Cuando Jesús actúa en favor de alguien es una muestra de la mano providente de Dios y ahora es una de estas situaciones. Jesús libremente, sin esperar nada a cambio y en el silencio cura a un leproso, quien se acerca a Jesús para pedir que le cure. Este evangelio nos dice características de la personalidad de Jesús que muchas veces no tenemos en cuenta. Sobre todo, el secreto mesiánico, que consiste en guardar silencio ante las obras prodigiosas, milagros que Jesús hace, muy pocas veces lo constatamos en la lectura de los evangelios.
Jesús no quiere ser reconocido o no actúa por presunción, sino que obra y ordena severamente que no lo digan a nadie. Hoy es la oportunidad de que los demás se den cuenta de las obras que Dios ha hecho en nosotros, no porque lo andemos divulgando sino porque observaran cambios profundos en nuestras personas. Demos gracias a Dios por sus obras en nosotros.
