Mtra. Laura O. Robles Sahagún • Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo
Hablar del sentido de pertenencia no es solo mencionar una frase de uso común, es sentirse y saberse parte de algo. Es muy común hablar de ello en las organizaciones estudiantiles, en los clubes sociales y, por supuesto, en los ambientes laborales.
Para que todo el equipo se dirija hacia la misma dirección, con los mismos intereses y construyendo esa identidad, se debe tener la misión y la visión muy claras, objetivos que sean cumplidos con la suma de las acciones de cada uno de los miembros del equipo y por supuesto, con un liderazgo situacional.
Las relaciones laborales y el ambiente en el que estas se desenvuelven, para que sean en positivo, deben construirse de tal manera que todos los colaboradores se sientan incluidos y que se reconozca que su trabajo es tan importante para la misión, como el de cualquier otra persona, sin importar su jerarquía. Con esto no me refiero a los cursos que suelen darse en las empresas como los de trabajo en equipo, liderazgo, relaciones públicas, actitud de servicio, etc., me refiero a actitudes reales en el día a día.
Quien no tenga el sentido de pertenencia desarrollado, sentirá que está en el lugar equivocado, su productividad no será completa y además podrá dejar ese trabajo para irse a otro en el que se sienta más cómodo y que sí forma parte de ese círculo. Esta rotación de personal es costosa no solo en lo económico, también por la curva de aprendizaje que conlleva suplir esas vacantes y para el cumplimiento de los objetivos.
El salario emocional, que son todas aquellas retribuciones no económicas que recibe el colaborador y que le ayudan a crecer personal y profesionalmente, cuenta con 10 factores que lo caracterizan, como: la autonomía para gestionar proyectos propios, el pertenecer a un grupo que valora y reconoce a la persona, la creatividad, el rumbo que se desea tomar en la carrera profesional, la diversión, la satisfacción del trabajo bien hecho, la inspiración, el crecimiento personal y por último, el sentir que el trabajo contribuye al propósito propio.
Cada uno de estos enunciados, conlleva una serie de acciones propias de la empresa que van a permitir al colaborador sentir una mayor satisfacción y mayor compromiso con la organización. No podemos olvidar que los principales embajadores de una compañía, son sus propios colaboradores, por ello hay parámetros para calificar a aquellas que tienen las mejores prácticas laborales.
Quieres tener a los mejores colaboradores, sé el mejor patrón. Suma la retribución económica al salario emocional y tendrás equipos colaborativos y comprometidos para cumplir con los objetivos y ayudarte a lograr tu misión.
No todo es cultura organizacional teórica, ponla en práctica y entonces verás resultados en tu empresa.
Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del viernes, 23 de julio de 2021.