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El crecimiento económico y el desarrollo social

Por 8 enero, 2019noviembre 26th, 2019Convocatorias

Mtro. Luis Miguel Sánchez García, Presidente de la Academia de Economía UNIVA • Plantel Guadalajara

 

En todos los países del mundo, las economías transitan con el objetivo de que estas crezcan y con ello la sociedad se beneficie de forma similar, sin embargo, esto no suele ocurrir porque crecimiento no es lo mismo que desarrollo. El primero indica el aumento de la producción, ingreso y gasto, y el segundo va de la mano con la distribución de los tres conceptos anteriores, esto se refiere a la repartición equitativa de los ingresos.

El indicador que mide el crecimiento es el PIB o sea, el valor monetario de los bienes y servicios producidos en una economía en un tiempo determinado. Por sí solo, esto no refleja en forma eficiente una medición del bienestar que sea equivalente al desarrollo: si nos concentramos en resolver sólo lo material, medimos en forma equivocada, ya que es erróneo equiparar el crecimiento económico al progreso de la sociedad.

La semana pasada en el Foro Mundial de la OCDE, celebrado en Corea del Sur, se hicieron notar varios elementos que miden nuestras vidas, entre ellas la sostenibilidad, la desigualdad y las políticas deficientes de los distintos gobiernos que, por lo tanto, acarrean efectos negativos en los niveles de vida, en el aumento del rendimiento en el trabajo, aunado a niveles de violencia e inseguridad en muchos países del mundo, incluido obviamente nuestro país.

Es necesario diseñar nuevas políticas que garanticen un cambio estratégico en la aplicación de reformas que prioricen la educación, la salud, la alimentación y más importante, centrar los esfuerzos en la reducción de la pobreza. Sin embargo, tanto el neoliberalismo, como el populismo, han llevado al mundo a una encrucijada de la cual depende en este momento, no sólo el aumento del bienestar, sino inclusive, la existencia de la raza humana, al ser junto con esto, un caldo de cultivo que puede degenerar en conflictos mayores. Por ejemplo, la migración de los pobres a naciones de economías más justas o aún injustas pero donde exista el trabajo y el ingreso que les garantice una mejora en los niveles de bienestar, todo esto puede provocar conflictos bélicos que podrían terminar en una guerra mundial.

Es de primer orden el restablecer la equidad con políticas más humanas que garanticen una economía de bienestar para todos y no sólo para los que detentan el poder político y obviamente económico, ya que en muchos casos está representado por los mismos, los cuales están coludidos en acuerdos malévolos para seguir explotando a las sociedades que gobiernan. Estas características se dan tanto en sistemas totalitarios como en democracias y no se salva nadie de esta clase política que domina el mundo, donde la población civil ha sido engañada por todos. Sólo queda la respuesta en los líderes auténticos que pongan al ser humano en primer lugar y defiendan con toda la dignidad humana, con libertad, equidad y sin ninguna discriminación.

Esperamos que todos los gobernantes y líderes del mundo se preocupen por ello, ya que va en juego la existencia de toda la raza humana, así como la vida tal como la conocemos en este planeta.