En este evangelio se nos propone meditar sobre la historia de dos hermanos que están en una disputa a consecuencia de los bienes materiales. Se han acercado a Jesús porque consideran que es un hombre justo, por lo tanto, piensan que él podrá ayudarles para que esta herencia sea generosamente repartida, y hasta cierto punto esta petición es razonable, pero Jesús siempre va más allá y busca la oportunidad de que quienes se acercan se lleven una enseñanza y en esta ocasión les habla concretamente de los bienes y la vida eterna.
Constantemente las motivaciones que tienen nuestro corazón, es a las riquezas y al poder, dejando en segundo plano la vida eterna, es por eso que Jesús ha visto que estos hombres se encuentran en peligro espiritual por el apego que tienen por los bienes, y esta discusión la lleva a algo más profundo, por medio de una parábola les hace ver que es una necedad pelear por dinero, pues no sabemos en qué momento el Señor nos llame a su presencia.
Pidamos al Señor que nos conceda la gracia de amarle a Él sobre todas las cosas y no dejar lo poco por el gozo de la vida eterna que Dios ya nos tiene preparado.