Héctor Alexis Ron Arellano • Alumno Licenciatura en Relaciones Internacionales
La apatía política es una realidad que se vive actualmente en México y que tiene fuertes consecuencias en nuestra sociedad. La importancia de este tema radica en los orígenes de la creación del Estado mexicano, donde la constitución mexicana en su artículo 39 establece que es responsabilidad de todos y cada uno de los ciudadanos el elegir a los grupos del gobierno que se encargaran de dictar el rumbo de nuestra sociedad y que estos grupos electos por el pueblo se instituyen con la intención de beneficiar al pueblo.
Si es así entonces ¿por qué tantas personas continúan quejándose sobre la incapacidad de nuestros gobernantes de hacer bien su trabajo? Estamos siendo contradictorios con nuestra propia constitución y con el principio básico para la conformación de nuestro Estado, el cual, es la democracia. Por otro lado, eso dice que somos una sociedad conformista, pues aceptamos esta realidad insípida y amarga en donde preferimos no involucrarnos, al grado de potencializar el desinterés por saber qué es lo que está pasando en nuestra sociedad o quiénes son las personas que se encuentran en el poder y qué es lo que hacen.
Nosotros los jóvenes somos el futuro de nuestra sociedad, pero no solo eso, somos también parte importante del presente de nuestra sociedad, y estos dos factores implican una gran responsabilidad, que de ser ignorada como sucede actualmente provocará que México sea y siga siendo en el futuro, un país donde a la sociedad le parezca normal escuchar noticias sobre la incapacidad del Estado por hacer valer la ley y evitar actos como violaciones, secuestros, asesinatos, casos de corrupción, fraudes, violencia de género, maltrato infantil, discriminación, etc.
Las causas de esto radican en el sistema y en la sociedad misma en la que vivimos actualmente; se ha instituido un sistema en donde el estado de derecho existe únicamente para las minorías que tienen el poder, creando así grandes desigualdades e injusticias, pues decimos vivir en una sociedad democrática pero el hecho de alzar la mano y expresar tus ideas representa un riesgo. No hay confianza ya en las autoridades.
Pero las causas están en la sociedad misma también, ya que vivimos en una sociedad llena de odio y egoísmo, en la que aquellos que piensan diferente a nosotros son nuestros enemigos y aquellas ideas que nos son impuestas son las correctas, donde cada persona ve por su propio beneficio sin importar el sufrimiento del otro y que además preferimos seguir viendo desde nuestra cómoda posición sin hacer nada, cómo otros sufren y pagan las consecuencias de las injusticias de nuestra sociedad con tal de que no sea el mismo individuo el que se encuentra en esa posición de vulnerabilidad o injusticia.
Los jóvenes y a la sociedad en general deben interesarse más en lo que ocurre en la política de nuestro país, saber que ideas y propuestas representan los partidos políticos de nuestro país, saber las propuestas que hicieron los candidatos a gobernadores y presidentes en nuestras ciudades y país, saber cuáles son las nuevas propuestas o reformas políticas que se crean en el gobierno, y no solo eso, sino también manifestarnos ante las injusticias que sucedan en la sociedad, invitar a nuestros amigos y familiares a informarse sobre lo que sucede en la sociedad, ser cada uno desde su propia posición un agente de cambio y un ciudadano que defiende sus propios ideales pero que tiene claro que por encima de cualquier ideología o posición política están los principios de paz y justicia que deben primar en una sociedad. Y ¿cómo hacer estos cambios? Sería utópico decir que el cambio va a comenzar en las familias, pues a pesar de que éstas son el núcleo de la sociedad, nuestros padres y abuelos se han cansado de no ver resultados ante los esfuerzos que hicieron por ver algún cambio sin que éste llegara realmente a suceder.
Sería ideal que el cambio comience aquí, en las familias de nuestra sociedad e incluso, debe comenzar en nosotros, en los jóvenes, en los lectores de este artículo. Se debe propiciar que las universidades y escuelas en nuestra ciudad, ya sean públicas o privadas, promuevan más la participación política y que sea en las universidades y escuelas, en donde comience el cambio que la sociedad mexicana necesita.