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Otros fuegos

Por 10 junio, 2019diciembre 4th, 2019Convocatorias

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

La jerga periodística de hace ya algunos años inventó o por lo menos divulgó el concepto de “fuego amigo” para señalar los casos en que el ataque a un candidato o funcionario público venía de los miembros de su propio partido. Pero puede haber otros “fuegos”, por ejemplo el “fuego hermano” o el “fuego familiar”.

Por fuego hermano podríamos entender el que se da entre empresas similares que se discuten una presa, y aunque en principio cabría esperar un trabajo solidario, el hecho de que una de ellas se esté llevando la mayor parte del botín, puede desencadenar ese tipo de balacera, lo vemos todos los días en los terrenos del crimen organizado, donde la lucha es verdaderamente brutal.

El fuego familiar es de otro tono, ha sido muy común en las monarquías, particularmente cuando el legítimo heredero es desplazado por el hermano segundón. El escenario se vuelve tenso y complejo, pues el favorecido no solamente recibe el trono, también la carga del hermano resentido, por lo mismo en el imperio otomano, apenas accedía al trono el nuevo sultán, mandaba asesinar a todos sus hermanos para evitar riesgos, aún si el nuevo sultán era el legítimo sucesor, cuantimás si no lo era.

Relegar al primogénito no afecta solamente a su persona, afecta al entorno de aduladores que se venía creando desde el principio con la certeza de que éste era el “bueno”, frustra sus esperanzas de verse promovidos con el ascenso del que se pensaba era el de a de veras. Pero desde luego que al “de a de veras” lo golpea más, pues creció pensando que algún día tendría el poder y, de buenas a primeras, por estas o por las otras, porque así lo decidió papá o sus consejeros, lo desplazan. Seguirá recibiendo su tajada del pastel, sí, pero es que él quería ser quien repartiera el pastel por aquello de que el que parte y comparte se queda con la mejor parte.

Puede entonces desencadenarse el fuego familiar, pues nadie mejor que los propios parientes para conocer los secretos oscuros de la familia, las debilidades del nuevo rey, sus secretos y manías, los espacios donde se desinhibe y explaya. Pero para que este tipo de fuego sea más efectivo y contundente ha de desatarse en territorios neutrales, ahí donde no alcanzan las poderosas relaciones del monarca usurpador, donde resulta más difícil sobornar a medio mundo o darle carpetazo al asunto.

El fuego familiar ha sido una constante en la historia de dictadores y monarcas, sobre todo de los reyes absolutos que decían haber recibido su poder omnímodo de la mano poderosa de los dioses, y sólo a ellos rendían cuentas, déspotas y tiranos idolatrados por pueblos sumisos, incapaces de la menor crítica, y que se han dado en todas las culturas fuese cual fuese su religión o credo ideológico. Y ¿qué tan honesto es este fuego? Bueno, el concepto base es que invariablemente y al margen de la posible rectitud de la causa, es un fuego traidor que revela por un lado la degradación moral del que lo dispara, y por otro la depravación mental de quién acepta un trono que no le correspondía.

 

Publicado en El Informador del domingo 9  de junio de 2019