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Comunicación Sistema UNIVA

De la publicidad a una democracia comunicativa entre marcas y personas

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Mtra. Elena Martínez Garza • Coordinadora de Imagen Corporativa del Sistema UNIVA

 

En un breve lapso de tiempo hemos evidenciado cómo el enfoque de la comunicación publicitaria ha evolucionado de una información masiva a una persuasiva y luego a una relacional con las marcas.

La persuasión con tintes de manipulación a través de la Publicidad resultó de altos beneficios lucrativos entre los sesentas y noventas, en donde el sistema económico basado en el consumo, la libre competencia empresarial y los medios de comunicación masiva, lograron ser la triada perfecta para generar las tan codiciadas ventas por volumen.

Utilizo el término turboconsumidor acuñado por el filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky, como la definición de aquella persona que toma el tiempo como un factor crucial en sus vidas, que vive en consecuencia de su ritmo y de su estilo de vida de consumo a contrareloj; sin confundirlo con alguien que consume en demasía. A ese turboconsumidor le agregaría las características de un ciudadano tradicional, como las de una persona que escucha, discierne y comenta aceleradamente la mayoría de los mensajes provenientes de instituciones, medios de comunicación, grupos colectivos, empresas, y por supuesto de marcas, convirtiéndolo en un provocador de diálogos directos, públicos y multidireccionales.

La participación sería una de la pieza clave para comprender el concepto de la ciudadanía y, que también se vincula al proceso de posicionamiento de marca, ya que evidencia actitudes de los consumidores frente a los productos o servicios que adquieren y a las marcas que los representan. Imaginemos que las marcas se convierten en líderes sociales con los que el turboconsumidor se identifica a partir de su ideología, tal y como ocurre con un político o un icono religioso.

Que los consumidores asuman una actitud ciudadana frente al consumo garantiza un proceso comercial democrático de gran poder y libertad. Ahora bien, no lo imaginemos, de hecho, actualmente múltiples marcas se han convertido en verdaderos líderes sociales.

El turboconsumidor sabe que las empresas no están interesadas en sus “comentarios”, sabe que el interés de ellas se centra en las acciones y comportamientos en torno a la compra de productos o servicios. Manipular la conducta de los mercados potenciales, fue y sigue siendo la panacea de las estrategias mercadológicas empresariales. El turboconsumidor requiere ser persuadido de que las empresas no le quieren persuadir.

Si bien es indiscutible que la publicidad era concebida como una herramienta comercial con intención de venta, en el nuevo escenario de los medios digitales la venta será una consecuencia natural de las relaciones fortalecidas entre la marca y sus seguidores. Ya sea con los canales tradicionales o digitales (más favorables), el reto y la clave de la comunicación publicitaria será lograr relaciones dialógicas entre los consumidores y las marcas, convirtiendo a las personas en actores creativos de historias y experiencias para crear marcas humanizadas e incluso amadas, y, por tanto, productos y servicios de profundo deseo.

Gracias a los actuales y múltiples canales digitales, los turboconsumidores tienen la posibilidad ­-y el interés­- de comentar y replicar con otros los mensajes que emiten sus marcas allegadas, motivando a hacer comunidad, no importa si se trata de persona, grupo, marca o institución, todos interactúan en las mismas condiciones; acciones que sin duda, brindan ejercicios de valor para una democracia comunicativa entre marcas y personas.

Sin dejar de lado a los usuarios de las redes sociales respecto a esta tendencia, surgen los interrogantes: ¿Podrán estos consumidores discernir la intensión de las marcas de establecer una relación con ellos? Estos usuarios en su relación con las marcas ¿expresarían abiertamente una gama de emociones como la que se vive entre humanos (empatía, enamoramiento, enojo, odio)? ¿El cliente tendría el poder de definir la reputación de la marca?

Seguramente en estos espacios digitales las marcas y las personas construirán una gran cantidad de diálogos, que a favor o en contra, serán multiplicados, opinados y compartidos por referentes de opinión, por perfiles empresariales (o institucionales), por turboconsumidores o por simples espectadores, y en quienes la imagen de la marca tendrá mayor significado e impacto que lo que brindan las costosas y tradicionales campañas publicitarias; resultados construidos por gente de diálogo, por gente digital.

¿Empresarios feministas?

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Mtro. Ángel Gabriel Orihuela Escobedo Docente Ciencias de la Comunicación, Lenguajes y Multimedia

 

La convocatoria hecha por los grupos feministas para realizar el paro de actividades el 9 de marzo tomó tal fuerza que los empresarios en México calcularon un costo económico de 26 mil millones de pesos.

Esa cantidad es casi tres veces lo que el gobierno de Jalisco afirma que invertirá en construir el Peribús, y es apenas menor al fondo que los diputados proponen para que México le haga frente al Covid-19.

Ante este pronóstico de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, otros organismos empresariales respondieron con rapidez y se sumaron en apoyo a esta iniciativa.

Por ejemplo, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) recomendó permitir la ausencia de las mujeres durante el 9 de marzo, manteniendo goce de sueldo y sin ninguna repercusión.

Pero este presunto apoyo vino con una nota al pie: el sindicato patronal aconsejó a las empresas que no puedas operar sin mujeres que “permitan” que sus trabajadoras se unan al paro mediante el uso del color morado en sus prendas de vestir durante este día. Además, podrían promover alguna plática, taller o acto conmemorativo en el centro de trabajo.

El Consejo Coordinador Empresarial confió también en que las empresas fueran empáticas con las mujeres que hayan decidido participar en el movimiento.

En el estado, la Coparmex local, el Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco y la Cámara de Comercio de Guadalajara tuvieron posturas similares.

Ahora bien, habría que cuestionar la idea de que las mujeres necesitan permiso para manifestarse por la defensa de sus derechos.

Además, valdría la pena profundizar un poco sobre la responsabilidad de las empresas en la violencia de género. Por ejemplo, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, casi la mitad de las mujeres de 15 años y más han vivido al menos un incidente de violencia. De ellas, más de una quinta parte reportó violencia laboral, que suele ser emocional o sexual.

Al acoso, la discriminación, los exámenes ilegales de embarazo y los códigos de vestimenta desiguales para mujeres y varones, hay que sumar, por supuesto, la brecha salarial.

Según la Organización Internacional del Trabajo, los hombres en México ganan, en promedio, 15.6 por ciento más que las mujeres. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos señala que esta brecha en el país es superior a la media de este club de naciones ricas.

Y, de acuerdo con un reporte del Foro Económico Mundial, la humanidad tardará 100 años en cerrar la brecha de género.

Así que ojalá el discurso empresarial no quede tan sólo en palabras y se atiendan las consignas del movimiento feminista, tal y como lo expresó la propia Coparmex: “expresamos nuestro compromiso para atender nuestra responsabilidad en la empresa. El reclamo y la exigencia que, a través del silencio, se escuchó más fuerte que nunca durante el Paro Nacional #UnDíaSinMujeres #UnDíaSinNosotras…, es un llamado urgente al que todos, como sociedad, debemos atender”.

Que sea de verdad.

De malas feministas y las flores más bellas

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Irene Damaris Anguiano Rodríguez • Alumna de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación    

 

«Preferiría ser una mala feminista a no serlo en absoluto«. – Roxane Gay

 

Hace unos días una cuenta anónima en Twitter me reclamó que mi feminismo era falso, que en realidad no quería hacer nada más que alzar mi ego y sentirme superior por nombrarme feminista, aun cuando no hacía absolutamente nada que respaldara mi ciberactivismo. Esto me hizo mucho ruido, pues la persona decía conocerme no sólo a mí, sino también a una amiga que también formaba parte de la conversación. Inmediatamente vino a mi mente Roxane Gay, quien habla de lo rápido y fácil que juzgamos y atacamos a una mujer dentro del mismo feminismo cuando hace algo que consideramos que va en contra de los valores de la lucha feminista. Gay menciona que solemos poner a las figuras públicas en un pedestal y que somos muy rápidos para quitarlos del mismo, al ver la más pequeña separación de su forma de pensar con el ideal que ya nos creamos de quiénes son y de cómo debe ser y actuar. En esa misma lógica ella pide que se le reconozca como una mala feminista, pues su feminismo no puede ser perfecto.

Culturalmente, a las mujeres se les exige más que a los hombres. Taylor Swift se ha vuelto recientemente una crítica muy abierta de ello. En su documental Miss Americana habla de lo cansado que es estar constantemente reinventándose para mantenerse relevante, y cómo las artistas femeninas lo hacen hasta 4 veces más que sus contrapartes masculinas. El video musical The Man, escrito, producido, dirigido y estelarizado por Swift caracterizada como Tyler Swift, hace una parodia del personaje de Leonardo DiCaprio en la película de El Lobo de Wall Street. Jordan Belfort, hace también referencia a esta diferencia significativa que viven las mujeres en la actualidad, haciendo una crítica directa a cómo su imagen y todo lo que tiene que ver con su vida personal y pública se trataría de una manera completamente opuesta si ella fuera hombre y no una mujer. En este momento, alrededor de Swift existe un debate interesante, pues hay quienes están aplaudiendo que tome la plataforma gigantesca con la que cuenta para tratar temas más profundos, mientras que otro frente le reclama el no haberlo hecho antes y la tachan de convenenciera. Lo mismo le pasó a Beyoncé cuando se declaró feminista, lo mismo le sucedió a Natalie Portman, a Emma Watson, a Belinda, y la lista sigue y sigue.

El punto al que quiero llegar es que no existe un solo movimiento feminista, porque no todas las feministas pensamos igual, pero no por eso debemos atacarnos entre nosotras, pues esto debilita la fuerza de sororidad que decimos predicar. Algo que me ha costado mucho aprender es a escoger mis batallas, soy una persona tranquila, pero también muy combativa, no me gusta quedarme callada y digo las cosas como las pienso y como las siento. Poco a poco he aprendido a moderarme, a entender que no todas ni todos piensan de la misma manera en la que yo lo hago y que eso no significa que están en mi contra ni que están equivocados. No ha sido sencillo, pero he aprendido a cambiar mis gritos y respuestas por escucha y diálogo, lo cual me ha traído mejores resultados.

Hace dos años, en el marco del 8M yo, enojada, le reclamé a todo mundo que ni se atrevieran a felicitarme por el día de la mujer, le volteé la cara a todo el que quiso dar el discurso de que la mujer es la flor más bella y la creación más hermosa y delicada de Dios. Entré en discusiones que francamente lo único que generaron fue terribles dolores de cabeza y asperezas con amistades queridas. Taché de ignorantes a todos los que dijeron que no entendían la razón de por qué el desearme un feliz día de la mujer era machista, les dije indignada que no era mi deber educarlos y que ellos mismos debían de informarse. Recuerdo que en ese enojo eliminé y expuse a varios de mis amigos por haberse reído de un chiste machista. Con algunos de ellos logré retomar la amistad después de un tiempo y aprendí que la mejor manera de cambiar su forma de pensar no era desde el señalamiento, sino desde el diálogo. Uno de ellos me sorprendió en días pasados, pues pasó de burlarse de la lucha feminista y defender ideas misóginas en lugar de frenar las acciones agresivas de sus compañeros, quienes querían destruir el tendedero de denuncias que se puso afuera de biblioteca Monseñor Santiago Méndez Bravo.

Creo firmemente en la revolución, creo que muchas veces para lograr un cambio se debe de romper completamente con el orden establecido, pues un acto fuerte tiene en muchas ocasiones el mayor impacto. Sin embargo, también creo que después de ese impacto el no abrirse al diálogo y seguir generando conflicto en vez de propiciar el cambio, lo frena. También sé que mi opinión no es universal y que en muchas ocasiones generar un diálogo es prácticamente imposible. Sé que me dirán tibia, que soy mala feminista, que atacarán mi manera de pensar y no tengo problema con ello.

Al contrario, me preocuparía más que todos los comentarios fueran favorables, que todo mundo compartiera mi opinión, porque creo firmemente que las diferencias nos ayudan a pintar una imagen más clara, a abrir nuestras perspectivas y a mejorar nuestros propios criterios. Pero para hacerlo, tenemos que estar abiertas y abiertos a escuchar.

Que el privilegio no nos nuble la empatía

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María Fernanda Ibarra Gil Alumni UNIVA Plantel Guadalajara, Licenciatura en Ciencias de la Comunicación

 

Vivir en una situación privilegiada, es uno de los principales factores que nos insensibiliza ante la violencia de género que enfrentamos las mujeres en México. Una situación privilegiada nos impide visibilizar, entender los orígenes y las consecuencias de la violencia hacia la mujer en la mayoría de los casos; producto de la búsqueda constante de la autogratificación.

Desde tiempos inmemoriales la mujer ha recorrido un camino turbulento para posicionarse y obtener igualdad de oportunidades. En la actualidad y ante las circunstancias violentas a las que aún nos enfrentamos, la pregunta es, ¿por qué debemos callar?

El pasado 8 de marzo, -fecha en la que como cada año se conmemora el Día Internacional de la Mujer-, fui participe del clamor unísono de la sororidad, la cual, estaba conformada por tan solo un pequeño porcentaje del total de las víctimas que han sufrido violencia de género en México.

Aclarando, que cuando hablo de víctimas no me refiero solamente a aquellas quiénes han perdido la vida, sino a la sociedad, las familias. Pues, son los hijos huérfanos quienes vivirán marcados por la ausencia de sus madres; los padres exigiendo justicia ante un sistema que deja miles de casos inconclusos, contando con una extensa e interminable lista, en la que día a día, son más mujeres las que se le suman, desgraciadamente.

Entendamos de una vez por todas que no somos solamente las mujeres quienes sufrimos las consecuencias de dicha violencia, es la sociedad, somos todos. Seamos conscientes de que las marchas y las conmemoraciones no generan impacto desde su mero acaecer, sino desde la conciencia de su trasfondo.

Aclaremos, también, que en esta lucha no se busca desprestigiar ni vilipendiar al género opuesto como fin último o a ultranza. Por último, les invito a analizar desde una postura crítica el movimiento feminista, invitándolos a dejar de verlo como una amenaza hacia los hombres o una lucha interminable entre géneros; pues la violencia, causa de dicho movimiento social, es un problema que directa o indirectamente padecemos todos. Que el ego ni nada nos nuble la empatía.

 

 

Un día sin nosotras

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Mtra. Laura Ofelia Robles Sahagún • Coordinadora de ALUMNI y Bolsa de Trabajo

 

Imposible no tocar el tema de un Día Sin Nosotras, ese movimiento tan manoseado, que se ha distorsionado, en donde todos nos sentimos con derecho a opinar. En donde todas las corrientes sociales, políticas, religiosas, culturales, empresariales, se han manifestado, a favor, en contra y otras, solo por hacerlo y “no verse mal”.

La realidad nos habla de una polarización del tema, en donde otros países hasta se asombran del movimiento femenino mexicano por no conocer la naturaleza y el origen de la demanda de las mujeres y unos más, se están manifestando y están tomando el ejemplo de lo hecho en México para adaptarlo a sus regiones. Lo cierto es que se está poniendo en claro que la mujer tiene poder y mueve muchos intereses.

Lo preocupante es que hay tantas opiniones, cambios de punto de vista, modificación de posturas que, lo que están generando, es una confusión en muchas personas, si, personas, no solo en mujeres. He visto, y lo digo con mucha tristeza, jóvenes que han tomado acciones en momentos de euforia, arrastradas por el movimiento quienes, sin mucho conocimiento ni reflexión, que se están sumando y no saben a qué. Hay otras jóvenes que si se han adentrado en algunos grupos, han conocido sobre el tema, ven estadísticas, se han documentado y saben hacia donde quieren ir.

También existen los “memes” machistas en donde se expone a la mujer como indecisa y que por eso no prosperan los movimientos o porque nos peleamos entre unas y otras. Hay grupos de mujeres que defienden una causa y denuestan las de otras mujeres. Un día sin nosotras hizo visible la importancia del papel de la mujer en los diversos ámbitos. Esto aun cuando no se sumaron a la agenda otros temas, “aprovechando” el momento.

Este movimiento que ha tomado una mayor fuerza en los últimos años, reforzado por el tema de los feminicidios, habla de la necesidad que tiene la mujer de ser reconocida y el derecho a acceder a las mismas oportunidades que los hombres. Yo lo que veo es la enorme oportunidad que tenemos de recomponer la estructura social desde la familia, porque, queramos o no, es en ésta en donde se nos enseñan los valores y el rol que cada uno (hombres y mujeres) desempeñamos.

Yo he luchado, durante muchos años, desde mi trinchera, para tener las mismas oportunidades que los hombres; respetando y admirando nuestras diferencias como seres humanos. Yo no quiero que me den más o un mejor trato que a los demás, yo quiero que me permitan competir en igualdad de circunstancias. Yo quiero para mi país que estén los hombres y mujeres más capacitados para gobernar. De igual manera en las instituciones en donde se enseña, en donde se toman decisiones. No son cuotas, son capacidades lo que necesitamos para mejorar y salir avante. Las mujeres no necesitamos que nos regalen espacios, tenemos la capacidad para obtenerlos y desarrollarnos de la mejor manera.

 

Publicado en Crónica Jalisco el 06 de marzo de 2020.

 

En voz alta

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Claudia Fernanda Vargas Altamirano • Alumna de la Licenciatura en Psicología

 

Ante los hechos que han sacudido al país estas últimas semanas, ha habido mucha controversia derivada de todo lo que ha girado en torno al 9 de marzo. Por un lado, están las personas que apoyan el movimiento feminista, aunque este movimiento no es feminista mirándolo bien, es un movimiento humano porque busca la igualdad de derechos y obligaciones; pero están también, las personas que tienen sus dudas o lo apoyan en absoluto; esto es parte de cualquier sociedad medianamente democrática. Está bien tener diferentes puntos de vista y está bien que existan voces estridentes causando tanto ruido, como las que en estos momentos suenan, difíciles de ignorar o silenciar.

Aunque estemos en el siglo XXl y haya tanta libertad de pensamiento, de acción, entre otras cosas, aún sigue habiendo mucha indiferencia y desigualdad en el reconocimiento de los derechos de la mujer frente a los del hombre. Según la ONU en México al menos 6 de cada 10 mujeres mexicanas ha enfrentado un incidente de violencia; 41.3% de las mujeres ha sido víctima de violencia sexual, y en su forma más extrema, 9 mujeres son asesinadas al día; estos son solo algunos de los datos que muestran la gravedad del problema y que no son producto de una idea frenética-paranoica que se le ha ocurrido a un cierto grupo de personas.

Entonces, el hacer tanto ruido tal vez no genere en este momento las políticas públicas necesarias para la protección de la mujer, pero lo que sí ha generado es una atención social del problema, así como, de los aspectos a cambiar, porque esta situación ya no puede seguir así, es insufrible para cualquiera de nosotras.

Ahora bien, no se trata de buscar culpables, se trata de cambiar la cultura machista que nos viene arrastrando desde hace mucho tiempo, la cual nos pega muchas veces sin que nos demos cuenta; urge reeducar a las generaciones actuales y a las nuevas, sobre una cultura que promueva el respeto, la igualdad de derechos y obligaciones, desde el acto más insignificante, hasta la decisión más importante.

Ya lo dijo Malala Yousafzai “nos damos cuenta de la importancia de nuestra voz cuando somos silenciadas”, no se trata de feminismo ni de machismo, se trata de que ninguna voz ni ninguna vida sea silenciada solo por la condición en la que nació.

“…Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez…” (Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809).

 

Feminismo: Mucho más que un hashtag

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Mtra. Paulina Margarita Méndez Vallejo • Docente UNIVA plantel Puerto Vallarta

 

The world is not enough, but it is such a perfect place to start, my love.
— The world it’s not enough.
Garbage.

¿Qué es el feminismo y por qué es necesario? El feminismo es un trending topic en redes sociales, eso es seguro. Durante décadas, el movimiento feminista ha luchado por derechos fundamentales como votar, erradicar las brechas salariales, las desigualdades en la obtención de altos puestos en empresas y sobre todo, erradicar los estereotipos sobre los roles que deben o no desempeñar las mujeres en la sociedad.

Lo anterior es una muestra de que el verdadero feminismo no busca la superioridad de las mujeres o que se tenga una posición de privilegio sobre los hombres. Por el contrario, este movimiento busca que se creen las condiciones necesarias para una sociedad más equitativa tanto para hombres como para mujeres.

Generación tras generación, el movimiento feminista ha inspirado a una lucha no violenta, donde las mujeres logren ser visibles y reconocidas, a partir de acciones cuyo único objetivo sea establecer un camino que ayude a futuras generaciones a erradicar todos los problemas sociales que nos lastiman y vulneran, independientemente de nuestro género. El feminismo debe fomentar una visión donde no nos veamos como enemigos, sino como aliados.

Nunca debemos olvidar que los logros del movimiento feminista en México no son pocos y mucho menos insignificantes, pues gracias a ellos se ha cimentado el camino para que las mujeres puedan elegir el rol que deseen desempeñar y la libertad de ejercerlo plenamente, sin sentirse juzgadas u obligadas a dejar de hacer todo aquello que les hace crecer como seres humanos.

Este movimiento debe centrarse en un objetivo primordial: la educación de normas y valores que permitan, tanto a hombres como mujeres, entender la importancia del respeto a la dignidad. Tal vez, para muchos esto sea una utopía, pero como Garbage lo decía en su canción #1 Crush:

You will believe in me and I will never be ignored.

Y un día después…

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Mtra. María Ana Rábago Agredano • Docente de Ciencias de la Comunicación, Lenguajes y Multimedia.

 

Una noticia más, si así, como queda solo en reseña periodística una desaparición, como un feminicidio se hace viral por días o solo horas; como queda en memes el reflejo gracioso de un pueblo sin sustancia para decir, como queda en cifras, la opinión de las autoridades. Así quedó en la memoria de México el paro del 9 de marzo y no es mi percepción, es lo que, al buscar resultados del paro, arrojan los medios de comunicación, las redes sociales y algunos blogs o webs.

Me pregunto ¿Cómo habrá quedado el ideal del paro, de la invisibilización de las mujeres para hacernos visibles, para denotar una importancia que pareciera que no existe… eso que al parecer da igual? Quedó como esas películas donde, por arte de magia, se hacen cambios de roles del papá a la mamá o de la hija a la madre, y es ahí, cuando se valoran y agradecen las acciones del otro. ¡Qué lindura!

¿Será que un día después es muy poco tiempo para hablar de efectos? ¿No se supone que serían inmediatos?

Y no es el hecho del paro, de la inmovilización o de la solidaridad, no es lo que hacen las protagonistas, lo realmente importante sería que la audiencia, a quien va dirigido el mensaje, reflexione y actúe… ¡Que actúe!

¿Quién o quiénes son la audiencia? Los que desde el principio denostaron la propuesta, la minimizaron e incluso nos llamaron flojas por no existir un día. Ellos son los que no funcionan.

Hoy, un día después, no tengo nada más que decir; aquí dejo los sacos (hay de todos los tamaños), para que se los pongan sus dueños.

Del 8 al 9

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Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Uno de los grandes éxitos que ha tenido ya el movimiento feminista, ha sido el de hacer que todo mundo muestre sus cartas y exhiba sus argumentos, pero una de sus grandes derrotas es su incapacidad, hasta el presente, de liderar un verdadero diálogo que aclare los términos, los conceptos, las estrategias, los objetivos, que separe lo que indebidamente se ha mezclado e impida que se den conflictos donde no debe haberlos.

La impunidad y la corrupción no es algo que solamente hiera a las mujeres. Los feminicidios son graves pero también la desaparición forzosa, el tráfico de personas y el abuso y explotación de menores, unido todo a la imparable delincuencia que golpea lo mismo a los pobres que a los ricos, a los hombres que a las mujeres, a los adultos y a los niños a lo largo y a lo ancho del país, y ante todo este drama, la respuesta del gobierno es “abrir carpetas de investigación” que nunca se cierran, crear nuevas comisiones que no funcionan, elaborar nuevas leyes que no se aplican, y seguir ganando un salario que no se merecen. Probablemente el gobierno ha advertido el potencial que este movimiento tiene para producir una verdadera sublevación social que englobe todas las causas que en el momento presente aquejan a la sociedad, y que son atribuibles a la incapacidad permanente de las autoridades para dar respuestas efectivas y no meros discursos y complicados análisis estadísticos.

Dice el viejo dicho que “cuando el sabio apunta al cielo el tarugo mira al dedo”, y ocurre cuando lejos de mirar el conjunto de la problemática que verdaderamente afecta a las mujeres, nos detenemos en aspectos particulares o buscamos desviar la atención con asuntos que de momento no están a discusión. Pero es que eventualmente incluso quienes con toda legitimidad defienden esta causa caen en el error de mezclarla con otros temas enturbiándolo todo. Al final todo se degrada a una serie de provocaciones, donde las posturas extremas buscan adueñarse de la palestra creando un alborotado “San Quintín”.

¿Acaso las madres que lloran a sus hijos perdidos o asesinados estarán de acuerdo en que su dolor y su tragedia sean usados para favorecer el aborto, o la guerra de sexos? ¿La defensa de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, incluye la confusión de aptitudes propias de cada género? ¿Estar en contra del aborto supone cerrar los ojos ante una cultura social que todo el tiempo ha sometido y despreciado a la mujer? ¿La violencia contra la cual se lucha, legitima la violencia con la que se lucha? Y quienes están en contra del paro ¿qué han hecho para que no se dieran las causas que han llevado a este movimiento?  La omisión que en todos estos temas han mostrado las instituciones explica muy bien la fragmentación social y el dispararse de todas las causas sin orden ni concierto, quizás por lo mismo, sin poder lograr mejores resultados.

¿No sería el momento de que todos asumiéramos con honestidad la problemática nacional y, como dijera el Papa Juan XXIII, buscáramos más lo que nos une que aquello que nos divide?

 

Publicado en El Informador del domingo 8 de marzo de 2020

La importancia de los movimientos feministas en México

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Dra. Lucía Almaraz Cázarez • Docente de Ciencias Sociales y Humanidades

 

A través de la historia, las mujeres hemos luchado por la igualdad y por contar con los mismos derechos que los varones. Es así como el primer movimiento de mujeres surge en Europa en la Revolución francesa en el que se demandaba igualdad, debido a que se cobraba la mitad del salario solo por el hecho de ser mujer. En 1791 surge la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadanía, este es uno los avances históricos que decretaron la igualdad de derechos y el derecho al voto.

En lo que respecta al movimiento sufragista en Inglaterra de 1913, Emily Davidson se coloca en un circuito de carrera de caballos y muere. Ella, junto con otras compañeras del movimiento fue encarcelada en diversas ocasiones por participar en actos violentos, como romper ventanas del parlamento o incendiar buzones de correos y orinar en sedes diplomáticas, consciente de que estas acciones no conseguían resultados tangibles.

La aparición del feminismo como movimiento colectivo, se inició en la ciudad de Nueva York en 1848, en donde se demandaba la igualdad de género, la no discriminación y se reclamaba el derecho al voto.

En México el feminismo se origina a finales del siglo XIX y principios de XX debido a las desventajas sociales que vivían las mujeres. Es en Yucatán donde surge el primer movimiento feminista que buscaba reivindicar temas educativos y sociales.

La tendencia a nivel Latinoamérica respecto a movimientos feministas surge en Argentina, Brasil y Chile. Actualmente en México nos encontramos con diversos movimientos que reflejan el hartazgo social de nosotras las mujeres. Cada cuatro minutos una mujer sufre una violación, las denuncias por agresiones sexuales a mujeres se incrementaron un 20% en el 2019; en cuanto al acoso se integró el movimiento Me Too, el cual logró que las mujeres denunciaran a sus acosadores. Frente a esto, las primeras expresiones fueron brillantina y pintura morada, migrando recientemente al perfomance “El violador eres tú” replicado en varios estados del país.

La importancia del evento Paro Nacional de Mujeres de este pasado 9 de marzo, tiene que ver con la ola de violencia que hemos sufrido las mujeres, pero sobre todo con el tratamiento que se le ha dado al tema de la violencia sistemática, feminicidios, desapariciones y delitos sexuales contra las mujeres. El sentimiento de indiferencia por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno, la falta de incapacidad institucional en la atención a víctimas mujeres, la violencia generalizada, la corrupción, la impunidad y la ausencia de políticas públicas integrales dirigidas a las mujeres, nos duele ahora más que nunca, por ello no es menor que hoy tenga tanta relevancia unirnos a este movimiento y visibilizar la importancia de la mujer en los diferentes ámbitos de la vida social. Nunca nada se ha logrado sin acciones de re-evolución, sobre todo tratándose de feminismo.