María Fernanda Ibarra Gil Alumni UNIVA Plantel Guadalajara, Licenciatura en Ciencias de la Comunicación
Vivir en una situación privilegiada, es uno de los principales factores que nos insensibiliza ante la violencia de género que enfrentamos las mujeres en México. Una situación privilegiada nos impide visibilizar, entender los orígenes y las consecuencias de la violencia hacia la mujer en la mayoría de los casos; producto de la búsqueda constante de la autogratificación.
Desde tiempos inmemoriales la mujer ha recorrido un camino turbulento para posicionarse y obtener igualdad de oportunidades. En la actualidad y ante las circunstancias violentas a las que aún nos enfrentamos, la pregunta es, ¿por qué debemos callar?
El pasado 8 de marzo, -fecha en la que como cada año se conmemora el Día Internacional de la Mujer-, fui participe del clamor unísono de la sororidad, la cual, estaba conformada por tan solo un pequeño porcentaje del total de las víctimas que han sufrido violencia de género en México.
Aclarando, que cuando hablo de víctimas no me refiero solamente a aquellas quiénes han perdido la vida, sino a la sociedad, las familias. Pues, son los hijos huérfanos quienes vivirán marcados por la ausencia de sus madres; los padres exigiendo justicia ante un sistema que deja miles de casos inconclusos, contando con una extensa e interminable lista, en la que día a día, son más mujeres las que se le suman, desgraciadamente.
Entendamos de una vez por todas que no somos solamente las mujeres quienes sufrimos las consecuencias de dicha violencia, es la sociedad, somos todos. Seamos conscientes de que las marchas y las conmemoraciones no generan impacto desde su mero acaecer, sino desde la conciencia de su trasfondo.
Aclaremos, también, que en esta lucha no se busca desprestigiar ni vilipendiar al género opuesto como fin último o a ultranza. Por último, les invito a analizar desde una postura crítica el movimiento feminista, invitándolos a dejar de verlo como una amenaza hacia los hombres o una lucha interminable entre géneros; pues la violencia, causa de dicho movimiento social, es un problema que directa o indirectamente padecemos todos. Que el ego ni nada nos nuble la empatía.