Dra. Ma. Cristina Martínez Arrona, Jefatura de Universidad a Distancia UNIVA • Plantel Guadalajara
“La vida debe ser comprendida hacia atrás.
Pero debe ser vivida hacia delante”
(Kierkegaard)
A todos nos inspira y motivan expresiones que se llegan a convertir frases de postal, slogans de vida, como por ejemplo “cambia tu forma de pensar y cambiará tu forma de vivir” (Rom.1,2); “tus creencias marcan tus acciones”, o afirmaciones como “mi filosofía de vida es disfrutar” “es celebrar” “es viajar”, por mencionar algunas.
Etimológicamente filosofía viene de dos vocablos griegos: philos (amor) y sophia (sabiduría), por lo tanto, se puede considerar a la filosofía como la articulación del conocimiento y los modos de ser, de existir, de una persona, de una institución, no es algo externo a la persona, tiene un origen y un fin, es práctica, responde a preguntas esenciales, obligadas, de todo ser humano –de todo proyecto-, como, por ejemplo: ¿Quién soy? ¿de dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿para qué estoy aquí?
La filosofía es la esencia, razón de ser y causa de las cosas. Santo Tomás, en su suma teológica afirmaba que “lo primero en la intención es lo último en la ejecución” (I-IIae q.1); esto es, el hombre y la mujer somos dueños de nuestros actos, tenemos la capacidad de realizar acciones mediante nuestra inteligencia, voluntad y libertad, de ahí lo importante de tener un fin último en nuestras acciones y decisiones, un porque y un para qué.
Formar una familia, crear una comunidad, trabajar en una institución que esté acorde a nuestra filosofía de vida, es la clave de la perseverancia y la realización, nos posibilita vivir una experiencia de plenitud y sentido, de ahí la importancia, antes de profundizar en la filosofía de una institución y/o empresa, el podernos preguntar: ¿Cuáles son las razones que motivan el hacer lo que hago?, ¿el creer lo que creo?, ¿luchar por lo que lucho? ¿Qué me motiva cada día y despliega mi capacidad creadora? ¿Cuál es la pasión de mi vida, mi horizonte? En otras palabras, el por qué y para que, de las cosas, aquello que se transforma en mi aliento de vida.
Las razones pueden ser muchas y variadas, incluso algunas muy sencillas: “por hacer algo”, “para ganar dinero”, “para divertirme el fin de semana”, pero estas respuestas, si seguimos ahondando, responden a necesidades más profundas, “me hace feliz”, “me ayudan a crecer como persona”; “me posibilitan amar y ser amado”.
Para conocer la filosofía de una institución, de una empresa, es importante antes profundizar y dar respuesta de forma sincera y personal a la pregunta: ¿Cuál es mi filosofía de vida? ¿Esta responde a mi origen y sentido? La respuesta pondrá nombre a la pasión y amor con la que vivo mis relaciones y acciones.
