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Enseñar a Vivir: Educar en la justicia

Por 19 octubre, 2021Líderes de Opinión

Pbro. Lic. Francisco Ramírez Yáñez, Rector del Sistema UNIVA / Presidente de la ODUCAL

 

Es de todos conocido el ambiente de insatisfacción social que estamos viviendo en el país, son varios los factores que provocan en la ciudadanía una serie de expresiones, manifestaciones, declaraciones, que sin embargo no logran conformar un espacio de inconformidad organizado, debidamente argumentado y canalizado a las autoridades correspondientes.

¿Qué sociedad estamos construyendo? ¿Cómo podemos despertar la conciencia de los ciudadanos en la búsqueda de una mejor condición de vida? La posibilidad de poder ser constructores de nuestros propios sueños se ve truncada por una especie de inconsistencia ciudadana, quizá mejor dicho, por una inmadurez ciudadana, o ¿será que nos acostumbramos a vivir en las condiciones actuales? Estamos ante el desafío de construir una sociedad solidaria, responsable y comprometida en la generación de diferentes espacios de seguridad y bienestar, mediante la edificación de una sociedad en la que trabajemos todos por el bien común y el desarrollo sustentable, que aprenda a exigir sus derechos y a cumplir sus obligaciones.

Es fundamental desde la educación trabajar en valores, uno de ellos, el valor de la justicia forma parte de las cuatro virtudes cardinales junto con la fortaleza, la prudencia y la templanza. La justicia es una virtud social que busca crear en la persona el hábito de procurar armonizar la comunidad familiar, local y nacional para que cada persona reciba lo que le corresponde.

La parábola de la viuda y el juez justo (Lc.18, 1-8) nos habla de una mujer que pedía con insistencia imparcialidad, y el juez para que la viuda no lo siguiera molestando la escucha, “aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno” (v.4). Por lo tanto, es fundamental desde la educación formar en la virtud de la justicia que desarrolla una actitud y un pensamiento crítico, que reconoce que la responsabilidad individual no se exime ante situaciones sociales injustas, y menos cuando están causando víctimas inocentes. Por otra parte, la búsqueda de la justicia debe ser constante, y no solo en los momentos de grandes apremios o de situaciones emergentes.

El filósofo francés Montesquieu afirma “una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”, de ahí la responsabilidad directa que tenemos en la educación. Educar en el valor de la justicia supone el compromiso de hacer lo correcto y lo justo frente a los conflictos morales que la vida nos presenta, y que en la actualidad no son pocos.

La tarea de educar es un deber constante y permanente de varias instituciones, principalmente: la familia, la escuela, la iglesia. No se puede dejar de hacer lo que a cada institución le corresponde ya que el riesgo de abandonar tiempos y espacios educativos tiene fatales consecuencias para las personas y la sociedad.

No podrá haber desarrollo, crecimiento, bienestar social, sin la práctica y la experiencia diaria de la justicia.

 

Publicado en el Semanario Diocesano del domingo 28 de octubre 2018

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