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Consultas populares, ¿populares?

Por 6 diciembre, 2018noviembre 22nd, 2019Convocatorias

Mtra. Zaira Yael Rangel, Docente UNIVA • Plantel Guadalajara

 

Las consultas ciudadanas que ha impulsado el presidente, Andrés Manuel López Obrador, se leen bien, se oyen bien pero no han generado el efecto esperado, por el contrario, han provocado un encono popular y confrontaciones que no le abonan a la democracia de nuestro país.

La participación ciudadana es fundamental en un país democrático. Opinar, ser escuchado en la toma de decisiones que nos afectan o benefician directamente, pueden ser la diferencia entre proyectos exitosos o desastrosos, que los ciudadanos formemos parte de la construcción de políticas públicas resulta no sólo ambicioso, sino que es deseable y esperado.

La participación ciudadana supone la combinación entre un ambiente político democrático y una voluntad individual de participar, como lo señala Mauricio Merino en su texto denominado: La participación ciudadana en la democracia.

El pasado 25 y 26 de noviembre se llevó a cabo la última de dos consultas que hasta ahora ha organizado el equipo de trabajo de quien asumió el cargo de presidente de la República de México, el pasado 1 de diciembre.

De acuerdo con datos periodísticos, en esa consulta, en la que se pusieron a votación una lista de 10 proyectos totales para el país, participaron 946 mil mexicanos, aproximadamente 100 mil menos que los que acudieron a expresar su punto de vista en torno a la construcción de un aeropuerto en la Ciudad de México; este total de personas representan un porcentaje bajo del padrón nominal que, de acuerdo con datos del Instituto Nacional Electoral (INE), asciende a 89.1 millones de personas.

Varios datos para la reflexión: sin duda, el bajo número de participación; por otro lado, los temas técnicos que se someten a consulta y que probablemente no todos los mexicanos tenemos conocimientos técnicos, arquitectónicos, legales o ecológicos —por mencionar algunos— para emitir una opinión; también está la duda con la que se llevan a cabo estas consultas, por ejemplo, la ausencia de mecanismos que garanticen los resultados de estas encuestas, ya que las boletas no están numeradas, no existe control del total de cédulas que se registran ni sabemos si se contabilizan con la rigurosidad con la que trabaja el Instituto Electoral para garantizar el sufragio de los mexicanos.

Sin embargo, lo más preocupante es que estas consultas están generando encono entre los ciudadanos. Las posturas confrontadas y radicales en nada ayudan a que camine este país y como hace unos días dijo el periodista Leonardo Curzio, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL): “esta idea de dicotomizar reduce peligrosamente el pluralismo y reduce la deliberación pública, porque genera posicionamientos sobre temas específicos. El estado de ánimo del país es extraordinario, estamos ante una proeza política; un líder logró cambiar el estado de ánimo de un país, ojalá se mantenga y no se desgaste con confrontaciones, algunas importantes y otras, francamente, menos importantes. El estado de ánimo está para construir grandes cosas y no desgastarnos”.

Sin duda, el reto es afinar los mecanismos de participación ciudadana, no eliminarlos. Elegir los temas que se someterán a consulta, que las decisiones técnicas que deben ser tomadas por expertos, por peritos; que se hagan midiendo las consecuencias a mediano y largo plazo y no que queden en manos de algunos que se dejan llevar por la llamada opinión pública.

Que las consultas ciudadanas no se conviertan en un mecanismo para legitimar las políticas públicas que ya tiene sobre el escritorio López Obrador. Evitemos que los ciudadanos formen parte de una simulación de decisiones tomadas.

 

*Zaira Yael Ramírez

Licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara. Maestría en Política y Gestión Pública por el ITESO. Maestría en Transparencia y Protección de Datos Personales por la UdeG, Diplomado en Comunicación Política por la UNAM.

Docente en la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA).