos vivenciar como para sobrevivir a la pandemia, como Noé con su barca, nos rodeamos de todo aquello que valoramos como indispensable y propio. Nos amurallamos en nuestro domicilio que funge en sentido figurativo como asteroide confinante donde emprendemos la tarea egocéntrica de lidiar con nuestros gustos y nuestras teledirigidas responsabilidades.

Dadas las indicaciones de nuestras autoridades tenemos el deber de permanecer encerrados, no podemos salir volando como el Principito elevado por un racimo de palomas a salvo de las flemas y mucosas de los vecinos y parroquianos. En estas eventualidades sanitarias mejor operan las raíces que las alas.

Si el poético niño de Antoine de Saint-Exupéry se entretenía haciéndole la jardinería a su asteroide o lidiando con sus volcanes; nuestro millennials y centellials sólo requieren de una confiable conexión de internet para aceptar la reclusión acompañada de un operativo aparato de recepción y emisión de información.

Hay que entender que nuestras actuales generaciones Y y Z son la evolución antropológica del Homo Videns o sea del niño setentero y ochentero que creció alucinando con Star Wars y soñando con visitar Disneylandia.

La cuestionadora niña de las historietas del caricaturista Quino, Mafalda, deseaba con insistencia tener una televisión y sus padres no cedían en dársela para que no se convirtiera en una enajenada mozalbeta prendida de la “caja idiota” (antiguo sobrenombre de la televisión). Al final se la dieron. Hoy nuestros niños ya no le suspiran a la televisión; este anticuado artilugio está cada vez más relegado; siendo el regalo preferido por la niñez postmoderna en las globales navidades, los smartphones y las tablets.

El homo videns era un verdadero portento de sedentarismo auto-infligido, podía pasar maratónicas jornadas de seis a ocho horas prendido de la televisión repasando las barras de caricaturas del Tío Gamboín o de Sixto. Para nuestros nativos digitales (que nacieron con el internet y la telefonía celular), el entretenimiento es más móvil y subsiste en cualquier lugar que tenga wifi o en su defecto, basta con que tenga datos en el celular o la tablet. Ahora imaginemos a nuestros niños y jóvenes de ahora, sobrellevando esta contingencia de salud pública. Para ellos, no es ningún problema sobrevivir al aburrimiento del claustro. No son principitos contemplativos a la frágil belleza de sus rosas ni Mafaldas encaprichadas por una televisión. Son los señores de un anchuroso universo virtual cuasi infinito que se extiende por todos los intricados confines de la Web. En ese mundo la interacción no sólo es social, también tiene como variante recurrente lo lúdico.

Sí, también otro calificativo que adjetiva a las jóvenes generaciones es la de lúdicas; homo lúdicas. A los más avanzados en años nos tocó jugar en las maquinitas de la tienda; hacer retas y organizar torneos barriales. A los homos lúdicos de hoy la opción ya no son las arcade, sino los videojuegos en línea. A esta tendencia se debe el éxito de juegos como Fortnite que fácilmente engancha a los gamers más imberbes y los convoca más que la premier de películas como el Ascenso de Skywalker.

Como lo afirma la antropología, los seres humanos estamos más que nunca sobre expuestos a la tecnología; los más jóvenes, los nativos digitales están más que habituados a montar su vida social, económica, educativa y hasta laboral sobre las nuevas tecnologías de la información. En este confinamiento anti-pandémico, los migrantes digitales, los individuos de las generaciones X y Baby Boomers hemos tenido que romper nuestras resistencias a adoptar y hacer parte de nuestra vida cotidiana el uso de plataformas digitales, redes sociales, páginas Web… De la televisión quizás ni nos acordamos ya (bienvenido sea su remplazo por la Smart TV). De esta experiencia de cuarentena, muchos podemos salir con nuevos hábitos marcados por una mayor apertura y aceptación de esta realidad postmoderna definida por la realidad aumentada, lo digital y lo virtual. El Principito en esta nueva era ya no necesita de una rosa para entretenerse y palear su aislamiento, de hecho, puede tener las rosas que quiera y de las más variadas desde el display de su smartphone.

¿Qué es una emergencia de salud pública y qué implica?

Por Líderes de opinión, Voces Univa Sin comentarios

Dra. Ana Karina García Suaréz • Especialista en Salud Pública y Epidemiología, Docente de Ciencias en la Salud UNIVA Plantel Guadalajara

 

Desde el 30 de enero 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la epidemia de COVID-19 como emergencia de salud pública internacional, que, según la instancia antes mencionada, la define como “un evento extraordinario que constituye un riesgo para la salud pública de otros estados a través de la propagación internacional de la enfermedad y que potencialmente requiere una respuesta internacional coordinada”.

La definición como tal, implica una situación que es: grave, repentina, inusual o inesperada; que tiene implicaciones más allá de las fronteras nacionales y puede requerir una acción internacional inmediata.

El director actual de la OMS en sus informes, ha pronunciado que lo más importante de la declaración puede resumirse en los siguientes puntos:

Sólo si es necesario y con justificación científica se implementarán medidas restrictivas en los viajes y el comercio.

Apoyar a los países con sistemas sanitarios débiles.

Acelerar el desarrollo de una vacuna.

Combatir rumores y comunicar información con evidencia científica.

Revisar los planes de preparación e identificar sus debilidades.

Compartir abiertamente datos y experiencias con la OMS.

Trabajar con la comunidad internacional de manera colaborativa.

En los informes diarios del Gobierno Federal y las instancias sanitarias correspondientes, el día 30 de marzo se ha declarado un acuerdo con el Consejo de Salubridad General (el Consejo de Salubridad General depende directamente del Presidente de la República, sin intervención de ninguna Secretaría de Estado; sus disposiciones generales son obligatorias en todo el país) el cual, determina las acciones extraordinarias en materia de salubridad general para todo el territorio nacional, con el propósito de realizar todas las acciones que resulten necesarias para prevenir, controlar y combatir la existencia y transmisión del virus SARS-CoV2, COVID-19, declarado como emergencia de salud pública de importancia internacional por la Organización Mundial de la Salud (Diario Oficial de la Federación).

Uno de los documentos importantes para el sector salud y principalmente, para los profesionales sanitarios (lectura obligada por los epidemiólogos y salubristas), es el Reglamento Sanitario Internacional, que consiste en un instrumento jurídico internacional de carácter vinculante para 194 países (entre ellos, todos los estados miembros de la OMS) y que tiene por objeto ayudar a la comunidad internacional a prevenir y afrontar riesgos agudos de salud pública, susceptibles de atravesar fronteras y de amenazar a poblaciones de todo el mundo. Fue hasta el 2016 que entró en vigor al 100% en todos los países (Gobierno de México).

En este mismo reglamento se define “Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional” como un evento extraordinario que, de conformidad con el presente reglamento, se ha determinado que:

Constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad, podrá exigir una respuesta internacional coordinada.

En la sesión del 30 de marzo el gobierno de México ordena la suspensión inmediata de actividades no esenciales en el sector público, privado y social; con la finalidad de mitigar la dispersión del virus con vigencia hasta el 30 de abril del año en curso. Esta decisión se toma ante el aumento en el número de casos a nivel nacional (1,094 casos y 28 defunciones).

La declaratoria permite a la Secretaría de Salud dictar las acciones necesarias para atender la emergencia y dar directrices a las distintas secretarías de gobierno para proteger empresas y trabajadores, así como garantizar el abasto de alimentos a la población, entre otras tareas.

El Consejo de Salubridad General, solicitó a las diferentes dependencias del Gobierno Federal y a los tres niveles de gobierno en el ámbito de sus respectivas competencias a brindar el apoyo para el buen éxito de la declaración, tomando las medidas que a continuación se enlistan:

 

MEDIDAS DE SEGURIDAD SANITARIA (7) (Sólo se refieren aquí, tres medidas que tienen enfoque de salud).

Medida 1.- Se ordena la suspensión inmediata del 30 de marzo al 30 de abril 2020 de actividades no esenciales en los sectores público, privado y social, con la finalidad de mitigar la dispersión y transmisión del virus SARS CoV 2 en la comunidad, para disminuir la carga de enfermedad, sus complicaciones y muerte por COVID-19 en la población residente en el territorio nacional.

Medida 2.- Se exhorta a toda la población residente en el territorio mexicano, incluida la que arribe al mismo, procedente del extranjero y que no participa en actividades laborales esenciales, a cumplir resguardo domiciliario corresponsable del 30 de marzo al 30 de abril 2020. Se entiende como resguardo domiciliario corresponsable a la limitación voluntaria de movilidad, permaneciendo en el domicilio particular la mayor parte del tiempo posible.

Medida 3.- El resguardo domiciliario corresponsable se aplica de manera estricta a toda persona mayor de 60 años de edad o con diagnóstico de hipertensión arterial, diabetes, enfermedad cardiaca o pulmonar, inmunosupresión (adquirida o provocada), en estado de embarazo o puerperio inmediato, independientemente de si su actividad laboral se considera esencial. El personal esencial de interés público podrá, de manera voluntaria, presentarse a laborar.

 

Fuentes de información:

Organización Mundial de la Salud

Organización de las Naciones Unidas

Secretaria de Salud de México

Diario Oficial de la Federación

Informes del Gobierno de México

 

Coronavirus COVID-19, ¿Lo único que debe preocuparnos?

Por Líderes de opinión, Voces Univa Sin comentarios

Dra. Rocío Angélica Salinas Osornio •  Profesor Investigador

 

El coronavirus COVID-19 llegó al mundo entrando por China, mientras el resto del mundo veíamos padecer a los chinos e incluso morir a causa de él, como quien ve a los toros desde la barrera, sin embargo, no contábamos con que el virus como los toros podía saltar la barrera y propagarse en otros países.

La facilidad de algunos para poder salir de nuestro país ya sea por turismo o por motivos profesionales nos puso en riesgo y fue entonces cuando México, pese a encontrarse a miles de kilómetros de China, ya se veía con su primer caso, causando gran temor.

Las autoridades gubernamentales nos avisaban, nos alertaban de la posible propagación, y al mismo tiempo nos recomendaban qué hacer para evitarlo, exactamente de la misma manera en que nos alertan de la presencia de otras enfermedades de las cuales debemos cuidarnos como la obesidad y la diabetes mellitus, recomendándonos mantener un estilo de vida saludable, de la misma manera en que se ha insistido para evitar la propagación del COVID-19.

En México, la obesidad es un problema de salud severo, ocupa el primer lugar de casos de obesidad en el mundo, la cual es considerada una enfermedad inflamatoria que desencadena procesos bioquímicos y fisiológicos nada recomendables para la homeostasis celular, conduciendo al individuo que la padece a desencadenar otras patologías, afectando su esperanza de vida.

La presencia de obesidad está relacionada con malos hábitos dietético alimentarios y un estilo de vida sedentario, disminuyendo la funcionalidad de las personas, afecta el desempeño laboral y la estabilidad emocional de quien la sufre, por lo que, no puede sólo ser visto como un problema de salud, sino, también como un problema económico para nuestro país, ya que, además de afectar el gasto destinado a la salud pública, afecta la productividad y competitividad del mismo.

Una de las afecciones de la obesidad es la resistencia a la insulina, la cual conduce al desarrollo de diabetes mellitus, considerada como la epidemia dulce del mundo, la cual es silenciosa, lenta e indolora; un alto porcentaje de la población la padece, pero lo ignora, sin embargo, como todo enemigo, de un momento a otro es devastadora; ésta toma ventaja porque agarra al individuo en un estado de salud deprimido causando problemas aun más graves relacionados con el funcionamiento cardiovascular, renal, visual y músculo esquelético, entre otros; condicionándolo a una muerte prematura, no en vano, es considerada la segunda causa de muerte en nuestro país.

¿Y esto, no nos asusta? ¿Acaso el malinchismo se revive en una enfermedad viral que tuvo que venir de otro país para temerle, para creer que nos puede llevar hasta la muerte? El coronavirus COVID-19 por sí sola nos asusta tanto que somos capaces de olvidar incluso que dicha enfermedad viral se potencializa con mayor ahínco en los individuos que padecen obesidad y/o diabetes mellitus. ¿Seguiremos igual o debemos tomar cartas en el asunto respetando nuestra salud, cuidando cómo vivimos y para qué vivimos?

Entre las recomendaciones para prevenir la propagación del COVID-19 está el aislamiento, evitando la realización de actividades fuera de casa, y esto, nos ha costado, enfrentándonos a una resistencia por parte de las personas a mantenerse en casa, ahora resulta que hay una inquietud generalizada por salir a caminar, ir a un parque, pedalear la bicicleta o subir a la patineta, cuando, si así siempre se fuera, el sedentarismo no sería un problema de salud en nuestro país.

Hagamos frente a la obesidad, reconociendo que se padece, que se requiere ayuda profesional, teniendo un estilo de vida en ambientes saludables en todo sentido, con una conciencia de nuestra salud y nuestro futuro en edad avanzada, de tal manera que permitamos el establecimiento y el impulso de políticas públicas firmes dirigidas a un objetivo principal, la salud de los mexicanos.

Distanciamiento o división social ¿No se sufren ambas desde hace tiempo atrás?

Por Líderes de opinión, Voces Univa Sin comentarios

Dra. Irma Livier de Regil Sánchez • Jefa de Investigación UNIVA Plantel Guadalajara

 

Para contextualizar, surge en China, a finales de diciembre del 2019, un nuevo virus denominado Covid-19 el cual presenta una tasa de contagio y propagación 20 veces más alta que el SARS ocasionando la muerte a grupos vulnerables como mujeres embarazadas, adultos mayores, niños menores de 5 años, y/o que presentan un sistema inmunológico previamente afectado por enfermedades crónicas y metabólicas como diabetes, obesidad y sobrepeso, hipertensión, insuficiencia renal y respiratorias (fumadores presentan alto riesgo). De acuerdo con datos publicados por la Universidad Johns Hopkins (27 de marzo de 2020), China presentó 81.897 casos y 3,296 defunciones, le tomó poco más de 60 días comenzar a erradicar los contagios, hasta el momento ha sido rebasado solo por EE.UU. que presentó más de 85,871 casos. Italia con 80,539 casos de contagio, fue el país en el mundo con la tasa de mortalidad más alta siendo esta aproximadamente del 10% con 8.165 decesos. De acuerdo con estos datos publicados por la Organización Mundial de la Salud, al 27 de marzo del 2020, en menos de tres meses se han contagiado 202 países, 509,164 personas y han muerto 23,335, de estos aproximadamente un 18% son adultos mayores (la información a cada momento se modifica). Siendo la población del mundo cerca de los 7,700 millones de personas, un 0.007% de esta ha sido contagiada con el COVID-19 y el 0.0003% ha muerto.

En México, se manifestó el 27 de febrero del año en curso, desde entonces han surgido 585 casos y 8 decesos (Gobierno de México, 26 de marzo de 2020), 90% considerados no graves y 10% han requerido hospitalización. La población ha dado seguimiento a las comunicaciones diarias e instrucciones del Gobierno Federal y Estatal para evitar que el país se vea afectado de la misma forma que algunos países europeos como España, Francia e Italia, los cuales, tras pasar los 30 días a partir de la detección de su primer caso, incrementaron drásticamente la cantidad de contagiados. Ante la ventaja que ofrece la oportunidad de observar y estudiar la curva de aprendizaje de otros continentes como Asia y Europa, el Gobierno de México y las instancias correspondientes en los diferentes niveles, han tomado decisiones tratando de adelantarse a los efectos de las inminentes etapas iniciales de la contingencia sanitaria. Ante el anuncio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo, en el cual reconoció la pandemia, las autoridades de salud del país empiezan a sugerir una serie de acciones, entre estas, la solicitud de mantener el aislamiento social, o bien, una sana distancia, medida juzgada como “insuficiente” por los medios, la sociedad y los propios gobiernos locales, que esperaban la instrucción de cierre de fronteras con bloqueo de puertos, aeropuertos y aduanas, de la proclamación de un toque de queda (tal como lo hicieron en otros países) y la cancelación de eventos masivos; lo cual generó una serie de malos entendidos, inconformidades, incluso disputas entre usuarios de redes sociales, políticos, periodistas, empresarios, por mencionar algunos.

De inicio ¿Qué significan Aislamiento Social y Distanciamiento Social? ¿Cuáles son sus diferencias? De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE) distanciamiento es la “acción y efecto de distanciar o distanciarse”, que a su vez es “separar, apartar, poner a distancia;… desunir o separar moralmente a las personas por desafecto, diferencias de opinión u otros motivos”. Durante la contingencia sanitaria por el COVID-19, un recurso informativo de la Johns Hopkins University define el distanciamiento social como “una práctica de salud pública que tiene como objetivo evitar que las personas enfermas entren en contacto cercano con personas sanas para reducir las oportunidades de transmisión de enfermedades. Puede incluir medidas a gran escala como cancelar eventos grupales o cerrar espacios públicos, así como decisiones individuales como evitar las multitudes” (Pearce, 2020). Ahora bien, la RAE define aislamiento como “incomunicación, desamparo;… acción y efecto de aislar”, que a su vez es “dejar algo solo y separado de otras cosas… apartar a alguien de la comunicación y trato con los demás… es un estado objetivo de tener contacto social mínimo con otros individuos” por ello se utiliza como sinónimo de soledad; Fernández, Muratori y Zubieta (citados por Escuder Andreu, 2018) definen aislamiento social como “carencia de afiliaciones de relación que, cuando existe, genera un sentimiento de marginalidad, la sensación de no ser aceptado por los otros, aislamiento y aburrimiento, y la falta de pertenencia a un grupo o red social”. Desde esta conceptualización, la palabra compuesta adecuada para definir hoy día lo que las autoridades solicitan a la población para mitigar la propagación del COVID-19 es el distanciamiento social, ya que se refiere a mantener distancia física entre las personas y no a evitar cualquier contacto (comunicación) entre ellas. Quizás en otros tiempos, en los que no existían los recursos tecnológicos de la información y la comunicación (TIC) con los que se cuentan hoy día, pudo haberse dado el aislamiento social, pero al contar con internet, comunicación satelital y herramientas como aplicaciones en celulares, computadoras, tabletas u otros dispositivos, las personas mantienen, de modo virtual, la comunicación con el otro, sus redes sociales y, por ende, su conexión y sentido de pertenencia a estas. Cabe destacar el uso de estos medios por empresas para motivar el consumo en línea, por IES para continuar su labor mediante aulas virtuales y plataformas educativas, por instancias de gobierno para facilitar trámites y pagos, así como por el Gobierno Federal, Estatal y sus representantes, con el fin de comunicarse con la población para mantenerlos informados sobre la situación. Twitter se ha convertido en las últimas semanas, en ese espacio público en el cual, día a día se congrega la población, no solo para prestar atención a la información, sino para expresarse y viralizar sus comentarios generando tendencias y debates sobre temas de actualidad con diversos hashtags como ejemplo #COVID19, #COVID-19, #Covid-19mx, #covid_19mexico, #QuédateEnTuCasa, #SanaDistancia, entre otros.

La estrategia del gobierno federal fue comunicada por diversos medios de comunicación, mediante transmisión directa; pero no fue correctamente expresada ni comprendida hasta la mañana del día 25 del tercer mes. El pasado día 14 de marzo del año en curso, en su cotidiana conferencia de prensa vespertina, el Dr. Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, explicó la importancia de considerar la “utilidad” de una intervención durante la toma de decisiones, en específico sobre intensificar las pruebas médicas y la declaración de un “toque de queda” o bloqueo del país al detectar el primer caso, esto por las repercusiones que conlleva, sobre todo dadas las características y condiciones sociales y económicas de nuestro país.

Retomando lo que quiso ser una analogía del país con una escuela, sobre lo que sucedía en la Fase 1 de la pandemia, el subsecretario explicó que ante la detección del primer caso, no resulta adecuado cerrar la escuela totalmente por las repercusiones educativas, sociales y económicas que pueden generarse, ni aplicar pruebas a toda la comunidad escolar porque solo serviría para detectar los casos inminentemente existentes cuya trazabilidad es relativamente sencilla dado el contacto con el primer caso, aun cuando estos no presenten síntomas (tal como sucedió con la influenza y el dengue donde aplicar la prueba solo fue para confirmar el padecimiento y formar parte de la estadística). Pero si aquellos que convivieron en el aula con el primer caso, y/o están conscientes de quizás haber sido contagiados, se distancian voluntariamente, el resto de la población educativa no se ve afectada en el progreso de sus clases, ni la economía de la escuela, ni el trabajo de las personas; no evita el contagio, pero si disminuye su velocidad considerablemente, sin paralizar la actividad de la escuela. Por otro lado, si existen profesores adultos mayores, personal y alumnos con padecimientos que los hacen vulnerables, también debieran distanciarse completamente, pero el resto sigue asistiendo a sus clases y actividades normales, porque si llegaron a ser contagiados, al presentar algún síntoma, se deben confinar en casa, vivir su proceso y curarse (como ha sucedido en la mayoría de las personas no vulnerables). De llegar a requerirlo, se les hospitaliza, pero gracias a las medidas tomadas, existirán los servicios suficientes y de calidad para atender a cada caso grave. Aplanar la curva de contagio (de acuerdo a la estadística) asegura no colapsar los servicios de salud públicos y privados, como lamentablemente ocurrió en China, en Italia y otros países cuya población no atendió las instrucciones a tiempo, responsablemente y en solidaridad con su comunidad.

Contra opiniones, preguntas, incluso ataques de la sociedad y de algunos medios, el gobierno federal comunicó que hasta no pasar a la fase 2, las medidas seguirían siendo relativamente “flexibles”; incluso, en la Ciudad de México se llevó a cabo un evento con la asistencia de más de 70 mil personas que al ingreso “sufrieron” una revisión de temperatura y cuestionamiento sobre síntomas, y el presidente de la República mantenía sus giras y eventos por diversas comunidades del país. Fue hasta el día 19 de marzo que el presidente anunció la conformación de un Consejo de Salubridad General, mediante el cual acordaron que a partir del lunes 23 de marzo iniciaría oficialmente el distanciamiento social por parte de quienes participan en el sector educativo, así como todas aquellas personas que pudieran implementar de inmediato el trabajo a distancia desde el hogar. Ante estas decisiones, algunos gobiernos estatales, siguiendo la iniciativa del gobernador del Estado de Jalisco (cuya preocupación se enfatizó al detectar la posibilidad de un gran número de casos contagiados a raíz de un par de vuelos llegados al aeropuerto de Guadalajara procedentes de la ciudad de Vail, Colorado) iniciaron con la implementación temprana de estas acciones desde el martes 17 de marzo contando con el apoyo de organizaciones e instituciones educativas.

Para el inicio de esa semana de distanciamiento social y extensa campaña de #QuédateEnTuCasa, el Gobierno federal anunció el inicio de la “Jornada Nacional de Sana Distancia” que, a reserva de los resultados obtenidos de la estrategia, tiene como fecha de término el 19 de abril, y presenta un caricaturesco personaje llamado “Susana Distancia” que invita a las personas a mantenerse lejos unas de otras. A penas pasaron 2 días de inicio del confinamiento en casa, suspensión de eventos masivos y cierre de restaurantes, bares y espacios públicos como parques, plazas; cuando al cumplir casi un mes, después de haber detectado el primer caso, los mexicanos observaron, durante su mensaje matutino, al presidente y a su Consejo de Salubridad General declarar oficialmente el inicio de la fase 2 de la pandemia (Gobierno de México, 25 de marzo del 2020). Entonces ¿Qué implica esta nueva etapa para la población?

La fase 2 se identifica cuando aparece el primer caso de contagio que no resultó del contacto con un caso de importación, es decir, que no recuerda haber tenido contacto con alguna persona que durante un viaje al exterior hubiese contraído el virus. En este momento inicia la estrategia de “Mitigación Comunitaria” cuyo objetivo es disminuir la curva de contagio de COVID-19, prolongándola en el tiempo, estableciendo como actividad la sana distancia mediante el #QuédateEnTuCasa #NoSonVacaciones como un mecanismo para lograrlo. Esto es, las personas tendrán que mantenerse en distanciamiento social, evitar su movilidad entre un lugar y otro, principalmente aquellas con factores de riesgo, por lo menos hasta el día 20 de abril, sin embargo, dichas instrucciones pueden cambiar dado que, al aplastar la curva de contagio, ésta inevitablemente provocará un proceso largo durante la esperada fase 3 de la pandemia, de acuerdo a lo informado por Hugo López-Gatell, la cual podría extenderse hasta agosto o septiembre de este año.

Pero en términos prácticos ¿Qué significa esto? Un inminente golpe a la economía del país, aunado al recibido en el campo de la macroeconomía con la reducción en el precio del petróleo y la cotización del dólar frente al peso que llegó a alcanzar casi los $26.00, lo que conduce al encarecimiento de productos importados. Más allá de abrir paso a la estrategia de distanciamiento social para mitigar la pandemia, inicia una inminente división social, surgida entre los que “pueden distanciarse” y aquellos que no pueden hacerlo o se ven afectados por dicho distanciamiento.

Entonces incrementará la tasa de desempleo, considerando que más del 90% de las empresas en el país son NanoMiPyMes que dependen de sus ventas diarias, al reducir o no haber consumo, en algunos casos, se verán en la necesidad de prescindir de sus trabajadores o de solicitarles mantener el trabajo sin goce de sueldo. Sólo algunas grandes y consolidadas empresas han anunciado medidas para soportar y ayudar a sus empleados; otras se han reinventado y ofrecen nuevos servicios o nuevas formas de hacer llegar sus productos a los clientes; plataformas de choferes han experimentado un incremento en compra y entrega de alimentos a domicilio, pero un decremento en la contratación de servicios de movilidad; bancos ofrecen apoyo a sus cuentahabientes, instituciones educativas particulares ofrecen seguimiento al alumno en línea, y muchos otros negocios que, de un modo u otro, se rehúsan a no intentar subsistir.

En este tenor ¿Qué sucederá con el autoempleado, con aquel que está en la informalidad, con el cilindrero de la plaza, con el que vende globos, fruta afuera de una escuela u oficina o algodones de azúcar, si no hay gente que le compre? ¿Qué pasará con los que venden en el mercado o en el tianguis? ¿Con aquel del puesto de tacos, de gorditas, de verdura picada, la de los tamales, la señora del aseo? ¿Qué sucederá con esos que para lograr desplazarse de su vivienda a su sitio de trabajo tienen que tomar tres camiones repletos de gente y no cuentan con recursos para prevenir?

En la sociedad actual se presentan dos grupos de personas, aquel donde la población, consciente de la importancia del distanciamiento social, con involucramiento de empresas y organizaciones que apoyan en lo posible la medida para no paralizar la actividad económica, logran trabajar en línea, atender a distancia sus compromisos laborales y logran disminuir el riesgo de contagio, pero se sumerge en una serie de acciones que suponen cambios en su cotidianidad y condición de vida al visualizarse encerrado por 30 o 40 días; realiza compras de pánico y hace compras de despensa para un mes entero, porque quiere y puede. Pero por otro lado, existe una población que no ve con “buenos ojos” la medida; ante su situación de por sí precaria, no ve viable confinarse en su vivienda pues depende de su actividad diaria para proveerse del recurso para la propia subsistencia y de su familia; o bien, por el tipo de negocio que atiende o labor dentro de alguna empresa, no cuenta con estabilidad y seguridad económica durante la llamada cuarentena o ve condicionado su pago permitiéndole la ausencia sin goce de sueldo; por tanto, se rehúsan a no continuar su actividad económica habitual o simplemente, “los de arriba” no se lo permiten. Aunque a nivel estatal se ha anunciado un programa de apoyo, no parece haber dinero suficiente para evitar a ese alto porcentaje de personas que viven al día (no solo aquellos en condición de pobreza, sino también algunos que pertenecen a un nivel socioeconómico superior), colapsarse en la desesperación al verse rebasado por los gastos y pagos, o simplemente por no tener para comer y proveer a los suyos de lo más básico; lo que puede, en el extremo, desencadenar delincuencia, inseguridad, un problema social y estructural.

Ante este escenario de división social por las condiciones de vida, la pandemia brinda una oportunidad para fortalecer los actos de generosidad, unos haciendo por los otros, donde en lugar de unos hacerse de una vasta despensa, ayuden a los otros a abastecerse con parte de ella; o adelantarle el sueldo o parte de este a quienes ayudan en la limpieza; o bien, pedirle a un chofer que compre y lleve el “mandado” a casa, o al menos hacer el pedido de productos a un establecimiento vía telefónica y ofrecerse a pasar por ellos en auto, porque seguramente su repartidor no da abasto; o donde los unos consumen el producto de los otros en los changarros de la localidad… hay dos alternativas, reñir unos con otros ante la desesperación de los primeros por estar encerrados y de los segundos porque el encierro para ellos no es opción, o bien, aprovechar las circunstancias para sanar la fracturada cohesión social de nuestra comunidad, a partir de la adaptabilidad a la situación existente logrando fortalecer redes de cooperación y solidaridad.

Por tanto ¿Cómo se reconfigura la sociedad en medio de la pandemia del COVID-19? En específico ¿Cuál es la actitud de la población ante el distanciamiento social? ¿Cómo percibe su afectación? ¿Cómo se relaciona con sus emociones, con sus hábitos y acciones? Frente a la situación anteriormente descrita, surgen estos y otros cuestionamientos, y desde una perspectiva pragmática, UNIVA ha iniciado un estudio para explicar el fenómeno… ¿Nos ayudarás a comprenderlo mejor?

 

 

REFERENCIAS

Aislamiento (s.f.). Diccionario de la lengua española. Recuperado del sitio de la Real Academia Española https://dle.rae.es/distanciamiento?m=form

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Escuder Andreu, S. (2018). El abordaje de trabajo social sanitario ante la soledad no deseada en la gente mayor en el ámbito de atención primaria [Tesis][PDF]. España: Universitat Oberta de Catalunya. Recuperado de http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/84029/6/sescuderTFM0618memoria.pdf

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Instituto Nacional de Estadística de España. (22 octubre 2019). Indicadores de calidad de vida. Recuperado de https://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INEPublicacion_C&cid=1259937499084&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout&param1=PYSDetalleGratuitas&param2=1259944627885&param4=Mostrar

Millán Valencia, A. (21 de marzo de 2020). Coronavirus: ¿Por qué Alemania tiene un número tan bajo de muertos por covid-19 en comparación con otros países? En BBC Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51980118

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Pearce K. (13 de marzo de 2020). What is social distancing and how can it slow the spread of covid-19?. Johns Hopkins University. Recuperado de https://hub.jhu.edu/2020/03/13/what-is-social-distancing/

Ser Sostenible y Humano: Lo que ha dejado el coronavirus

Por Líderes de opinión, Voces Univa Sin comentarios

Mtra. Julia P. Samperio Casco • Profesora líder del Centro de Competitividad y Emprendimiento Sostenible CCES·UNIVA plantel Guadalajara

 

Las personas son la verdadera riqueza de las naciones

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

 

El desarrollo sostenible, ha intentado ser, desde 2015 el eje rector del mundo, queriendo permear en diferentes entornos como el económico, empresarial, social, ecológico, tecnológico, pero sobre todo humano; sin embargo a pesar de los esfuerzos de la quíntuple hélice conformada por gobierno, empresa, organizaciones no gubernamentales, academia y sociedad civil, bajo la premisa de necesitar lograr un cambio de comportamiento en la sociedad, no se había tenido impacto.

La famosa Agenda 2030 de la ONU, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, llamó al mundo a generar un cambio en problemáticas de índole social y medioambiental a través de acciones concretas como la utilización de energía limpia, la reducción del hambre, de los residuos y la desigualdad, el cuidado de los recursos, más estrategias de salud y educación para todos, así como, el beneficio para los sectores de la población más vulnerables. Sin embargo, no ha existido presupuesto, publicidad ni personas que alcancen, para generar un verdadero cambio.

Hoy, ante la crisis de salud presentada por el COVID-19, mejor conocido como coronavirus, el mundo se ha volcado de nuevo hacia la generación de los lazos afectivos, el cuidado de las personas, de los recursos y, en general hacia una campaña de corresponsabilidad con el otro y los medios de comunicación tradicionales, así como las redes sociales han sido fundamentales para lograr permear dicha campaña.

El mundo se ha movido y conmovido por la fragilidad de la vida, la fragilidad de la grandeza económica, el temporal cierre de fronteras entre países, la modificación de vuelos y el libre tránsito entre personas. Todas las negociaciones de los tratados y acuerdos internacionales, han pasado a segundo término ante la protección de la población y, entonces, la soberanía nacional vuelve a ser imperativa.

Hoy, la aldea global con todo y su tecnología, su poderío económico y los grandes avances científicos, regresa a lo básico, quizás, porque la humanidad ha entendido que a pesar de haber existido por millones de años, hoy, lo que parecía lejano, imposible o parte de una película de ciencia ficción, para muchos, es una realidad; la continuidad de la vida humana corre peligro.

Sin duda alguna, este será un parteaguas para las economías, para los bloques comerciales y las integraciones económicas, para las grandes y pequeñas empresas, los emprendimientos, el gobierno y la sociedad civil. Todos deberán acudir al llamado de la naturaleza y poner como prioridad al ser humano, al uso responsable de la tecnología, al cuidado de los recursos naturales y materiales; reflexionando acerca del propósito por el cual ha sido creada cada empresa, cada organización, cada gobierno, cada vida.

De hoy en adelante, muchas cosas cambiarán porque, no sólo es el paso de la pandemia lo que nos tiene preocupados, es un alto en el camino en el que la sociedad dejó de lado la productividad para dar a la familia el tiempo que necesita, para aprender, para extrañar: el trabajo colaborativo, la comunicación sincrónica, las reuniones familiares, los conciertos, los museos, los eventos deportivos, los viajes y todas las expresiones de esparcimiento que generan valor en la experiencia de vida.

Nuestro planeta demanda un nuevo orden mundial en el que las potencias, las economías emergentes y los organismos internacionales sean los que guíen y busquen el bienestar de la población; en el que el ser humano sea el centro y justo ese, sea el objetivo del desarrollo sostenible inspirado en el desarrollo humano que según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2015) busca que cada uno de los habitantes tenga una vida en la que puedan realizar a plenitud su potencial con responsabilidad, para permitir que las generaciones futuras cuenten con los recursos necesarios y puedan de igual manera, ejercer dicho derecho.

Sin humanos, no hay mundo.

 

 

PNUD. Desarrollo Humano. (2017). Recuperado de: https://www.mx.undp.org/content/mexico/es/home/ourwork/povertyreduction/in_depth/desarrollo-humano.html

Cuando romper se convierte en una forma legítima de solucionar

Por Líderes universitarios, Voces Univa Sin comentarios

Danna Nicolle Alcaraz Martínez • Alumna de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación

 

No, yo no pinté, ni rompí, ni anduve con la cara tapada durante todo el transitar en la marcha del 8 de marzo. No, yo no “vandalicé” las calles, ni señalé a los hombres que se habían mezclado entre los primeros contingentes (pese a que se les solicitó con más de 15 días de antelación que se ubicaran hasta el final de todas nosotras). Y aunque no fui partícipe de nada de esto, eso no significa que esté en contra de lo que simboliza el destrozo, porque sé que el romper y acabar con el muro, la ventana o la estatua no es producto de un capricho, sino un síntoma de un país al que no le preocupa el dar una solución a toda la oleada de violencia la cual a diario cobra la vida de diez mujeres.

No, esta forma de manifestarse no me representa, pero sí representa a las más de 6 millones de mujeres mexicanas que en los últimos 6 meses del año pasado sufrieron de violencia sexual o al 33% de mujeres violadas por los propios elementos de corporaciones policíacas durante un arresto, sin olvidar, a las más de 3 mil madres que en el último año han perdido a una hija como resultado de un feminicidio. Para ellas la violencia sirve de catarsis, una manera de hacer notar sus pérdidas; les da la posibilidad de mostrar su dolor y convertirlo en algo más que noches en vela y días en silencio, que por un día se vuelva evidente para todo el mundo que esa herida sigue latente, que esa herida no está remotamente cerca de cerrarse, pues la violencia contra la mujer no es un hecho aislado, tristemente, es un problema estructural minimizado e incluso, silenciado por la gran mayoría de las agendas políticas.

Las mujeres que pintan no lo hacen porque carezcan de valores o de empatía, por el contrario, lo hacen porque, como todas nosotras, se reconocen vulnerables y vulneradas por este entorno de violencia. A diferencia de quienes hemos sido lo suficientemente privilegiadas como para no vivir ningún tipo de agresión de género severa, a estas mujeres no les basta con transitar las calles usando la pañoleta morada en el cuello y llevando el cartel con la reflexión en la mano, simplemente porque su paz interior ha sido pisoteada y ya no les queda empatía por la propiedad pública de una nación en donde tan solo el 3% de las denuncias por violación y/o agresión sexual son resueltas y llegan a recibir condena.

Que no se nos olvide que no existe como tal cosa una forma “correcta” de manifestarse, que la naturaleza de este tipo de eventos busca convertirse en una llamada de atención para todos los actores sociales los cuales tienen el poder de intervenir y cambiar esta situación. Sin embargo, cada mujer que marcha tiene su propia historia y esta variedad de vidas ha propiciado una gran multiplicidad de tonos y formas de protesta; desde las marchas de siempre, pasando por el glitter rosa y los performance, hasta llegar a las pintas; cada una de estas manifestaciones de inconformidad sólo nos hablan acerca de cómo cada una de nosotras ha tenido que desarrollar formas más combativas con el fin de asegurarnos de que nuestra voz se escuche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Soberanía alimentaria en crisis

Por Líderes universitarios, Voces Univa Sin comentarios

Mtro. Pedro I. Godínez Martínez • Docente de Ciencias de la Salud UNIVA Plantel Vallarta

 

En septiembre 2019, escribí sobre “la crisis ambiental y su relación con la inseguridad alimentaria”, pues ambos fenómenos van íntimamente relacionados, aunque poco se hable de ello; y acordé con los lectores de ‘Voces UNIVA’ que daría continuidad a las problemáticas alimentarias ahí descritas, pero con mayor detalle, desde el plantel Puerto Vallarta.

Comenzaré por la (escandalosa) pérdida de soberanía alimentaria que ha padecido México en los últimos 30 años. Según la FAO, en la década de 1980 nuestro país contaba con una soberanía alimentaria estimada en un 85%; actualmente, ésta no sobrepasa del (vergonzoso) 40%, siendo 75% el límite mínimo recomendado. ¿Qué ocurrió en tres decenios para depender de las importaciones que alimentan a la población mexicana hoy? Un Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora devenido en un Tratado México-EE.UU.-Canadá (T-MEC).

La soberanía alimentaria es un concepto que implica independencia o capacidad de alimentarse de manera autosuficiente y sostenible en el tiempo a pesar de las adversidades. Además, engloba un movimiento que protege los derechos de los pueblos indígenas, de los campesinos, agricultores de pequeña escala, los cuales subsisten de la silvicultura y tienen un irreductible respeto por el medio ambiente. Estos grupos velan y luchan por el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad y por el derecho de sembrar sus semillas nativas; por el reconocimiento a la idiosincrasia rural que, tristemente, lejos de reivindicarse, se ha denostado, menospreciado y olvidado. Siendo muchos de estos campesinos, quienes han tenido que migrar a los EE.UU. o desplazarse a las ciudades en búsqueda de mejores oportunidades, intensificando la pérdida de conocimiento empírico en agricultura, heredado durante siglos de generación en generación.

Tal vez esto pueda parecernos una situación sin mayor importancia, sobre todo si nos dejamos deslumbrar con una tienda de mayoreo, grandes centros comerciales, supermercados con alimentos importados o con restaurantes ‘europeizados’ y ‘norteamericanizados’. Pero no olvidemos, que al dar entrada a la ‘globalización económico-financiera neoliberal’ sin protecciones o contenciones elementales para los sectores de la población más vulnerable, se condena al consumidor mexicano a volverse más dependiente de los servicios de cadenas multinacionales, que a través de la externalización de costos y competencia desleal; se atenta contra todo aquello que simboliza el movimiento de soberanía alimentaria, tanto en términos ambientales como de Salud Pública.

Lo más interesante es que en las cunas de la globalización neoliberal, Inglaterra y EE.UU., haya resurgido en 2016 un ‘proteccionismo económico’, muestra de ello es el caso Brexit y las nuevas políticas del presidente Donald Trump, respectivamente. Mientras tanto, nos encontramos a un México cuyo campo se ha desmantelado y donde las nuevas generaciones (Millenials y Generación Z) no han aprendido a cultivar ni siquiera sus hortalizas y hierbas aromáticas de traspatio, comprando alimentos de mayor densidad energética y menor aporte nutrimental, así como de una mayor cantidad de conservadores, transgénicos y agroquímicos generadores de múltiples enfermedades crónico-degenerativas, prevenibles por medio de una alimentación saludable y un estilo de vida que promueva la actividad física, ejercicio físico, reducción del consumo de sustancias (tabaco, alcohol, drogas), y fortalecimiento del tejido social.

No olvidemos, que Mesoamérica es cuna de una gran cantidad de alimentos de nuestro planeta y que México es considerado un país ‘megadiverso’, rico en historia y sistemas agropecuarios sostenibles (al menos, hasta no hace mucho). Como académicos y miembros de la comunidad universitaria, debemos recordar esto y velar por su mantenimiento. Los nutriólogos y otros profesionistas relacionados con el tema, debemos empaparnos de esta problemática para (procurar) dar solución a ella.

Aprendizajes del 9M ¿Qué nos dejó un día sin mujeres?

Por Líderes de opinión, Voces Univa Sin comentarios

Dra. María Cristina Martínez Arrona • Jefa de UNIVA Online

 

“Nos ganamos la vida con lo que recibimos,

pero hacemos la vida con lo que damos”

(John Maxwell)

 

El Paro Nacional El 9 nadie se mueve buscó visibilizar la ausencia de las mujeres, y con ello, el aporte que hacen en los diferentes ámbitos de la vida social, económica, cultural y política del país. Ese día diversos espacios se vieron en la necesidad de cerrar al no contar con el personal masculino suficiente para cubrirlas, y los que hicieron el esfuerzo, se notó la pobreza y el vacío de su ausencia.

La trascendencia de “un día sin mujeres” es que propició el diálogo, desde diversos actores, en la búsqueda de una cultura que promueva la equidad, el respeto y la paz. Se hace necesaria una actitud crítica ante la sociedad que hemos creado y revisar conductas al interno de nuestras familias, analizar las relaciones sociales y laborales que tenemos para preguntarnos como sociedad ¿qué tipo de valores construyo, fomento y difundo? De ello dependerá los ciudadanos que generemos o sigamos produciendo.

Fuimos testigos de la poca de capacidad de dialogo en algunas personas y sectores; de una variedad de actitudes y posturas, desde quienes consideraron absurdo este gesto; los que lo vieron como una provocación que buscaba dividir; los que lo consideraron una maniobra política o ideológica; hasta los -y las- que se aprovecharon de la situación para tener un día de descanso.

Pero, ¿Qué aprendizajes nos dejó 9M? Ante todo, nos permitió visibilizar el hartazgo y la preocupación que tenemos de la violencia e inseguridad que vivimos no sólo las mujeres, sino la sociedad en general en nuestro país.

Se constató la urgente necesidad de analizar las causas que han normalizado la violencia en la sociedad: el cómo dialogamos, lo que ocasionamos al reproducir un tipo de música, cine, programas, productos y/o artistas que promueven la desigualdad y la violencia, que, con nuestro consumo, los hacemos punto de referencia y modelos a seguir. Seamos honestos y reconozcamos que, en ocasiones, luchamos por aquello que nosotros mismos, conscientes o inconscientemente estamos generado.

Analizar la situación en la que se encuentran las mujeres hoy en día, nos debe de impulsar a gestionar acciones y estrategias en favor de sus derechos y de su educación; a trabajar en pro de la igualdad de género y de condiciones favorables para su desarrollo. El varón y la mujer fueron creados a “imagen de Dios” (Gn 1,27), de ahí su riqueza y complementariedad.

Que descubramos en este acontecimiento, al igual que el ciego del Evangelio, un signo de Dios: “me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo” (Jn 9, 15), por lo tanto, ¿qué debemos hacer cada uno desde el hogar, la escuela, la Iglesia, la empresa, el gobierno, para promover una cultura de paz y respeto que garantice la igualdad de derechos?

 

Publicado en El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara del domingo, 22 marzo de 2020.

Treinta y dos países

Por Líderes de opinión, Voces Univa Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Como si fuéramos treinta y dos países, así hemos reaccionado frente a la emergencia sanitaria que vivimos, dicho de otro modo, usando la autonomía federal como un pretexto para que cada quien haga lo que mejor le parezca, pero también, aprovechando las dilaciones federales, sus tanteos y suspicacias.

Si lo analizamos con cuidado, muchas de las decisiones que se han tomado recuerdan la lógica de ese personaje legendario llamado “el alcalde de Lagos”, o más bien, la falta de lógica, un ejemplo, distancias a los comensales en los restaurantes, como si los meseros no fueran a pesar de las distancias, los puentes que unen a todos, o reducir al 50% el aforo a los cines, como si ese 50% no debiera estar encerrado por dos horas, respirando el mismo aire, en un espacio por antonomasia, cerrado. el que unos estados se adelantaran a suspender clases y otros no, haría pensar que hicimos en un país incomunicado, de tal forma que lo que pase en el estado vecino ni nos afecta ni nos perjudica. Y mientras estas cosas suceden, el transporte público pasa atiborrado de gente, imposibilitada para guardar las distancias recomendadas, “porque que todavía los casos son poquitos”.

Enseguida la polémica de los esquiadores, que sabiendo que desde enero había alerta mundial de un viejo virus, deciden asistir a esa cita, regresar quizás portando el virus perverso, de hecho algunos dieron después positivo, y no decir nada, como si no tuvieran información, cuando es justamente lo que hoy día sobra, claro, no son sólo ellos los que han actuado de esa manera, es que esa es nuestra idiosincrasia, pues mucha gente siguió yendo a Las Vegas hasta no hace ni diez días, porque ya habían comprado el boleto, o porque era un regalo.

Parte de esa ausencia de lógica es tomar el rábano por las hojas: “para que no haya pánico no digamos nada”, “para no contribuir a la psicosis social, dejemos que todo siga igual”, “ante la amenaza de una quiebra económica generalizada, optemos por salvar la productividad a costa de la salud”.

La idea según la cual lo que les pasa a otros no nos pasará a nosotros por el sólo hecho de que somos nosotros, es tan descabellada que raya en la discapacidad mental, una discapacidad en este caso altamente criminal.

Si no atenemos a la información, experiencia reciente y advertencias de la OMS, México está entrando en el pico de la epidemia, sin tener posibilidades reales de enfrentarla si se generaliza, pues el sector salud ni siquiera puede con los enfermos que ya tiene, como le consta a los usuarios del IMSS o de los hospitales civiles. Por lo mismo, no debiera haber recurso preventivo despreciable, incluida la cuarentena obligada y que ya deberían tener prevista, pues no es nomás mantener a la gente en sus casas. Lo único en lo que todos podemos contribuir es evitando salir a sitio alguno en cuanto nos sea posible, y favoreciendo todo tipo de ayuda a ese gran sector de la sociedad que carece de recursos, incluida el agua para lavarse las manos, o el alimento si deja de trabajar un solo día.

 

Publicado en El Informador del domingo 22 de marzo de 2020