Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA
Un sueño: en la frontera de México y Guatemala, cientos de migrantes fueron trasladados en autobuses al aeropuerto de Tapachula, donde abordaron el avión presidencial y otros más con rumbo a Tijuana y el Paso, según las preferencias de los interesados. A nadie se le pidió ningún tipo de documento. El ahorro logrado por el gobierno con esta acción compensó ampliamente los gastos generados por los traslados terrestres y aéreos.
Una pesadilla: cientos de migrantes siguen cruzando la frontera Sur con destino a Estados Unidos, al carecer de papeles no pocos desaparecen en el trayecto sin saberse su paradero, lo mismo niños que adultos, otros cientos son una y otra vez sometidos al chantaje de autoridades, delincuentes y polleros, así como todo tipo de abusos por parte de comerciantes y vecinos. El río Suchiate es una amplia pasarela que todo mundo cruza en ambos sentidos sin el menor control y a la vista de todos, arriba, en el puente hacen fila los que traen documentos, abajo, con mayor rapidez, pasan los que no los tienen. El rastro que van dejando los migrantes por el camino es por otro lado bastante agresivo para el ambiente y la salud, en tanto que las organizaciones civiles de ayuda que suelen responder muy bien a las primeras emergencias, van decayendo en su entusiasmo cuando estas emergencias se vuelven cotidianas.
La realidad: bajo presión norteamericana, el Gobierno de México decide poner orden en su frontera Sur, con las medidas correspondientes a la fuerza que contra la autoridad ejercen los propios migrantes, decididos a invadir el territorio por las buenas o por las malas, con la justificación de que son migrantes y que sólo van de paso.
La crítica: de inmediato analistas y opinadores de todo tipo critican las medidas del gobierno y apelan a la extinta Comisión de los Derechos Humanos, dejando la impresión de que lo correcto sería simple y llanamente abolir la frontera Sur, con lo cual cualquier protocolo de control de migrantes sería irrelevante e innecesario.
Algunos hechos: varios líderes de estas caravanas migrantes ya no tienen necesidad alguna de ir a Estados Unidos, con lo que ganan promoviendo estas marchas tienen más que suficiente para pasarla bien en tanto organizan la que sigue.
El hecho básico: el sistema económico que vivimos sigue fundado en una profunda desigualdad no sólo al interno de las sociedades sino en el concierto de las naciones, desigualdad en las reglas, en las oportunidades, en el reparto de los beneficios, en el disfrute de las nuevas posibilidades científicas y tecnológicas, en los logros educativos, en la participación democrática. Adicionalmente, los gobiernos de los países subdesarrollados o en vías de desarrollo han sido permanentemente cómplices de esta desigualdad internacional a cambio de beneficios personales o políticos, es decir, enriquecimiento de la clase gobernante y su perpetuación en el poder. Este hecho, no sólo perpetúa el sistema político sino su conocida ineptitud, pareciera que la norma es poner al frente de la administración a las personas menos capaces a fin de que su nulidad favorezca la precariedad social y sistémica. El resultado, la inevitable migración, no les puede ir peor de como ya les está yendo.
Publicado en El Informador del domingo 2 de febrero de 2020