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El uso de plasma convaleciente en pacientes críticos de COVID-19 como alternativa de tratamiento

Estrella Aguilar Reyes · Alumna de la Licenciatura en Médico Cirujano  

 

El día 30 de enero del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el mundo se encontraba bajo amenaza de un nuevo virus, conocido ahora por todos como SARS-CoV-2. Sumergidos en el término de pandemia y de la nueva enfermedad que esta causa (COVID-19), la comunidad científica de todas las naciones se ha encontrado en una batalla contrarreloj, aún hoy, a casi medio año de su descubrimiento, a pasos acelerados se realiza la búsqueda de soluciones y respuestas, pero hacen falta piezas en el rompecabezas.

Ya conocemos su forma de contagio, su periodo de incubación, sus síntomas y diagnóstico, pero aún no hay certeza cuando hablamos sobre el tratamiento; es conocido por el personal de salud que la base del abordaje médico es tratar la sintomatología, siendo este campo muy amplio donde se han probado varios fármacos como la hidroxicloroquina, remdesivir, lopinavir/ritonavir interferón β-1ª, entre otras terapias innovadoras. Sin embargo, también se apuesta por lo ya conocido, aquello que ha demostrado tener eficacia en escenarios similares al que hoy tenemos sobre la mesa, como fue el caso de SARS en 2002 y MERS en el año 2012 virus similares a SARS-CoV-2, el uso de plasma convaleciente.

Pero ¿Qué es el plasma convaleciente y por qué es tan importante?

Se define como plasma al componente líquido de la sangre que se obtiene una vez retirados los elementos formes. Este líquido se encuentra conformado por agua, iones, gases aminoácidos y proteínas. Entre las proteínas que conforman el plasma (albumina, globulinas y fibrinógeno), las globulinas son las que en este momento representan el punto de investigación más importante.

Hay tres tipos de globulinas y cada una tiene un papel especifico, las gammaglobulinas o inmunoglobulinas son proteínas que se originan de las células llamadas linfocitos B, están encargadas de la producción de anticuerpos contra agentes patógenos y de memoria (para en caso de volver a contraer un mismo patógeno nuestro cuerpo esté listo para atacarlo).

Entonces, ¿qué papel juega las gammaglobulinas en todo eso?

El proceso de creación de anticuerpos por los linfocitos B (gammaglobulinas) tarda aproximadamente 3 semanas en desarrollarse en nuestro cuerpo, bastante tiempo de espera para un paciente grave que necesita un tratamiento lo más pronto posible, pero en el caso de aquellos pacientes que se encuentran en recuperación de la enfermedad o ya se encuentran completamente curados, la gammaglobulina ya está presente en su plasma y es capaz de proteger al individuo. De acuerdo con la hipótesis de transfusión de plasma convaleciente a pacientes críticos, esta podría ser una solución, en términos más prácticos esto significa darle al paciente crítico los anticuerpos que necesita para atacar al virus.

¿Cómo estamos seguros de que esto podría funcionar en el caso de COVID-19?

A lo largo de la historia el uso del plasma convaleciente ha demostrado tener eficacia como tratamiento de varios patógenos (como antes lo mencionamos), un ejemplo es el SARS en 2002 que comparte familiaridad con el nuevo SARS CoV-2. Actualmente, la FDA y la Organización Mundial de la Salud respaldan el uso de plasma convaleciente, estableciendo normas para su uso en investigación titulado WHO Blood Regulators Network.

Evidencia de esto fue la publicación en 2004 de la revista European Journal of Clinical Microbiology & Infectious Diseases; el ensayo clínico titulado Use of Convalescent Plasma Therapy in SARS Patients in Hong Kong pudo observar que en aquellos pacientes que recibieron plasma convaleciente durante los primeros 14 días del inicio de los síntomas, presentó una mejoría clínica del 58.3% versus 15.6% de mejoría en aquellos pacientes que recibieron la trasfusión después de 14 días del inicio de los síntomas, además de reducir la mortalidad de los pacientes.

Ante la premura del tiempo y la expansión de esta enfermedad, ya se están realizando investigaciones alrededor del mundo específicamente en SARS CoV-2. Journal of Medical Virology puso a disponibilidad en mayo 2020 la investigación Convalescent plasma transfusion for the treatment of COVID-19: Systematic review donde fueron evaluados 110 artículos de los cuales, 5 cumplieron con todos los criterios de selección (1 en Corea del Sur y el resto en China), en todos los estudios concluyeron que se disminuyó el índice de mortalidad, que la mayoría de los pacientes presentaron mejoría en los síntomas, disminución de las lesiones pulmonares, e incluso (en algunos casos) dejando el uso de ventilación mecánica, también representó ser un tratamiento bien tolerado.

Aunque esto suene prometedor, el estudio sistemático resalta que aún no se pueden atribuir estos beneficios únicamente al uso del plasma, ya que se presentan limitantes como la falta de estudios de alta calidad, así como de literatura científica y que, en las diferentes investigaciones, los pacientes también fueron multitratados con fármacos. Los resultados pueden verse influenciados por diversos factores como país y lugar de realización del estudio, la disponibilidad y cantidad de plasma, el sexo, la edad, el curso natural de la enfermedad, patologías ya existentes en los participantes, entre otros.

Se concluye entonces que, se necesitan urgentemente más ensayos clínicos multicéntricos de alta calidad y seguir investigando para encontrar una terapéutica efectiva “vamos por el camino correcto”.

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