Mtro. Jaime Reyes García, Docente UNIVA • Plantel Guadajalara
Nos encontramos con el recién cambio en la estructura de la administración pública, donde nuestro país alterna a un partido distinto al que desde hace más de 70 años estaba gobernando.
Uno de los cambios notorios en esta administración, es que en varios estados de la república, hemos vivido en carne propia los resultados del desabasto del combustible, que desgraciadamente, está vinculado a la dinámica cotidiana de nuestras vidas, la gasolina, generando diversas posturas, enojos, controversias, emociones y pasiones.
Sin embargo, al desnudar este tema, abunda la información acerca de esta práctica llamada “huachicoleo”, robo de combustible desde las tuberías de la paraestatal de todos los mexicanos (?) con señalamientos desde servidores públicos, jefe de gobierno, policías hasta el ciudadano de a pie que se le vincula con esta práctica.
Una práctica deshonesta, turbia, delincuencial, que saquea desde la raíz, de lo que en teoría es para todos y que enriquece a unos cuantos de manera ilícita.
Pero, siguiendo esta idea, del huachicol, me parece que podría ser una metáfora de lo que sucede en varias estructuras de nuestra sociedad mexicana y que está incluida en la identidad de nosotros como pueblo de México. Un ejemplo es la EDUCACIÓN.
La educación también es víctima de un huachicoleo, no al que se refiere al robo de un hidrocarburo, sino al robo del que hemos sido participes quienes pasamos por las diferentes aulas de nuestras escuelas, desde el prescolar, primaria, secundaria, preparatoria, etc. Hemos sido parte del robo de una educación de calidad, una educación formativa, una educación propositiva, digna, libre, transformadora, donde solo hemos recibido una mera instrucción para perpetuar la sumisión ante una sociedad posmoderna consumista, alienadora, en competición por el tener más que el ser.
En 1994, el francés Jacques Delors, en una conferencia para la UNESCO en España, argumentó que en la educación se pueden observar 4 pilares básicos que generan habilidades y destrezas para la vida en los educandos: Aprender a Conocer, Aprender a Hacer, Aprender a convivir y Aprender a Ser.
Definitivamente, nos han huachicoleado, y desde la metáfora de la gasolina, parece que como mexicanos no hemos logrado conocer que los valores de respeto, integridad, honestidad, no deben ser solo parte del libro de texto de un grado académico, sino que genere un saber amplio e identificar que las formas y maneras en que se sustrae ilícitamente este hidrocarburo no solo afecta la parte financiera del país, sino que hay un enorme impacto ecológico donde se dañan tierras de cultivo, mantos acuíferos, geografía de los lugares en donde se “ordeñan” los ductos y un sinfín de cosas más.
Tampoco hemos hecho, en el Aprender a Hacer, mecanismos tecnológicos en donde cambiemos de un combustible fósil, que contamina, enferma y lastima la vida de los individuos a energías más amigables para la dinámica de nuestro mundo, como ejemplo, la energía solar, eólica, etc, que si bien, están por desarrollarse, a propósito se han detenido por el enorme impacto que producirá en los intereses de las grandes corporaciones mundiales por el poder y el control.
Obviamente, todo va de la mano de con la dificultad que tenemos en la relación que desarrollamos con el otro, con quien convivimos de manera cotidiana. Nos huachicolearon el saber convivir de manera armónica entre quienes nos rodean, basta con voltear a ver la forma en que los unos con los otros nos descalificamos, nos metemos el pie, nos anulamos.
Entonces, por ende, en el Aprender a Ser, nos gana la tendencia del tener, por que los 3 pilares anteriores quedaron endebles o quizá, nunca se formaron o sus cimientos fueron puestos por líderes charros que en uno de los textos de primaria de nuestros alumnos, dibujan la famosa mano con 6 dedos.
Nos huachicolearon la educación los líderes charros dirigidos por bandidos politiqueros, donde se volvió un botín político esta fina estructura social.
Por ello, no solo la gasolina sufre del huachicol, sino, en esta metáfora, tenemos a una educación huachicoleada.