Alam Sarkis • Pasante de la Licenciatura en Psicología
Tiempo de esperar, tiempo perdido, tiempo que a veces se nos va. La duda es ¿Esperas más de lo que deberías haber esperado? ¿Dudas si es el momento adecuado? O ¿Si el tiempo está a tu favor?
Solemos justificar la mayoría de las situaciones con un: No era mi tiempo; Me adelanté; Tuve que esperar. Sin embargo, estos argumentos pueden estar sujetos a las respuestas de tu entorno, no a tu amor propio; al deseo de expresar y realizar las cosas en el momento en que tú así lo anhelabas.
Detente a pensar cómo has utilizado tu tiempo hasta ahorita, lo que realizaste o lo que simplemente no hiciste. Quizás no es culpa del tiempo, pues es común pelearse con él y preguntarle: ¿Por qué no me dijiste que era el momento indicado? ¡Me hubieras avisado! Cuando el tiempo es algo que manejas tú mismo; tu amor propio hace uso de él.
El valor del tiempo es tan diverso que, a pesar de existir una forma de medirlo, cada uno lo siente de forma diferente. No te detengas, pues no existe el tiempo correcto para hacer, decir o actuar en las diversas situaciones que enfrentamos. Detenerte a decir “Te extraño” o “Te quiero” se ha regido bajo un montón de reglas sociales, donde si apenas te conozco no es correcto decirlo. Sin embargo, las acciones que van tomadas de la mano de tu amor propio, siempre las realizarás en el tiempo correcto, justo en tu mejor momento.
El tiempo se vuelve tan incierto dentro de nuestro amor propio, que todos comenzamos a expresarlo en diferentes lapsos; compartir tu tiempo con otros es relevante, pero el amor propio requiere de su espacio particular dentro de tus días, dentro de tu vida.
No uses al tiempo como moneda de cambio, la única forma de interactuar con el tiempo es a través del amor propio. Es fácil olvidarnos de nosotros mismos y dejar de realizar nuestros verdaderos deseos y emociones, pero tarde que temprano y en el último momento, te recordarás todo lo que no hiciste por ti mismo; esperar a que la oportunidad te llegue en los últimos minutos, sería demasiado tarde para tener una responsabilidad afectiva hacia ti mismo.
El amor propio, no perdona al tiempo.