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El COVID-19 y el impacto en micro empresas en México

Dr. Francisco Ernesto Navarrete Báez • Profesor Investigador UNIVA Plantel Guadalajara

 

 

Dentro de lo mucho que se ha escrito acerca de esta pandemia ocasionada por el virus COVID-19, sobre su impacto en la vida y la salud de todos los habitantes de la tierra. Si realmente estamos preparados como raza humana para un acontecimiento de tal magnitud, y en donde las grandes potencias económicas mundiales han sido rebasadas, especialmente en el sector salud, ante la evolución y crecimiento exponencial del contagio.

Hay varios tópicos no menos relevantes que de aquí se desprenden y se deben analizar, ya que están haciendo mella entre nosotros.  El que aquí concierne es el impacto que está teniendo desde ya, y sobre todo cuando todo esto pase (ya sea en cuatro o más semanas),  sobre las micro empresas de México y el empleo que estas generan.

Me detengo un poco para dimensionar a detalle el impacto sobre las micro empresas. Primeramente habrá que recordar que según el INEGI, las pequeñas y medianas empresas del país representan el 99% del total operando en México. Generando el 72% del empleo y el 52% del Producto Interno Bruto (PIB), y propiciando entre el 70% y 80% del nuevo empleo.

Dentro de las pequeñas empresas está el subgrupo denominado micro empresas, es decir aquellas que tienen menos de diez empleados, – que incluye el autoempleo -, y que no venden más de un millón de pesos al año. Estas micro empresas emplean al 46% de todos los trabajadores, y son alrededor de 4.1 millones de unidades económicas distribuidas por todo el país.

Otra característica de las empresas mexicanas, es que el 52% del total operan bajo el esquema de la informalidad, es decir, que ya sea no reportan sus operaciones al Servicio de Administración Tributaria (SAT), o bien no tienen incorporados a sus trabajadores al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), o no cumple ambas condiciones (el IMSS reportó a finales del 2019 unos 20.5 millones de empleos registrados). Entonces estamos hablando de alrededor de 2.3 millones de micro empresas que operan en la informalidad, o sea 22.2 millones de empleos informales.

Con este marco de referencia podemos dimensionar qué está ocurriendo desde ahora con este sector empresarial. La mayoría son empresas que viven al día, es decir, lo que venden por día va directamente a la boca del empleado y de su familia. Su modus operandi no es otro sino el de ir día con día, o quizá no más allá de semana por semana para ir, prácticamente,  subsistiendo. No hay capacidad de planear a largo plazo, ni recursos disponibles para afrontar jornadas sin ventas. En pocas palabras, si no venden, no hay ingresos, y si no hay ingresos no habrá dinero disponible para cubrir gastos personales ni de sus empleados.

La distribución de estas micro empresas es muy variado, pero todos las podemos ubicar fácilmente. Desde la “tiendita” de la esquina, el puesto de tacos (venta de comida), el expendedor de periódicos y revistas, el del puesto del mercado, o del comerciante ambulante, el taxista (o chofer de Uber), el del taller mecánico, el del negocio de productos de limpieza, el pequeño proveedor que surte a todos éstos, etc. etc. Están por todas partes y son el motor de la economía mexicana.

¿Entonces cuál es el impacto que está ocurriendo en México a causa de esta pandemia?. Primeramente será el bajo consumo de productos y servicios. La gente comprará lo indispensable durante este periodo de cuarentena.  Lo demás lo considerará no prioritario y hasta superfluo. Por lo que ir a comer en restaurantes, ir a bares, o cualquier negocio de servicio será poco recurrente. Recordando que el 60% del PIB total de México lo genera las empresas de servicio. Por lo que las bajas ventas propiciarán cierre de negocios y por lo tanto despido masivos de empleados. Y así se repetiría la cadena en distintos sectores económicos. A variación de ingresos habrá variación de gastos.

En general, varios organismos como el Banco de México, la CEPAL, la OCDE entre otros, esperan una contracción del crecimiento en México de -2.4% o mayor para este 2020. Por lo que oficialmente entraríamos a una recesión económica. Aunada a otras tantas en otros países que se verán también impactadas por esta parálisis.

La situación no es fácil para todas empresas, incluyendo las grandes, ya que por ejemplo se dejarán de vender automóviles nuevos en casi un 30% en este mismo año, y de ahí toda su cadena de abastecimiento se verá impactada hasta llegar  a las micro empresas, como eslabón más débil de esta economía nacional.

Hablar de números concretos aún es algo arriesgado, es muy similar a decir cuántos muertos esperamos en México por el COVID-19, nadie lo sabe. Pero antes de que todo esto suceda tenemos dos alternativas, irnos por el modelo keynesiano, en donde el gobierno federal estimule el consumo local a través de estímulos fiscales, apoyo directo a los empresarios, compras gubernamentales locales, y en el cual será importante apuntar hacia la integración y la autosuficiencia regional. Para así estimular y  “mover la economía doméstica”. Medidas que ya están tomando países como Estados Unidos, Alemania, y hasta el partido conservador inglés que ha adoptado estas medidas económicas, autorizándose y liberándose paquetes económicos enormes, como nunca antes en la historia. La segunda opción es que no haya este tipo de apoyos por parte del gobierno y se deje todo al libre mercado para que pronto se vaya recuperando nuestra propia economía. En lo personal, esta medida, aunque no generará déficit presupuestal a largo plazo, podría paralizar muchas de la operaciones actuales en un país en donde, como mencionamos al principio, la economía recae principalmente en las micro y pequeñas empresas que están poco institucionalizadas, lo que hace serlas muy vulnerables y por lo tanto no aguantaría muchos meses bajo estas condiciones, sería mucho riesgo. La decisión debe ser tomada de manera inmediata, sin titubeos para el bien de todos y el futuro del país.

 

 

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