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Reconstrucción sociocultural con perspectiva de género: Camino hacia la Igualdad

Mtra. Leticia Montserrat Cisneros Morales ∙ Coordinación de Investigación, UNIVA La Piedad

 

En los últimos años, han surgido movimientos feministas que si bien, su mayor identificación por las distintas marchas del 8 de marzo, o por la súplica de justicia para alguna mujer, su intención y mensaje se alinean con la de miles de mujeres que, desde su trabajo, sus hogares y trincheras, buscan una sociedad con igualdad, con más oportunidades de desarrollarse e incluso de protección; una reconstrucción social y cultural con perspectiva de género.

Desde tiempos inmemorables, el patriarcado ha ejercido una influencia significativa sobre los derechos y las libertades de las mujeres. Dado que esta estructura de crianza ha estado presente en nuestra sociedad durante mucho tiempo, se han convertido en una creencia y una conducta profundamente arraigadas. La transformación de esta dinámica implica desafíos considerablemente significativos, pero al final, estos desafíos son esenciales para avanzar hacia la construcción de un mundo mejor y más equitativo para todos y todas.

Según el diccionario Oxford Languages, la palabra reconstruir significa: reparación o nueva construcción de una cosa destruida, deteriorada o dañada, por lo que, agregando a este término la perspectiva de género, la podemos entender como reparar el constructo cultural que ha afectado y nos sigue afectando a las mujeres, porque seamos realistas, una sociedad machista ya no nos sirve a nadie.

Y claro, pudieran preguntar, ¿qué implica todo esto?, y la verdad es que, demasiado, requiere de modificaciones serias en las creencias y constructos, por ejemplo: las mujeres hemos entrado en la clasificación de responsables domésticas, cuando en realidad también pudieran hacerlo los hombres, eso requiere una reconstrucción. Las mujeres debemos tener mayor cuidado al salir de noche, solas o con cierto tipo de ropa, eso requiere una reconstrucción. Las mujeres somos constantemente sexualizadas, eso requiere una reconstrucción. Las mujeres solemos ser las principales víctimas de violencia sexual y cuando lo denunciamos somos revictimizadas; eso también requiere una urgente reconstrucción.

Siempre se dice que: el hombre llega hasta donde la mujer lo permite, pero ¿qué hay de la educación basada en el respeto? ¿Por qué no se educa también para que, independientemente de la situación, siempre se respete a la mujer sin que esta tenga que exigirlo antes? Ahí, también, es donde se requiere una reconstrucción cultural. La intención es que la mujer ya no tenga que exigir, ya no tenga que salir cada 8 de marzo a marchar o crear grandes controversias para poder ser escuchada, sino que sus derechos y libertades se vean respetados, sin tener que reclamar antes por su reconocimiento.

Gracias a la lucha de muchas mujeres, ahora nuestro género puede votar, puede ejercer su derecho a la educación, tiene espacios dentro de la ciencia y en la mayoría de los empleos, salarios igualitarios y condiciones dignas, pero, aún requiere de un arduo trabajo de reconstrucción porque la idea, como lo dice Andrea Rivera Moreno, es no dejar a nadie atrás. Es crear oportunidades para las mujeres que siguen siendo víctimas del machismo arraigado por las costumbres de sus sociedades, es crear espacios seguros para su tránsito, obtener justicia para quienes han sufrido violencia de género, doméstica, sexual o en cualquiera de sus formas. Además, implica la creación de entornos propicios para la libre expresión de todas las voces, reconociendo que no se trata de rechazar la figura masculina ni de menospreciarla. En cambio, sí buscamos desvincular nuestro valor de las normas sociales impuestas por el género masculino. Es fundamental comprender que nuestro valor intrínseco nos acompaña desde el momento en que nacemos hasta que fallecemos, sin depender en absoluto de nadie más.

Hablar de la lucha de las mujeres también es ponernos en el ojo del huracán, y es que sigue siendo un tema tan controversial que a muchos incómoda y prefieren silenciar esas voces, juzgar y desacreditar. Déjenme decirles que eso, también requiere una reconstrucción.

La reparación de nuestra sociedad, con el objetivo de no dejar a nadie atrás, exige la participación de cada uno de nosotros, comenzando por tomar conciencia de los micromachismos que todos portamos y comprometiéndonos desde nuestra posición para transformar y corregir estos constructos. Aprovechemos nuestros recursos y canales de comunicación, y apoyémonos en la educación para crear una colaboración en la que haya espacio para cada individuo, con miras a lograr una reconstrucción social y cultural desde una perspectiva de género, sin menospreciar ni desacreditar a nadie en el proceso.

Comunicación Sistema UNIVA

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