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Comunicación Sistema UNIVA

La fragilidad humana

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Mtra. María Cristina Martínez Arrona • Jefa de UNIVA Online

 

Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, frágiles y desorientados;

importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos

(Papa Francisco)

 

En más de una ocasión he hablado de las características de la persona, mencionando entre sus particularidades que es “única, irrepetible, social por naturaleza, criatura, contingente, vulnerable…”, en un contexto de pandemia mundial (OMS), algunas de ellas se hacen más evidentes.

A finales de diciembre, en China, se empezó a divulgar la presencia de un nuevo virus con una alta tasa de contagio y propagación, por lo que desde que inició el 2020, hemos constatado como este virus se ha extendido en el mundo paralizando la vida, el ánimo, la dinámica social y con ello la actividad productiva. Se han colapsado Centros de Salud; algunas empresas han cerrado o paralizado parcialmente sus funciones, miles de personas han perdido el trabajo, otras, se han visto imposibilitadas para trabajar por la emergencia sanitaria.

Algunos contemplaban esta realidad como una película de ciencia ficción, una situación difícil de creer y pidiendo que no llegara a nuestro país; otros la consideran “un invento” creado por intereses políticos, económicos y luchas de poder. La verdad es que, a nivel mundial, estamos luchando con una epidemia que está enfermando a cientos de miles personas, y decenas de miles han perdido la vida.

Ante esta realidad, la única opción efectiva -conocida hasta el momento- es el distanciamiento social, la sana distancia, con el propósito de evitar que las personas enfermas entren en contacto con personas sanas reduciendo así las oportunidades de transmisión. Al estar en casa, en contacto con nosotros mismos y con las personas que convivimos, tenemos la posibilidad de escuchar y de escucharnos. Más de alguno hemos experimentado incertidumbre, impotencia, carencia, limitación, soledad, debilidad, miedo, en otras palabras, nuestra fragilidad humana.

El término fragilidad (fragilis = quebrar o romper), desde la perspectiva antropológica se comprende como la condición de finitud propia de la persona, nos concebimos a nosotros mismos indefensos y susceptibles de sufrir algún daño. A nuestro ser limitado (= restringido, condicionado), contingente (=incierto, circunstancial) y vulnerable (=frágil, indefenso), le afecta y daña las condiciones ambientales y socioeconómicas que estamos viviendo a nivel glocal, afectando nuestro bienestar físico, psicológico, espiritual, social, constatando así nuestra fragilidad como seres humanos.

Esta vulnerabilidad constituye el fundamento del autocuidado, esta relacionado con el imperativo ético de velar por la protección de la vida. La experiencia de la Resurrección se hará presente cuando cada uno de nosotros velemos -dentro de nuestras posibilidades- por ofrecer una atención adecuada y oportuna. Cuidemos que toda persona sea tratada con respeto, se le ofrezcan los mismos cuidados y derechos desde un enfoque de justicia social, de ahí que, “los más fuertes” tenemos la obligación moral de proteger la fragilidad del otro, y poder decir junto a Jesús: “la paz esté con ustedes” (Jn 20,19).

 

Publicado en El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara del domingo, 12 de abril de 2020.

El encierro viene de años atrás

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José Daniel Meza Real • Coordinador de Calidad Académica

 

Estamos ya en el día 15, quizá el 16 de la cuarentena, no lo sé, tampoco estoy muy seguro de que sea martes o miércoles, los días se ven igual, el sol sigue igual, las aves cantan las mismas canciones y aunque puedo presumir que la casa no es chica, cada día siento como se va encogiendo y aquí sentado en la misma silla de todas las tardes, me doy cuenta que en realidad he tenido los ojos cerrados por mucho tiempo. Un pensamiento lleva a otro, recuerdo cuando vivir a unos pasos de una avenida violentamente transitada, hacía que jugar en la calle fuera un lujo que no podía tener; entonces, esto quizá es muy similar a aquellas vacaciones cuando tenía sólo 8 años. Pero, ¿por qué en aquel entonces no me sentía atrapado? Por qué anhelaba tanto esos días mientras hoy cuento desesperado las horas para que caiga de nuevo la noche y poder irme a dormir.

La respuesta está frente a mí en un sillón, porque en aquel entonces ese mueble no era lo que es hoy; había días en que esas maderas tapizadas eran las columnas de un castillo, pero al día siguiente eran parte de los muros de una trinchera donde me refugiaba de los disparos del enemigo o simplemente al poner una sábana encima se convertía en esa cueva secreta donde se escondía un viejo Batman de plástico con su Batimóvil, que no le hacía juego pero que no me importaba.

Entonces, al recordar esto me doy cuenta de que estamos aprisionados, pero no desde hace 15 días o un mes, sino desde hace años, desde aquellos días en que nuestras rutinas y la vida diaria nos fueron quitando la capacidad de soñar despiertos, de poner un piso de lava ahí donde un azulejo percudido nos sigue estresando por esa mancha que nunca pudimos borrar.

Y ¿Saben algo? Hoy nos seguimos estresando y seguimos perdiendo esa imaginación, todos los días llenamos esos espacios de nuestra mente con los noticieros, los post de Facebook, Twitter; un muerto más aquí, un enfermo más allá, una nueva rutina de ejercicio, una nueva receta de cocina.

Es momento de apagar por unos momentos el celular, la computadora, la tableta y buscar aquel libro que nos hizo imaginar mundos fuera de la comprensión de cualquiera; vea esa película con la que se enamoró y lloró al mismo tiempo, cierre los ojos y escuche detenidamente esas canciones que le transportaron al pasado.

No importa cómo lo haga pero vuelva a ser niño o niña, recupere su imaginación perdida y lo más importante: salga de este encierro mental y mientras se sienta en ese sillón o debajo de él, viaje a otros mundos que sólo usted puede imaginar, el cielo es el límite.

Quizá al principio sea difícil o sienta que la cuarentena le ha hecho perder sus cabales, pero quizá tiene usted un niño en casa que en este momento será su maestro para estos menesteres y, si no lo tiene en casa, sepa que lo tiene en su corazón y en su memoria. Atrévase a jugar a sentirse niño o niña, recuerde que por unos días puede olvidarse de esos pendientes que le quitaron la infancia, de esas responsabilidades que provocaron las arrugas que ahora ve en su rostro. De cualquier manera le aseguro que después de un mes quizá no tiene nada mejor que hacer y sobre todo nada que perder.

 

Ondas de Elliot, series de Fibonacci y COVID-19

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Mtro. Luis Gonzalo Hernández Camacho • CEA y Negocios Internacionales

 

Las matemáticas son una herramienta importante en todo el quehacer humano de todas las civilizaciones. Los mayas, por ejemplo, al contar con el concepto de cero pudieron representar el sistema numérico de forma completa. Y con ello tuvieron una concepción certera de su papel en el desarrollo de la humanidad. El cero no representa el vacío, sino la no significancia (esta es una de las múltiples aplicaciones del concepto de cero). El concepto de no significancia es de gran utilidad en la inferencia estadística. Esta última es la base de los desarrollos más recientes del análisis matemático aplicado al cuidado y desarrollo de los recursos en las empresas: Data Science y Business Intelligent (p.e.).

Ahora tenemos oportunidad de observar cómo las matemáticas nos pueden ayudar a identificar procesos sociales en el tiempo. Es decir, podemos identificar procesos históricos en el tiempo con ayuda de las matemáticas. E incluso podemos predecir con cierta precisión algunos acontecimientos en el tiempo. Observemos el comportamiento de la serie Fibonacci. Las series matemáticas, son modelos que presentan resultados a partir de un valor inicial. La serie Fibonacci es ampliamente conocida y utilizada en el análisis financiero.

Apliquemos esta serie como lo hace Elliot, pero no al mercado de valores financieros, sino al proceso de deterioro de la salud que se presenta en todo el mundo en el momento actual. El inicio de una serie de epidemias severas parte del año 1981. Una de las más fuertes pandemias se presentó en este año. Si seguimos la trayectoria en el comportamiento histórico de tales eventos desde ese año, podemos observar el siguiente resultado. El año (como resultado), en el que se presenta la última pandemia, tiene relación con el comportamiento de las ondas de Elliot.

Veamos, se presentan cinco años con una pandemia (no en forma consecutiva, sino como una variable discreta, es decir, existen saltos entre una y otra fecha). Después hay trece años en los que se presenta otra situación de pandemia. Si obtenemos la media móvil (moving average -MA-) de esta serie, de 1981 hasta 2014, podemos realizar el siguiente cálculo: Tomamos el error típico del año cinco y del año seis (que son los dos períodos en los que se presenta un mayor error típico) y calculamos su promedio, el resultado es 5.2068. Este último resultado, lo sumamos a la MA que se indica en el último año (2014) para obtener aproximadamente el número 2019 (2019.5). Los decimales indican un margen del año en el cual se presentaría la última pandemia (que podemos interpretarlo como a fines del año 2019). El siguiente cuadro muestra los resultados anteriores.

El análisis que realizamos es ex post, es decir, a posteriori. Pero, de igual forma, todos los eventos se pueden analizar ex ante, es decir, a priori, por parte de los especialistas. Al hacer uso extensivo de las distintas herramientas disponibles: como las matemáticas, modelamos el comportamiento de los eventos en el tiempo. Afirmamos que las matemáticas son un importante aporte de la humanidad para cuidar la salud de la humanidad.[1] Varios eventos se pueden predecir con precisión y adelantarse a los efectos futuros, para tomar las medidas necesarias.

[1] Modelos elaborados en universidades pronostican un brote de COVID-19 en México, después del 22 de marzo de 2020. En nuestra opinión, tales modelos son altamente confiables. Prevenir es mejor, que posteriormente, lamentar.

Una oportunidad para hacer home office

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Mtra. Ana María Angulo Servín • Encargada de Procesos Administrativos del Sistema UNIVA. Maestra en Terapia Familiar Sistémica Relacional.

 

Al parecer estos tiempos nos lanzan a caminar, progresar, generar una nueva perspectiva en el ámbito laboral; hoy no nos queda a algunos de otra que hacer home office, y ésta, ha sido la mejor manera de continuar activos en lo laboral y también en el cuidado personal. Que, si bien en México ya se lleva a cabo desde hace muchos años por las empresas trasnacionales (quizás por muy pocos nacionales), este acontecimiento en materia de salud, nos ha obligado a resguardarnos en casa y nos ha brindado esta posibilidad de trabajo a distancia.

Pienso en las grandes ventajas de ello, como una mayor y mejor administración del tiempo y los diversos recursos, así también, las posibilidades para las personas en el cuidado de sus hijos de una manera más cercana, mayor libertad para cuidado personal, etc. Esta opción da para desarrollar habilidades, nuevas maneras de integrar lo profesional y lo personal; pero, aunque parezca paradójico, también cabe la pregunta de, ¿qué tan sano es para la familia y la persona que lo ejerce? Habría que revisar las posibles desventajas para quienes les está tocando adaptarse a ese formato de trabajo o modus vivendi.

Al parecer para algunas generaciones como la X, que es a la que pertenezco, esta modalidad de trabajo conlleve un desaprender mucho de lo ya adquirido, como bien refería Watzlawick respecto al proceso de aprendizaje, siendo éste el que determina o favorece a su vez una visión de sí y del mundo. Sobre todo para quienes gustan del control de los procesos y sus equipos de colaboradores; probablemente el no ver a su gente trabajando les implique un sentimiento o una cierta pérdida de control, pues su única manera de saber que se están haciendo las cosas es a través del producto que se realiza y, esto más bien lleva a objetivar más los procesos, siendo así más una ventaja, que desventaja desde mi punto de vista, pues, puede llevar a una mayor producción y sobre todo a la calidad del producto terminado, considerando que la persona que lo realiza se encuentra en su entorno ideal. Desde luego, todo depende del proceso laboral y del perfil del trabajador; se deben revisar aquellos puestos y procesos que sí sean susceptibles de la modalidad a distancia y cuáles no.

Al final desarrollar la habilidad de hacer home office es un proceso que requiere de una actitud proactiva tanto para el trabajo individual como en equipo. Considerando que aun cuando los profesionales estén en diferentes lugares, el producto necesita la integración de diferentes mentes y manos para desarrollarlo en su totalidad ante el mercado que lo demanda.

 

¿Pueden los humanos desarrollar inmunidad al Covid-19?

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Dra. Ana Karina García Suárez • Especialista en Salud Pública y Epidemiología. Docente de Ciencias de la Salud UNIVA plantel Guadalajara

 

Curva epidémica: implicaciones y características

En el caso de las epidemias, la curva se construye por el número de casos y los días que han transcurrido desde el primer contagio, la curva se refiere a la capacidad de una enfermedad para generar contagios y puede ser de dos formas: «exponencial» o «plana», exponencial se significa que la curva alcanza un pico alto en la cantidad de personas infectadas en corto tiempo; cuando se menciona curva plana se refiere a más tiempo con menos contagios.

Aplanar la curva significa: limitar el número de casos nuevos del contagio, pues éste, dado las condiciones de la pandemia de coronavirus, tendrá un crecimiento natural. Por eso, se hace hincapié en que un escenario responsable durante la fase 3, es indispensable.

«Aplanar la curva» es una forma crucial de detener el colapso de los servicios de salud y disminuir el número de muertes en general. De manera simple, aplanar la curva significa ralentizar la propagación del coronavirus, de modo que el número de casos se distribuya en el tiempo, en lugar de experimentar un fuerte aumento desde el principio.

El éxito en la reducción de la transmisión en vez de llevarnos a una epidemia larga nos llevará a una epidemia más corta, esto es importante porque nos llevará a administrar el riesgo, lo cual quiere decir que cada día habrá menos casos que los que se pueden atender en el sistema de salud. Por eso se recomienda en las diferentes instancias gubernamentales, que el distanciamiento físico debe ser un compromiso de todos y responsabilidad con un toque de empatía y amor por la humanidad, para no generar un caos como el que se ha presentado en otros países, de los cuales ya conocemos su experiencia respecto a la pandemia.

 

Entonces, ¿pueden los humanos desarrollar inmunidad al COVID-19?

La enfermedad COVID-19 ha generado diversos documentos científicos, principalmente de los países que ya han estado en las fases epidémicas y han podido documentar cierta información preliminar sobre el virus; pero es en realidad un fenómeno nuevo en salud, es el comienzo de una exploración sobre las características propias del virus, así como, su comportamiento con la humanidad.

Los datos científicos sobre el nivel y la duración de los anticuerpos inmunes protectores producidos en pacientes después de la infección del nuevo coronavirus siguen siendo escasos. En general, los anticuerpos protectores (inmunoglobulina G, IgG) contra un virus pueden producirse aproximadamente dos semanas después de una infección y pueden existir durante varias semanas o muchos años, evitando la reinfección del mismo virus después de la recuperación.

Actualmente, se están realizando esfuerzos para evaluar personas que recientemente se recuperaron de la infección COVID-19 y, se estudia si portan anticuerpos protectores en la sangre.

Instancias internacionales han declarado que no se tiene la certeza de una reinfección. Pero La inmunidad es un factor clave para entender al coronavirus y así desarrollar tratamientos y vacunas.

Hay estudios en los que se señala que algunos pacientes pueden dar positivo a la prueba una vez que fue negativa, incluso se habla de que podría haber un repunte transitorio de la infección antes de que se elimine definitivamente, es decir, que pueda darse una recaída.

 

 

Referencias:

Chinese Center for Disease Control and Prevention (2020). The epidemiological characteristics of an outbreak of 2019 novel coronavirus diseases (COVID-19) in China.  Zhonghua liuxingbingxue zazhi41(2), 145.

Tuite, A. R., & Fisman, D. N. (2020). Reporting, epidemic growth, and reproduction numbers for the 2019 novel coronavirus (2019-nCoV) epidemic. Annals of Internal Medicine.

Stein, R. A. (2020). The 2019 coronavirus: Learning curves, lessons, and the weakest link. International Journal of Clinical Practice, e13488.

Nishiura, H., Linton, N. M., & Akhmetzhanov, A. R. (2020). Initial cluster of novel coronavirus (2019-nCoV) infections in Wuhan, China is consistent with substantial human-to-human transmission.

Tabanera, N. (2020). Valores inmunes al coronavirus: Desde la aparición del COVID-19 compañías cotizadas como Novacyt se han revalorizado hasta un 1.000 por ciento. Inversión: el semanario líder de bolsa, economía y gestión de patrimonios, (1175), 24-25.

Li, G., Fan, Y., Lai, Y., Han, T., Li, Z., Zhou, P., … & Zhang, Q. (2020). Coronavirus infections and immune responses. Journal of medical virology92(4), 424-432.

Chen, N., Zhou, M., Dong, X., Qu, J., Gong, F., Han, Y., … & Yu, T. (2020). Epidemiological and clinical characteristics of 99 cases of 2019 novel coronavirus pneumonia in Wuhan, China: a descriptive study. The Lancet395(10223), 507-513.

 

 

 

¿Pueden los humanos desarrollar inmunidad al Covid-19?

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Dra. Ana Karina García Suárez • Especialista en Salud Pública y Epidemiología. Docente de Ciencias de la Salud UNIVA plantel Guadalajara

 

Curva epidémica: implicaciones y características

En el caso de las epidemias, la curva se construye por el número de casos y los días que han transcurrido desde el primer contagio, la curva se refiere a la capacidad de una enfermedad para generar contagios y puede ser de dos formas: «exponencial» o «plana», exponencial se significa que la curva alcanza un pico alto en la cantidad de personas infectadas en corto tiempo; cuando se menciona curva plana se refiere a más tiempo con menos contagios.

Aplanar la curva significa: limitar el número de casos nuevos del contagio, pues éste, dado las condiciones de la pandemia de coronavirus, tendrá un crecimiento natural. Por eso, se hace hincapié en que un escenario responsable durante la fase 3, es indispensable.

«Aplanar la curva» es una forma crucial de detener el colapso de los servicios de salud y disminuir el número de muertes en general. De manera simple, aplanar la curva significa ralentizar la propagación del coronavirus, de modo que el número de casos se distribuya en el tiempo, en lugar de experimentar un fuerte aumento desde el principio.

El éxito en la reducción de la transmisión en vez de llevarnos a una epidemia larga nos llevará a una epidemia más corta, esto es importante porque nos llevará a administrar el riesgo, lo cual quiere decir que cada día habrá menos casos que los que se pueden atender en el sistema de salud. Por eso se recomienda en las diferentes instancias gubernamentales, que el distanciamiento físico debe ser un compromiso de todos y responsabilidad con un toque de empatía y amor por la humanidad, para no generar un caos como el que se ha presentado en otros países, de los cuales ya conocemos su experiencia respecto a la pandemia.

 

Entonces, ¿pueden los humanos desarrollar inmunidad al COVID-19?

La enfermedad COVID-19 ha generado diversos documentos científicos, principalmente de los países que ya han estado en las fases epidémicas y han podido documentar cierta información preliminar sobre el virus; pero es en realidad un fenómeno nuevo en salud, es el comienzo de una exploración sobre las características propias del virus, así como, su comportamiento con la humanidad.

Los datos científicos sobre el nivel y la duración de los anticuerpos inmunes protectores producidos en pacientes después de la infección del nuevo coronavirus siguen siendo escasos. En general, los anticuerpos protectores (inmunoglobulina G, IgG) contra un virus pueden producirse aproximadamente dos semanas después de una infección y pueden existir durante varias semanas o muchos años, evitando la reinfección del mismo virus después de la recuperación.

Actualmente, se están realizando esfuerzos para evaluar personas que recientemente se recuperaron de la infección COVID-19 y, se estudia si portan anticuerpos protectores en la sangre.

Instancias internacionales han declarado que no se tiene la certeza de una reinfección. Pero La inmunidad es un factor clave para entender al coronavirus y así desarrollar tratamientos y vacunas.

Hay estudios en los que se señala que algunos pacientes pueden dar positivo a la prueba una vez que fue negativa, incluso se habla de que podría haber un repunte transitorio de la infección antes de que se elimine definitivamente, es decir, que pueda darse una recaída.

 

 

Referencias:

Chinese Center for Disease Control and Prevention (2020). The epidemiological characteristics of an outbreak of 2019 novel coronavirus diseases (COVID-19) in China.  Zhonghua liuxingbingxue zazhi41(2), 145.

Tuite, A. R., & Fisman, D. N. (2020). Reporting, epidemic growth, and reproduction numbers for the 2019 novel coronavirus (2019-nCoV) epidemic. Annals of Internal Medicine.

Stein, R. A. (2020). The 2019 coronavirus: Learning curves, lessons, and the weakest link. International Journal of Clinical Practice, e13488.

Nishiura, H., Linton, N. M., & Akhmetzhanov, A. R. (2020). Initial cluster of novel coronavirus (2019-nCoV) infections in Wuhan, China is consistent with substantial human-to-human transmission.

Tabanera, N. (2020). Valores inmunes al coronavirus: Desde la aparición del COVID-19 compañías cotizadas como Novacyt se han revalorizado hasta un 1.000 por ciento. Inversión: el semanario líder de bolsa, economía y gestión de patrimonios, (1175), 24-25.

Li, G., Fan, Y., Lai, Y., Han, T., Li, Z., Zhou, P., … & Zhang, Q. (2020). Coronavirus infections and immune responses. Journal of medical virology92(4), 424-432.

Chen, N., Zhou, M., Dong, X., Qu, J., Gong, F., Han, Y., … & Yu, T. (2020). Epidemiological and clinical characteristics of 99 cases of 2019 novel coronavirus pneumonia in Wuhan, China: a descriptive study. The Lancet395(10223), 507-513.

 

 

 

La cura está por llegar, ¿Vacunas o medicamentos?

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Mtra. Leslie Becerril Serna • Docente Investigador UNIVA plantel Guadalajara

 

Los coronavirus (CoV) son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurre con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y que ocasiona el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV).

Un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano1.

Los coronavirus se clasifican según su morfología, estrategia de replicación de su material genético, organización y homología de la secuencia de las unidades de su genoma 2

Son esféricos con un tamaño aproximado entre 80 y 220 nm. de diámetro, dentro poseen su material genético, una cadena simple de ARN. Estos virus poseen un genoma grande, son altamente infecciosos cuando se introducen dentro de las células humanas.

Se replican, maduran y salen de la célula huésped muy fácilmente, utilizando los mismos organelos de la célula infectada para seguir su ciclo virulento.

El nuevo coronavirus es muy similar en términos de secuencias del genoma a seis coronavirus descubiertos previamente. Un análisis de su secuencia genética y homología reveló que el nuevo virus tiene muchas similitudes con el SARS-CoV. Este nuevo coronavirus ahora está clasificado como beta-coronavirus3.

Poseen glicoproteínas distribuidas en la superficie de la capa externa de la envoltura, dándole aspecto de corona (de ahí el nombre).

Recientemente, se aisló un nuevo coronavirus del tracto respiratorio inferior de pacientes en Wuhan, que sufrían neumonía debido a causas desconocidas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo llamo 2019-nCov, mientras que el Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV) lo llamaron SARS-CoV-2.

Posteriormente se confirmó que el virus es capaz de trasmitirse de persona a persona.

¿Cómo hacerle frente a este nuevo coronavirus? ¿Por medio de vacunas o con medicamentos?, cualquiera de las dos opciones es complicado, recordemos que estamos en medio de una pandemia y por lo tanto es imprescindible atacar lo más pronto posible, hasta el momento países como China, Estados Unidos, Italia, Corea del Sur, Rusia y Cuba, encabezan una carrera frenética por encontrar la vacuna o el medicamento, sin embargo, todos estos esfuerzos requieren de un tiempo considerado para su elaboración y evaluación.

El camino habitual para la generación de una vacuna o un medicamento es largo, en el caso de los medicamentos, la generación de una molécula desde cero, puede llevar hasta 20 años de prueba y error hasta lograr que dicha molécula esté disponible para el usuario en una forma farmacéutica biosegura.

Todo medicamento o vacuna debe probarse previamente en estudios preclínicos y clínicos antes de probarse en humanos. Además, hay que considerar que la forma en que reaccionamos los seres humanos es muy distinta, la raza, es un factor importante, no es lo mismo la raza caucásica que la raza negra, no reacciona igual un europeo que un latinoamericano.

En México hoy en día, para poder usar un medicamento que ha sido desarrollado en otro lugar se debe demostrar la eficacia y seguridad en población mexicana, razón por la cual grandes trasnacionales farmacéuticas deben demostrar esto en estudios previamente realizados en población mexicana. Esto lleva tiempo y sólo es por ejemplificar lo que sucede de forma habitual.

Ahora bien, ¿Cómo demostrar que una vacuna desarrollada en Asia por ejemplo tenga el mismo efecto en nuestra población latinoamericana?

Se dice que grandes laboratorios y farmacéuticas han desarrollado bases previas para enfrentar casos como el que ahora vivimos, sin embargo no se ha logrado demostrar hasta el momento contar con dichas bases de forma 100% segura.

Una vacuna debe cubrir características especiales: inducción de memoria inmunológica de larga duración, elevada inmunogenicidad, termoestabilidad, bioseguridad entre otras. Es difícil que estas propiedades coincidan tan pronto en un solo modelo de vacuna.

Hasta el momento para la CoV, se han desarrollado vacunas de subunidad, basadas en virus purificados inactivados, DNA, las basadas en la expresión de antígenos del virus mediante vectores virales y vacunas vivas atenuadas, también se han hecho esfuerzos con algunos medicamentos retrovirales y antivirales de amplio espectro, pero el tratamiento hasta el momento es de apoyo y depende del estado clínico del paciente. Los antivirales de amplio espectro, como el remdesivir, el lopinavir/ritonavir y el interferón beta, han demostrado ser prometedores contra el MERS-CoV en modelos animales y se está demostrando ya su actividad en modelos humanos4

A pesar del poco tiempo, se prevé que haya una vacuna lista para probar en animales aproximadamente en un mes, y en 3 meses podría estar lista para las personas, apresurar este camino podría causar que el remedio sea más peligroso que la enfermedad, ya que como bien sabemos estamos en pandemia y las consecuencias de una vacuna o medicamento no seguro serían aun más catastróficas que lo que estamos viviendo en estos momentos.

En tanto no exista una vacuna o medicamento la mejor estrategia para sofocar esta epidemia, es la prevención a través del aislamiento social y del cuidado de nuestro propio cuerpo.

Confiemos en los criterios éticos de nuestros especialistas y autoridades científicas y desde luego, en que los intereses económicos y políticos de cada país no sean más importantes que la salud mundial.

 

 

Referencias:

 

Organización Mundial de la Salud. www.who.int>health-topics>coronavirus.

Infecciones por coronavirus https://temas.sld.cu/coronavirus/coronavirus/

Wang Zhou, MD. The coronavirus prevention handbook, Science-Based tips thathcould sabe your life, Editorial Skyhorse, marzo de 2020, ISBN13: 9781510762411

T.P. Sheahan, A.C. Sims, S.R. Leist, A. Schäfer, J. Won, A.J. Brown, et al.

Comparative therapeutic efficacy of remdesivir and combination lopinavir, ritonavir, and interferon beta against MERS-CoV

Nat Commun., 11 (2020), p. 222, 10.1038/s41467-019-13940-6

COVID-19

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Dr. Enrique Fernández Valadez • Especialista en Cardiología, Medicina Crítica y Terapia Intensiva. Docente de Ciencias de la Salud, UNIVA plantel Guadalajara.

 

El año 2020 inició prácticamente con una nueva epidemia de un Síndrome Respiratorio Agudo que rápidamente se generalizó y alcanzó proporciones de pandemia, además con la particularidad de tratarse de un nuevo tipo de coronavirus. En estos momentos se trabaja incansablemente en todas las instancias de salud de todos los países, tratando de compartir la presentación de nuevos casos, sus características clínicas y las características propias del virus con la finalidad de limitar su diseminación con medidas precautorias de higiene y/o de proveer tratamientos específicos. Aún no estamos en condiciones de poder saber su comportamiento a mediano o largo plazo. La intención de este artículo de revisión es proveer a la comunidad universitaria y a la población en general información de utilidad y evitar el perjuicio de la propagación de rumores sin fundamento.

Desde hace siglos la humanidad ha sido azotada por diferentes epidemias, la Biblia hace mención de varias de ellas. Se conocían genéricamente entonces como “peste”. Vale la pena aclarar las diferencias entre endemia, epidemia y pandemia. El Diccionario Médico Roche describe la palabra endemia como “la presencia habitual de una enfermedad o agente infeccioso en una determinada zona geográfica o grupo de población”, epidemia como la “aparición masiva de una enfermedad, principalmente de carácter infeccioso, en una región determinada y en un periodo concreto”; pandemia es “aquella epidemia que abarca amplios territorios de un país o un continente”.

La primera epidemia de influenza de la que se tiene conocimiento ocurrió en Europa en 1510 y fue descrita por Willys y Sydenham. En la actualidad las infecciones por virus se han convertido en un verdadero problema de salud pública y uno de los factores que más han contribuido a su diseminación es la movilidad ya sea ésta forzada por personas que huyen de sus localidades y buscan asilo o refugio en otros países o bien por la facilidad para desplazarse de un país a otro por diferentes razones en vuelos trasatlánticos.

Se puede decir que en tiempos más recientes, a partir del año 2004 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reglamentado la detección e información de un epidemia con fines de controlarla lo más pronto posible aplicando medidas sanitarias adecuadas. Por ello, existe lo que se llaman las “Normas de comunicación de brotes epidémicos de la OMS”, en ellas se menciona que los brotes epidémicos son inevitables y a menudo impredecibles.

La primera noticia sobre el coronavirus apareció a mediados de los sesentas del siglo pasado tras ser encontrado en la secreción nasal de un paciente. Debe su nombre a la forma que tiene semejante a una corona radiada. Se ha asociado con algunas zoonosis como el SARS (Severe Acute Respiratory Sydrome = Síndrome Respiratorio Agudo Severo o Grave) reportado por primera vez en Asia en febrero del 2003 y el MERS (Middle East Respiratory Syndrome = Síndrome Respiratorio del Oriente Medio), que fue reportado por primera vez en Arabia Saudita en el 2012; estos son unos virus comunes con la capacidad de atacar el sistema respiratorio y ocasionar desde un resfriado común hasta una neumonía como fue la epidemia del SARS. Se conocen 39 especies de coronavirus. El coronavirus actual es parecido al SARS y se han separado en cuatro grupos: alfa, beta, gama y delta, solamente los coronavirus alfa y beta están relacionados con infecciones a humanos.

Los coronavirus son viriones (partícula infecciosa) con envoltura que contiene el genoma más largo de ácido ribonucleico (ARN), las glucoproteínas de la superficie de la envoltura tienen el aspecto de proyecciones en forma de bastón que aparece como un halo alrededor del virus. A diferencia de la mayoría de los virus con envoltura, la “corona” formada por las glucoproteínas le permite soportar las condiciones del tubo digestivo y transmitirse por vía fecal-oral.

China es un lugar favorable para la aparición y desarrollo de estos virus, dado su clima cálido, su geografía y la cercanía que tiene su población con animales domesticados y, algunos otros que no lo son, como es el caso de los murciélagos quienes además son una especie migratoria.

El último día del año 2019 se desató en la provincia china de Wuhan un clúster de 27 casos de neumonía, una nueva epidemia relacionada con un mercado de comida y animales vivos de la ciudad, al parecer en condiciones precarias de higiene, que rápidamente tomó el camino de una pandemia.

Se le ha designado como COVID-19 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y como SARS-CoV-2 por el Comité Internacional de Taxonomía de los Virus. Este virus es un nuevo betacoronavirus que infecta a los humanos emparentado genéticamente con los coronavirus semejantes al del SARS derivado de murciélagos, principalmente, el murciélago crisantemo, serpientes, algunos roedores o aves.

Por lo general el virus se transmite de persona a persona por el contacto cercano con alguien infectado ya sea por el habla, la tos o los estornudos; hay que considerar que con la tos o el estornudo se expulsa aire a una velocidad de 120 a 160 km/hora lo que favorece la dispersión de un aerosol de gotitas microscópicas de saliva o “flügge” que pueden alcanzar las vías respiratorias de otra persona si se está a menos de un metro de distancia. En casos donde el virus se hospeda en un animal, entonces puede transmitirse por el contacto cercano con el espécimen, ya sea que se ingiera la carne o la leche del animal, o este cause alguna lesión en el cuerpo (ej: mordida o rasguño). Hay informes recientes de algunos casos en los que se ha aislado el virus en las heces fecales, lo cual implica otras precauciones por diferentes formas posibles de transmisión.

El virus usa una proteína (S) para entrar a las células del hospedero y unirse a receptores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA2), ésta se encuentra en las células alveolares tipo II, y no tanto en la vía respiratoria superior, lo cual podría explicar el ataque pulmonar importante; las mismas condiciones que se producen en personas con una alta adicción al tabaco. Las enfermedades cardiovasculares o respiratorias, enfermedades oncológicas, diabetes e hipertensión arterial son algunas condiciones de los pacientes en riesgo.

Por lo tanto, resulta fácil comprender que los grupos de riesgo son personas que están en contacto con animales, en mercados o rastros, personal sanitario que atiende a personas infectadas o familiares cercanos de pacientes infectados. En esta era de globalización la diseminación de algunas infecciones evoluciona demasiado rápido, finalmente la OMS declaró el pasado día 11 de marzo el brote inicialmente epidémico como una verdadera pandemia. Si bien es cierto lo anterior, también es verdad que se ha desarrollado un sistema de intercambio de información y recursos tendentes a un mejor control de la enfermedad.

Se tiene, incluso, un método para medir la capacidad de infección entre personas, se le denomina Tasa de contagio, conocida como R0 y corresponde al número de casos secundarios producidos por una sola persona infectada en una población susceptible; para el SARS-CoV-2 se estima que este número está entre 2 y 3. En otras enfermedades virales el R0 es muy variable. Se ha visto que algunas mujeres embarazadas no han transmitido la infección a sus hijos, de tal forma la transmisión vertical es poco probable.

Los reportes del CCDC mencionan que las infecciones leves representan el mayor porcentaje (0.9%) de los casos afectados, los casos graves un 13.8% y las infecciones críticas con insuficiencia respiratoria, falla orgánica múltiple y shock séptico se presentan en el 4.7%.

Al día de hoy se informa que el coronavirus se ha presentado en más de 972,000 casos, la mayoría de ellas en Estados Unidos. En los Estados Unidos se reportaban hasta el día de ayer, más de 232,000 casos y alrededor de 5,500 muertes.

En México, el día 1 de abril se informó por el Subsecretario de Salud, Dr. Hugo López Gatell la presencia de 1,378 casos confirmados en nuestro territorio y 3,827 casos sospechosos. La diseminación actual de la enfermedad tiene un carácter de Pandemia a todas luces pues afecta a más 175 países.

Por su parte, el Coronavirus Resource Center de la Universidad Johns Hopkins habla de 998,047 casos confirmados, 51,335 muertes y 208,630 pacientes recuperados en 181 países o regiones, hasta el día de hoy.

En Jalisco, el número de casos reportados es de 99 con 3 fallecimientos. Deben extremarse las medidas de seguridad, ya que se ha dictado la Emergencia Sanitaria en todo el país, destacando como la principal medida de prevención de contagio “quedarse en casa” por el tiempo que sea necesario (el cual se ha extendido); además de otras medidas ya conocidas.

 

 

 

 

Encerrado en nuestro asteroide por la cuarentena: Una mirada antropológica de la migración al mundo digital

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Dr. Fabián Acosta Rico • Docente-Investigador UNIVA Plantel Guadalajara

 

En el poema novelado de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito, un niño de cabellos rubios habita un asteroide el B-612. Vive aislado sin otra compañía que una rosa; su querida y amada rosa. Como él: otros personajes moran en solitario en sus respectivas rocas siderales: un rey, un geógrafo, un borracho, un vanidoso… tras visitarlas todas y aprender una lección de sus moradores, finalmente, en su cósmico recorrido, el Principito llega a la tierra. En existencial sentido todos estamos confinados en nuestra yoidad; somos para nosotros la medida de todas cosas.

En estos días de confinamiento, obligados por el coronavirus, podemos vivenciar como para sobrevivir a la pandemia, como Noé con su barca, nos rodeamos de todo aquello que valoramos como indispensable y propio. Nos amurallamos en nuestro domicilio que funge en sentido figurativo como asteroide confinante donde emprendemos la tarea egocéntrica de lidiar con nuestros gustos y nuestras teledirigidas responsabilidades.

Dadas las indicaciones de nuestras autoridades tenemos el deber de permanecer encerrados, no podemos salir volando como el Principito elevado por un racimo de palomas a salvo de las flemas y mucosas de los vecinos y parroquianos. En estas eventualidades sanitarias mejor operan las raíces que las alas.

Si el poético niño de Antoine de Saint-Exupéry se entretenía haciéndole la jardinería a su asteroide o lidiando con sus volcanes; nuestro millennials y centellials sólo requieren de una confiable conexión de internet para aceptar la reclusión acompañada de un operativo aparato de recepción y emisión de información.

Hay que entender que nuestras actuales generaciones Y y Z son la evolución antropológica del Homo Videns o sea del niño setentero y ochentero que creció alucinando con Star Wars y soñando con visitar Disneylandia.

La cuestionadora niña de las historietas del caricaturista Quino, Mafalda, deseaba con insistencia tener una televisión y sus padres no cedían en dársela para que no se convirtiera en una enajenada mozalbeta prendida de la “caja idiota” (antiguo sobrenombre de la televisión). Al final se la dieron. Hoy nuestros niños ya no le suspiran a la televisión; este anticuado artilugio está cada vez más relegado; siendo el regalo preferido por la niñez postmoderna en las globales navidades, los smartphones y las tablets.

El homo videns era un verdadero portento de sedentarismo auto-infligido, podía pasar maratónicas jornadas de seis a ocho horas prendido de la televisión repasando las barras de caricaturas del Tío Gamboín o de Sixto. Para nuestros nativos digitales (que nacieron con el internet y la telefonía celular), el entretenimiento es más móvil y subsiste en cualquier lugar que tenga wifi o en su defecto, basta con que tenga datos en el celular o la tablet. Ahora imaginemos a nuestros niños y jóvenes de ahora, sobrellevando esta contingencia de salud pública. Para ellos, no es ningún problema sobrevivir al aburrimiento del claustro. No son principitos contemplativos a la frágil belleza de sus rosas ni Mafaldas encaprichadas por una televisión. Son los señores de un anchuroso universo virtual cuasi infinito que se extiende por todos los intricados confines de la Web. En ese mundo la interacción no sólo es social, también tiene como variante recurrente lo lúdico.

Sí, también otro calificativo que adjetiva a las jóvenes generaciones es la de lúdicas; homo lúdicas. A los más avanzados en años nos tocó jugar en las maquinitas de la tienda; hacer retas y organizar torneos barriales. A los homos lúdicos de hoy la opción ya no son las arcade, sino los videojuegos en línea. A esta tendencia se debe el éxito de juegos como Fortnite que fácilmente engancha a los gamers más imberbes y los convoca más que la premier de películas como el Ascenso de Skywalker.

Como lo afirma la antropología, los seres humanos estamos más que nunca sobre expuestos a la tecnología; los más jóvenes, los nativos digitales están más que habituados a montar su vida social, económica, educativa y hasta laboral sobre las nuevas tecnologías de la información. En este confinamiento anti-pandémico, los migrantes digitales, los individuos de las generaciones X y Baby Boomers hemos tenido que romper nuestras resistencias a adoptar y hacer parte de nuestra vida cotidiana el uso de plataformas digitales, redes sociales, páginas Web… De la televisión quizás ni nos acordamos ya (bienvenido sea su remplazo por la Smart TV). De esta experiencia de cuarentena, muchos podemos salir con nuevos hábitos marcados por una mayor apertura y aceptación de esta realidad postmoderna definida por la realidad aumentada, lo digital y lo virtual. El Principito en esta nueva era ya no necesita de una rosa para entretenerse y palear su aislamiento, de hecho, puede tener las rosas que quiera y de las más variadas desde el display de su smartphone.

¿Qué es una emergencia de salud pública y qué implica?

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Dra. Ana Karina García Suaréz • Especialista en Salud Pública y Epidemiología, Docente de Ciencias en la Salud UNIVA Plantel Guadalajara

 

Desde el 30 de enero 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la epidemia de COVID-19 como emergencia de salud pública internacional, que, según la instancia antes mencionada, la define como “un evento extraordinario que constituye un riesgo para la salud pública de otros estados a través de la propagación internacional de la enfermedad y que potencialmente requiere una respuesta internacional coordinada”.

La definición como tal, implica una situación que es: grave, repentina, inusual o inesperada; que tiene implicaciones más allá de las fronteras nacionales y puede requerir una acción internacional inmediata.

El director actual de la OMS en sus informes, ha pronunciado que lo más importante de la declaración puede resumirse en los siguientes puntos:

Sólo si es necesario y con justificación científica se implementarán medidas restrictivas en los viajes y el comercio.

Apoyar a los países con sistemas sanitarios débiles.

Acelerar el desarrollo de una vacuna.

Combatir rumores y comunicar información con evidencia científica.

Revisar los planes de preparación e identificar sus debilidades.

Compartir abiertamente datos y experiencias con la OMS.

Trabajar con la comunidad internacional de manera colaborativa.

En los informes diarios del Gobierno Federal y las instancias sanitarias correspondientes, el día 30 de marzo se ha declarado un acuerdo con el Consejo de Salubridad General (el Consejo de Salubridad General depende directamente del Presidente de la República, sin intervención de ninguna Secretaría de Estado; sus disposiciones generales son obligatorias en todo el país) el cual, determina las acciones extraordinarias en materia de salubridad general para todo el territorio nacional, con el propósito de realizar todas las acciones que resulten necesarias para prevenir, controlar y combatir la existencia y transmisión del virus SARS-CoV2, COVID-19, declarado como emergencia de salud pública de importancia internacional por la Organización Mundial de la Salud (Diario Oficial de la Federación).

Uno de los documentos importantes para el sector salud y principalmente, para los profesionales sanitarios (lectura obligada por los epidemiólogos y salubristas), es el Reglamento Sanitario Internacional, que consiste en un instrumento jurídico internacional de carácter vinculante para 194 países (entre ellos, todos los estados miembros de la OMS) y que tiene por objeto ayudar a la comunidad internacional a prevenir y afrontar riesgos agudos de salud pública, susceptibles de atravesar fronteras y de amenazar a poblaciones de todo el mundo. Fue hasta el 2016 que entró en vigor al 100% en todos los países (Gobierno de México).

En este mismo reglamento se define “Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional” como un evento extraordinario que, de conformidad con el presente reglamento, se ha determinado que:

Constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad, podrá exigir una respuesta internacional coordinada.

En la sesión del 30 de marzo el gobierno de México ordena la suspensión inmediata de actividades no esenciales en el sector público, privado y social; con la finalidad de mitigar la dispersión del virus con vigencia hasta el 30 de abril del año en curso. Esta decisión se toma ante el aumento en el número de casos a nivel nacional (1,094 casos y 28 defunciones).

La declaratoria permite a la Secretaría de Salud dictar las acciones necesarias para atender la emergencia y dar directrices a las distintas secretarías de gobierno para proteger empresas y trabajadores, así como garantizar el abasto de alimentos a la población, entre otras tareas.

El Consejo de Salubridad General, solicitó a las diferentes dependencias del Gobierno Federal y a los tres niveles de gobierno en el ámbito de sus respectivas competencias a brindar el apoyo para el buen éxito de la declaración, tomando las medidas que a continuación se enlistan:

 

MEDIDAS DE SEGURIDAD SANITARIA (7) (Sólo se refieren aquí, tres medidas que tienen enfoque de salud).

Medida 1.- Se ordena la suspensión inmediata del 30 de marzo al 30 de abril 2020 de actividades no esenciales en los sectores público, privado y social, con la finalidad de mitigar la dispersión y transmisión del virus SARS CoV 2 en la comunidad, para disminuir la carga de enfermedad, sus complicaciones y muerte por COVID-19 en la población residente en el territorio nacional.

Medida 2.- Se exhorta a toda la población residente en el territorio mexicano, incluida la que arribe al mismo, procedente del extranjero y que no participa en actividades laborales esenciales, a cumplir resguardo domiciliario corresponsable del 30 de marzo al 30 de abril 2020. Se entiende como resguardo domiciliario corresponsable a la limitación voluntaria de movilidad, permaneciendo en el domicilio particular la mayor parte del tiempo posible.

Medida 3.- El resguardo domiciliario corresponsable se aplica de manera estricta a toda persona mayor de 60 años de edad o con diagnóstico de hipertensión arterial, diabetes, enfermedad cardiaca o pulmonar, inmunosupresión (adquirida o provocada), en estado de embarazo o puerperio inmediato, independientemente de si su actividad laboral se considera esencial. El personal esencial de interés público podrá, de manera voluntaria, presentarse a laborar.

 

Fuentes de información:

Organización Mundial de la Salud

Organización de las Naciones Unidas

Secretaria de Salud de México

Diario Oficial de la Federación

Informes del Gobierno de México