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La publicidad no vende mentiras, en sí, nadie las compra

Lorena Martínez Dueñas • Alumna de la Licenciatura en Publicidad  

 

La publicidad a lo largo del tiempo ha sido tema del que hablar, ya que debido a algunos casos que han hecho mal uso de ella se han creado pensamientos negativos hacia cualquier tipo de publicidad, afectando aun a la que es honesta.

Algunos temas que se abordarán en esta columna son:

¿Realmente qué es la publicidad engañosa?

¿Qué es lo que influye para que los publicistas, comunicólogos, etc., tomen la decisión de dejar a un lado la ética para beneficio de su mensaje?

La ética en la publicidad se ha visto muy ligera y corrompida en estos tiempos ¿Es esto una moda? ¿Se ha vuelto algo normal que la publicidad sea exagerada y que no se diga la verdad?

Antes que nada es importante saber que la ética es un conocimiento de la conducta propia dirigida a orientar nuestra actividad hacia el bien, evitando destruirnos. Parte de la persona humana, se vale del conocimiento de sus actos y termina por elevarla. La ética es la ciencia de las acciones humanas (Hortta). Y en cuanto a la publicidad engañosa, ésta se define como aquella que transmite información falsa de algún producto para generar confusión en los consumidores, su finalidad es, como su nombre lo indica engañar y manipular a las personas.

Al transmitir un mensaje claramente con ello se tiene un objetivo, donde lo más importante tendría que ser “informar” realmente lo que es el producto/servicio/idea de la marca. Sin embargo, esto ha pasado a segundo plano cuando el objetivo más importante es vender a pesar de todo. La publicidad no debería de decir mentiras para que se venda el producto/servicio o idea en cuestión, sino que lo publicando debería ya de ser lo suficientemente bueno para a partir de una publicidad con ética, llegue al segmento ideal y así poder informar respecto a sus beneficios y teniendo como resultado natural su consumo.

Es claro que la publicidad va más allá de informar, sino ¿Qué es lo que la hace emocional? Una buena publicidad en mi opinión es una publicidad que enamora a partir de la idea de campaña, de cómo fue que hizo ese clic con el cliente, el diseño, el mensaje que hizo que el cliente se proyectara, pero todo esto sin mentiras, sin potencializar el producto materialmente.

La buena publicidad no engaña, enamora y esto es algo que se debería de llevar muy presente en todas las personas que estamos en el medio, al final de todo, una publicidad que engaña no sirve porque podrá ser que el público compre una vez pero una segunda no lo creo. El consumo no tiene por objetivo lo efímero, cualquier marca siempre espera ser reconocida.

Es importante que nos demos cuenta que le estamos hablando a personas iguales a nosotros, ponernos en los pies de los usuarios es lo que puede servir al querer separar lo que es ético o no (Serrano, 2018).

¿Me gustaría que me prometieran algo y que al final no vayan a cumplir?

Día a día nos topamos con anuncios exagerados desde la hamburguesa que en el anunció se ve BIG MAC y en el mostrador te dan una LITTLE MAC, hasta la Splenda que promete saber a azúcar y claramente su sabor es distinto.

En conclusión, la ética en la publicidad es un tema relevante que se debería de hablar más al respecto, tanto usuario como creador de publicidad. Es muy importante debido a las consecuencias que se tiene en ambos aspectos, como usuario se debería de exigir veracidad en la publicidad y como creador se debería de pensar en las consecuencias de un usuario inconforme.

 

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