SEDES
Colima Guadalajara Lagos de Moreno La Piedad León Puerto Vallarta Querétaro Tepic Uruapan Zamora Online
Bolsa de trabajo Bolsa de trabajo Portal de pago Online Biblioteca

English Assistance

All Posts By

Comunicación Sistema UNIVA

Celebran Día del Animador en UNIVA Guadalajara

Por Noticias Sin comentarios

El martes 4 de febrero, dentro del Salón de Usos Múltiples (SUM), se efectuó la celebración del Día del Animador en UNIVA Guadalajara; evento que reunió a alumnos, egresados y docentes de la Licenciatura en Animación, Arte Digital y Multimedia de nuestra Casa de Estudios.

Alrededor de las 13:45 horas comenzó el evento presidido por la Mtra. Beatriz Echeveste, directora de UNIVA Guadalajara; la Mtra. Yanet Romero, directora de Educación Superior y la Mtra. Verónica Victorica, jefa del departamento de Comunicación, Lenguajes y Multimedia.

Los asistentes disfrutaron de música en vivo, torneos de videojuegos como League of Legends, Smash Bros y Killer Instinct; concurso de cosplay, competencias de modelado en 3D y dibujo en 2D. Además, al interior del SUM se creó un espacio en el que alumnos y egresados pudieron ofrecer productos creativos elaborados por ellos mismos, como stickers, ilustraciones, manualidades y souvenirs relacionados a personajes de series animadas.

El evento concluyó alrededor de las 21:00 horas con el concurso de cosplay, en el que los alumnos se caracterizaron como sus personajes favoritos. Los ganadores obtuvieron algunos obsequios por parte del comité organizador, conformado por alumnos de la Licenciatura en Animación.

La Medicina en la Filatelia: Miguel Francisco Jiménez

Por Convocatorias Sin comentarios

Dr. Enrique Fernández Valadez , Profesor de Cardiología • Ciencias de la Salud Plantel UNIVA Guadalajara

 

Fue un médico poblano nacido en 1813 en Amozoc, realizó investigaciones sobre el tifo y la tifoidea. Aunque sin duda su aportación más importante es en el estudio del absceso hepático amebiano, publicando su trabajos en el entonces Periódico de la Academia de Medicina de Méjico; otros ya fueron publicados después en la Gaceta Médica de México, especialmente las “Lecciones de clínica médica sobre el absceso del hígado” en 1866 que abarcó sus experiencias obtenidas en 297 casos.

Después de haber estudiado filosofía en el Seminario Conciliar ingresó al Establecimiento de Ciencias Médicas, donde obtuvo su título el 24 de septiembre del año de 1838, fue uno de los primeros alumnos de dicho Establecimiento.

Más tarde fue profesor de anatomía de la Escuela de Medicina del Hospital de San Juan de Dios, lo que le permitió tener los conocimientos adecuados para establecer la muy necesaria correlación clínico-patológica de diferentes padecimientos al estudiar los hallazgos de la autopsia y la relación que guardaban con los síntomas que el paciente había manifestado en vida. Cabe mencionar que en ese entonces no se conocía todavía el agente causal de los abscesos: la amiba o Entamoeba histolytica, pero un hecho importante y que hay que recalcar es que logró reducir la mortalidad en un 30%. La introducción de la punción de la punción evacuadora para el drenaje del pus fue realizada por Miguel Jiménez en 1846 (aunque ya desde 1833 la practicaba Roberts).

Además fue un gran clínico que insistió en la importancia de la auscultación. En 1843 le tocó atender a los soldados heridos en las batallas durante la invasión de las tropas estadounidenses. Fue director del Hospital de San Andrés además de fundador de la Academia Nacional de Medicina que comenzó en 1864 como una sección de lo que era inicialmente la Comisión Científica, Literaria y Artística de México creada por Maximiliano de Habsburgo durante la intervención francesa.

Otra de sus aportaciones es que en 1857 fue el primero en diagnosticar en vida del enfermo la perforación al pericardio de un absceso del lóbulo izquierdo del hígado y que fue corroborado después por la autopsia, en su descripción mencionó que “la emigración al pericardio constituye, como fácilmente se comprende, uno de los peores escapes que puede tener el pus hepático”. Es un hecho innegable que la pericarditis amebiana es un padecimiento totalmente quirúrgico. También publicó un artículo en el primer tomo de la gaceta Médica de México un artículo llamado “De la obliteración de las arterias”.

El periodo comprendido entre 1861 y 1867, marcado por la ocupación extranjera, particularmente por Francia, es sin lugar a dudas rico en gestas de patriotismo sin igual en la historia de México por la coyuntura política, militar e incluso religiosa del periodo en cuestión; sin embargo, poco se ha abordado de manera concreta el estado que guardaban la salud y la ciencia médica en dicho periodo, lleno de episodios sumamente interesantes en cuanto a epidemias como el tifo, la fiebre amarilla o el cólera, sobre todo cuando estas enfermedades afectaron y marcaron el rumbo de la historia nacional, a la par con el desarrollo de la naciente medicina científica mexicana encabezada por varios médicos, en especial por el Dr. Miguel Francisco Jiménez. Es de mencionar que junto con el Dr. Rafael Lucio fue uno de los médicos mexicanos encargados de atender al emperador Maximiliano de Habsburgo.

El Dr. Miguel Francisco Jiménez murió el 2 de abril de 1875 a los 63 años de edad, y seis días más tarde, el día 8 se le rindió homenaje en ceremonia fúnebre de cuerpo presente en la Escuela de Medicina, entre los oradores destaca la intervención de el Dr. Gabino Barreda.

 

LECTURAS RECOMENDADAS:

Carlos Viesca T. Nace la Sección Médica de la Comisión Científica. 1864. En: Carlos Viesca Treviño: La Academia Nacional de Medicina: 150 años de Sucesos Médicos. Conacyt. Menarini México 2015 pp 1 -3

Xóchitl Martínez Barbosa: Muere el Doctor Miguel F. Jiménez y presenta sus últimas consideraciones sobre el diagnóstico de los abscesos de hígado. 1875. En: Carlos Viesca Treviño coordinador: La Academia Nacional de Medicina: 150 años de Sucesos Médicos. Conacyt. Menarini México 2015 pp 42 – 43

Vicente Guarner Dalias: La Gastroenterología. En: Hugo Aréchiga, Juan Somolinos (compiladores): Contribuciones mexicanas al conocimiento médico. Biblioteca de la Salud. Fondo de Cultura Económica. México 1993 pp 251 – 263

Fernando Quijano Pitman: la Cirugía. En: Hugo Aréchiga, Juan Somolinos (compiladores): Contribuciones mexicanas al conocimiento médico. Biblioteca de la Salud. Fondo de Cultura Económica. México 1993 pp 169-195

Alfredo de Micheli. Los inicios de la cardioangiología mexicana en los albores de la Academia Nacional de Medicina. Archivos de Cardiología de México 2016;86:276 – 281

La historia de Miguel Francisco Jiménez y la clínica moderna en México. En: Ciencia UNAM.   http://ciencia.unam.mx/contenido/audio/206/

Entrega de títulos en UNIVA Guadalajara

Por Noticias Sin comentarios

El martes 28 de enero se realizó la entrega de títulos académicos y toma de protesta para ochenta y un egresados de licenciaturas y dieciocho de maestrías en UNIVA Guadalajara.

El presídium estuvo conformado por la directora de Educación Superior, la Mtra. Miriam Yanet Romero Fernández; la directora de Posgrados, Investigación y Educación Continua, la Dra. Elvira Fuentes Márquez y la directora de UNIVA plantel Guadalajara, Mtra. Beatriz Guadalupe Echeveste García de Alba; quienes felicitaron y entregaron los documentos oficiales que acreditan a los nuevos titulados como profesionales en sus distintas disciplinas.

Posterior a la entrega de documentos, los nuevos titulados se pusieron de pie, extendieron su mano derecha y, juntos tomaron protesta ante las autoridades de UNIVA e invitados de la noche.

Enseguida, la Mtra. Beatriz Echeveste, dirigió un emotivo mensaje a los titulados de nuestra Casa de Estudios; los exhortó a cumplir de manera ética sus funciones profesionales, sin dejar de lado sus convicciones personales y los valores que nuestra Universidad ha reforzado en ellos.

La noche finalizó con un brindis en el que los recién titulados, compartieron con satisfacción, su importante logro con familiares, amigos e invitados especiales.

Los parásitos somos todos

Por Convocatorias Sin comentarios

Luis Enrique Gómez-Llanos López • Alumno Ciencias de la Comunicación

 

Boon Joon-Ho en alguna entrevista hablaba sobre como en su nuevo filme trataba de expresar un sentimiento específico de la cultura surcoreana. Al ver como la respuesta por las audiencias de distintos países fue la misma, se dio cuenta que todos vivimos dentro de un mismo país que se llama capitalismo.

Parasite ha logrado algo que no muchas películas extranjeras logran -en una industria donde el producto se concentra principalmente en contadas producciones estadounidenses-, posicionarse como una de las mejores películas y más prometedores para los premios de la academia.

Ki Taek es el padre de una familia desempleada que apenas logran subsistir en un pequeño sótano que adaptaron como casa. Gracias a los consejos de un amigo de su hijo mayor, Ki Woo empieza a dar clases particulares a la hija de la familia Park, familia de clase alta, poco a poco la familia de Ki Taek comienza a trabajar para los Park y crear una sinergia bajo la manipulación y el engaño.

Aunque la trama de la película sea la relación entre estas dos familias y los conflictos que se crean dentro del espacio en el que se desarrolla, hay un tema muy importante en el subtexto de la misma; la diferencia de clases.

Parasite muestra en la dramatización a una inteligente clase trabajadora frente a una ingenua privilegiada, en donde los Kim a través de su inteligencia y talento se permiten adentrar en las propiedades de los Park y vivir la vida como nunca antes lo habían hecho, con un gran salario.

A simple vista, el discurso de la diferencia de clases, la pobreza y la riqueza parece tan inofensivo que la atención del público se concentra principalmente en el plot donde la trama se desenvuelve, pero el discurso ahí está; cuando la lluvia para algunos es una pesadilla, para otros es un regalo; y mientras se está en la pesadilla, la escena no conmueve, la escena incomoda.

Cuando finalicé la película, salí frío de la sala, creo que es la expresión más exacta que puedo utilizar, y mi reflexión fue la siguiente; los parásitos somos todos.

Para algunos los Kim son los parásitos, para otros… otros son los parásitos (evitando spoilers), pero considero que en una historia, como lo es la del capitalismo, donde no hay buenos ni malos dentro de la comunidad común, todos somos los parásitos. Porque dentro de un sistema en el que necesitamos ganar a final de cuentas, nos terminamos valiendo de otros para continuar.

Creo que Parasite además de ser una excelente película en cuestiones técnicas, invita al espectador sentado frente a una pantalla gigante, comiendo palomitas, pudiendo darse el lujo de ir al cine, en pensar sobre sus privilegios. Y creo que lo importante es esto, porque no podemos cambiar nuestros orígenes y difícilmente podemos cambiar nuestro sistema con solo sentarnos frente a una pantalla, pero considero importante que todos nos demos cuenta de los privilegios con los que nacimos y fuimos creciendo, dentro de una burbuja de cristal para así dejar de creer que la educación es igual para todos, que el trabajo es equitativo en cuanto a acceso y esfuerzo, que solo se tiene que echarle ganas y que el pobre solo es pobre porque quiere.

Probablemente mientras nuestro sistema sea el mismo, la lucha de clases sea un cuento de nunca acabar, pero el darnos cuenta de los privilegios con los que contamos, también nos permitirá darnos cuenta que todos somos parásitos de alguien más.

 

Publicado en www.cartablancarevista.com el martes 28 de enero de 2020.

La vileza humana

Por Convocatorias Sin comentarios

Mtro. José Luis Ríos Rodríguez • Coordinador de Desarrollo Integral UNIVA Plantel Vallarta

 

Es verdad que el ser humano guarda en su interior la eterna lucha entre el bien y el mal, lo que lo hace “rebajarse” y lo que lo hace “supremo” sobre cualquier criatura en la tierra. Porque a diferencia de otros “seres”, está dotado de inteligencia y libertad, que le dan la capacidad de poner orden y cuidado a todo cuanto existe. Siendo consciente de esta gran virtud, se vuelve una pieza importante para mantener ese equilibrio que se necesita y que lo convierte en un administrador.

Difícil es saber cuál es el momento en el que podemos pasar de la bondad a la maldad y de ésta, a ver desfigurado no sólo el rostro por su expresión, sino de la vida, por la materialización de hechos que hacen perder la dignidad y la de las personas a las que se afecta. Que puede tener diferentes matices o facetas, incluso niveles o etapas, que poco a poco van contribuyendo a ir construyendo una personalidad y junto con esto a una misión distinta para la cual se ha sido hecho.

La maldad puede tener características muy variadas que se van forjando de acuerdo a cada persona y, que pueden ir llevando de la maldad a una postura más “vil” en la relación con todo el entorno, que se recrudecerá al encontrar en la debilidad de los demás una tierra fértil y fecunda.

Como seres humanos debemos estar atentos de cuánto bien hacemos a los demás y no por llevar una contabilidad de buenas acciones, sino por el bien estar preocupados por que haremos a los demás, nuestros iguales y a nuestro entorno, quien en todo caso no se puede defender.

¿Somos más capaces de construir o de destruir? o en nuestro sano juicio nos consolamos con “no hacer daño” o “no hacer nada”, que al mismo tiempo nos convierte en seres indiferentes, encerrados en su egoísmo, que manipula y controla su propia persona tratando de justificar su inacción, con la consigna de no tener injerencia de lo que pasa más allá de nuestra nariz.

A la luz de muchos se construye un desarrollo que alcanza sólo para unos y a otros más deja fuera, pareciendo que el progreso está reservado para quienes son privilegiados, que son además a quien deben servirles.

Quizás como diría Ortega y Gasset, “hacemos lo que hacemos para ser lo que queremos ser”, y nuestra apuesta por la vida podría estar siendo el simplemente mantenernos al margen de lo que los demás necesitan y de que el espacio que nos ha sido encomendado sea sobre todo descuidado.

Mucho mayor será el daño, cuando individuos con esta perspectiva y postura ante la vida, se asocian, y que no sólo para dañar a una persona o familias enteras con saña y sin miramientos, de la manera más hostil, sino también a un grupo o una comunidad. Con esa perspectiva estaremos construyendo un entorno mal educado, lleno de pobreza, miseria, hambre y técnicamente insostenible.

Quizá sea tiempo de cambiar la dirección de a donde vamos; parece que los mecanismos utilizados han generado muchos problemas y es necesario hacer nuevos planteamientos, comenzando por pensar con el corazón y no sólo con la razón. La gran apuesta tiene que ser por una economía con un alto sentido de responsabilidad social y un entorno natural sano.

Sociedad pornográfica

Por Convocatorias Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Pornográfica es la forma en que Byung Chul Han califica la cultura de la sociedad contemporánea. Byung es un notable filósofo surcoreano radicado desde hace décadas en Alemania, que recupera el concepto de pornografía, ampliando su acepción más común, para aplicarlo justamente a una sociedad que ha abolido toda mediación en el arte de comunicarnos. En ese sentido, la pornografía tiene que ver con dos tendencias, por una parte el afán actual de mucha gente a “desnudarse” ante quien sea, sobre todo en las redes sociales, y hacerlo de manera abrupta, casi violenta, y por otra el combate desatado en contra de toda privacidad, no sólo la propia, sino también la ajena.

En la realidad humana ha existido siempre, de manera natural, la necesidad del desahogo como ayuda para sobrevivir a determinadas experiencias, pero nunca antes nos había tocado vivir una cultura donde el desahogo se volviera maniático y colectivo, impertinente, constante y abrumador, ajeno y opuesto a toda reserva juzgada en delante como represión o hipocresía. A diferencia de los grupos de ayuda en que todos los participantes están de acuerdo en desahogarse entre ellos como parte de una terapia, hoy día todo usuario de las redes sociales y de la misma vida es obligado a entrar en este mega grupo no de ayuda, sino de simple y llano exhibicionismo.

El combate a la privacidad nace de esta tendencia, todo mundo quiere sacar a todo mundo de su personal espacio para exhibirlo y que se exhiba, pareciera que ya no hay derecho a la privacía, o que ese derecho ha quedado supeditado al criterio de los demás. Es verdad que con frecuencia, a lo largo de la historia, personas e instituciones han hecho de la privacidad ajena un coto de poder, una forma de manipulación, de sometimiento, pero eso ha sido siempre una perversidad y un abuso grave del poder que incluso en nuestros caóticos tiempos sigue siendo sancionado, se le llama delito de difamación con o sin chantaje; pero abatir la privacidad ya como parte de una cultura es desde luego algo muy distinto.

El fortalecimiento de esta tendencia ha tenido en el mundo occidental dos amplios campos de apoyo, el de la política y el de la farándula, de uno y otro, un determinado tipo de prensa se ha hecho permanente portavoz, contaminando cada vez más a cualquier tipo de prensa, porque “desnudarse y desnudar” a los demás se ha convertido en un lugar común.

La cinematografía, parte muy visible de la farándula, ha puesto su parte desde el momento en que muestra actores haciendo ante el público todo un sinfín de cosas que anteriormente no debían aparecer en una pantalla, por ejemplo, vomitar, pero puesto que vomitar es algo que le pasa a todos, ¿por qué no exhibirlo?

La mediación es el espacio que se interpone entre la persona y su entorno para fortalecer, ahondar, profundizar o velar el mensaje, es mediación la palabra en sus infinitas formas, también el vestuario, los símbolos, y el mismo silencio. Por la mediación se preserva la autonomía de la persona y el derecho a mantener su intimidad ¿debemos renunciar a ello en aras de la epidemia pornográfica?

 

Publicado en El Informador del domingo 26 de enero de 2020

 

 

 

Crónica de un escritor insospechado

Por Convocatorias Sin comentarios

Diego Andrés Joya Flores • ALUMNI Licenciatura en Mercadotecnia Integral

 

No existen más que dos reglas para escribir: tener algo alrededor y decirlo bien

OSCAR WILDE

 

Hace más de tres años estaba terminando mi última semana cultural de la prepa. Había filas enormes para los buenos eventos o de los que era bien sabido podrías conseguir sellos rápidamente, sin mucho esfuerzo. Los demás eventos se relegaban al gusto de cada estudiante.

Para mi “suerte” estaba con la carpeta a un sello de terminar y solamente con medio día para obtenerlo. En la tarde estaba la conferencia de un experto en temas de lenguaje corporal, lo que era de mi interés, pues me gustaba la serie Lie to me, protagonizada por Tim Roth. –¡Perfecto! –pensé. Estaba matando dos pájaros de un tiro.

Al llegar aquella tarde al salón asignado iba como de costumbre a deshora, corriendo para asistir con el menor retraso posible. Al llegar confirmo la hora y el número rotulado en la puerta. Era extraño, no había un ponente al frente del salón, mucho menos un público, sino, un círculo de estudiantes en sus butacas, la mayoría con un vaso de café, alrededor de mi maestra de filosofía, Jazmín Velasco.

Asomando mi rostro pregunté – ¿Es aquí la conferencia? – solo para que me contestasen en risa colectiva previo a gritar la invitación – ¡Otro más! Ven, siéntate –. La hora y el lugar de la conferencia habían cambiado y yo no me enteré. La maestra amablemente me invitó a pasar, a servirme café y a continuar con la conversación. – ¿De qué hablamos? – pregunté – de Hamlet – me contestó uno de los estudiantes. Mi reacción fue de sorpresa, ya que ese era uno de los libros arrumbados en mi casa.

Al continuar, nerviosamente pensaba que mi ignorancia me distinguiría entre mis compañeros letrados, conocedores de la palabra de Shakespeare, y uno, bueno… no más que un uno o dos libros al año que presumir. Pero eso no me dejó a un lado, en general salían preguntas que invitaban al diálogo y te hacían comprender, no sólo la tragedia del príncipe de Dinamarca, sino su impacto cultural, literario y hasta cinematográfico.

El tiempo parecía volar en minutos, pero realmente en poco más de hora y media concluyó. Al salir, varios compañeros que continuaríamos la universidad en la misma institución fuimos invitados por la maestra a participar en el taller de creación literaria que recién sería inaugurado, justo a la par del inicio del siguiente cuatrimestre. Me emocionó la idea, algo completamente nuevo para darle pie a un gusto que recién conocería: la escritura.

Meses después comenzó la primera sesión con mi ahora exmaestra de filosofía al centro y un montón de estudiantes en mesas a los costados. Había muchos virtuosos escritores, otros con palpitante mano a tomar la pluma y algunos más con el mero conocimiento de que existen unas cosas llamadas letras y oraciones que de alguna manera se pueden juntar y dar sentido. Yo era del tercer grupo. Eso sí, todos éramos jóvenes de primer año, ansiosos por comenzar la licenciatura, sin saber las noches de desvelos y el estrés que nos esperaban.

Con eso se dio pie a lo que serán de los mejores recuerdos de mi paso por la universidad. Sesiones semanales de montones de hojas sueltas, rayones dispersos, sentimientos impresos, oraciones palpables, párrafos robustos y hasta letras gritonas. Todas las semanas, los mismos estudiantes, conocíamos a variedad, románticos, trágicos, dramáticos, satíricos y hasta oníricos personajes que solo dejaban ver su rostro un día a la semana. Aquí estaban los universos intergalácticos, los cuentos fantásticos, las novelas elegantes, los poemas ingeniosos, las flores sin maceta, la inspiración de Hesse, gente de afuera y hasta un tal Anthony que nos dejaba perplejos.

A lo largo de estos años he visto cómo amigos y compañeros desarrollan habilidades que van más allá de sus labores en la literatura, gente realmente talentosa tanto de preparatoria como de universidad. Al escribir llevan sus ideas a otro nivel, de una mente caóticamente reflexiva a una sencilla hoja tamaño carta.

El taller de creación literaria es un trabajo colectivo entre mentor y compañeros, un ejercicio que se puede replicar con facilidad entre muchas o pocas personas sin necesidad de experiencia previa, o en caso contrario, también con la virtud y el talento. Un taller así merece un espacio en las universidades, que inviten a todos los talentosos escritores de las distintas carreras, gustos, géneros y estilos literarios.

Usualmente se crea este símbolo de complejidad a lo que se cree es un escritor y lo que le lleva a dar síntesis a sus ideas; claro que tiene su chiste, requiere técnica, como también práctica, llegar a desarrollar conocimiento. Asimismo, demanda disciplina para avanzar en los proyectos y alcanzar las metas individuales. La inspiración, por ejemplo, llega con las acciones y el dinamismo mental, espiritual y físico.

Para llegar a desarrollarse como escritor es necesario tener constantes ideas, pluma y lápiz (o procesador de texto), disciplina y lo más importante, la voluntad de lector. Esta voluntad deriva también de la capacitación, lectura, educación y motivación diaria. Ya entonces, se escribe para inspirar.

El Irlandés y el olvido

Por Convocatorias Sin comentarios

Mtro. Miguel Camarena Agudo, Encargado de Corrección y Estilo UNIVA

 

Un hombre viejo y en silla de ruedas mira fotos en color sepia. Una enfermera está en la misma habitación. Él la llama y le muestra una foto donde aparece una niña junto a un hombre en un parque, ambos lucen felices. El viejo de la silla de ruedas le pregunta a la enfermera por la identidad del hombre que acompaña a la niña. Ella le responde negativamente. No lo conoce. Ese hombre, el de la foto, es Jimmy Hoffa.

¿Qué es a lo que más le teme un hombre?

Los estoicos decían que era una pérdida de tiempo divagar sobre esos vericuetos, pensar en las calamidades del futuro; porque cuando estas cosas sucedan estaremos extrañando ese tiempo que pudimos haber invertido en algo mejor o muertos quizá no habrá tiempo para perder el tiempo pensando en nuestro hecatombe personal. De cualquier manera, a veces el simple hecho de estar vivos es una pérdida de tiempo y no encuentro por qué no podamos hacerlo. Siempre existirán peores formas de perder el tiempo.

Hay una diversidad de situaciones que pueden hacer palidecer a cualquiera con el sólo hecho de pensarlas: la muerte, la enfermedad, el abandono, la ausencia, la soledad, el olvido. Todas indeseables en todo sentido desde cualquier perspectiva. En el último filme de Martin Scorsese podemos encontrar esos miedos y padecimientos humanos. El Irlandés es una película, basada en la novela I heard you paint houses de Charles Brandt, que logró juntar tres de los más emblemáticos actores del cine de gansters, Al Pacino, Robert De Niro y Joe Pesci. Pero más allá de hablar sobre las actuaciones, producción, efectos especiales u otras situaciones cinematográficas, mi interés está puesto sobre uno de los principales mensajes de la historia. Desde luego, el tema del poder aparece como en todo el cine que trata el tema de la mafia, pero en este caso aparecen otros elementos que si bien vuelven más creíble la historia, también humanizan a los personajes. Tal es el caso de la relación que tiene Frank Sheeran (Robert De Niro) con sus hijas, principalmente con Peggy. La cual sin que él se diera cuenta, sabía de sus ilícitos.

Peggy Sheeran crece con un padre cuya intención en un principio es la de casi todos los padres, dar las mejores condiciones de vida para sus hijos; pero en ese afán, Frank descuida a sus hijas volviéndose un padre ausente y generándoles, además, una imagen de miedo. Obviamente, él no se da cuenta ni de la magnitud ni de las consecuencias de eso. Mucho tiempo después, en la absoluta soledad, el rechazo y el abandono; pagaría con creces todas las facturas.

Y en general así es, la sabiduría popular no se equivoca cuando dice aquello de se cosecha lo que se siembra. La historia de El Irlandés es –entre muchas otras cosas e interpretaciones- un recordatorio de que no importa qué hayas hecho, cuánto dinero hayas ganado, quién hayas sido, a quién hayas conocido, algún día serás olvidado por todos.

Al final, los estoicos tienen razón; no hay que preocuparse por todo aquello que vendrá, el presente es nuestra única posesión, siempre en constante evanescencia. Y cuando la muerte llegue, nosotros no estaremos conscientes de ello, ni tampoco para experimentar el olvido. Porque si algo se parece a la antesala del infierno, es vivir tus últimos días viejo, enfermo, solo y con la consciencia de que te todos te han olvidado.