Mtro. Juan Pablo Ruíz Huerta · Profesor del Departamento de Ciencias Económico Administrativas (CEA), UNIVA Guadalajara
Como apasionado de la lectura he tenido la oportunidad de estar en varias bibliotecas, me encanta ese olor a libro viejo, muebles antiguos, en la mayoría de ellas, y la tranquilidad con la que puedes leer y analizar cualquier texto, este es un ambiente que no puedes encontrar en muchos lados, pero que en realidad solo gusta a los que amamos el romanticismo de una biblioteca, a los jóvenes no les importa todo esto, lamentablemente muchas de estas bibliotecas están cerrando porque en vez de adaptarse a las nuevas tendencias educativas y a la educación digital, misma en que los alumnos toman notas en sus dispositivos, hacen tareas en ellos y cuando tienen que leer algún libro o texto obviamente abren al Sr. Google y si son más ávidos, pues, al amigo ChatGPT; más del 90 % de estos alumnos no piensan en una biblioteca como primera opción.
He podido observar en la gran mayoría de bibliotecas donde tengo la oportunidad de estar, que los alumnos solo las visitan cuando tienen sueño porque pueden tomar un puff y dormirse, o pueden pedir una sala o cubículo privado para dormir ese famoso coyotito, no se puede generalizar aún hay alumnos que en verdad las utilizan para aprender y estudiar, pero es una minoría, se pueden observar a miles de libros esperando a que alguien los tome y los lea, pero la realidad es que esos libros se quedaron huérfanos para siempre, para qué quiere un joven cargar un libro de 1 kg en su mochila cuando lo puede descargar gratis de internet o simplemente comprarlo más barato en versión digital, y poder consultar en cualquier lugar, y, sobre todo, sin quitarle espacio en casa. La gran mayoría de esos libros si desaparecieran de la noche a la mañana, nadie los extrañaría, porque toda esa información está en línea y al alcance de todos, hay libros históricos y de suma importancia, que ahí si hay respeto con ese acervo, muchas veces patrimonio cultural, de ahí en más todos son simplemente papel viejo que estorba.
Hace poco en una escuela hicieron la biblioteca más pequeña, porque ya no van los alumnos, esa es una acción completamente retrógrada y que atenta contra la esencia de la educación, no se necesita cerrar una biblioteca, se necesita adaptarse a los nuevos estándares educativos, hoy los alumnos no adquieren los conocimientos igual, que hace 10 años, pasan y pasan los años y no hay eventos en las bibliotecas, los bibliotecarios tienen las mismas ideas viejas al igual que los libros, hace falta promoción, enganchar a los estudiantes con algo que les atraiga; ok te quieres relajar en un puff, está bien, pero relájate aprendiendo algo, me pregunto, ¿las escuelas grandes no tendrán presupuesto para esto?, o es que se dejan llevar por este tejido social tan banal y vacío en el que vivimos, la solución no es cerrar ni sustituir con oficinas los espacios de la biblioteca, la solución es adaptarse, por ejemplo, copiar modelos europeos, porque algunas bibliotecas de Europa son tan modernas, que es hasta difícil sacar a los estudiantes al cerrar, en eso se tiene que trabajar, el conocimiento se necesita, y en el ámbito educativo mucho de ese conocimiento es adquirido a través de la lectura.
Hoy los libros están en peligro de extinción, pero el aprendizaje es algo que no caduca nunca, así que por favor directivo académico o escolar, de cualquier institución, nunca pienses en cerrar una biblioteca, más bien diseña un plan integral donde transformes esa biblioteca en algún lugar donde los estudiantes quieran estar y aprender.
