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Salud Hepática: Adopción de una cultura preventiva

Jessica González Guerrero · Pasante de la Licenciatura en Nutrición

 

El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano. Cuenta con un peso promedio de 1,500 gramos y está situado por debajo del diafragma, en el costado derecho del abdomen; se le atribuyen más de 500 funciones vitales que influyen en el estado nutricional y metabólico de cada persona.

Algunas de sus funciones principales son:

  • Participación en el metabolismo de grasas, proteínas y carbohidratos.
  • Secreción de bilis, líquido requerido para la digestión y absorción de lípidos (grasas).
  • Almacenamiento de glucógeno, así como de algunos nutrientes como: hierro, cobre y vitaminas liposolubles.
  • Eliminación de toxinas en la sangre.

El hígado tiene la capacidad de purificarse y regenerarse a sí mismo. Sin embargo, estas cualidades no evitan la posibilidad de que este maravillos orgáno pueda sufrir algunas enfermedades, que se encuentran clasificadas como hepatopatías.

Todos estamos expuestos a múltiples y variados riesgos que pueden afectar la salud del hígado; la obesidad, el abuso de bebidas alcohólicas, de sustancias tóxicas, de medicamentos o las infecciones virales, son algunos ejemplos. Sin embargo, la mayoría de ellos son factores que se pueden evitar.

Es por esto que aquí te comparto unas pautas para mantener a tu hígado en óptimas condiciones:

  • Peso saludable: El hígado es un órgano susceptible a las consecuencias de la obesidad. Mantener un peso saludable es crucial para evitar la enfermedad de hígado graso no alcohólica; una de las enfermedades hepáticas más frecuentes en el mundo.
  • Ejercicio: La fundación canadiense para la salud hepática nos indica que el ejercicio regular es imprescindible para conseguir un hígado sano y fuerte. Procura realizar al menos 30-60 minutos de actividad física aeróbica moderada y de preferencia, 5 días a la semana.
  • Beber agua todos los días:  Una buena hidratación permite que las funciones del organismo se lleven a cabo de manera adecuada.
  • Alimentación saludable: Tomemos en cuenta que todo lo que comas o bebas es filtrado por tu hígado, una dieta alta en frutas y verduras, granos enteros y con moderado consumos de grasa y proteína, resulta ser ideal.
  • Consumo de fibra: La fibra ayuda a este órgano de desintoxicación apoyando en el control de peso y el mantenimiento de un microbioma intestinal saludable.
  • Reducir el consumo de alcohol: Beber demasiado alcohol es la segunda causa más común de cirrosis -después de la hepatitis C- y un factor de riesgo para sufrir de hepatitis alcohólica.
  • Supervisión de consumo de medicamentos:  Mezclar recetas, medicamentos de venta libre e incluso algunos suplementos, puede afectar considerablemente a tu hígado.
  • Vacunarte contra la hepatitis B.

No olvides que acudir a un profesional de la salud ayuda a garantizar el control de cada uno de estos aspectos de manera individualizada. Consulta al nutriólogo de manera regular. Una correcta alimentación es la base de la prevención de todas las enfermedades.