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Líderes de Opinión

¿Votar, para qué?

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtro. Luis Humberto Chacón Santiago • Docente UNIVA Uruapan

 

Una de las respuestas más frecuentes que se recibe cuando se dialoga sobre el voto es esa: para qué votar. Y no es para menos cuando la historia nos demuestra que poco valen los votos ciudadanos después de que algún candidato gana la elección pues olvida sus promesas de campaña, olvida las necesidades de a quienes representa, lo hayan elegido o no, y se dedica muy frecuentemente a servir a intereses, propios o ajenos, que nada tienen que ver con lo que la población le demanda. Estos y muchos argumentos más son completamente válidos a la hora de cuestionarnos si vale la pena salir a ejercer nuestro sufragio o no pero, ¿de verdad es viable pensar en salir a votar a pesar de estas realidades? ¿por qué deberíamos hacerlo?

Aristóteles, en el capítulo 2 del Segundo Tomo de su Política, describe al ser humano como un animal social, como un animal político (zoon politikón) y lo hace con relación a que el ser humano tiene la capacidad de expresar no sólo sentimientos, como otros animales, sino también conceptos y valores e igualmente importante, tiene la capacidad de tomar decisiones en el lugar donde vive. Como animales políticos somos capaces de distinguir nuestros derechos, comprender nuestros deberes y exigir aquello que necesitamos, sin embargo, es muy frecuente que cuando hablamos de política intentamos separarnos de ella aludiendo que nosotros no nos dedicamos a eso; creemos que ese trabajo es para quienes crean las leyes o ejercen algún cargo de elección popular y que lo único político que realizamos es salir a votar. Nada más falso que eso.

La política es, entre otras acepciones, el conjunto de medidas que se adoptan para dirigir los asuntos que afectan a la sociedad, dicho de otro modo, el conjunto de decisiones que se toman para que la sociedad pueda vivir en una sana convivencia. Entonces, al momento en que conocemos las necesidades de nuestro entorno, conocemos las reglas que debemos seguir como sociedad y somos capaces de respetarlas porque con eso ayudamos a mantener el orden de nuestra comunidad, ya estamos haciendo política. El simple hecho de esperar en la fila del supermercado para pagar, ya es una acción política porque respetamos una de esas normas que hemos construido para el orden de nuestra sociedad. Así de básica es la política e interesarnos en ella.

Pero para efectos electorales, ¿para qué sirve salir a votar? La respuesta fácil está en hablar de la responsabilidad ciudadana, decir que es nuestra obligación e incluso muchos hacen juicios de valor lanzando consignas tales como “si no votas, no te quejes” o “¿dónde estaban antes cuando gobernaba otra persona? ¿por qué a él no le reclamaron?”. Esa es la respuesta fácil pero vamos más allá a entender nuestro sistema electoral.

La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) indica, en sus artículos 12 y 14, que el principio por el cual se regirán las elecciones para el Poder Legislativo y Ejecutivo será el de mayoría relativa. Esto significa que para ganar las elecciones, el candidato debe obtener el mayor número de votos emitidos. A diferencia del principio de mayoría absoluta que se utiliza al interior de las cámaras legislativas donde se requiere un porcentaje del 50% más uno para la votaciones de leyes y demás propuestas legislativas y que si lo aplicamos al proceso electoral requeriría que más de la mitad de los electores sufraguen a favor de uno sólo de los candidatos.

Si analizamos los resultados de las elecciones para la Presidencia de la República del 2018, descubriremos que la lista nominal (total de personas mayores de 18 años, con credencial de elector vigente) fue de 89,250,881 personas. Sin embargo, la participación ciudadana (cantidad de personas que sí acudieron a votar) fue del 63.42%, que representa 56,611,027 votos. Eso nos deja con 32,639,854 personas que decidieron no salir a emitir el sufragio correspondiente.

En cuanto a las elecciones Presidenciales de 2012, la lista nominal estuvo conformada por 77,738,494 personas de los cuales sólo acudieron a las urnas 49,087,446 votantes, que representan el 63.14%, sólo un 0.28% menos que en las elecciones de 2018 y fueron 28,651048 personas las que no emitieron su voto en esta elección.

Los resultados para cada una de estas elecciones se muestran en las imágenes siguientes:

 

De ambos resultados podemos realizar estas observaciones:

  • A ninguno de los vencedores los eligió la mayoría de los mexicanos. Andres Manuel

López Obrador fue elegido por treinta millones de mexicanos, pero fueron cerca de 59 millones de personas las que no lo eligieron a él. En el caso de Enrique Peña Nieto, fue elegido por menos de 19 millones de personas, siendo más de 59 millones de personas las que no le dieron su voto en las elecciones de 2012.

  • En ambos casos, si las personas que se abstuvieron de votar lo hubieran hecho, el resultado podría ser diferente; al grado, incluso, de tener un ganador distinto al que se dio.
  • Si los votos nulos (más de un millón en ambos casos) hubieran sido correctamente sufragados, esos votos también habrían inclinado la balanza al unirse con las abstenciones.
  • Anular el voto no es una opción viable pues, como vimos anteriormente, esos votos podrían hacer la diferencia. Además, en el caso de las elecciones para el órgano legislativo, la LGIPE en su artículo 15 menciona que “(…) para la asignación de diputados de representación proporcional, se entenderá como votación nacional emitida la que resulte de deducir de la votación total emitida, los votos a favor de los partidos políticos que no hayan obtenido el tres por ciento de dicha votación, los votos emitidos para Candidatos Independientes y los votos nulos.”. En otras palabras, para obtener los porcentajes para la representación proporcional, los votos nulos no se toman en cuenta. De tal forma que si en una elección un partido o coalición obtuvo el 25% de los votos, otro partido o coalición el 38%, uno más el 31% y los votos nulos representan el 6% de la elección, al quitar los votos nulos, el partido con 25% pasaría a tener un 26.61%; el partido con 38% tendría ahora un 40.42% y el de 31% obtendría un 32.97% de la elección, lo cual aumenta la cantidad de escaños a los que cada partido puede acceder por representación proporcional.

La realidad tanto del abstencionismo como de la anulación de votos debería alarmar a todos los mexicanos. Como lo mencionamos anteriormente, el principio de mayoría relativa permite que el vencedor gane sólo por tener más votos que los demás pero, de forma objetiva, son pocos los mexicanos que lo eligen.

Este tema nos da para abrir un debate importantísimo sobre la posibilidad de las segundas vueltas, tal como se realiza en el modelo electoral francés donde, si ningún candidato alcanza el 50% más uno en la primera vuelta electoral, los dos candidatos con mayor cantidad de votos se enfrentan en una segunda vuelta donde gana quien alcanza más del 50% de los sufragios. Sin embargo, ese debate tendrá ocasión en un análisis posterior. Por lo pronto, aquí tenemos ya una de las razones con más peso para comprender por qué es trascendental que acudamos a emitir nuestro voto el día de las elecciones.

Otra circunstancia a analizar es el tema de los delitos electorales. Uno de los más frecuentes es el de las “urnas embarazadas” que consiste en llenar la urna con votos para el candidato favorecido con boletas robadas de otras casillas electorales o sustituir la urna completamente.

Esta estrategia tiene su razón de ser en el hecho de que las boletas electorales se imprimen en la cantidad exacta de votantes registrados en la lista nominal, por lo que no pueden haber más votos que los votantes registrados en esta lista. Entonces, ¿qué pasa si todos salimos a votar? Que las posibilidades de rellenar las urnas se reducen limitando así uno de estos delitos electorales. Los demás ejemplos, tales como el acarreo de votantes, la técnica de la catafixia donde el “mapache” entrega al elector una boleta marcada a favor de un candidato para que la deposite en la urna y le entregue de vuelta la bolet vacía que le fue entregada por los funcionarios de casilla, entre otros, son la vía por la que se ejerce el voto de aquellos que deciden venderlo. Desgraciadamente, las personas que venden su voto lo hacen comúnmente por necesidad, porque para muchos, ver reunidos mil, dos mil, hasta cinco mil pesos, representa una oportunidad importante para aliviar necesidades urgentes aunque después, las condiciones de vida se mantengan en la misma precariedad.

Finalmente, Robert Dahl, en su teoría de la poliarquía indica que la democracia plena sólo podrá alcanzarse si se cumplen a cabalidad ocho condiciones:

 

  1. Que cada miembro exprese su preferencia, o sea, que vote y como hemos visto, esta condición está muy lejos de cumplirse en nuestro país
  2. Que influya por igual cada preferencia, cada voto. Es una de las pocas que se cumple en totalidad pues cada voto vale lo mismo: un voto.
  3. Que triunfe la opción con mayor número de votos. Cumplida en el sentido del principio de mayoría relativa, no absoluta.
  4. Que los individuos puedan insertar y elegir la opción preferida. Podemos hacerlo pues podemos elegir al candidato que deseemos o escribir el nombre de la persona que consideremos debería gobernarnos aunque no sea un candidato registrado, sin embargo, no es una opción útil pues debería ser replicada por millones de personas hasta superar los votos de los candidatos registrados.
  5. Que todos los individuos posean la misma información sobre todas y cada una de las alternativas propuestas. En este punto nos encontramos con el principal problema de nosotros los ciudadanos: no nos interesamos lo suficiente para recibir esta información, para investigarla y conocerla. Para muchos de nosotros, la elección se realiza “a ciegas”, sin conocer por quién estamos votando.
  6. Que las alternativas con mayor votación desplacen a las otras. Esta opción podría realizarse mediante el mecanismo de la segunda vuelta que aún no es aplicable en nuestro país.
  7. Que se ejecuten las órdenes de los representantes designados o se lleven a cabo las acciones elegidas. Esas promesas de campaña que tanto endulzan los oídos de los electores y que al final, no llegan a realizarse.
  8. Que todas las elecciones que se realicen cumplan con estas siete condiciones o que se subordinen a ellas.

Con este panorama es viable concluir que la participación ciudadana es vital para el funcionamiento de la democracia. Si no participamos dejamos en manos de unos cuantos el destino de nuestra sociedad. Participar no implica sólo salir a votar, sino ser un participante activo de los acontecimientos y las decisiones que se toman en nuestro país. Nuevamente, participar no implica sólo salir a votar, pero sí es el primer paso para convertirnos en ese “animal político” capaz de expresar sentimientos, valores y exigir sus necesidades.

 

 

Referencias

  • Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. (2020). Ley General de Instituciones y Procedimientos electorales.

http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGIPE_130420.pdf

  • Dahl, R. (s. f.). La poliarquía [Libro electrónico].

https://webs.ucm.es/info/cpuno/asoc/profesores/lecturas/dahl2.pdf

  • Huici Urmeneta, V. (2015). Del Zoon Politikón al Zoon Elektronikón.Una reflexión sobre las condiciones de la socialidad a partir de Aristóteles. Revistas Científicas Complutenses.
  • Instituto Federal Electoral. (2012). Programa de Resultados Preliminares. Elecciones 2012. https://prep2012.ife.org.mx/prep/NACIONAL/PresidenteNacionalVPC.html
  • Instituto Nacional Electoral. (2018). Cómputos Distritales 2018.

https://computos2018.ine.mx/#/presidencia/nacional/1/1/1/1

  • Secretaría de Gobernación. Mayoría relativa. En Sistema de Información Legislativa.

http://www.sil.gobernacion.gob.mx/Glosario/definicionpop.php?ID=153

  • Secretaría de Gobernación. Mayoría absoluta. En Sistema de Información Legislativa.

http://www.sil.gobernacion.gob.mx/Glosario/definicionpop.php?ID=151

 

American Gods o la última gran guerra de las viejas divinidades paganas

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dr. Fabián Acosta Rico • Docente-Investigador UNIVA Guadalajara

 

¿Hay en verdad un crepúsculo de los ídolos? ¿Deliberadamente, contagiados de modernidad y secularización, hemos olvidado a nuestros viejos dioses? Los neopaganos dirían que no: la religión wicca tiene numerosos creyentes que adoran a las divinidades celtas y practican la magia ritual; la fe vikinga o asatru tiene incluso reconocimiento y oficialidad en varias naciones escandinavas; en Grecia el resurgimiento de la religión olímpica, el dodecateísmo, enfurece a los popes ortodoxos y la toman como un desafío y desacato al orden tradicional cristiano; los orishas y divinidades afrocaribeñas reciben sus ofrendas de tabaco y café por los fieles de la religión yoruba; para no ir muy lejos aquí en nuestro país, en los solsticios, de invierno y verano, los centros ceremoniales prehispánicos son invadidos por mexicanistas que ataviados de blanco o vestidos como aztecas con diademas de plumas y taparrabos suben, ceremonialmente, por las escalinatas de las pirámides haciendo sonar sus caracoles y quemando copal.

Pero viendo el panorama completo de estos movimientos religiosos no les podemos atribuir una fortaleza y un empuje que no tienen; sus números, con excepción de la yoruba, son relativamente pobres. En cuanto a su eficacia en el reclutamiento de nuevos seguidores; si las comparamos con las evangélicas y las neo-pentecostales, salen perdiendo. Los dioses antiguos, salvo por la fidelidad de algunos pocos creyentes, están siendo olvidados… Y no podrían, hablando en términos imaginativos, por este olvido sufrir una suerte muy parecida a la que padecen las ánimas de los difuntos ya no recordados de la película Coco. De reyes a parias; este sería el penoso tránsito de los númenes, demonios, genios y demás seres fantásticos y mitológicos.

De esto trata la obra del novelista Neil Gaiman, American Gods en la cual barajea la idea de que los migrantes que llegaron a América trajeron con ellos a sus dioses, europeos de ascendencia celta o germana, africanos traídos como esclavos; todos ellos, a pesar del yugo hegemónico del cristianismo, ocultamente les daban continuidad a las tradiciones, creencias y rituales paganos de sus ancestros. Los dioses en personas caminaron por las tierras y poblados del Nuevo Mundo; pero, según cuenta Gaiman, en el transcurso de unas cuantas décadas quedaron marginados y famélicos porque ya no recibían la adoración y culto que necesitan para mantenerse fuertes y poderosos. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué su cuerpo de fieles y creyentes ya no les prestó atención y los relegó al desván de los recuerdos perdidos? Lo que ocurrió es que el mundo vertiginosamente cambió y con su transformación llegaron nuevas divinidades, más humanas y prosaicas. La modernidad encumbró a sus propios dioses todos ellos creaciones del ingenio humano. ¿Y quiénes son estos nuevos dioses? Todos los conocemos y estamos más o menos seducidos por ellos. Tenemos entre los más destacados al Internet, la televisión, los transportes…

La historia de American Gods comienza con el encarcelamiento de su protagonista, Sombra Moon, un tramposo apostador que terminó en la cárcel por sus malas mañas en el juego. Lo que soñaba hacer con su libertad era primero reunirse con su amada esposa Laura Moon; luego se supone que lo esperaba un trabajo de entrenador en un gimnasio. Su vida no era perfecta, pero tenía una. Su liberación se anticipó debido un hecho que terminó fastidiándole la existencia y obligándolo a tomar malas decisiones. Su esposa murió en un accidente automovilístico en compañía del mejor amigo de Sombra. Para empeorar el panorama resulta que la señora Moon tenía con este dichoso amigo un romance poco serio; una aventura pasajera para sobrellevar la espera y el regreso de su marido.

Es así que conoce a un taimado y veterano personaje, Miércoles, quien lo contrata como su guardaespaldas; dejándole como primera tarea ayudarlo a defraudar un banco. Su jefe resultó ser el mismísimo dios Odín; con quien visitará a todo un repertorio de dioses: egipcios, iranios, griegos, eslavos… con la intención de reclutarlos para emprender una guerra precisamente contra los nuevos dioses, los dioses de la modernidad, los cuales, les han robado adeptos y escaparate. Los viejos dioses viven vidas ordinarias: conducen taxis, trabajan de matanceros, sirven café en un merendero, administran una funeraria o incluso son prostitutas callejeras. Así de mal terminaron muchos de ellos: privados de su vieja gloria, sin templos donde se les rinda culto o altares donde les sean sacrificados animales o seres humanos; el cristianismo y con el Cristo Jesús, eclipsó su vieja gloria. Así como están de olvidados y desgarbados son convocados por Odín para dar la última pelea antes de desaparecer por completo. Porque a pesar de su poder y divinidad, también envejecen, enferman, sangran y sobre todo sufren en su narcisista ego por haber sido reemplazados.

Es todo un acierto de Gaiman plantearse una confrontación entre los nuevos y viejos dioses. Harari, el autor de Homo Deus y de Animales a dioses, sostiene que las nuevas divinidades del mundo moderno son, precisamente, las corporaciones y las figuras públicas, dígase artistas y deportistas; a ellos el ser humano de la actualidad les presta su volátil fidelidad, les rinden culto y en el caso de las corporaciones portan con orgullo identitario su marca y compran religiosamente sus productos. Cuántos amantes de la tecnología no hacen largas filas y esperan interminables horas para ser los primeros en adquirir el smartphone de última generación de la compañía de la manzana. El consumo convertido en un acto religioso que demuestra la devoción que se tiene por determinada compañía o figura pública.

En la postmodernidad, dado su clima de tolerancia religiosa, confluyen divinidades antiguas y nuevas; lo arcaico y lo moderno se ofertan por igual en el mercado mundial de las religiones; pero, siendo realistas la ventaja la tienen los nuevos dioses creados por la ciencia y la tecnología y publicitados por las ficciones modernas tanto de la literatura, el cine, la televisión y de las propias historietas.

Por más que los creyentes en los viejos dioses reclamen para ellos la atención de los públicos actuales; la verdad es que sus divinidades están condenadas a sobrevivir en el imaginario religioso postmoderno, incorporándose a los nuevos panteones, del esoterismo de masas, como personajes de reparto como le ocurre al propio Thor o Loki en el Universo Marvel, tanto en el cinematográfico como en el comiquero.

Para los interesados en esta historia de divinidades arcaicas y modernas, el libro de American Gods ya tiene su adaptación a la televisión, en una serie que ya va por su tercera temporada; producida y transmitida por la plataforma de Amazon Prime.

 

La política continúa

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtro. Francisco Meza Estrada • Coordinador de Licenciatura en Derecho UNVA León

 

Entramos a la veda electoral y propiamente a la Jornada Electoral en donde el balón está del lado de los ciudadanos. Todo el galimatías político de las campañas se resolverá en las urnas donde los ciudadanos lo manifestarán a través del voto. Durante este tiempo, los actores políticos no pueden hacer un llamado al voto ni se podrán publicar encuestas (Art. 251 No. 4 y 6).

Todo habrá de desembocar el 6 de junio, pero la vida política del país no se detendrá ahí; por el contrario, continuará por otros medios que pretendemos revisar, a continuación:

Resultados preliminares

Una de las acciones más inmediatas serán el Programa de Resultados Preliminares (Art. 305) que normalmente ofrecerá información el mismo día de la elección por la noche. Con ello, veremos la reacción de los actores políticos y podremos darnos cuenta de lo que posiblemente vendrá los próximos días.

Con estos resultados preliminares nos daremos cuenta del nivel de participación electoral en el país y en cada uno de los estados. Se podrán realizar los primeros análisis del interés de los electores, de la afectación de la pandemia y el convencimiento de las campañas.

Escucharemos los discursos de los proclamados ganadores y el rechazo o aceptación de los perdedores. Todo lo anterior, nos mostrará si la polarización comenzará a bajar de intensidad o por el contrario, se intensificará.

Cómputo y Constancia de mayorías

Una etapa importante del proceso es el cómputo de los votos que comenzará el miércoles posterior a la elección. En cada elección hay una serie de normas establecidas para llevar a cabo el conteo de los votos y posteriormente, entregar las constancias de mayoría de los diferentes cargos de elección popular.

En alguna situación determinada podría implicar la apertura de los paquetes electorales y el recuento de los votos. No es el escenario ideal porque podría cuestionarse todo el proceso electoral.

Impugnaciones

Como se ha hecho habitual también aparecerán las impugnaciones, sobre todo en las entidades donde la competencia ha sido más ríspida o cerrada. Ya desde las reacciones de los actores políticos comenzaremos a identificar dónde la judicialización de las elecciones será mayor.

Todas las impugnaciones habrán de resolverse en los plazos estipulados para garantizar la certeza del proceso electoral, pero esto no quita que continúen las manifestaciones y las inconformidades de los que se consideran afectados.

De esta etapa dependerá mucho, lo que pueda venir más adelante para el INE y en general, para las leyes electorales.

Repartición de diputados de representación proporcional

Esta elección tendrá mucha atención sobre la repartición de los diputados de representación proporcional porque el INE se ha propuesto cumplir lo establecido por la Constitución en el artículo 54, fracción V: ningún partido político podrá rebasar el ocho por ciento de sobrerrepresentación.

Será un tema polémico porque lo ha sido desde las mismas campañas y, sobre todo, porque podría afectar a Morena, como partido en el poder.

Esta elección es “la joya de la corona” y toda la atención y la tensión estará en cómo quedará conformada la cámara baja para la segunda parte del gobierno del presidente López Obrador.

Etapa de transición

Dependiendo de las impugnaciones y diferencias sobre los resultados electorales vendrá una etapa de transición en los estados donde hubo elecciones y la renovación en la Cámara de Diputados que podría ser tersa o convulsa.

Esto sin duda, nos deja ver que la prevalencia de la política en México continuará en los próximos meses cuando seguimos teniendo otros problemas como el económico, el educativo y el de salud que también merecen nuestra total atención. A pesar de que la época electoral propiamente concluirá, la efervescencia política podría continuar.

 

 

El recuento de los daños a un año de la pandemia

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dra. Laura González López • Docente-Investigadora UNIVA Guadalajara

 

El pensador catalán José María Esquirol muestra con claridad cómo la resistencia es confrontación con la “dureza de la realidad”, como la que nos vendrá tras la pandemia, una realidad que parece querer fragmentarnos, rompernos, disgregarnos, vulnerabilizarnos.

La emergencia sanitaria ha generado un gran impacto y retos estresantes, abrumadores y capaces de provocar reacciones fuertes en la población. Las medidas de salud pública promovidas -como el distanciamiento social- y necesarias para evitar la propagación de la COVID-19, provocan en menor o mayor medida el aislamiento social y un aumento en la frecuencia de estrés y ansiedad.

Tras la larga jornada de distanciamiento social nuestra casa se ha convertido en un refugio, vivimos con la incertidumbre, pero a la vez con esperanza de que todo se solucionará pronto. No todos contamos con el mismo refugio; se ha dejado ver una brecha muy marcada de la desigualdad. No es la misma experiencia de alguien afortunado que cuenta con más recursos para enfrentar la pandemia. Sin duda, los más vulnerables visualizan un panorama muy diferente.

Cada uno ha tenido que enfrentarse a situaciones distintas llevando a sus enfermos a hospitales públicos o privados; teniendo trabajo o no, disminuyendo los ingresos familiares, a contar con una cuenta bancaria o continuar recibiendo un sueldo sin verse reducido; viviendo en una casa de interés social a una casa con grandes espacios, otras comodidades y lujos. En definitiva, los siguientes factores como; contar con una buena alimentación, casa e higiene; tener la fortuna de seguir trabajando online en casa, no tener que usar el transporte público, influyen en un mejor pronóstico respecto al contagio, tratamiento y recuperación.

Luchar por la igualdad en el mundo representa un gran reto, no sólo por el virus que en este momento nos ha puesto en esta situación de estrés, éste sólo es uno de muchos factores que ya influían; como la pobreza y pobreza extrema, la migración, etc.

Ha sido un tiempo de pérdidas, hemos perdido: momentos de recreación y ocio, la libertad a salir cuando algo falta, festejos importantes; hay un sinfín de cosas que quedaron prohibidas para todos; chicos, medianos, grandes y sobre todo, para los de más edad. No nos deja tiempo para culpar a nadie, sólo nos preocupa ¿Cómo se solucionará? Y nos cuestionamos si ¿Nuestras autoridades han sido capaces de establecer estrategias seguras para contener los contagios? ¿Somos lo suficientemente responsables para evitar las salidas innecesarias y de ese modo ser ejemplo para los demás? ¿La empatía con los demás ha sido suficiente? ¿Nuestras autoridades han privilegiado los apoyos económicos a la población sin empleo y a las micro y pequeñas empresas para salvaguardar los empleos?

Pero lo más importante: pérdidas humanas; algunos las han vivido muy de cerca, han perdido a sus abuelos, padres, hermanos, hijos o amigos y se ha dejado ver la fragilidad de cada uno, algunos, los más afortunados hemos vivido el dolor ajeno que también nos duele y fatiga, aunque también nos permite ver con claridad la cercanía con la que se encuentra el virus y eso se transforma en miedo olvidando que la muerte es lo único seguro que algún día sucederá.

Pese a todas estas vivencias ha sido necesario el manejo de nuestras emociones, ya que todos tenemos los sentimientos a flor de piel, es importante expresarlos, compartirlos, interpretarlos, verbalizarlos y no permitir que nos inunden y arrastren.

Expertos en salud mental mencionan que se propiciará una ola de patología social y salud mental; la soledad, pérdida de empleo, disminución en los ingresos, violencia de género, duelos por pérdidas de amigos y familiares, la falta de socialización, sin duda tendrán un efecto en la personalidad de pequeños y grandes. La pregunta es si nuestro sistema de salud está preparado para atender esta nueva emergencia.

Es preocupante todo lo que ha venido dejando esta pandemia a nivel económico y social y estas repercusiones serán catastróficas según algunos estudios realizados recientemente.

El impacto de la crisis ha exacerbado las desigualdades ya de por sí existentes; en diversos estudios se han presentado resultados sobre una reducción de ingresos de abril a diciembre 2020; uno de cada tres mexicanos ha reportado una disminución de ingresos de más del 50%; la inseguridad alimentaria reportada en el 2018 de un 9% aumentó a un 16% en diciembre del 2020. Uno de cada 3 mexicanos cursa con síntomas severos de ansiedad. Según datos del Banco Mundial, la economía presentó una contracción del 3.4% a los países más pobres les tomará más de una década para reponerse.

Nuestra tarea será grande, cada quien a hacer lo que nos corresponde y compartir un poco de lo que tenemos con los demás; la empatía, solidaridad y gratitud serán las mejores armas para salir adelante todos.

¿Qué es la Política Benigna?

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dr. Juan Manuel Madrigal Miranda • Docente UNIVA Uruapan

 

Muchas personas ingenuas o irresponsables e ignorantes creen que la política es para gente corrupta, avariciosa y manipuladora. Esta creencia es una percepción evasiva, conformista y apática, no se dan cuenta de que al no saber lo que realmente es la política entonces, uno es controlado por la política de otros.

Una de las más agudas y realistas definiciones de la política es la que la se concibe como “el concentrado de la economía”, es decir, como la actividad de individuos o grupos con el objetivo de adueñarse de las vidas y riqueza económica de otras personas, grupos o naciones. Así, las políticas dominantes son el poder de los políticos dominantes que dominan con sus ideas, creencias, capacidad organizativa, miembros, recursos y armas.

La clave de los grupos de poder es adueñarse de la conciencia (mente) de la gente, mediante el manejo de las necesidades, deseos, emociones, información, conocimiento, fantasías y utopías. En esto es determinante el uso de los medios (tecnologías) de información y comunicación, y cuando esto no es suficiente entonces entra el medio más usado por los dictadores de todo tipo: el miedo a la autoridad.

Detrás de este temor está la fantasía infantil de ser castigado por aquellos de quienes dependimos. El miedo a la autoridad (papás, educadores, tutores, jefes, policía, líderes, etc.) se proyecta en la idea de un dios falso, de jefes de trabajo y otros líderes (políticos, religiosos, etc.). Este miedo funciona socialmente como una droga inductora de un estado de trance, hipnótico, el cual a su vez produce una falsa conciencia: una relación imaginaria con las condiciones reales de existencia (estructuras socioeconómicas y ambientales), lo cual se manifiesta como evasión, conformismo, hedonismo, apatía, oportunismo, inconsciencia, irresponsabilidad, ignorancia y caos social.

Cuando este miedo a la autoridad se engancha con la hiperactividad debido a la cultura dominante de ruido ambiental y psicológico, entonces se forma un cóctel de sobrestimulación sensorial, el cual, afecta al funcionamiento del cerebro y al fenómeno de la conciencia (ser consciente, darse cuenta). El crimen organizado es liderado por notables psicólogos prácticos quienes se dieron cuenta del increíble poder del miedo de la gente a perder sus posesiones y vidas, es decir, manipulan a su favor nuestro egocentrismo, yo falso. 

En Michoacán, para no irnos más lejos, este disfuncionamiento de la conciencia y la manipulación del miedo, abrió la puerta a la asombrosa situación de que el crimen organizado (“Los Templarios”, en su tiempo, unos dos mil sicarios bien organizados, entrenados y fuertemente armados) controlara a más de cuatro millones de michoacanos. Evidencia de este fenómeno: varias veces los cárteles sitiaron a Morelia, bloquearon todos sus accesos desafiando y burlándose del ejército, policía estatal y federal, religiones, centros educativos y de investigación, artistas y de todo ciudadano.

He aquí puesta en evidencia la triste y dramática vulnerabilidad de toda la población michoacana y del país, como sociedad somos una hoja arrastrada por cualquier viento, estamos en gran peligro debido a la desunión, injusticia y falta de sabiduría y valor civil.

Pero ¿Qué es la política benigna por la defensa de la vida? La política transformadora benigna no acepta pasivamente lo dado, lo establecido, es decir: la destrucción y el caos, el desamor a la vida sana. El político transformador es quien desea proteger a la biodiversidad y construir la justicia social donde no haya personas explotadas, marginadas y olvidadas. Este objetivo no es posible sin formar conciencia (incrementar la capacidad de darse cuenta) y cambiar la correlación de fuerzas sociales con previo análisis de ellas.

La política benigna es hacer posible lo imposible mediante la construcción de fuerzas trasformadoras partiendo de los propios ciudadanos, especialmente de los más explotados (económica y psicológicamente) para desde allí transformar al Estado (aparato burocrático del poder establecido ilegal y manipuladoramente). La fuerza política viene de la fuerza social que se construyó, esto significa organizar paciente y efectivamente a la sociedad civil, mandar sirviendo al bien común. Los privilegios individuales y de grupo son los límites para construir el bienestar de la mayoría y de la naturaleza.

Esta política por la vida sana y justa, social y ambientalmente, es un concentrado de grandes valores humanos como la esperanza inquebrantable, el amor incondicional a la vida, el valor civil, la libertad, la fraternidad y la justicia social. La política benigna es una práctica utópica asumida. Las utopías son estrellas inalcanzables que iluminan el camino, sirven para caminar. Las utopías benignas y hermosas impiden regatear con la esperanza.

El Dr. Manuel Mireles y las autodefensas originales son un buen y cercano ejemplo de política transformadora benigna. Cuando el doctor se rebeló, el crimen organizado mediante el uso del terror, armas, organización, audacia y una crueldad inaudita (descuartizar, descabezar, sumergir en ácido), junto a estos actos, cobraba por posesión de metros de frentes de casa, por kg de tortillas y se llevaban a bellas mamás e hijas (incluso menores de edad) para los fines de semana y las regresaban los lunes. Muchos esposos se lamentaron de la situación, pero la aceptaron por temor a ser asesinados, pero el Dr. Mireles y sus amigos ante la encrucijada de la conciencia optaron por el valor y la dignidad y su hermoso fruto: el valor civil, la valentía.

Se reunieron, organizaron, se armaron y defendieron a sus familias y población en general. Así se sembró la semilla luminosa. Muchos autodefensas murieron, pero lograron en ese momento “limpiar” de cárteles a su región y a gran parte de Michoacán.

La política benigna transformadora requiere construir fuerza social, definir la correlación de fuerzas; especificar estrategias y tácticas; construir plataformas de lucha que integre a amplios sectores; identificar a los amigos y opositores de la ecología y de la justicia social, hay que crear poco a poco frentes políticos forjando alianzas. La protección de la vida es un proceso que se construye con amor a la vida, respeto, inteligencia, organización, valentía, perseverancia, estudio, creatividad y acciones. El sufrimiento inevitable en el camino suele ser un sabio maestro.

Es cierto lo que decía el carpintero de Nazaret: no hay más grande amor que dar la vida por los amigos y amigas, por los que menos tienen y olvidados (ricos y pobres) y por el milagro de la biodiversidad (bosques, manantiales, venados, plantas medicinales y aromáticas, mirasoles, jilgueros, aire y suelos sanos). La raíz latina de la palabra “humildad” es humus: tierra fértil, como la tierra de encino que nutre las raíces de los geranios.

La lucha por la paz es la lucha por la dignidad humana y la reverencia a la biodiversidad. La paz es fruto de la justicia social como lo dijeron los valientes y sabios profetas hebreos hace miles de años. El valor civil es puro humus, tierra fertilísima donde germina y crece la alegría de vivir y los niños pueden balancearse felices y seguros en el columpio que cuelga de la rama de un frondoso fresno: destello del bendito árbol de la vida…

 

Se acabaron las campañas políticas

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Mtra. Laura O. Robles Sahagún • Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo en UNIVA Guadalajara

 

Afortunadamente llegaron a su fin las campañas políticas para el nombrado “proceso electoral más grande de la historia”, unas elecciones manchadas por la violencia, las agresiones, la ruptura de medidas sanitarias contra el COVID-19. Desde el 4 de enero, en que iniciaron las precampañas y hasta el 02 de junio, que concluyen las campañas, hubiéramos querido escuchar propuestas, en realidad fue de lo que menos nos enteramos.

Una de las palabras más pronunciadas y, sin embargo, la que tuvo menos sentido de su significado, fue “cambio”. Lo mismo de todos los años, de todos los políticos, de todos los procesos: promesas que nunca se cumplen. Propuestas vacías en donde más parece que son lluvia de ideas porque no nos dicen cómo lo harán. Políticos nuevos, discursos viejos. Poca creatividad, poca información, nula sensibilidad en los candidatos, por ende, en sus equipos de trabajo.

Se les acabó el tiempo para hacer su estrategia de gobierno y que la conociéramos los ciudadanos, quienes tendremos la difícil tarea de elegir entre “el menos peor”, en muchos de los casos. Efectivamente no aplica para todos, pero personalmente me topé con candidatos que ni siquiera conocían su demarcación geográfica.

Si los ciudadanos leyéramos y revisáramos las leyes electorales, la normatividad que nos rige como mexicanos, podríamos exigirles a los políticos, pero tras nuestro desconocimiento, hasta los estrategas, que se dicen expertos, lo toman a la ligera, se burlan de nosotros y con justa razón porque somos ciudadanos ignorantes de la política y de nuestros derechos y obligaciones. Si estuviéramos preparados, podríamos exigir a quienes se postulan a las diferentes posiciones de gobierno, sobre economía, seguridad, empleo, desarrollo tecnológico y todos los temas que necesitamos para que México salga del letargo en el que nos hemos hundido.

¿Ya sabes en cuál distrito votas? ¿Cuáles son tus opciones de candidatos? ¿Conoces sus propuestas? ¿Conoces sus antecedentes?

Quizá pueda resultar muy idealista, pero la política no debe estar en manos de cualquiera, ni siquiera para hacer campañas. México necesita de personas capacitadas, gobernantes con experiencia y ciudadanos informados. Si no votamos informados y no exigimos políticos capacitados, entonces no nos quejemos, aún hay forma de que México se vaya más abajo.

 

Publicada en La Crónica de Hoy Jalisco del viernes, 28 de mayo de 2021.

La hoguera latinoamericana

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Luego de un breve periodo de relativa paz, las hogueras latinoamericanas vuelven a encenderse, en parte porque los rescoldos han permanecido siempre encendidos.

Desde hace dos años, es decir, antes de que la pandemia agravara las condiciones sociales y económicas en que la gente vive, una primera oleada de violencia social sacudió a varios países, que tal vez no tenían el desfogue de la violencia cotidiana que se vive en México. Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Nicaragua y Bolivia eran los adalides de insurrecciones en principio provocadas por contiendas políticas, reformas constitucionales o como protesta ante tales o cuales circunstancias o medidas de los gobiernos, incluyendo, por ejemplo, el alza en el precio del transporte público.

Es verdad que, desde hace doscientos años, en América Latina la violencia social ha sido endémica, apenas superada por estados o partidos dictatoriales, posteriormente fracturados por nuevas conflagraciones, sólo en México la transición de la dictadura de partido a la dictadura de sistema ha sido pacífica hasta ahora, como lo fue por un breve período de tiempo la transición chilena hacia el socialismo.

Centroamérica es muy tropical, ahí hasta las dictaduras se pudren antes de madurar, mientras que el sistema de explotación se mantiene boyante bajo cualquier partido o gobierno, sobrellevado por una población que ha solido pasar de la hamaca a la guerrilla y viceversa. Los líderes, al igual que muchos de los del 68 en México, han usado la ideología, cualquier ideología, no como un credo personal, sino como un trampolín para desbancar a los que están, y ponerse en su lugar, resultando peor el remedio que la enfermedad.

La noticia de la semana es el resurgimiento peruano de “Sendero Luminoso” y el riesgo colombiano de regresar tan pronto a la era de las FARC, mientras Nicaragua ansía y teme la caída de una dictadura que habiendo nacido de izquierda se volvió de derecha, con los defectos de una y otra línea.

Brasil sueña de nuevo con Lula y su socialismo de centro, ante los descalabros y desvaríos de Bolsonaro, pero también es un brasero ardiente, dispuesto a mayores confrontaciones vividas y expresadas en portugués.

Consolidar un sistema político y económico que garantice la genuina prosperidad y su corolario, la seguridad y la paz social, sigue siendo el gran pendiente latinoamericano, y la causa esencial de la emigración hacia Estados Unidos y Canadá, países donde ese sistema sí existe, y por lo mismo, la gente está muy dispuesta a dejar la hamaca por el trabajo tenaz, sabe que allá sí dará resultados. Pero un semejante sistema exige de una transformación social, de un hacerse cargo responsablemente de la política, tensión de infinitos altibajos en un continente con climas tan diversos y mapas genéticos tan complejos.

Nosotros, a falta de soluciones prácticas, seguimos inventando partidos políticos, que amplían el número de los que buscan vivir del presupuesto; con esa misma lógica, los partidos en el gobierno siguen aumentando la nómina burocrática, en tanto la sociedad permanece asolada por la pobreza y la delincuencia, son esos los vientos que mantienen vivas las brasas y en cualquier momento las pueden prender a lo largo y ancho de América Latina.

 

Publicado en El Informador del domingo 23 de mayo de 2021

Tanatología y pandemia ¿Oportunidad o Tragedia?

Por Líderes de Opinión, Tendencias Sin comentarios

María Cristina González Martínez • Alumni de la Licenciatura en Filosofía UNIVA Online

 

Este siglo XXI siempre será recordado por la pandemia del 2020 a causa del COVID-19, misma que si bien inició a finales del 2019, tuvo su punto más álgido al año siguiente, dando inicio el 2021 con el dolor de toda la humanidad, la globalización alcanzó la salud de la población mundial; las primeras medidas fueron atender los sistemas de salud nacionales, luego la urgencia de las vacunas, con tiempos intermitentes de cuarentena, de acuerdo con cada país, a cada ciudad, consecuentemente empezaron a presentarse los problemas a causa de las diversas pérdidas: vida, salud, trabajo, privacidad y muchas más. Es bien sabido que toda pérdida da lugar a un duelo, mismo que no siempre se conoce la forma de resolverlo con los mejores resultados, aquí es el punto de encuentro de la tanatología y la pandemia, qué se puede hacer frente a esta situación para superarla de la mejor forma posible.

Somos frágiles

Pocas veces la humanidad entera se ha enfrentado a su fragilidad, son justamente los fenómenos naturales o como en este caso las enfermedades, las circunstancias que ponen al hombre frente a la realidad, no han sido las grandes conquistas del espacio, ni los avances científicos sorprendentes, ni una excelente economía, suficientes para defenderlo de la agresión a su salud de la que ha sido objeto, esta fragilidad ha provocado un serio problema económico cuyas consecuencias se pronostican graves para todos; la sensación de seguridad que podían tener las empresas, las familias, los gobiernos se han perdido en un alto porcentaje; no es posible responsabilizar a nadie, habrá responsables del mejor o peor manejo de la situación, pero del virus en sí mismo ¿quién?; de repente todo se volvió relativo: las diversiones, el consumismo, los viajes, los grandes guardarropas…; todos en mayor o menor medida hemos sufrido pérdidas; es un hecho que nos tomó por sorpresa, se perdió el control que creíamos tener de la realidad que nos rodea y nos hemos quedado a expensas de los propios recursos para salir adelante de una situación que nos ha rebasado.

Las pérdidas y el duelo

Es de todos sabido que cada pérdida genera algún duelo, mismo que puede ser grave, sencillo o inclusive patológico, todo depende del tipo de pérdida, de nuestra vinculación con la persona u objeto perdido, del tipo, cantidad y calidad de nuestros recursos para la elaboración del mismo, en fin, que si bien es cierto que se cuenta con ciertos parámetros, no es posible dar fórmulas exactas para el manejo de los duelos.

El duelo es realmente un proceso de adaptación emocional, cognitiva y conductual que se experimenta como respuesta a una pérdida, misma que puede ser humana por el fallecimiento de un ser querido; física por la pérdida de la salud o de algún órgano o miembro de nuestro cuerpo; material desde una casa hasta la cartera o la pluma que me heredó el abuelo; moral, por ejemplo cuando perdemos la confianza en una persona o en una institución; inclusive pérdidas intelectuales a causa de la edad, de una enfermedad, etc.; la muerte de una mascota por ejemplo, llega a constituirse como duelo familiar en algunos casos.

El duelo nos genera dolor, un dolor psicológico, puesto que nos desequilibra emocionalmente; pasa por lo social, particularmente en los casos de pérdidas económicas, laborales, de prestigio; el dolor familiar se presenta sobre todo en los casos de pérdidas humanas, la muerte de los padres, de los hijos…; y tal vez, uno de los dolores más difíciles de resolver sea el dolor espiritual, especialmente cuando se carece de recursos en este campo.

Son muy diversas las emociones que se presentan frente al duelo, mismas que no en todos los casos el doliente sabe cómo enfrentarlas, en términos generales existe un alto índice de analfabetismo emocional, no todos saben cómo manejar la frustración, la tristeza, el miedo, la vergüenza, el coraje, por mencionar algunas.

Es por todo lo anterior que en los casos de algún tipo de duelo y cuando ese dolor es muy agudo, cuando necesitamos un deshago emocional que no sabemos cómo enfrentarlo, o peor aún, cuando pretendemos negar el hecho o su gravedad, es recomendable buscar ayuda, la que generalmente podemos encontrar en la tanatología, esa especialidad cuya tarea es justamente acompañar el duelo por una pérdida, cualquiera que esta sea.

Conociendo el duelo

Sin que comprendan un rigor matemático, es posible describir cinco etapas del duelo: negación, ira o enojo, negociación, tristeza y aceptación, se van presentando y entrelazando indistintamente, sin embargo, sí resulta grave el que la persona doliente se estanque en alguna de ellas, lo que puede dar lugar a un duelo patológico.

Por no ser la intención del presente ensayo un estudio exhaustivo del duelo, daremos sólo una breve explicación de cada una de las etapas que lo componen a propósito de la pandemia que aqueja hoy en día al mundo entero.

La negación pretende ocultar el dolor negando el hecho. Así hemos visto a lo largo de esta situación quienes han dicho que se ha inventado el virus o su agresividad, que no es necesario usar cubrebocas, que exageran quienes evitan las reuniones de amigos y en lugar de evitarlas las organizan, expresando así su huida de la realidad.

La ira o el enojo busca culpables en todo y si no los hay físicamente, el enojo se dirige a las instituciones o a Dios. En el caso de la pandemia, tristemente una de las mayores manifestaciones de esta etapa del duelo se ha encontrado en la violencia intrafamiliar que elevó sus índices en los primeros meses del problema, sobre todo durante los lapsos de cuarentena no resultó fácil para los padres de familia convertirse en maestros de sus hijos en casa, y para quienes no estaban habituados a trabajar en línea, el aprender a compartir espacios, tiempo, todo tipo de dispositivos electrónicos a fin de continuar con el trabajo en casa y las clases para quienes estaban acostumbrados a ir a un centro de labores, una oficina, una escuela, etc., fueron muy diversas las tonalidades de esta etapa del duelo, desde una simple impaciencia, hasta golpes en algunos casos.

La negociación tiene como objetivo encontrar la manera de solucionar el problema o revertirlo. Fueron apareciendo todo tipo de dietas alimenticias, remedios caseros, otros fueron químicos, hasta las “mandas” en súplica de un milagro; la gente comenzó a automedicarse, a acumular diversos medicamentos “en caso de necesitarlos y estar escasos”; sin negar el valor de una buena alimentación y la importancia de un buen sistema inmunológico, menos aún la importancia de la oración en todo proceso de duelo, por la forma en que hicieron su aparición las diversas manifestaciones de búsqueda de solución a la pandemia, también se pudo observar una auténtica etapa de negociación en el duelo que se ha vivido.

Por lo que se refiere a la tristeza es consecuencia natural ante una pérdida. La hemos presenciado objetiva por la cantidad de pérdidas humanas, familias en las que han muerto ambos padres en un lapso de meses; pérdida de parientes cercanos y lejanos, amigos queridos, compañeros de trabajo, vecinos, han sido realmente objeto de un profundo dolor, de una gran tristeza tantas muertes. Sin embargo, también la ha habido subjetiva en cuanto que hay personas que no habiendo sufrido ninguna de esas pérdidas, se duelen por la situación de la humanidad y esto habla de la sensibilidad del ser humano, de ese sabernos hermanos, del surgimiento de una fraternidad que se estaba perdiendo. Esta ha sido una tristeza que, si bien es cierto que manifiesta la presencia de un duelo, también es campo fértil para el cultivo de virtudes como la solidaridad, la generosidad, la longanimidad, esa capacidad de dar un poco más de lo que de nosotros se espera.

La última etapa del duelo es la aceptación, con ella queda resuelto el problema, se ordenan las emociones, la vida misma, se retoman los hilos de la vida y se continúa viviendo. En el caso de la pandemia no es posible decir que hemos llegado a esta etapa, debido a que la causa del duelo aún persiste, no se ha combatido el virus, se ha iniciado el proceso de vacunación de la población y con ello ya hay luz al final del camino, pero aún lo estamos andando; es posible tomar esta etapa como aquella en la cual la tarea a cumplir es la de construir el sentido de todo cuanto nos ha ocurrido.

El sentido del dolor y del sufrimiento

Dicen que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional, ambos son humanos en virtud de que pasan a través de la experiencia e interpretación del hecho y sus consecuencias. Sin embargo, dependiendo de los filtros de que dispongamos es posible hacer la diferencia y darles sentido, no se trata de una fórmula infalible, pero si es posible sugerir algunos puntos de vista de quienes antes anduvieron el camino y cuyo testimonio puede dar luz y ayudar a localizar aquellos recursos de los cuales se dispone para construir un sentido trascendente que desahogue tanto dolor, tanto sufrimiento.

Viktor E. Frankl, neurólogo, psiquiatra y filósofo austriaco fundador de la Logoterapia y el Análisis Existencial, estuvo preso en los campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial, ahí perdió a sus padres, a su esposa, fue sujeto de las vejaciones de esos sitios, estando en ellos fijó su atención en la forma en que podía ayudar a sus semejantes fueran estos prisioneros como él o sus carceleros, observó las diferentes conductas, sobrevivió y ya libre continuó con sus estudios dejando toda una enseñanza que se sintetiza en estas palabras:

“He encontrado el significado de mi vida al ayudar a los demás a encontrar, en sus vidas, un significado”

Elisabeth Kübler-Ross psiquiatra, suiza de nacimiento quien ya adulta se fue a vivir a los Estados Unidos en donde realizó la mayor parte de sus investigaciones, convirtiéndose en pionera sobre los estudios en moribundos, llegó a documentar más de 20 mil casos, ella dijo: Ser infeliz y sufrir es como forjar el hierro candente, es la ocasión que nos es dada para crecer.

San Juan Pablo II, polaco, huérfano de madre siendo niño pierde a su hermano y a su padre años después, trabaja en las minas de piedra mientras estudia en un seminario clandestino, finalmente, se ordena sacerdote, es nombrado primero obispo, luego cardenal y finalmente electo papa de la Iglesia Católica, en su Encíclica “El sentido cristiano del sufrimiento humano” escribió: El sufrimiento es uno de esos puntos en los que el hombre está en cierto sentido “destinado” a superarse a sí mismo y de manera misteriosa es llamado a hacerlo.

La escala del sufrimiento

Pretender negar que alguno de los tres personajes citados conocieron el sufrimiento sería absurdo, sin embargo, cada uno de ellos lo convirtió en fuente de sabiduría, en elemento esencial para construir el sentido de la propia vida, ¿cuál fue el denominador común en ellos?: la voluntad de sentido, justamente aquello que nos distingue a los seres humanos, la capacidad de discernir en cuanto a lo que elegimos hacer con la realidad de nuestra vida.

El sufrimiento puede ser objetivo o subjetivo, bien sea porque murió un ser muy querido o porque temo que llegue a morir, si es que me contagio de alguna enfermedad incurable, en ambos casos hay un sufrimiento en la persona, la diferencia en el manejo del mismo dependerá en primer lugar de los filtros de que se disponga, para conocerlos se precisa de un diagnóstico espiritual, esto es analizar cuáles y cuántos son tanto los valores humanos como la madurez humana, emocional, la capacidad de reflexión, la resistencia a la frustración, como también las virtudes de prudencia, fortaleza y justicia que ha cultivado; entre otras muchas con las que puede contar, y así mismo, reconocer los valores religiosos que le permitan enfrentar las grandes interrogantes de la vida como la muerte, el dolor, el sufrimiento mismo; se precisa hacer un inventario de las fortalezas de que dispone, como lo es la familia, las redes sociales que la apoyan -que no son ni Facebook, ni similares-, amistades, clubes a que pertenece, grupos parroquiales, etc., todo aquello que le puede servir como elemento de entramado para la construcción del sentido del propio sufrimiento, hasta llegar a la construcción del sentido de la propia vida con todo y el sufrimiento y a pesar del mismo, llegando así a superarlo y hacerlo trascendente.

Construyendo el sentido

Existen tres valores en la vida de todo ser humano que no suelen ser tomados en cuenta y son fundamentales para construir el sentido tanto del sufrimiento como el de la propia vida, estos son:

  • De creación: ¿qué aporto al mundo?
  • De experiencia: ¿qué recibo del mundo?
  • De actitud: posibilidad de asumir una actitud digna, valiente y trascendente

Es importante que la persona se pregunte y reconozca cuál es su aportación al mundo que la rodea, familia, amistades, trabajo, naturaleza, etc., cuando la persona descubre que es capaz de aportar algo a los demás, sea esto de gran importancia o no, puede iniciar un proceso de crecimiento personal en la medida que trabaje porque aquello que aporta sea cada vez mejor, no tiene que ser algo de valor monetario, de hecho, preferentemente no ha de serlo, en virtud de que no llevaría el don de sí mismo, en cambio, si lo que aporta es alguna cualidad, un poco de tiempo, un trabajo específico y/o especializado, esto contribuye al incremento de la autoestima de la persona, al olvido de sí y a la construcción de un sentido de la propia vida en bien de los demás.

Por otro lado, cuando se hace un inventario de lo que se recibe, desde el sol que alumbra el día, hasta las cualidades personales, las personas que nos rodean y los bienes de fortuna, casi de manera automática surge un sentimiento de agradecimiento que hace disminuir el sufrimiento y no sólo eso, en la medida en que la gratitud a Dios, a los demás y a la vida va aumentando, el sufrimiento se desplaza, dando lugar a ese sentimiento de gratuidad que engrandece el alma.

En último lugar y también lo más difícil e importante, es la elección de la actitud ante el sufrimiento, como ya se dijo en otro momento, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. No se trata de adoptar una frialdad estoica que sería más fruto del miedo a enfrentar la realidad, que una actitud digna y esta es la que se ha de procurar, esa dignidad que da el valor de enfrentar las situaciones en su justa medida para encontrar una solución, para darles un sentido trascendente que será aquella respuesta a la pregunta de ¿Para qué me sirve lo que estoy viviendo?, toda vez que con la experiencia del pasado, el ser humano es capaz de construir en el presente, un magnífico futuro, todo dependerá de la actitud que adopte.

Espiritualidad y religiosidad

La dimensión espiritual abarca el conjunto de valores éticos, morales, afectivos, de opciones y criterios que guían a la persona. De todo esto dependerá su sed de sentido, de valor y de trascendencia de la propia vida y todo cuando le acontece.

La dimensión religiosa es la relación de la persona con Dios, con el ser trascendente, todo dependerá de la tradición religiosa en que haya sido formada o bien haya elegido en algún momento de la vida.

Para el cristianismo el sufrimiento tiene sentido y valor desde la cruz de Jesucristo, que lejos de evitarlo lo asumió por la salvación de los hombres, de tal suerte que para un cristiano el solo hecho de unir su sufrimiento a la cruz ya lo alivia en buena medida, puesto que no sufre solo, más aún si su madurez espiritual y religiosa lo invitan a ofrecer junto a Cristo ese sufrimiento y le añade nobles intenciones sufrirá con paz, hecho plenamente testimoniado por los mártires de veintiún siglos de historia cristiana en todo el mundo, inclusive en países no cristianos como en algunas naciones de Asia, se encuentran tales testimonios.

Sin embargo, la dimensión religiosa puede no estar presente en las vivencias de una persona, lo que puede redundar en un sufrimiento por demás agudo y con mayor dificultad de resolverse y darle sentido.

¿Qué hacer?

Se sugiere iniciar tomando conciencia de los propios valores, hacer el propio inventario, puesto que una vez conocedores de los propios recursos será más sencillo encontrar el “para qué” de la situación, evitando caer en esa espiral depresiva del “¿por qué?”, misma que no conduce a nada positivo.

El dolor de cada quién es el dolor más grande, por lo tanto, se habrán de evitar comparaciones, haciéndose cada persona responsable de sus propias decisiones, sin buscar culpables, por el contrario, en la medida de lo posible aliviar las propias culpas y las de los demás, sobre todo en situaciones como las que genera una pandemia que en ciertos momentos rebasa todas las precauciones y medidas que se pudieran tomar.

Elaborar un listado de problemas a resolver y empezar a hacerlo con los recursos de que se disponga en ese momento, de ser posible compartir con los demás lo que tenemos: tiempo, capacidad de escucha, acompañamiento, bienes, amor.

El sufrimiento en general y una pandemia en particular, se pueden convertir en una gran oportunidad para construir la mejor versión de cada persona, de cada comunidad, de cada país, particularmente por la vía de la solidaridad y la subsidiariedad si fuera necesario.

En cuanto a los niños

Lo más importante es hablarles con la verdad, bien se trate de la muerte de los padres, de los abuelos o hasta de la mascota, hacerlo lo antes posible, preferentemente han de ser los padres quienes den la noticia o en su caso la persona más cercana, procurando que sea en un sitio adecuado y que proporcione seguridad al niño. Evitar mentiras como “se fue de viaje…”, “te llamará pronto…”, y otras similares.

Suelen hacer preguntas mismas que habrán de responderse sin fantasías y sin agregar ninguna, responder únicamente a lo que el niño pregunta. Es importante pedirle que relate lo que ha entendido, lo que se imagina.

Respecto de la muerte son cuatro los aspectos que le han de quedar claros:

  • La muerte es irreversible
  • Es definitiva y total
  • Es universal, todos nos vamos a morir algún día
  • Tienen fin todas las funciones vitales de la persona

Una vez comprendidos estos cuatro aspectos de la muerte, es conveniente hablarle acerca del sentido religioso y espiritual, conforme a la tradición religiosa en que se le ha formado. Se han de evitar expresiones como “Dios se lo llevó…”, “fue voluntad de Dios…”, en virtud de que las mismas pueden generar un deshago de enojo contra Dios, a quien puede considerar culpable de la pérdida, es preferible hablar de la enfermedad, del accidente, que fueron la causa de la muerte y decirle que Dios sufre con el pequeño por su pérdida, este será un recurso de consuelo insustituible para toda la vida.

En los niños como en los adultos, suelen tener sentimientos de culpa, sobre todo cuando pudieran haber tenido un mal comportamiento, dicho alguna mentira, etc., por lo cual es fundamental que le quede claro que no es en absoluto responsable de esa muerte, que sepa que nuestras emociones no provocan la muerte; procurarle seguridad y protección, continuidad en sus rutinas familiares y escolares, afirmarles en la seguridad de que ese ser querido siempre estará presente en la memoria y en el corazón. Animarlos y enseñarlos a expresar su dolor, sus sentimientos, sí se les puede llevar a participar de los ritos funerarios, de los 5 o 6 años en adelante es posible, si por alguna circunstancia no fuera conveniente, se les puede invitar a despedirse con una carta o un dibujo, dependiendo de la edad y preferencias del pequeño.

Tal pareciera que, así como cuando es demolido un viejo edificio suelen encontrarse entre las ruinas algunos objetos de valor y quizá hasta algún tesoro, en los últimos tiempos y a causa de la pandemia por el COVID-19, estuvieran quedando al descubierto la bondad originaria y muchas otras grandes cualidades propias del ser humano, creatura que refleja la bondad de su Creador.

Lo superfluo está pasando de moda, se atiende más a lo esencial, a lo que constituye la columna vertebral del hombre espíritu encarnado, que ha de ocuparse no sólo de lo material, sino que ha de atender también el hambre espiritual que se alimenta de la cercanía de los seres queridos, del abrazo cálido de los amigos, de los largos tiempos de oración en diálogo con Dios.

La Tanatología nos habla de la muerte, sin embargo, la virtud de la esperanza nos pone frente al sentido y la trascendencia que queremos darle, nos invita a trabajar en la edificación de una sociedad más justa, más fraterna, en la que se deje la huella de una civilización que supo apreciar la vida, defenderla y vivirla con tal sentido que llegue a ser reconocida y recordada como la civilización del amor.

Milan Kundera “El libro de la risa y el olvido”

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dra. Adriana Villicaña Martínez • Directora de UNIVA Plantel Uruapan

 

Conocí a Milan Kundera por su libro La insoportable levedad del ser, el cual leí en 1998, cuando ya salía como novia de mi ahora esposo. Durante la pandemia, revisando la biblioteca en casa, él mantenía en una de las secciones este otro título del mismo autor: El libro de la risa y el olvido (1982), el cual, leí -entre descanso y descanso- sobre mi tumbona.

En respuesta a las publicaciones de Milan Kundera, quien fue privado de su nacionalidad por el gobierno checoslovaco, el autor reflexionaba: “Cuán difícil me es manifestar mis ideas y expresar con la libertad que tengo, en derecho y pensamiento, aún en el Facebook…” al señor Kundera le privaron de su nacionalidad por considerar sus ideas como un riesgo a la seguridad del Estado; a cuántos de mis amigos no han descansado en sus perfiles por hablar de quienes “quizá no debían”. Pero ¿Han cambiado los tiempos? O hemos sido nosotros mismos quienes nos limitamos a ejercer el derecho, ganado por las y los guerreros que nos han antecedido en esta lucha por la libertad de expresión.

Me pierdo entre mis pensamientos. No solo sus libros son expresiones que impulsan a la libertad del pensamiento, al manifiesto de las emociones y de los sentimientos, sino que incluso la portada de sus libros me resultan hasta controversiales, llamativas, que enganchan, cuestionan, abruman y despiertan la curiosidad.

Comparto que cuando exploro una biblioteca o alguna librería -además de consultar a mis autores predilectos- me gusta revisar nuevos títulos, leer las solapas, admirar los diseños de las portadas y las contraportadas, ver si está o no empaquetado y en el mejor de los casos, si se tiene un ejemplar disponible para hojear; la suma de todo esto es lo que me hace elegir o no, un libro… y si voy a adquirirlo, por respeto a mi bolsillo también valoro su costo.

Se acerca mi perrita Kika, la subo a la tumbona y regreso al texto, “… Él se siente responsable de su destino, pero su destino no se siente responsable por él. Tenía con respecto a su vida la relación que tiene el escultor con la escultura o el novelista con su novela. Uno de los derechos inalienables del novelista es el de reelaborar su novela. Si no le gusta el comienzo puede cambiarlo o tacharlo. Pero Zdena le negaba a Mirek los derechos de autor. Zdena insistía en quedarse en las primeras páginas de la novela y en no dejarse tachar” (Pág. 22).

Seamos capaces de escribir nuestras propias historias y por qué no, de contarnos buenas y agradables historias, recuperando la esperanza y regresando a nuestro pivote para ser personas de bien sin negar las realidades, pero construyendo la vida que deseamos. Pararnos en responsabilidad y crear la vida que soñamos. ¿Quién tiene las respuestas? Tú, busca el diálogo contigo mismo, busca en tus silencios y revisa lo que te duele, habla solo para espejearte, decide y no permitas que alguien más decida por ti.

Regreso al texto y varias páginas después: “Digámoslo de otro modo: Toda relación amorosa se basa en una serie de convenios que, sin describirlos, los amantes establecen imprudentemente durante las primeras semanas de amor. Están todavía como en sueños, pero al mismo tiempo redactan como abogados implacables las cláusulas detalladas del contrato. ¡Oh amantes, sed cautelosos durante esos peligrosos primeros días! Si le lleváis el desayuno a la cama os veréis obligados a hacerlo siempre, a menos que queráis ser acusados de desamor y traición”.

Me pierdo otros 20 minutos en mis pensamientos, revisando cuáles han sido nuestros convenios de pareja y cuáles mantenemos vigentes después de 18 años de casados; creo que valdría la pena renegociar algunos, intercambiar unos cuantos y aclarar, eliminar e incluso prescindir de otros tantos “… tendré de qué hablar con él por la noche” pienso cuando se acerca a dejarme un vaso con agua fresca y se tumba junto a mí. Sigo leyendo entre sorbo y sorbo.

“En las primeras semanas quedo decidido entre Karel y Marketa que Karel iba a ser infiel y que Marketa se resignaría a soportarlo, pero en cambio Marketa tendría el derecho de ser la mejor y Karel se sentiría culpable delante de ella. Nadie sabía mejor que Marketa lo triste que es ser el mejor. Era la mejor solo porque no le quedaba otra posibilidad…” Caray… me termino perdiendo de nueva cuenta, otros muchos minutos más en el pasado, recordando… pero mejor dejo el tema para la siguiente semana; prefiero no caer en esas reflexiones tan profundas y más, en vísperas de nuestro aniversario… me parece que bien puede esperar una o varias semanas más.

 

La Seguridad Alimentaria en Pandemia

Por Líderes de Opinión, Voces UNIVA Sin comentarios

Dra. Rocío Angélica Salinas Osornio • Docente-Investigadora UNIVA

 

La situación política y económica en México resulta preocupante, ya que en medio de tiempos electorales en donde -para variar- se manifiesta una serie de intereses de los partidos políticos e incluso hasta un tanto personales, el país viene arrastrando una caída económica desde el año pasado con el grave problema entre la oferta y la demanda debido a la presencia de la COVID-19 en donde vimos afectada la empresa, el empleo y los hogares, siendo este último en el que quiero profundizar.

Y es que, es precisamente en los hogares donde se encuentra la población más vulnerable, las niñas, los niños, y mujeres embarazadas, que se quedaron el año 2020 y principios del 2021 en casa, esperando que llegara el alimento, principalmente en los hogares con ingresos más bajos y en los que desgraciadamente antes de la pandemia ya se observaba una mayor prevalencia de malnutrición.

Una buena nutrición, aquella que es suficiente, completa, variada, inocua, y equilibrada, es considerada el elemento indispensable para lograr una buena salud por lo que, una mala nutrición puede ocasionar disminución de la inmunidad incrementando la vulnerabilidad a padecer enfermedades, alterar el desarrollo físico y mental de quien la padece y hasta reducir la productividad de la población. Y es ahí donde debemos ocuparnos, ya que la crisis económica, a la cual nos enfrentamos el año pasado, con pérdida de empleos y baja en los ingresos familiares, incrementó aún más la vulnerabilidad de los hogares mexicanos, condicionando el estado de salud de los integrantes en cada familia.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce el derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, garantizando así la seguridad alimentaria de la población, lo cual, no sólo implica contar con el abasto suficiente, sino que involucra la capacidad productiva y adecuada distribución, permitiendo la disponibilidad y el acceso a la misma, por lo que es necesario contar con ingresos suficientes para adquirirla.

Ante la crisis económica generada por la pandemia, en la sociedad nos preocupamos por el primer eslabón de la cadena, los productores y empresarios, quienes sufrieron grandes pérdidas económicas, pero sus pérdidas condujeron a que los hogares con menos ingresos, se quedaran con hambre, favoreciendo aún más la vulnerabilidad, a la cual ya se encontraban expuestos.

Pero ¿Cómo tener los ingresos suficientes para adquirir los alimentos? Si pareciera que no hay salario que nos alcance, y es que, en afán de mejorar las condiciones económicas del país, manteniendo viva la cadena de suministros y evitando aparentemente subir los precios de la canasta básica, se ha reducido el gramaje de la mayoría de los productos alimenticios, teniendo entonces, el mismo precio de un producto, pero pesando menos, pegando duro a la seguridad alimentaria de las niñas, niños y mujeres embarazadas, en quienes se aumenta la proporción de inseguridad alimentaria moderada y severa, ya que no logran satisfacer ni sus mínimas necesidades alimentarias durante un periodo prolongado; esto, seguramente dejará huella en la vida adulta de nuestros niños.

Es por ello que resulta necesario la implementación de medidas que favorezcan el empleo, pero sobre todo que aseguren que haya suficientes alimentos nutritivos, con una distribución justa que permita cubrir las necesidades básicas de alimentación de toda la población, pero especialmente de los grupos vulnerables.