Mtro. Francisco Meza Estrada · Especialista en Ciencias Políticas y Administración Pública, UNIVA León
En los recientes días y semanas el pendiente de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos ha estado presente en el debate público. Principalmente, porque sigue faltando la verdad y la justicia sobre este trágico suceso en nuestro país.
En este espacio lo hemos abordado y lo seguiremos haciendo porque no pueden pasar al olvido estos jóvenes desaparecidos y porque este evento es un lamentable reflejo de la realidad de las instituciones, la justicia y los políticos de nuestro México. Podemos tener avances, pero con hechos así, prácticamente todo se va a la borda.
Después de los hechos lamentables del 26 de septiembre de 2014 han aparecido una serie de historias. En algunas de ellas se revictimizan a los normalistas, pero todas nos sumergen en la desesperanza de que las autoridades de este país consigan hacer justicia y esclarecer los hechos. Algunas de esas historias son las siguientes:
La Verdad Histórica
La primera de ellas es la denominada Verdad Histórica, y corresponde a la versión oficial del gobierno del presidente Peña Nieto y al resultado de la investigación de la PGR, encabezada por Murillo Karam y el jefe de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón.
En esta historia, los 43 estudiantes fueron confundidos con Los Rojos y fueron interceptados para ser entregados al grupo de Los Guerreros Unidos, quienes los secuestraron, asesinaron e incineraron para esparcir sus cenizas en el Río San Juan.
Esta versión, principalmente, se obtuvo de las declaraciones de miembros de Guerreros Unidos. Posteriormente, se sabría que fueron bajo tortura.
GIEI
En el 2015 se crearía el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, como acuerdo del Estado mexicano y los representantes de las víctimas para brindar asistencia técnica.
El GIEI estuvo investigando desde 2015 hasta este año 2023, entregando seis informes. En esta historia aparece la participación, acción y omisión de todas las corporaciones de seguridad; además, los intentos de estas mismas corporaciones por borrar las huellas de su intervención. En sus informes detallaron el conocimiento y los movimientos del ejército mexicano, que anteriormente se había negado.
Finalmente, los expertos extranjeros del GIEI se despidieron de nuestro país, señalando los obstáculos de las instituciones para realizar su trabajo.
CVAJ
Ya en el gobierno del presidente Andrés Manuel se creó la Comisión para la Verdad del caso Ayotzinapa (CVAJ), encabeza por el subsecretario, Alejandro Encinas.
En su primer informe, negó categóricamente la Verdad Histórica y señaló que la desaparición de los 43 estudiantes se trató de un Crimen de Estado y que no hay indicio de que los estudiantes se encuentren con vida. Esta historia trajó consigo la detención de Murillo Karam y órdenes de aprehensión de militares, policías locales y estatales, así como de miembros de grupos delictivos.
En esta ocasión, se reconstruyó a partir de llamadas telefónicas, mensajes de texto, reportes y videos de los interrogatorios. Los avances que ha tenido esta comisión a un año de terminar el sexenio no han sido concluyentes y sigue como un pendiente entregarles a los padres de los 43 estudiantes la verdad de los hechos.
New York Times
Todavía desde el extranjero se reconstruyó otra historia a partir del seguimiento que realizaba la DEA a Guerreros Unidos. Se trató de una investigación del periódico New York Times.
A partir de la intercepción de mensajes y llamadas se sabe que, por una confusión del momento, policías locales entregaron al grupo de Guerreros Unidos a los estudiantes, quienes fueron asesinados e incinerados en un crematorio forense al servicio de este grupo criminal.
Esta misma investigación muestra la colusión de crimen organizado con la policía y el propio ejército mexicano.
Decepcionantes conclusiones
Con todo lo anterior, no se tiene una versión única, no se conoce el paradero de los normalistas, no es posible hacer justicia y el dolor de los padres de familia permanece a nueve años de distancia.
Lamentablemente, estos terribles sucesos coinciden con miles de historias de desaparecidos, con la ineficiencia de las corporaciones de seguridad y con lo que observamos a diario en nuestro país.
El presidente López Obrador y el propio subsecretario Alejandro Encinas han llegado a la misma situación que sus antecesores: condenar los hechos, pero no llegar a resultados. Ya es imposible ocultar, ciertamente no es novedad, que las autoridades están coludidas con el crimen organizado, pero, aun así, hasta el día de hoy de este gobierno de izquierda alguien o algunos han impedido llegar a la verdad para hacer justicia a los 43 estudiantes.
Estas historias de Ayotzinapa no resuelven nada, pero demuestran la incapacidad de las instituciones y la doble cara de la política mexicana.
