Jesús Alejandro Rodríguez Vázquez · Licenciado en Filosofía
Antes de intentar explicar lo importante que resulta leer hay que mencionar lo que Virginia Woolf atinadamente expresa en su ensayo ¿Cómo hay que leer un libro?: “Uno puede pensar acerca de la lectura tanto como desee, pero nadie va a imponer leyes».
Nunca una mera opinión como ésta será más ilustrativa, creativa y completa que ese ensayo, pero alentado por ese espíritu que te invita a pensar y leer por ti mismo, he de empezar escribiendo que leer es muy importante, pero no es una necesidad. No se necesita leer para vivir, para disfrutar la existencia o para establecer lazos significativos con las personas, con el mundo o la naturaleza. Y en esa falta de imposición natural y vital, no así social, ya que en una comunidad donde muchas de las relaciones son mediadas por contratos sí se necesita leer lo que firmas, es donde radica la importancia de la lectura. Así como Virginia Woolf encontraba en una biblioteca la libertad que no sentía en ningún otro lugar, así como Orwell encontraba en la literatura ese medio para desenterrar la verdad que la política procura mantener en los cementerios, así cualquier persona tiene la posibilidad de experimentar libertad y placer, o de obtener conocimiento a través de la lectura. Ya sea que se lea por gozo, por búsqueda de conocimiento o por provecho para la vida cotidiana, lo que resulta importante es esa posibilidad de intercambiar sensaciones y pensamientos, de revivir ideas y mundos, de entrar en contacto con personas cercanas o lejanas, conocidas o desconocidas, vivas o muertas.
Aunque en un principio leer sea un acto solitario, el prestar nuestro tiempo, y hasta nuestra vida, a otra persona que escribió, y el compartir lo que surge con esa lectura termina siendo un acto solidario. Sí, sólo la literatura permite vivir esa paradoja de soledad y solidaridad. Algunas lecturas permiten cometer las más bellas fugas de la realidad, como en el Decamerón se aíslan de la peste para hablar de otros temas no relacionados con esa situación, otras nos sitúan en el corazón de las realidades a través de los tiempos, como Joseph Cartaphilus en un cuento de Borges, pero todas nos permiten entender, un poco más, la naturaleza, el mundo, la sociedad, y sobre todo a las personas con las que vivimos.
Referencias
Woolf, Virginia. 2013. “Leer o no leer y otros escritos”. Traducción de Miguel Ángel Martínez Cabeza. Madrid: Abada Editores.
