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Voces Univa

La política continúa

By Voces UNIVA, Voces Univa

Mtro. Francisco Meza Estrada • Coordinador de Licenciatura en Derecho UNVA León

 

Entramos a la veda electoral y propiamente a la Jornada Electoral en donde el balón está del lado de los ciudadanos. Todo el galimatías político de las campañas se resolverá en las urnas donde los ciudadanos lo manifestarán a través del voto. Durante este tiempo, los actores políticos no pueden hacer un llamado al voto ni se podrán publicar encuestas (Art. 251 No. 4 y 6).

Todo habrá de desembocar el 6 de junio, pero la vida política del país no se detendrá ahí; por el contrario, continuará por otros medios que pretendemos revisar, a continuación:

Resultados preliminares

Una de las acciones más inmediatas serán el Programa de Resultados Preliminares (Art. 305) que normalmente ofrecerá información el mismo día de la elección por la noche. Con ello, veremos la reacción de los actores políticos y podremos darnos cuenta de lo que posiblemente vendrá los próximos días.

Con estos resultados preliminares nos daremos cuenta del nivel de participación electoral en el país y en cada uno de los estados. Se podrán realizar los primeros análisis del interés de los electores, de la afectación de la pandemia y el convencimiento de las campañas.

Escucharemos los discursos de los proclamados ganadores y el rechazo o aceptación de los perdedores. Todo lo anterior, nos mostrará si la polarización comenzará a bajar de intensidad o por el contrario, se intensificará.

Cómputo y Constancia de mayorías

Una etapa importante del proceso es el cómputo de los votos que comenzará el miércoles posterior a la elección. En cada elección hay una serie de normas establecidas para llevar a cabo el conteo de los votos y posteriormente, entregar las constancias de mayoría de los diferentes cargos de elección popular.

En alguna situación determinada podría implicar la apertura de los paquetes electorales y el recuento de los votos. No es el escenario ideal porque podría cuestionarse todo el proceso electoral.

Impugnaciones

Como se ha hecho habitual también aparecerán las impugnaciones, sobre todo en las entidades donde la competencia ha sido más ríspida o cerrada. Ya desde las reacciones de los actores políticos comenzaremos a identificar dónde la judicialización de las elecciones será mayor.

Todas las impugnaciones habrán de resolverse en los plazos estipulados para garantizar la certeza del proceso electoral, pero esto no quita que continúen las manifestaciones y las inconformidades de los que se consideran afectados.

De esta etapa dependerá mucho, lo que pueda venir más adelante para el INE y en general, para las leyes electorales.

Repartición de diputados de representación proporcional

Esta elección tendrá mucha atención sobre la repartición de los diputados de representación proporcional porque el INE se ha propuesto cumplir lo establecido por la Constitución en el artículo 54, fracción V: ningún partido político podrá rebasar el ocho por ciento de sobrerrepresentación.

Será un tema polémico porque lo ha sido desde las mismas campañas y, sobre todo, porque podría afectar a Morena, como partido en el poder.

Esta elección es “la joya de la corona” y toda la atención y la tensión estará en cómo quedará conformada la cámara baja para la segunda parte del gobierno del presidente López Obrador.

Etapa de transición

Dependiendo de las impugnaciones y diferencias sobre los resultados electorales vendrá una etapa de transición en los estados donde hubo elecciones y la renovación en la Cámara de Diputados que podría ser tersa o convulsa.

Esto sin duda, nos deja ver que la prevalencia de la política en México continuará en los próximos meses cuando seguimos teniendo otros problemas como el económico, el educativo y el de salud que también merecen nuestra total atención. A pesar de que la época electoral propiamente concluirá, la efervescencia política podría continuar.

 

 

El recuento de los daños a un año de la pandemia

By Voces UNIVA, Voces Univa

Dra. Laura González López • Docente-Investigadora UNIVA Guadalajara

 

El pensador catalán José María Esquirol muestra con claridad cómo la resistencia es confrontación con la “dureza de la realidad”, como la que nos vendrá tras la pandemia, una realidad que parece querer fragmentarnos, rompernos, disgregarnos, vulnerabilizarnos.

La emergencia sanitaria ha generado un gran impacto y retos estresantes, abrumadores y capaces de provocar reacciones fuertes en la población. Las medidas de salud pública promovidas -como el distanciamiento social- y necesarias para evitar la propagación de la COVID-19, provocan en menor o mayor medida el aislamiento social y un aumento en la frecuencia de estrés y ansiedad.

Tras la larga jornada de distanciamiento social nuestra casa se ha convertido en un refugio, vivimos con la incertidumbre, pero a la vez con esperanza de que todo se solucionará pronto. No todos contamos con el mismo refugio; se ha dejado ver una brecha muy marcada de la desigualdad. No es la misma experiencia de alguien afortunado que cuenta con más recursos para enfrentar la pandemia. Sin duda, los más vulnerables visualizan un panorama muy diferente.

Cada uno ha tenido que enfrentarse a situaciones distintas llevando a sus enfermos a hospitales públicos o privados; teniendo trabajo o no, disminuyendo los ingresos familiares, a contar con una cuenta bancaria o continuar recibiendo un sueldo sin verse reducido; viviendo en una casa de interés social a una casa con grandes espacios, otras comodidades y lujos. En definitiva, los siguientes factores como; contar con una buena alimentación, casa e higiene; tener la fortuna de seguir trabajando online en casa, no tener que usar el transporte público, influyen en un mejor pronóstico respecto al contagio, tratamiento y recuperación.

Luchar por la igualdad en el mundo representa un gran reto, no sólo por el virus que en este momento nos ha puesto en esta situación de estrés, éste sólo es uno de muchos factores que ya influían; como la pobreza y pobreza extrema, la migración, etc.

Ha sido un tiempo de pérdidas, hemos perdido: momentos de recreación y ocio, la libertad a salir cuando algo falta, festejos importantes; hay un sinfín de cosas que quedaron prohibidas para todos; chicos, medianos, grandes y sobre todo, para los de más edad. No nos deja tiempo para culpar a nadie, sólo nos preocupa ¿Cómo se solucionará? Y nos cuestionamos si ¿Nuestras autoridades han sido capaces de establecer estrategias seguras para contener los contagios? ¿Somos lo suficientemente responsables para evitar las salidas innecesarias y de ese modo ser ejemplo para los demás? ¿La empatía con los demás ha sido suficiente? ¿Nuestras autoridades han privilegiado los apoyos económicos a la población sin empleo y a las micro y pequeñas empresas para salvaguardar los empleos?

Pero lo más importante: pérdidas humanas; algunos las han vivido muy de cerca, han perdido a sus abuelos, padres, hermanos, hijos o amigos y se ha dejado ver la fragilidad de cada uno, algunos, los más afortunados hemos vivido el dolor ajeno que también nos duele y fatiga, aunque también nos permite ver con claridad la cercanía con la que se encuentra el virus y eso se transforma en miedo olvidando que la muerte es lo único seguro que algún día sucederá.

Pese a todas estas vivencias ha sido necesario el manejo de nuestras emociones, ya que todos tenemos los sentimientos a flor de piel, es importante expresarlos, compartirlos, interpretarlos, verbalizarlos y no permitir que nos inunden y arrastren.

Expertos en salud mental mencionan que se propiciará una ola de patología social y salud mental; la soledad, pérdida de empleo, disminución en los ingresos, violencia de género, duelos por pérdidas de amigos y familiares, la falta de socialización, sin duda tendrán un efecto en la personalidad de pequeños y grandes. La pregunta es si nuestro sistema de salud está preparado para atender esta nueva emergencia.

Es preocupante todo lo que ha venido dejando esta pandemia a nivel económico y social y estas repercusiones serán catastróficas según algunos estudios realizados recientemente.

El impacto de la crisis ha exacerbado las desigualdades ya de por sí existentes; en diversos estudios se han presentado resultados sobre una reducción de ingresos de abril a diciembre 2020; uno de cada tres mexicanos ha reportado una disminución de ingresos de más del 50%; la inseguridad alimentaria reportada en el 2018 de un 9% aumentó a un 16% en diciembre del 2020. Uno de cada 3 mexicanos cursa con síntomas severos de ansiedad. Según datos del Banco Mundial, la economía presentó una contracción del 3.4% a los países más pobres les tomará más de una década para reponerse.

Nuestra tarea será grande, cada quien a hacer lo que nos corresponde y compartir un poco de lo que tenemos con los demás; la empatía, solidaridad y gratitud serán las mejores armas para salir adelante todos.

¿Qué es la Política Benigna?

By Voces UNIVA, Voces Univa

Dr. Juan Manuel Madrigal Miranda • Docente UNIVA Uruapan

 

Muchas personas ingenuas o irresponsables e ignorantes creen que la política es para gente corrupta, avariciosa y manipuladora. Esta creencia es una percepción evasiva, conformista y apática, no se dan cuenta de que al no saber lo que realmente es la política entonces, uno es controlado por la política de otros.

Una de las más agudas y realistas definiciones de la política es la que la se concibe como “el concentrado de la economía”, es decir, como la actividad de individuos o grupos con el objetivo de adueñarse de las vidas y riqueza económica de otras personas, grupos o naciones. Así, las políticas dominantes son el poder de los políticos dominantes que dominan con sus ideas, creencias, capacidad organizativa, miembros, recursos y armas.

La clave de los grupos de poder es adueñarse de la conciencia (mente) de la gente, mediante el manejo de las necesidades, deseos, emociones, información, conocimiento, fantasías y utopías. En esto es determinante el uso de los medios (tecnologías) de información y comunicación, y cuando esto no es suficiente entonces entra el medio más usado por los dictadores de todo tipo: el miedo a la autoridad.

Detrás de este temor está la fantasía infantil de ser castigado por aquellos de quienes dependimos. El miedo a la autoridad (papás, educadores, tutores, jefes, policía, líderes, etc.) se proyecta en la idea de un dios falso, de jefes de trabajo y otros líderes (políticos, religiosos, etc.). Este miedo funciona socialmente como una droga inductora de un estado de trance, hipnótico, el cual a su vez produce una falsa conciencia: una relación imaginaria con las condiciones reales de existencia (estructuras socioeconómicas y ambientales), lo cual se manifiesta como evasión, conformismo, hedonismo, apatía, oportunismo, inconsciencia, irresponsabilidad, ignorancia y caos social.

Cuando este miedo a la autoridad se engancha con la hiperactividad debido a la cultura dominante de ruido ambiental y psicológico, entonces se forma un cóctel de sobrestimulación sensorial, el cual, afecta al funcionamiento del cerebro y al fenómeno de la conciencia (ser consciente, darse cuenta). El crimen organizado es liderado por notables psicólogos prácticos quienes se dieron cuenta del increíble poder del miedo de la gente a perder sus posesiones y vidas, es decir, manipulan a su favor nuestro egocentrismo, yo falso. 

En Michoacán, para no irnos más lejos, este disfuncionamiento de la conciencia y la manipulación del miedo, abrió la puerta a la asombrosa situación de que el crimen organizado (“Los Templarios”, en su tiempo, unos dos mil sicarios bien organizados, entrenados y fuertemente armados) controlara a más de cuatro millones de michoacanos. Evidencia de este fenómeno: varias veces los cárteles sitiaron a Morelia, bloquearon todos sus accesos desafiando y burlándose del ejército, policía estatal y federal, religiones, centros educativos y de investigación, artistas y de todo ciudadano.

He aquí puesta en evidencia la triste y dramática vulnerabilidad de toda la población michoacana y del país, como sociedad somos una hoja arrastrada por cualquier viento, estamos en gran peligro debido a la desunión, injusticia y falta de sabiduría y valor civil.

Pero ¿Qué es la política benigna por la defensa de la vida? La política transformadora benigna no acepta pasivamente lo dado, lo establecido, es decir: la destrucción y el caos, el desamor a la vida sana. El político transformador es quien desea proteger a la biodiversidad y construir la justicia social donde no haya personas explotadas, marginadas y olvidadas. Este objetivo no es posible sin formar conciencia (incrementar la capacidad de darse cuenta) y cambiar la correlación de fuerzas sociales con previo análisis de ellas.

La política benigna es hacer posible lo imposible mediante la construcción de fuerzas trasformadoras partiendo de los propios ciudadanos, especialmente de los más explotados (económica y psicológicamente) para desde allí transformar al Estado (aparato burocrático del poder establecido ilegal y manipuladoramente). La fuerza política viene de la fuerza social que se construyó, esto significa organizar paciente y efectivamente a la sociedad civil, mandar sirviendo al bien común. Los privilegios individuales y de grupo son los límites para construir el bienestar de la mayoría y de la naturaleza.

Esta política por la vida sana y justa, social y ambientalmente, es un concentrado de grandes valores humanos como la esperanza inquebrantable, el amor incondicional a la vida, el valor civil, la libertad, la fraternidad y la justicia social. La política benigna es una práctica utópica asumida. Las utopías son estrellas inalcanzables que iluminan el camino, sirven para caminar. Las utopías benignas y hermosas impiden regatear con la esperanza.

El Dr. Manuel Mireles y las autodefensas originales son un buen y cercano ejemplo de política transformadora benigna. Cuando el doctor se rebeló, el crimen organizado mediante el uso del terror, armas, organización, audacia y una crueldad inaudita (descuartizar, descabezar, sumergir en ácido), junto a estos actos, cobraba por posesión de metros de frentes de casa, por kg de tortillas y se llevaban a bellas mamás e hijas (incluso menores de edad) para los fines de semana y las regresaban los lunes. Muchos esposos se lamentaron de la situación, pero la aceptaron por temor a ser asesinados, pero el Dr. Mireles y sus amigos ante la encrucijada de la conciencia optaron por el valor y la dignidad y su hermoso fruto: el valor civil, la valentía.

Se reunieron, organizaron, se armaron y defendieron a sus familias y población en general. Así se sembró la semilla luminosa. Muchos autodefensas murieron, pero lograron en ese momento “limpiar” de cárteles a su región y a gran parte de Michoacán.

La política benigna transformadora requiere construir fuerza social, definir la correlación de fuerzas; especificar estrategias y tácticas; construir plataformas de lucha que integre a amplios sectores; identificar a los amigos y opositores de la ecología y de la justicia social, hay que crear poco a poco frentes políticos forjando alianzas. La protección de la vida es un proceso que se construye con amor a la vida, respeto, inteligencia, organización, valentía, perseverancia, estudio, creatividad y acciones. El sufrimiento inevitable en el camino suele ser un sabio maestro.

Es cierto lo que decía el carpintero de Nazaret: no hay más grande amor que dar la vida por los amigos y amigas, por los que menos tienen y olvidados (ricos y pobres) y por el milagro de la biodiversidad (bosques, manantiales, venados, plantas medicinales y aromáticas, mirasoles, jilgueros, aire y suelos sanos). La raíz latina de la palabra “humildad” es humus: tierra fértil, como la tierra de encino que nutre las raíces de los geranios.

La lucha por la paz es la lucha por la dignidad humana y la reverencia a la biodiversidad. La paz es fruto de la justicia social como lo dijeron los valientes y sabios profetas hebreos hace miles de años. El valor civil es puro humus, tierra fertilísima donde germina y crece la alegría de vivir y los niños pueden balancearse felices y seguros en el columpio que cuelga de la rama de un frondoso fresno: destello del bendito árbol de la vida…

 

Se acabaron las campañas políticas

By Voces UNIVA, Voces Univa

Mtra. Laura O. Robles Sahagún • Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo en UNIVA Guadalajara

 

Afortunadamente llegaron a su fin las campañas políticas para el nombrado “proceso electoral más grande de la historia”, unas elecciones manchadas por la violencia, las agresiones, la ruptura de medidas sanitarias contra el COVID-19. Desde el 4 de enero, en que iniciaron las precampañas y hasta el 02 de junio, que concluyen las campañas, hubiéramos querido escuchar propuestas, en realidad fue de lo que menos nos enteramos.

Una de las palabras más pronunciadas y, sin embargo, la que tuvo menos sentido de su significado, fue “cambio”. Lo mismo de todos los años, de todos los políticos, de todos los procesos: promesas que nunca se cumplen. Propuestas vacías en donde más parece que son lluvia de ideas porque no nos dicen cómo lo harán. Políticos nuevos, discursos viejos. Poca creatividad, poca información, nula sensibilidad en los candidatos, por ende, en sus equipos de trabajo.

Se les acabó el tiempo para hacer su estrategia de gobierno y que la conociéramos los ciudadanos, quienes tendremos la difícil tarea de elegir entre “el menos peor”, en muchos de los casos. Efectivamente no aplica para todos, pero personalmente me topé con candidatos que ni siquiera conocían su demarcación geográfica.

Si los ciudadanos leyéramos y revisáramos las leyes electorales, la normatividad que nos rige como mexicanos, podríamos exigirles a los políticos, pero tras nuestro desconocimiento, hasta los estrategas, que se dicen expertos, lo toman a la ligera, se burlan de nosotros y con justa razón porque somos ciudadanos ignorantes de la política y de nuestros derechos y obligaciones. Si estuviéramos preparados, podríamos exigir a quienes se postulan a las diferentes posiciones de gobierno, sobre economía, seguridad, empleo, desarrollo tecnológico y todos los temas que necesitamos para que México salga del letargo en el que nos hemos hundido.

¿Ya sabes en cuál distrito votas? ¿Cuáles son tus opciones de candidatos? ¿Conoces sus propuestas? ¿Conoces sus antecedentes?

Quizá pueda resultar muy idealista, pero la política no debe estar en manos de cualquiera, ni siquiera para hacer campañas. México necesita de personas capacitadas, gobernantes con experiencia y ciudadanos informados. Si no votamos informados y no exigimos políticos capacitados, entonces no nos quejemos, aún hay forma de que México se vaya más abajo.

 

Publicada en La Crónica de Hoy Jalisco del viernes, 28 de mayo de 2021.

La hoguera latinoamericana

By Voces Univa, Voces UNIVA

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Luego de un breve periodo de relativa paz, las hogueras latinoamericanas vuelven a encenderse, en parte porque los rescoldos han permanecido siempre encendidos.

Desde hace dos años, es decir, antes de que la pandemia agravara las condiciones sociales y económicas en que la gente vive, una primera oleada de violencia social sacudió a varios países, que tal vez no tenían el desfogue de la violencia cotidiana que se vive en México. Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Nicaragua y Bolivia eran los adalides de insurrecciones en principio provocadas por contiendas políticas, reformas constitucionales o como protesta ante tales o cuales circunstancias o medidas de los gobiernos, incluyendo, por ejemplo, el alza en el precio del transporte público.

Es verdad que, desde hace doscientos años, en América Latina la violencia social ha sido endémica, apenas superada por estados o partidos dictatoriales, posteriormente fracturados por nuevas conflagraciones, sólo en México la transición de la dictadura de partido a la dictadura de sistema ha sido pacífica hasta ahora, como lo fue por un breve período de tiempo la transición chilena hacia el socialismo.

Centroamérica es muy tropical, ahí hasta las dictaduras se pudren antes de madurar, mientras que el sistema de explotación se mantiene boyante bajo cualquier partido o gobierno, sobrellevado por una población que ha solido pasar de la hamaca a la guerrilla y viceversa. Los líderes, al igual que muchos de los del 68 en México, han usado la ideología, cualquier ideología, no como un credo personal, sino como un trampolín para desbancar a los que están, y ponerse en su lugar, resultando peor el remedio que la enfermedad.

La noticia de la semana es el resurgimiento peruano de “Sendero Luminoso” y el riesgo colombiano de regresar tan pronto a la era de las FARC, mientras Nicaragua ansía y teme la caída de una dictadura que habiendo nacido de izquierda se volvió de derecha, con los defectos de una y otra línea.

Brasil sueña de nuevo con Lula y su socialismo de centro, ante los descalabros y desvaríos de Bolsonaro, pero también es un brasero ardiente, dispuesto a mayores confrontaciones vividas y expresadas en portugués.

Consolidar un sistema político y económico que garantice la genuina prosperidad y su corolario, la seguridad y la paz social, sigue siendo el gran pendiente latinoamericano, y la causa esencial de la emigración hacia Estados Unidos y Canadá, países donde ese sistema sí existe, y por lo mismo, la gente está muy dispuesta a dejar la hamaca por el trabajo tenaz, sabe que allá sí dará resultados. Pero un semejante sistema exige de una transformación social, de un hacerse cargo responsablemente de la política, tensión de infinitos altibajos en un continente con climas tan diversos y mapas genéticos tan complejos.

Nosotros, a falta de soluciones prácticas, seguimos inventando partidos políticos, que amplían el número de los que buscan vivir del presupuesto; con esa misma lógica, los partidos en el gobierno siguen aumentando la nómina burocrática, en tanto la sociedad permanece asolada por la pobreza y la delincuencia, son esos los vientos que mantienen vivas las brasas y en cualquier momento las pueden prender a lo largo y ancho de América Latina.

 

Publicado en El Informador del domingo 23 de mayo de 2021

Tanatología y pandemia ¿Oportunidad o Tragedia?

By Tendencias, Voces Univa

María Cristina González Martínez • Alumni de la Licenciatura en Filosofía UNIVA Online

 

Este siglo XXI siempre será recordado por la pandemia del 2020 a causa del COVID-19, misma que si bien inició a finales del 2019, tuvo su punto más álgido al año siguiente, dando inicio el 2021 con el dolor de toda la humanidad, la globalización alcanzó la salud de la población mundial; las primeras medidas fueron atender los sistemas de salud nacionales, luego la urgencia de las vacunas, con tiempos intermitentes de cuarentena, de acuerdo con cada país, a cada ciudad, consecuentemente empezaron a presentarse los problemas a causa de las diversas pérdidas: vida, salud, trabajo, privacidad y muchas más. Es bien sabido que toda pérdida da lugar a un duelo, mismo que no siempre se conoce la forma de resolverlo con los mejores resultados, aquí es el punto de encuentro de la tanatología y la pandemia, qué se puede hacer frente a esta situación para superarla de la mejor forma posible.

Somos frágiles

Pocas veces la humanidad entera se ha enfrentado a su fragilidad, son justamente los fenómenos naturales o como en este caso las enfermedades, las circunstancias que ponen al hombre frente a la realidad, no han sido las grandes conquistas del espacio, ni los avances científicos sorprendentes, ni una excelente economía, suficientes para defenderlo de la agresión a su salud de la que ha sido objeto, esta fragilidad ha provocado un serio problema económico cuyas consecuencias se pronostican graves para todos; la sensación de seguridad que podían tener las empresas, las familias, los gobiernos se han perdido en un alto porcentaje; no es posible responsabilizar a nadie, habrá responsables del mejor o peor manejo de la situación, pero del virus en sí mismo ¿quién?; de repente todo se volvió relativo: las diversiones, el consumismo, los viajes, los grandes guardarropas…; todos en mayor o menor medida hemos sufrido pérdidas; es un hecho que nos tomó por sorpresa, se perdió el control que creíamos tener de la realidad que nos rodea y nos hemos quedado a expensas de los propios recursos para salir adelante de una situación que nos ha rebasado.

Las pérdidas y el duelo

Es de todos sabido que cada pérdida genera algún duelo, mismo que puede ser grave, sencillo o inclusive patológico, todo depende del tipo de pérdida, de nuestra vinculación con la persona u objeto perdido, del tipo, cantidad y calidad de nuestros recursos para la elaboración del mismo, en fin, que si bien es cierto que se cuenta con ciertos parámetros, no es posible dar fórmulas exactas para el manejo de los duelos.

El duelo es realmente un proceso de adaptación emocional, cognitiva y conductual que se experimenta como respuesta a una pérdida, misma que puede ser humana por el fallecimiento de un ser querido; física por la pérdida de la salud o de algún órgano o miembro de nuestro cuerpo; material desde una casa hasta la cartera o la pluma que me heredó el abuelo; moral, por ejemplo cuando perdemos la confianza en una persona o en una institución; inclusive pérdidas intelectuales a causa de la edad, de una enfermedad, etc.; la muerte de una mascota por ejemplo, llega a constituirse como duelo familiar en algunos casos.

El duelo nos genera dolor, un dolor psicológico, puesto que nos desequilibra emocionalmente; pasa por lo social, particularmente en los casos de pérdidas económicas, laborales, de prestigio; el dolor familiar se presenta sobre todo en los casos de pérdidas humanas, la muerte de los padres, de los hijos…; y tal vez, uno de los dolores más difíciles de resolver sea el dolor espiritual, especialmente cuando se carece de recursos en este campo.

Son muy diversas las emociones que se presentan frente al duelo, mismas que no en todos los casos el doliente sabe cómo enfrentarlas, en términos generales existe un alto índice de analfabetismo emocional, no todos saben cómo manejar la frustración, la tristeza, el miedo, la vergüenza, el coraje, por mencionar algunas.

Es por todo lo anterior que en los casos de algún tipo de duelo y cuando ese dolor es muy agudo, cuando necesitamos un deshago emocional que no sabemos cómo enfrentarlo, o peor aún, cuando pretendemos negar el hecho o su gravedad, es recomendable buscar ayuda, la que generalmente podemos encontrar en la tanatología, esa especialidad cuya tarea es justamente acompañar el duelo por una pérdida, cualquiera que esta sea.

Conociendo el duelo

Sin que comprendan un rigor matemático, es posible describir cinco etapas del duelo: negación, ira o enojo, negociación, tristeza y aceptación, se van presentando y entrelazando indistintamente, sin embargo, sí resulta grave el que la persona doliente se estanque en alguna de ellas, lo que puede dar lugar a un duelo patológico.

Por no ser la intención del presente ensayo un estudio exhaustivo del duelo, daremos sólo una breve explicación de cada una de las etapas que lo componen a propósito de la pandemia que aqueja hoy en día al mundo entero.

La negación pretende ocultar el dolor negando el hecho. Así hemos visto a lo largo de esta situación quienes han dicho que se ha inventado el virus o su agresividad, que no es necesario usar cubrebocas, que exageran quienes evitan las reuniones de amigos y en lugar de evitarlas las organizan, expresando así su huida de la realidad.

La ira o el enojo busca culpables en todo y si no los hay físicamente, el enojo se dirige a las instituciones o a Dios. En el caso de la pandemia, tristemente una de las mayores manifestaciones de esta etapa del duelo se ha encontrado en la violencia intrafamiliar que elevó sus índices en los primeros meses del problema, sobre todo durante los lapsos de cuarentena no resultó fácil para los padres de familia convertirse en maestros de sus hijos en casa, y para quienes no estaban habituados a trabajar en línea, el aprender a compartir espacios, tiempo, todo tipo de dispositivos electrónicos a fin de continuar con el trabajo en casa y las clases para quienes estaban acostumbrados a ir a un centro de labores, una oficina, una escuela, etc., fueron muy diversas las tonalidades de esta etapa del duelo, desde una simple impaciencia, hasta golpes en algunos casos.

La negociación tiene como objetivo encontrar la manera de solucionar el problema o revertirlo. Fueron apareciendo todo tipo de dietas alimenticias, remedios caseros, otros fueron químicos, hasta las “mandas” en súplica de un milagro; la gente comenzó a automedicarse, a acumular diversos medicamentos “en caso de necesitarlos y estar escasos”; sin negar el valor de una buena alimentación y la importancia de un buen sistema inmunológico, menos aún la importancia de la oración en todo proceso de duelo, por la forma en que hicieron su aparición las diversas manifestaciones de búsqueda de solución a la pandemia, también se pudo observar una auténtica etapa de negociación en el duelo que se ha vivido.

Por lo que se refiere a la tristeza es consecuencia natural ante una pérdida. La hemos presenciado objetiva por la cantidad de pérdidas humanas, familias en las que han muerto ambos padres en un lapso de meses; pérdida de parientes cercanos y lejanos, amigos queridos, compañeros de trabajo, vecinos, han sido realmente objeto de un profundo dolor, de una gran tristeza tantas muertes. Sin embargo, también la ha habido subjetiva en cuanto que hay personas que no habiendo sufrido ninguna de esas pérdidas, se duelen por la situación de la humanidad y esto habla de la sensibilidad del ser humano, de ese sabernos hermanos, del surgimiento de una fraternidad que se estaba perdiendo. Esta ha sido una tristeza que, si bien es cierto que manifiesta la presencia de un duelo, también es campo fértil para el cultivo de virtudes como la solidaridad, la generosidad, la longanimidad, esa capacidad de dar un poco más de lo que de nosotros se espera.

La última etapa del duelo es la aceptación, con ella queda resuelto el problema, se ordenan las emociones, la vida misma, se retoman los hilos de la vida y se continúa viviendo. En el caso de la pandemia no es posible decir que hemos llegado a esta etapa, debido a que la causa del duelo aún persiste, no se ha combatido el virus, se ha iniciado el proceso de vacunación de la población y con ello ya hay luz al final del camino, pero aún lo estamos andando; es posible tomar esta etapa como aquella en la cual la tarea a cumplir es la de construir el sentido de todo cuanto nos ha ocurrido.

El sentido del dolor y del sufrimiento

Dicen que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional, ambos son humanos en virtud de que pasan a través de la experiencia e interpretación del hecho y sus consecuencias. Sin embargo, dependiendo de los filtros de que dispongamos es posible hacer la diferencia y darles sentido, no se trata de una fórmula infalible, pero si es posible sugerir algunos puntos de vista de quienes antes anduvieron el camino y cuyo testimonio puede dar luz y ayudar a localizar aquellos recursos de los cuales se dispone para construir un sentido trascendente que desahogue tanto dolor, tanto sufrimiento.

Viktor E. Frankl, neurólogo, psiquiatra y filósofo austriaco fundador de la Logoterapia y el Análisis Existencial, estuvo preso en los campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial, ahí perdió a sus padres, a su esposa, fue sujeto de las vejaciones de esos sitios, estando en ellos fijó su atención en la forma en que podía ayudar a sus semejantes fueran estos prisioneros como él o sus carceleros, observó las diferentes conductas, sobrevivió y ya libre continuó con sus estudios dejando toda una enseñanza que se sintetiza en estas palabras:

“He encontrado el significado de mi vida al ayudar a los demás a encontrar, en sus vidas, un significado”

Elisabeth Kübler-Ross psiquiatra, suiza de nacimiento quien ya adulta se fue a vivir a los Estados Unidos en donde realizó la mayor parte de sus investigaciones, convirtiéndose en pionera sobre los estudios en moribundos, llegó a documentar más de 20 mil casos, ella dijo: Ser infeliz y sufrir es como forjar el hierro candente, es la ocasión que nos es dada para crecer.

San Juan Pablo II, polaco, huérfano de madre siendo niño pierde a su hermano y a su padre años después, trabaja en las minas de piedra mientras estudia en un seminario clandestino, finalmente, se ordena sacerdote, es nombrado primero obispo, luego cardenal y finalmente electo papa de la Iglesia Católica, en su Encíclica “El sentido cristiano del sufrimiento humano” escribió: El sufrimiento es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido “destinado” a superarse a sí mismo y de manera misteriosa es llamado a hacerlo.

La escala del sufrimiento

Pretender negar que alguno de los tres personajes citados conocieron el sufrimiento sería absurdo, sin embargo, cada uno de ellos lo convirtió en fuente de sabiduría, en elemento esencial para construir el sentido de la propia vida, ¿cuál fue el denominador común en ellos?: la voluntad de sentido, justamente aquello que nos distingue a los seres humanos, la capacidad de discernir en cuanto a lo que elegimos hacer con la realidad de nuestra vida.

El sufrimiento puede ser objetivo o subjetivo, bien sea porque murió un ser muy querido o porque temo que llegue a morir, si es que me contagio de alguna enfermedad incurable, en ambos casos hay un sufrimiento en la persona, la diferencia en el manejo del mismo dependerá en primer lugar de los filtros de que se disponga, para conocerlos se precisa de un diagnóstico espiritual, esto es analizar cuáles y cuántos son tanto los valores humanos como la madurez humana, emocional, la capacidad de reflexión, la resistencia a la frustración, como también las virtudes de prudencia, fortaleza y justicia que ha cultivado; entre otras muchas con las que puede contar, y así mismo, reconocer los valores religiosos que le permitan enfrentar las grandes interrogantes de la vida como la muerte, el dolor, el sufrimiento mismo; se precisa hacer un inventario de las fortalezas de que dispone, como lo es la familia, las redes sociales que la apoyan -que no son ni Facebook, ni similares-, amistades, clubes a que pertenece, grupos parroquiales, etc., todo aquello que le puede servir como elemento de entramado para la construcción del sentido del propio sufrimiento, hasta llegar a la construcción del sentido de la propia vida con todo y el sufrimiento y a pesar del mismo, llegando así a superarlo y hacerlo trascendente.

Construyendo el sentido

Existen tres valores en la vida de todo ser humano que no suelen ser tomados en cuenta y son fundamentales para construir el sentido tanto del sufrimiento como el de la propia vida, estos son:

  • De creación: ¿qué aporto al mundo?
  • De experiencia: ¿qué recibo del mundo?
  • De actitud: posibilidad de asumir una actitud digna, valiente y trascendente

Es importante que la persona se pregunte y reconozca cuál es su aportación al mundo que la rodea, familia, amistades, trabajo, naturaleza, etc., cuando la persona descubre que es capaz de aportar algo a los demás, sea esto de gran importancia o no, puede iniciar un proceso de crecimiento personal en la medida que trabaje porque aquello que aporta sea cada vez mejor, no tiene que ser algo de valor monetario, de hecho, preferentemente no ha de serlo, en virtud de que no llevaría el don de sí mismo, en cambio, si lo que aporta es alguna cualidad, un poco de tiempo, un trabajo específico y/o especializado, esto contribuye al incremento de la autoestima de la persona, al olvido de sí y a la construcción de un sentido de la propia vida en bien de los demás.

Por otro lado, cuando se hace un inventario de lo que se recibe, desde el sol que alumbra el día, hasta las cualidades personales, las personas que nos rodean y los bienes de fortuna, casi de manera automática surge un sentimiento de agradecimiento que hace disminuir el sufrimiento y no sólo eso, en la medida en que la gratitud a Dios, a los demás y a la vida va aumentando, el sufrimiento se desplaza, dando lugar a ese sentimiento de gratuidad que engrandece el alma.

En último lugar y también lo más difícil e importante, es la elección de la actitud ante el sufrimiento, como ya se dijo en otro momento, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. No se trata de adoptar una frialdad estoica que sería más fruto del miedo a enfrentar la realidad, que una actitud digna y esta es la que se ha de procurar, esa dignidad que da el valor de enfrentar las situaciones en su justa medida para encontrar una solución, para darles un sentido trascendente que será aquella respuesta a la pregunta de ¿Para qué me sirve lo que estoy viviendo?, toda vez que con la experiencia del pasado, el ser humano es capaz de construir en el presente, un magnífico futuro, todo dependerá de la actitud que adopte.

Espiritualidad y religiosidad

La dimensión espiritual abarca el conjunto de valores éticos, morales, afectivos, de opciones y criterios que guían a la persona. De todo esto dependerá su sed de sentido, de valor y de trascendencia de la propia vida y todo cuando le acontece.

La dimensión religiosa es la relación de la persona con Dios, con el ser trascendente, todo dependerá de la tradición religiosa en que haya sido formada o bien haya elegido en algún momento de la vida.

Para el cristianismo el sufrimiento tiene sentido y valor desde la cruz de Jesucristo, que lejos de evitarlo lo asumió por la salvación de los hombres, de tal suerte que para un cristiano el solo hecho de unir su sufrimiento a la cruz ya lo alivia en buena medida, puesto que no sufre solo, más aún si su madurez espiritual y religiosa lo invitan a ofrecer junto a Cristo ese sufrimiento y le añade nobles intenciones sufrirá con paz, hecho plenamente testimoniado por los mártires de veintiún siglos de historia cristiana en todo el mundo, inclusive en países no cristianos como en algunas naciones de Asia, se encuentran tales testimonios.

Sin embargo, la dimensión religiosa puede no estar presente en las vivencias de una persona, lo que puede redundar en un sufrimiento por demás agudo y con mayor dificultad de resolverse y darle sentido.

¿Qué hacer?

Se sugiere iniciar tomando conciencia de los propios valores, hacer el propio inventario, puesto que una vez conocedores de los propios recursos será más sencillo encontrar el “para qué” de la situación, evitando caer en esa espiral depresiva del “¿por qué?”, misma que no conduce a nada positivo.

El dolor de cada quién es el dolor más grande, por lo tanto, se habrán de evitar comparaciones, haciéndose cada persona responsable de sus propias decisiones, sin buscar culpables, por el contrario, en la medida de lo posible aliviar las propias culpas y las de los demás, sobre todo en situaciones como las que genera una pandemia que en ciertos momentos rebasa todas las precauciones y medidas que se pudieran tomar.

Elaborar un listado de problemas a resolver y empezar a hacerlo con los recursos de que se disponga en ese momento, de ser posible compartir con los demás lo que tenemos: tiempo, capacidad de escucha, acompañamiento, bienes, amor.

El sufrimiento en general y una pandemia en particular, se pueden convertir en una gran oportunidad para construir la mejor versión de cada persona, de cada comunidad, de cada país, particularmente por la vía de la solidaridad y la subsidiariedad si fuera necesario.

En cuanto a los niños

Lo más importante es hablarles con la verdad, bien se trate de la muerte de los padres, de los abuelos o hasta de la mascota, hacerlo lo antes posible, preferentemente han de ser los padres quienes den la noticia o en su caso la persona más cercana, procurando que sea en un sitio adecuado y que proporcione seguridad al niño. Evitar mentiras como “se fue de viaje…”, “te llamará pronto…”, y otras similares.

Suelen hacer preguntas mismas que habrán de responderse sin fantasías y sin agregar ninguna, responder únicamente a lo que el niño pregunta. Es importante pedirle que relate lo que ha entendido, lo que se imagina.

Respecto de la muerte son cuatro los aspectos que le han de quedar claros:

  • La muerte es irreversible
  • Es definitiva y total
  • Es universal, todos nos vamos a morir algún día
  • Tienen fin todas las funciones vitales de la persona

Una vez comprendidos estos cuatro aspectos de la muerte, es conveniente hablarle acerca del sentido religioso y espiritual, conforme a la tradición religiosa en que se le ha formado. Se han de evitar expresiones como “Dios se lo llevó…”, “fue voluntad de Dios…”, en virtud de que las mismas pueden generar un deshago de enojo contra Dios, a quien puede considerar culpable de la pérdida, es preferible hablar de la enfermedad, del accidente, que fueron la causa de la muerte y decirle que Dios sufre con el pequeño por su pérdida, este será un recurso de consuelo insustituible para toda la vida.

En los niños como en los adultos, suelen tener sentimientos de culpa, sobre todo cuando pudieran haber tenido un mal comportamiento, dicho alguna mentira, etc., por lo cual es fundamental que le quede claro que no es en absoluto responsable de esa muerte, que sepa que nuestras emociones no provocan la muerte; procurarle seguridad y protección, continuidad en sus rutinas familiares y escolares, afirmarles en la seguridad de que ese ser querido siempre estará presente en la memoria y en el corazón. Animarlos y enseñarlos a expresar su dolor, sus sentimientos, sí se les puede llevar a participar de los ritos funerarios, de los 5 o 6 años en adelante es posible, si por alguna circunstancia no fuera conveniente, se les puede invitar a despedirse con una carta o un dibujo, dependiendo de la edad y preferencias del pequeño.

Tal pareciera que, así como cuando es demolido un viejo edificio suelen encontrarse entre las ruinas algunos objetos de valor y quizá hasta algún tesoro, en los últimos tiempos y a causa de la pandemia por el COVID-19, estuvieran quedando al descubierto la bondad originaria y muchas otras grandes cualidades propias del ser humano, creatura que refleja la bondad de su Creador.

Lo superfluo está pasando de moda, se atiende más a lo esencial, a lo que constituye la columna vertebral del hombre espíritu encarnado, que ha de ocuparse no sólo de lo material, sino que ha de atender también el hambre espiritual que se alimenta de la cercanía de los seres queridos, del abrazo cálido de los amigos, de los largos tiempos de oración en diálogo con Dios.

La Tanatología nos habla de la muerte, sin embargo, la virtud de la esperanza nos pone frente al sentido y la trascendencia que queremos darle, nos invita a trabajar en la edificación de una sociedad más justa, más fraterna, en la que se deje la huella de una civilización que supo apreciar la vida, defenderla y vivirla con tal sentido que llegue a ser reconocida y recordada como la civilización del amor.

Milan Kundera “El libro de la risa y el olvido”

By Voces UNIVA, Voces Univa

Dra. Adriana Villicaña Martínez • Directora de UNIVA Plantel Uruapan

 

Conocí a Milan Kundera por su libro La insoportable levedad del ser, el cual leí en 1998, cuando ya salía como novia de mi ahora esposo. Durante la pandemia, revisando la biblioteca en casa, él mantenía en una de las secciones este otro título del mismo autor: El libro de la risa y el olvido (1982), el cual, leí -entre descanso y descanso- sobre mi tumbona.

En respuesta a las publicaciones de Milan Kundera, quien fue privado de su nacionalidad por el gobierno checoslovaco, el autor reflexionaba: “Cuán difícil me es manifestar mis ideas y expresar con la libertad que tengo, en derecho y pensamiento, aún en el Facebook…” al señor Kundera le privaron de su nacionalidad por considerar sus ideas como un riesgo a la seguridad del Estado; a cuántos de mis amigos no han descansado en sus perfiles por hablar de quienes “quizá no debían”. Pero ¿Han cambiado los tiempos? O hemos sido nosotros mismos quienes nos limitamos a ejercer el derecho, ganado por las y los guerreros que nos han antecedido en esta lucha por la libertad de expresión.

Me pierdo entre mis pensamientos. No solo sus libros son expresiones que impulsan a la libertad del pensamiento, al manifiesto de las emociones y de los sentimientos, sino que incluso la portada de sus libros me resultan hasta controversiales, llamativas, que enganchan, cuestionan, abruman y despiertan la curiosidad.

Comparto que cuando exploro una biblioteca o alguna librería -además de consultar a mis autores predilectos- me gusta revisar nuevos títulos, leer las solapas, admirar los diseños de las portadas y las contraportadas, ver si está o no empaquetado y en el mejor de los casos, si se tiene un ejemplar disponible para hojear; la suma de todo esto es lo que me hace elegir o no, un libro… y si voy a adquirirlo, por respeto a mi bolsillo también valoro su costo.

Se acerca mi perrita Kika, la subo a la tumbona y regreso al texto, “… Él se siente responsable de su destino, pero su destino no se siente responsable por él. Tenía con respecto a su vida la relación que tiene el escultor con la escultura o el novelista con su novela. Uno de los derechos inalienables del novelista es el de reelaborar su novela. Si no le gusta el comienzo puede cambiarlo o tacharlo. Pero Zdena le negaba a Mirek los derechos de autor. Zdena insistía en quedarse en las primeras páginas de la novela y en no dejarse tachar” (Pág. 22).

Seamos capaces de escribir nuestras propias historias y por qué no, de contarnos buenas y agradables historias, recuperando la esperanza y regresando a nuestro pivote para ser personas de bien sin negar las realidades, pero construyendo la vida que deseamos. Pararnos en responsabilidad y crear la vida que soñamos. ¿Quién tiene las respuestas? Tú, busca el diálogo contigo mismo, busca en tus silencios y revisa lo que te duele, habla solo para espejearte, decide y no permitas que alguien más decida por ti.

Regreso al texto y varias páginas después: “Digámoslo de otro modo: Toda relación amorosa se basa en una serie de convenios que, sin describirlos, los amantes establecen imprudentemente durante las primeras semanas de amor. Están todavía como en sueños, pero al mismo tiempo redactan como abogados implacables las cláusulas detalladas del contrato. ¡Oh amantes, sed cautelosos durante esos peligrosos primeros días! Si le lleváis el desayuno a la cama os veréis obligados a hacerlo siempre, a menos que queráis ser acusados de desamor y traición”.

Me pierdo otros 20 minutos en mis pensamientos, revisando cuáles han sido nuestros convenios de pareja y cuáles mantenemos vigentes después de 18 años de casados; creo que valdría la pena renegociar algunos, intercambiar unos cuantos y aclarar, eliminar e incluso prescindir de otros tantos “… tendré de qué hablar con él por la noche” pienso cuando se acerca a dejarme un vaso con agua fresca y se tumba junto a mí. Sigo leyendo entre sorbo y sorbo.

“En las primeras semanas quedo decidido entre Karel y Marketa que Karel iba a ser infiel y que Marketa se resignaría a soportarlo, pero en cambio Marketa tendría el derecho de ser la mejor y Karel se sentiría culpable delante de ella. Nadie sabía mejor que Marketa lo triste que es ser el mejor. Era la mejor solo porque no le quedaba otra posibilidad…” Caray… me termino perdiendo de nueva cuenta, otros muchos minutos más en el pasado, recordando… pero mejor dejo el tema para la siguiente semana; prefiero no caer en esas reflexiones tan profundas y más, en vísperas de nuestro aniversario… me parece que bien puede esperar una o varias semanas más.

 

La Seguridad Alimentaria en Pandemia

By Voces UNIVA, Voces Univa

Dra. Rocío Angélica Salinas Osornio • Docente-Investigadora UNIVA

 

La situación política y económica en México resulta preocupante, ya que en medio de tiempos electorales en donde -para variar- se manifiesta una serie de intereses de los partidos políticos e incluso hasta un tanto personales, el país viene arrastrando una caída económica desde el año pasado con el grave problema entre la oferta y la demanda debido a la presencia de la COVID-19 en donde vimos afectada la empresa, el empleo y los hogares, siendo este último en el que quiero profundizar.

Y es que, es precisamente en los hogares donde se encuentra la población más vulnerable, las niñas, los niños, y mujeres embarazadas, que se quedaron el año 2020 y principios del 2021 en casa, esperando que llegara el alimento, principalmente en los hogares con ingresos más bajos y en los que desgraciadamente antes de la pandemia ya se observaba una mayor prevalencia de malnutrición.

Una buena nutrición, aquella que es suficiente, completa, variada, inocua, y equilibrada, es considerada el elemento indispensable para lograr una buena salud por lo que, una mala nutrición puede ocasionar disminución de la inmunidad incrementando la vulnerabilidad a padecer enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental de quien la padece y hasta reducir la productividad de la población. Y es ahí donde debemos ocuparnos, ya que la crisis económica, a la cual nos enfrentamos el año pasado, con pérdida de empleos y baja en los ingresos familiares, incrementó aún más la vulnerabilidad de los hogares mexicanos, condicionando el estado de salud de los integrantes en cada familia.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce el derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, garantizando así la seguridad alimentaria de la población, lo cual, no sólo implica contar con el abasto suficiente, sino que involucra la capacidad productiva y adecuada distribución, permitiendo la disponibilidad y el acceso a la misma, por lo que es necesario contar con ingresos suficientes para adquirirla.

Ante la crisis económica generada por la pandemia, en la sociedad nos preocupamos por el primer eslabón de la cadena, los productores y empresarios, quienes sufrieron grandes pérdidas económicas, pero sus pérdidas condujeron a que los hogares con menos ingresos, se quedaran con hambre, favoreciendo aún más la vulnerabilidad, a la cual ya se encontraban expuestos.

Pero ¿Cómo tener los ingresos suficientes para adquirir los alimentos? Si pareciera que no hay salario que nos alcance, y es que, en afán de mejorar las condiciones económicas del país, manteniendo viva la cadena de suministros y evitando aparentemente subir los precios de la canasta básica, se ha reducido el gramaje de la mayoría de los productos alimenticios, teniendo entonces, el mismo precio de un producto, pero pesando menos, pegando duro a la seguridad alimentaria de las niñas, niños y mujeres embarazadas, en quienes se aumenta la proporción de inseguridad alimentaria moderada y severa, ya que no logran satisfacer ni sus mínimas necesidades alimentarias durante un periodo prolongado; esto, seguramente dejará huella en la vida adulta de nuestros niños.

Es por ello que resulta necesario la implementación de medidas que favorezcan el empleo, pero sobre todo que aseguren que haya suficientes alimentos nutritivos, con una distribución justa que permita cubrir las necesidades básicas de alimentación de toda la población, pero especialmente de los grupos vulnerables.

El amor a la vida y la fascinación por la muerte: El ambiente biofílico y necrófilo

By Voces UNIVA, Voces Univa

Dr. Juan Manuel Madrigal Miranda • Docente UNIVA Uruapan

 

En cierta forma la condición humana es muy simple: el nacimiento de la conciencia como especie y como individuos implica una separación entre sujeto (yo) y objeto (tú, las cosas). Así nace la conciencia, pero también, se conlleva la conciencia de la separatidad, de que estoy solo en cuanto al yo individual; de este darse cuenta nace el impulso más poderoso en el ser humano: el deseo de darle sentido a la existencia, la trascendencia de mi soledad, esto me lleva a relacionarme tratando de encontrar la unión, la comunión, con “ella”, “el mundo”, los objetos o situaciones

Este deseo de unión para trascender mi soledad toma tres formas básicas:

  1. Los estados orgiásticos
  2. El conformismo
  3. La unión creativa benigna

Los estados orgiásticos son usualmente a través de drogas (legales e ilegales), sexo compulsivo, sobrestimulación sensorial, y poder material; se caracterizan por ser intensos, violentos, implican al cuerpo y a la mente, son transitorios y periódicos; pero traen frustración, angustia, confusión, neurosis, agresividad, enfermedades, muerte y destrucción del medio ambiente.

El conformismo implica rutinas, pasividad y convencionalismo; trae mediocridad, destrucción del medio ambiente y del tejido social, así como la posibilidad de poderes políticos opresores y criminales.

La unión creativa o biofilia trata de cuidar a las personas, a otras especies y al medio ambiente, trae equilibrio personal y ecológico. Esta forma de unión considera que la salud mental es la capacidad de amar maduramente (respeto, cuidado, responsabilidad, justicia, ternura y conocimiento).

Estas tres formas de unión, de búsqueda de sentido, de saciar el Deseo Supremo (amor incondicional), por lo general no se dan en forma pura, se presentan en nosotros en forma alterna o mezclada, pero tiende a predominar una de ellas (véase, Erich Fromm, El Arte de Amar, Ed. Paidós, México, 1987).

La muerte de Dios como expresión radical de la necrofilia

Desde la Segunda Guerra Mundial pensadores muy influyentes, intelectuales, filósofos, teólogos, artistas, ateos “militantes” (agresivos contra las religiones), etc., influenciados especialmente por Federico Nietzsche han hablado de “la muerte de Dios”. Esos términos han fascinado a muchos, incluso surgió con Jean Paul Sartre el movimiento cultural “existencialista”, pero ¿qué significa a profundidad la “muerte de Dios”? Para comprender esto es necesario recordar que toda sociedad humana requiere un orden y sentido mínimo, un nomos para poder sobrevivir con sus niños y jóvenes, para reproducirse como comunidad que tiene una identidad que la estructura. Por esto el surgimiento del ser humano siempre ha ido acompañado de expresiones religiosas y simbólicas, como las de las pinturas rupestres y entierros.

Así, vemos que la religión, la aceptemos o no, es la actividad humana que trata de ordenar la vida cotidiana, es una lucha continua por mantener un orden sagrado y/o legal que le da sentido al sufrimiento, a la muerte y a la alegría de vivir; es una lucha constante contra el caos, la desorganización, contra el sufrimiento inútil; es un “escudo” contra el terror del sinsentido.

Entendemos por “religión” a un foco vital de orientación y devoción, así los ateos también son religiosos en el sentido de tener un foco, como la democracia, justicia social, etc., y somos conscientes que las religiones pueden también convertirse en factor de manipulación y enajenación cuando se olvidan de su núcleo: la espiritualidad (amor fraterno, compasión y justicia social).

La falta de orden benigno (nomos) es la anomia, la cual es un peligro contra el individuo pues pierde su sentido de realidad, la razón de vivir, la alegría y paz, se esfuman los vínculos emocionales benignos, la identidad gozosa y el disfrute de la belleza. Sin un orden benigno terrenal y trascendental el ser humano se queda en una absoluta orfandad, sin rumbo ni mundo coherente. La anomia produce anemia espiritual, angustia y sufrimiento sinsentido (“infierno”). La anomia puede ser individual o social y se retroalimentan recíprocamente (véase, Peter Berger, La construcción social de la realidad, Ed. Amorrortu; y del mismo autor, El Dosel sagrado, hacia una teoría sociológica de la religión, Ed. Amorrortu).

Esta noche intensa, absoluta y absurda es la “muerte de Dios”, la negación de todo valor benigno como cimiento de la vida personal y social (necrofilia). Federico Nietzsche se bañó delirante en esta sangre espesa y oscura, y logró alentar al nazismo. Gran parte de la historia de la humanidad es la lucha por sostener al nomos: un orden justo, la justicia, la paz, la belleza, el sentido benigno de vida y de muerte, y la alegría de vivir (biofilia)…

El gran humanista Erich Fromm (1900-1980), sociólogo, filósofo, psicoanalista, pacifista y luchador por el bien social, fue uno de los más importantes pensadores del siglo XX. Fromm desarrolló dos conceptos cruciales para comprender la condición humana actual que se debate entre la esperanza y el pesimismo, entre la injusticia, la violencia y la búsqueda de paz y alegría de vivir. Estos conceptos son el síndrome de Biofilia y el síndrome de Necrofilia.

Esta concepción fue desarrollada por Fromm, especialmente, en su obra El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal, Ed. FCE, México, 1974.

El síndrome de Crecimiento o Biofilia

Este síndrome consiste esencialmente en el amor a la vida, al ser humano y a la libertad. Implica amor al vecino, al extraño y a la naturaleza. Lo bueno es la reverencia a la vida, todo lo que le sirve y fortalece. La biofilia construye y produce balanceadamente, considerando al Todo; prefiere lo nuevo y la aventura en vez de lo rutinario y repetitivo; elige la alegría en vez de la tristeza, gusta de lo orgánico sobre lo artificial y mecánico. El amor a la vida es el núcleo de las filosofías, piscologías y religiones humanistas. Quiere influir por el amor y la razón, con el ejemplo más que con órdenes. Todo lo ve como algo vivo, lleno de espíritu. Su carácter es genital, quiere compartir con cuidado y respeto más que dominar.

El síndrome de Necrofilia o Decadencia

“Necrofilia”, etimológicamente significa “atracción por la muerte”, a veces se usa el término para designar la fascinación morbosa hacia los cadáveres, pero aquí la usaremos en un sentido más profundo, como una fascinación humana por la destrucción, la muerte, la oscuridad, lo enfermizo, lo marchito, frío, mecánico, gris, la basura, la admiración obsesiva por “la ley y el orden”; los necrófilos admiran al poder sobre otros, la capacidad de matar, desprecian a los débiles y pobres, ven cosas más que valores en sí y personas, prefieren lo pasado y la memoria en lugar de la frescura del presente, del aquí y ahora; quieren dominar, controlar; fácilmente caen en el sadismo y en el masoquismo, son posesivos, buscan compulsivamente seguridad. Esta orientación de carácter es anal, tienen tendencia a retener y a acumular.

La biofilia y la necrofilia son raras en su forma pura, la mayoría somos una mezcla, pero siempre predomina en la personalidad una de estas tendencias. La biofilia y la necrofilia no son un fatalismo mecánico como el Eros (“instinto de vida”) y Thanatos (“instinto de muerte”) de que habla Sigmund Freud, sino tendencias modificables de carácter personal y social. Predomina la tendencia a la biofilia, pero si no se cultiva, predomina la fascinación por lo perverso y el pesimismo.

La necrofilia está vinculada, como síndrome, con el egocentrismo y la fijación al placer. El “narcisismo óptimo” necesario, es decir, el impulso a sobrevivir, poseer y centralizar; el tener un centro de referencia entre los contenidos de conciencia puede inflarse, exagerarse y convertirse en soberbia y adicción a uno mismo, lo cual es una deformación patológica. También existe el narcisismo de grupo, pequeño o grande (nacionalismos fanáticos, trasnacionales imperialistas, etc.).

El placer es medicinal, pero con sustancias o personas inadecuadas (pedofilia, perversiones sexuales, etc.) o en circunstancias no éticas, se transforma en veneno. El narcisismo y la fijación al placer son los dos obstáculos más poderosos para desarrollar el amor maduro, la biofilia. El amor maduro conlleva responsabilidad, cuidado, justicia, respeto, ternura y conocimiento, es diferente al enamoramiento y a la pasión ciega.

¿Qué factores producen a la biofilia y a la necrofilia, en general?

La convivencia con personas biofílicas es muy decisiva, es un ejemplo vivo más allá de reglamentos y órdenes. El cariño, la libertad en vez de autoritarismo o libertinaje; otros factores son el estímulo de la creatividad, el cultivo constante de la ética y la espiritualidad; el contacto con la naturaleza, lecturas de sabiduría, estilos de vida sanos (ejercicio, dietas sanas, etc.), aprecio de la serenidad, la calma, tranquilidad, la respiración correcta, la contemplación estética, etc.

La necrofilia se fomenta en la convivencia con personas admiradoras del poder sobre otros, de la fuerza bruta, con los que desprecian a los débiles y pobres económicamente y a los diferentes, los abusivos, injustos, adictos, rutinarios, fríos, discriminadores, soberbios, obsesivos, que viven en la constante sobreestimulación sensorial, dominados por las emociones destructivas (odio, ira ciega, lujuria, avaricia, gula, pereza, envidia, violencia).

Socialmente, un factor clave para el desarrollo de la biofilia es la justicia social (no se usan a los demás como medio para acumular poder y objetos), esto implica la equidad de bienes y de oportunidades. Otros factores son la no producción de mercancías que dañen a las personas (física, psicológica y espiritualmente) y al medio ambiente; ausencia de manipulación por los medios masivos de información y comunicación (TIC); fomento de las artes; posibilidad de descanso y diseño de sano uso del tiempo libre; conservación e incremento de áreas verdes, parques y jardines; protección de la naturaleza; estimular a las religiones para que vinculen conceptual y prácticamente a la espiritualidad con la ecología.

Lo más importante para la construcción de la Biofilia

Decía Platón desde hace más de 2,500 años que la realidad externa es un espejo de la realidad interna, de nuestra conciencia, a esto se le conoce como “El espejo de Platón”. La experiencia humana se construye a partir de la existencia de algo, para la física ese “algo” es la partícula elemental y primordial de hidrógeno, para las religiones, para el cristianismo, por ejemplo, es la existencia de Dios. En ambas versiones el ser humano viene después de esa creación original a partir de “la nada”.

La conciencia humana es fruto de un proceso previo en ambas narraciones, “cuentos”. Pero aquí está la clave para comprender que la conciencia se forma a partir de “algo” que está allí, la Tierra para la ciencia y el Jardín del Edén para el cristianismo, es decir, lo objetivo se hace algo subjetivo. Esta subjetividad vino a dar los conceptos o ideas, el pensar a partir de impresiones sensoriales, un proceso que va desde hacer una lanza de una rama, afilar una piedra, hasta construir un edificio o una nave espacial, escribir libros sagrados, de poesía y música.

Así, el ser humano ha creado maravillas benignas, pero también, armas mortíferas e instituciones grises como cárceles, organizaciones criminales, manicomios, leyes injustas drogas sintéticas, entre otras más; lo más asombroso es que luego esas cosas creadas por él mismo se convierten en una selva extraña, compleja y destructiva, esto es lo que llamamos “el mundo”, “la realidad”, y pensamos que, “así es la vida” y nos resignamos… Pero no, así no es la vida, así la hacemos. El gran secreto olvidado para desenredar este nudo es revertir el proceso de encadenamiento y confusión, retornar al punto donde se decide entre la conciencia biofílica o necrófila, al origen de la conciencia, es decir, el darse cuenta -raíz de la formación de conciencia- como especie y como individuo.

De esta manera, la posibilidad de una conciencia benigna está en darnos cuenta a cada instante, en el continuo, de qué estamos sintiendo y pensando aquí y ahora pues, de esto depende cómo vamos a actuar y qué mundo estamos haciendo. Este cultivo metódico de la atención dentro del marco de que estamos hechos para el bien es precisamente la Atención Plena (mindfulness).

Este es el núcleo de toda religión humanista, de su espiritualidad más sabia pues de ello depende la calidad ética y la evolución benigna del cerebro humano. La espiritualidad universal, la psicología profunda, la filosofía y la neurociencia coinciden aquí. En términos religiosos es posible decir que la Atención Plena es una forma de oración continua (atención y concentración constantes, centradas en la reverencia a la vida, en la biofilia).

Pero, saber lo correcto no implica hacer lo correcto automáticamente (esto es un autoengaño), para desarrollar la Atención Plena, se requiere entrenar a la propia conciencia (mente). Nuestra conciencia ingenua u ordinaria, enajenada, vive presa de la libre asociación y el azar de las huellas mnémicas, de los recuerdos (ruido interno), y de las impresiones sensoriales ambientales (ruido externo), es decir, siente, piensa y actúa a base de ocurrencias, por esto está el mundo líquido, violento, gris y caótico. La Atención Plena es un estado óptimo de conciencia sana y una puerta hacia la evolución benigna de la conciencia humana.

Comprometidos con la educación

By Voces Univa, Voces UNIVA
Dra. Ma. Cristina Martínez Arrona • Directora de UNIVA Online

 

Si queremos un mundo de paz y de justicia

hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.

(Antoine de Saint-Exupéry)

 

Este tiempo de contingencia nos ha dado una perspectiva global gracias a la comunicación a través de la tecnología, hemos tomado conciencia de la interdependencia mundial que vivimos, y del cuidado que debemos tener en la dignidad humana y nuestra casa común. Estamos ante una crisis de salud, social, cultural y económica. El Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxfam, 2021) entrevistó a 295 economistas de 79 países donde el 78% considera que la desigualdad de ingresos aumentará y el 67% de ellos opina que sus gobiernos no han buscado ningún plan para mitigarlo. En México, el CONEVAL (2021) estima que tenemos 9,8 millones de nuevos pobres.

El pasado mes de octubre, el papa Francisco (2020) convocó a todas las instancias responsables de la educación, a realizar un Pacto Educativo Global ante la ‘catástrofe educativa’ que tenemos. Millones de estudiantes, a consecuencia de la pandemia, se han visto en la necesidad de abandonar sus estudios. El papa nos invita a no olvidar el papel transformador que tiene la educación, ya que es uno de los espacios más eficaces para humanizar el mundo y la historia, es ante todo “una cuestión de amor y responsabilidad”, por lo que no podemos permitir el empobrecimiento del pensamiento y la imaginación, ya que lo que realmente está en crisis, es la forma de entender la realidad y de relacionarnos.

No debemos descuidar nuestra misión educativa, el buscar estrategias para que todos tengan acceso a la educación, preparación, desarrollo de competencias, fomento a la lectura y el estudio. Nelson Mandela decía que “la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo”, la verdadera riqueza de un país, de una empresa, de una sociedad, está en su gente, de ahí la importancia de trabajar en pro de la dignidad de la persona, de enriquecernos a través de una información –formación- de calidad que promueva la reflexión crítica y la imaginación, una educación humanista que forme ciudadanos, profesionales comprometidos, libres, responsables y solidarios.

Ante un contexto de elecciones políticas, en el que vemos y escuchamos campañas que dejan mucho que desear en su propuesta, con personas que cuidan más su prestigio y poder, debemos ser críticos y optar –votar– por la mejor opción, por aquella que muestre interés por la dignidad de la persona y el bien de la sociedad en general, que apueste por una educación de calidad desde la que busquemos nuevos paradigmas capaces de responder a los desafíos y exigencias que tenemos a nivel mundial desde nuestra realidad como país, que ponga al centro de sus estrategias promover el desarrollo integral sostenible. Tenemos el compromiso de ofrecer, a las nuevas generaciones, un futuro lleno de esperanza.