Mtra. Ana María Angulo Servín • Encargada de Procesos Administrativos del Sistema UNIVA. Maestra en Terapia Familiar Sistémica Relacional.
Al parecer estos tiempos nos lanzan a caminar, progresar, generar una nueva perspectiva en el ámbito laboral; hoy no nos queda a algunos de otra que hacer home office, y ésta, ha sido la mejor manera de continuar activos en lo laboral y también en el cuidado personal. Que, si bien en México ya se lleva a cabo desde hace muchos años por las empresas trasnacionales (quizás por muy pocos nacionales), este acontecimiento en materia de salud, nos ha obligado a resguardarnos en casa y nos ha brindado esta posibilidad de trabajo a distancia.
Pienso en las grandes ventajas de ello, como una mayor y mejor administración del tiempo y los diversos recursos, así también, las posibilidades para las personas en el cuidado de sus hijos de una manera más cercana, mayor libertad para cuidado personal, etc. Esta opción da para desarrollar habilidades, nuevas maneras de integrar lo profesional y lo personal; pero, aunque parezca paradójico, también cabe la pregunta de, ¿qué tan sano es para la familia y la persona que lo ejerce? Habría que revisar las posibles desventajas para quienes les está tocando adaptarse a ese formato de trabajo o modus vivendi.
Al parecer para algunas generaciones como la X, que es a la que pertenezco, esta modalidad de trabajo conlleve un desaprender mucho de lo ya adquirido, como bien refería Watzlawick respecto al proceso de aprendizaje, siendo éste el que determina o favorece a su vez una visión de sí y del mundo. Sobre todo para quienes gustan del control de los procesos y sus equipos de colaboradores; probablemente el no ver a su gente trabajando les implique un sentimiento o una cierta pérdida de control, pues su única manera de saber que se están haciendo las cosas es a través del producto que se realiza y, esto más bien lleva a objetivar más los procesos, siendo así más una ventaja, que desventaja desde mi punto de vista, pues, puede llevar a una mayor producción y sobre todo a la calidad del producto terminado, considerando que la persona que lo realiza se encuentra en su entorno ideal. Desde luego, todo depende del proceso laboral y del perfil del trabajador; se deben revisar aquellos puestos y procesos que sí sean susceptibles de la modalidad a distancia y cuáles no.
Al final desarrollar la habilidad de hacer home office es un proceso que requiere de una actitud proactiva tanto para el trabajo individual como en equipo. Considerando que aun cuando los profesionales estén en diferentes lugares, el producto necesita la integración de diferentes mentes y manos para desarrollarlo en su totalidad ante el mercado que lo demanda.