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Entregando la vida a Dios: el ejemplo de Santa Teresa

Luis Fernando Noyola Rojas • Alumni del curso online en Poesía mística de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús UNIVA Online. Licenciado en Historia y maestrante de Ciencias Sociales para el Diseño de Políticas Públicas por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

 

Dichoso el corazón enamorado que en

sólo Dios ha puesto el pensamiento.

Santa Teresa de Jesús

 

Dios, alma y amor (en ese orden) son las palabras que más se repiten en los textos místicos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. No es casualidad que sean de un mismo periodo ni que se hayan conocido. Quien tenga poco conocimiento sobre la relación entre la mística y la poesía podría suponer que siguen un tipo de guía exegética y eso explica la similitud de categorías para explicar los sucesos fenomenológicos. Pero no es así. El bagaje con el que ambos cuentan es lo que, por un lado, les permite experimentar la unión con Dios (experiencia mística) y, por el otro, intentar transmitirlo y compartirlo al resto de nosotros. Así pues, expandiremos sobre la relación que tiene la mística y la poesía en la vida Santa Teresa de Jesús.

Para Santa Teresa, la poesía no se trata sólo de un género literario, se trata de la joya de la corona. Quizá sea fruto de ser una ávida lectora y, aunque no recibió educación formal, no le impidió que se convirtiera en una conocedora del castellano, tampoco la desmotivó el llamado interno para continuar con la formación de las monjas de los conventos que fundó. Al ser una mujer de su tiempo, existían varías restricciones para ella, sobre todo en la cuestión de la escritura en la que en el siglo XVI gobernaba una retórica estricta. En este contexto, la poesía le ofreció una libertad que no encontró en ningún otro lado y también se percató que era la única manera de expresar lo que la realidad Divina, que Dios le permitió conocer, puede aportar a todos nosotros que seguimos en vida.

Desde ese momento la mayoría de las poesías de Teresa de Ávila pretenden dejar en claro que hay que buscar la unión con Dios como meta última. Por ejemplo, en Alma, buscarte has en Mí: “Fuera de ti no hay buscarme / porque para / hallarme a Mí, / bastará sólo llamarme, /que a ti iré sin tardarme /y a Mí buscarme has en ti”. Empero no se trata de una búsqueda en algún lugar, sino en nosotros mismos. Las moradas, es la obra que mejor refleja esa búsqueda, se trata de un camino que no resulta sencillo, pero que la recompensa es volver a nacer con la gracia de Cristo y limpio del pecado original. Entendió cómo Dios ama de forma incondicional al humano y la trascendencia de este en la naturaleza divina, así entregándole, como algunos pocos, la posibilidad de entrever la realidad última.

Santa Teresa en la última etapa de su vida no se siente realizada. En ningún momento la soberbia o egoísmo se apoderan de ella, sabe que el camino sigue siento tortuoso: hay que seguir sufriendo hasta el último día como lo hizo Jesús. Aun así, no resulta suficiente. Vivo sin vivir en mí, lo escribió once años antes de su partida, donde muestra todavía la lucha y el arduo deseo que tiene por mantener la unión con Dios y esta llena de sus designios. Nos recuerda a las palabras del apóstol “no soy yo el que vivo, sino que Cristo vive en mí, así la vida que vivo ahora en esta carne la vivo en la fe del Hijo de Dios” (Gal 2,20):

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.

Tenemos en Santa Teresa a la madre de la espiritualidad derivada no únicamente de su propia experiencia mística, sino también, por la devoción a Dios y hacia la humanidad. Su acto insignia, el amor al prójimo, lo demuestra compartiendo las enseñanzas que Cristo le permitió aprehender. La coherencia de cómo llevó a cabo su vida es ejemplo para todos nosotros, demostrando que es posible entregar las riendas de nuestra vida a Dios y al mismo tiempo llevar cabo las labores que este mundo temporal nos requiere, siempre al servicio de todos.