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Guerrero, como muestra

Mtro. Francisco Meza Estrada · Especialista en Ciencias Políticas y Administración Pública, UNIVA León

 

Las recientes noticias generadas en el estado de Guerrero sobre seguridad y del crimen organizado, vuelven a poner la lupa sobre esta entidad y se encienden las alarmas en todo el país. En términos generales: la parálisis del transporte, las declaraciones de gobernantes, la renuncia de la fiscal estatal y la reciente negociación de obispos con líderes del crimen organizado, no son señales positivas para nadie. Vamos viendo las razones.

SE PROFUNDIZA EL PROBLEMA

Hace meses, cuando revisamos que el congreso local y la sede del ejecutivo fue tomada por un grupo de manifestantes, se había comentado que la situación en Guerrero era la evidencia del crecimiento del crimen organizado y la debilidad de las instituciones locales.

Dicha situación ha permanecido y se ha profundizado, teniendo como evidencia que la entidad sufre en otros aspectos, como el transporte público y ahora la renuncia de la fiscal estatal. No hay señales que nos muestren un avance del estado de derecho y del fortalecimiento de las instituciones.

LA TERRIBLE NORMALIZACIÓN

Las recientes declaraciones de la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, quedarán para la historia: “Lo que desde hace 15, 20 años había, cuando inicia este tema de la violencia, pues era súper agresiva, verdaderamente muy complicada, que no salíamos, no salíamos de las casas. Creo que incluso las escuelas se suspendieron, y, posteriormente, hemos aprendido a vivir con esto”.

No le pondremos calificativos, pero seguramente serán referencia de lo que no debe hacer o decir un gobernante que se considera a sí mismo político para ofrecer soluciones a la sociedad.

NO HAY NEGOCIACIÓN QUE VALGA

Una situación extrema que también se ha dado en Guerrero es el reciente encuentro entre obispos de la entidad y líderes del crimen organizado para pactar una posible tregua.

Los aspectos negativos desalientan notablemente. Son actores de la sociedad, en este caso obispos, quienes buscan una salida de violencia en el estado y no son las autoridades. Eso nos demuestra la incapacidad de las instituciones para avanzar en estos temas.

Como nos hemos enterado por boca del obispo José de Jesús González, no fue posible llegar a un acuerdo y eso es el aspecto más negativo de estos hechos inéditos: al crimen organizado no le interesa otra cosa más que el dinero y cualquier intento de negociación está condenada al fracaso.

UNA MUESTRA DE LO QUE DEBEMOS EVITAR

De esta forma, Guerrero se vuelve a convertir en una referencia de lo que debemos evitar a toda costa en el resto de las entidades del país.

Lo que es un hecho es que el crimen organizado se ha expandido en todos los estados en diferente forma y distinta magnitud, pero todavía existe la posibilidad de detener el deterioro de las instituciones. El esfuerzo debe de tener una visión de Estado; de lo contrario, las declaraciones de la alcaldesa de Chilpancingo se podrían convertir en profecía.

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