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A un año de las elecciones presidenciales en México

Mtro. Gabriel Falcón Morales • Docente UNIVA Plantel Guadalajara

 

Hace un año, el primero de julio de 2019, una mayoría significativa de la sociedad mexicana optó por un cambio al votar por Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena. A un año de que más de 30 millones de mexicanos desecharon las opciones del PAN y el PRI nos encontramos ante la necesidad de un balance preliminar.

En primer lugar, a siete meses de la toma del poder del presidente López Obrador constatamos un primer hecho: la catástrofe que los opositores al representante de Morena esperaban, no ocurrió. A pesar de los diagnósticos y pronósticos que siguen haciendo dichos detractores, lo cierto es que la situación actual del país no ha empeorado, aunque tampoco ha mejorado significativamente. Ciertamente la asignatura pendiente que urge mejorar es la de la seguridad. Urge desmontar las mafias del crimen organizado que se han formado en nuestro país en los últimos treinta años, cuando menos. Es una pesada herencia la que padecemos hoy y no se puede postergar.

En segundo lugar, la situación económica es inestable por razones internacionales y nacionales, pero no es una situación crítica y no se corresponde con la visión que la oposición difunde en el sentido de que estamos estancados. La inversión extranjera sigue llegando, el proyecto anunciado por la reconocida empresa IKEA, así como la nacional, los proyectos con el empresario Slim otro caso de ello, a pesar de las diferencias que se han presentado con él. En todo caso se espera que haya un empuje a la economía, sobre todo en la creación de empleos.

Un tercer aspecto es el de la política de austeridad que el nuevo gobierno ha impuesto en todos los órdenes. Una política que ha derivado de la idea promovida en campaña de que “no se puede tolerar tener un gobierno rico con un pueblo pobre”. Ciertamente los dispendios en la burocracia y en los poderes de la Unión, sobre todo en el Poder Judicial, han sido, históricamente, muy elevados. Superiores incluso a los equivalentes a los de los países del primer mundo. Y esta política inició con la iniciativa de poner un límite en los sueldos de los funcionarios, que superan por mucho al sueldo del poder ejecutivo.

La relación con los EE.UU. ha sido uno de los puntos más polémicos de la agenda, sobre todo por el asunto migratorio. En el acuerdo alcanzado en este mes de julio se comprometió al gobierno mexicano a contener la marea humana que llega de Centroamérica, lo cual ya se verá si es posible en los próximos tres meses. Por lo pronto la reunión con el nuevo presidente de El Salvador avanza positivamente en ese sentido. Es un problema complejo que afecta a muchos otros países en el mundo.

Aunque es temprano para evaluar el desempeño del nuevo gobierno mexicano me parece que podemos albergar una esperanza racional de que la situación irá mejorando, si trabajamos todos para que ello sea realidad. A todos nos conviene que así sea.