Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa.
Excelente día comunidad, muy feliz inicio de mes para todos. Iniciamos esta aventura de la preparación para la Navidad que nosotros llamamos Adviento, o expresado en un grito de júbilo: ¡Ya viene! Conviene, por tanto, estar atento a las señales que nos presenta principalmente la Palabra de Dios.
A partir del Evangelio de hoy, les propongo pensar en la figura del mendigo o limosnero. Lo común es que el mendigo vaya con el rico a solicitar esa moneda que es su sustento para que pueda vivir. Pero con Dios pasa lo contrario, es el rico, el niño Dios, quien viene al pobre que somos todos nosotros. El oficial romano del Evangelio dice la verdad, “no somos dignos de que entres en mi casa”, pero Él nos hace dignos. Por ello, lo primero con que hay que prepararnos para la Navidad es con la fe. La fe de reconocer que todos somos pobres y enfermos, pero Dios nos revela que somos familia y somos dignos de amor. Vayamos con quién es rico en divinidad y humanidad, y pidámosle la moneda de la fe, para que nos la creamos, que somos hechos para el cielo. Digámosle con fe a Jesús: “ven, Señor”; y Él seguro responderá; “voy”. Excelente día.
