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Tendencias

Biutiful: radiografía de un mundo desbocado

Por Tendencias Sin comentarios

Daniel Pedroza Galeana • Alumno de Maestría en Fiscal UNIVA Plantel Puerto Vallarta

 

Alejandro González Iñárritu a través de su filme de Biutiful ha sabido evidenciar de manera cruda y real, la condición enferma y degradada en la que se encuentra una sociedad carente de sensibilidad, empatía, amor por el prójimo y por su entorno. La película se centra en las relaciones e interacciones que un individuo tiene de cotidiano y le afectan constantemente para bien o para mal, tal y como lo expone Anthony Giddens en su libro Un Mundo Desbocado: De todos los cambios que ocurren en el mundo, ninguno supera en importancia a los que tienen lugar en nuestra vida privada, en la sexualidad, las relaciones, el matrimonio y la familia.

Uxbal el personaje principal de la cinta, se encuentra envuelto en una serie de conflictos emocionales, producto de una situación personal, familiar y social, bastante compleja, donde convergen elementos como: la enfermedad, la droga, el alcoholismo, una familia disfuncional, negocios con la mafia, comercio ilegal, explotación laboral, etc. Todo esto aunado a un contexto donde la empatía por el sufrimiento y el dolor ajeno, se encuentra en un basurero.

La atmosfera de la película es cenagosa en casi toda su extensión excepto por uno pocos y breves pasajes. En todos los personajes se puede percibir un abandono emocional y físico, el cual se extiende hasta los objetos y los lugares, con la única excepción, quizás, por un breve lapso donde aparecen Las Ramblas de Barcelona. Pero en general, paredes despintadas, trastes sucios, cosas amontonadas sin ton ni son, electrodomésticos que no sirven, espacios pequeños, calles grises. No por algo Giddens escribió que solo una minoría de gente vive ahora en lo que podríamos llamar la familia (o civilización)… Una buena relación es una de iguales en la que cada parte tiene los mismos derechos y obligaciones, en la que cada persona tiene respeto y quiere lo mejor para el otro. Es evidente que el entorno familiar de Uxbal no pertenece a esa minoría descrita por Giddens y no está en las intenciones de ninguno de los personajes producirla. Por el contrario, la desesperanza es agobiante conforme avanza la historia y se piensa en la situación que viven Ana y Mateo los dos hijos de Uxbal: ambos están en medio de dos adultos enfermos, en una sociedad con una enfermedad crónica donde las instituciones tradicionales están corrompidas, fragmentadas y desdibujadas miserablemente.

No obstante, lo único bello en Biutiful, paradójicamente, se manifiesta en el amor que Uxbal profesa a sus hijos, representado en todos los esfuerzos hechos para dejarles una posibilidad de vida sin necesidades. Pareciera como si Inárritu nos quisiera decir que la inminencia de la muerte nos hace buenos o nos hace sentir culpables.

Pero desde mi apreciación Uxbal, su esposa, los niños, su hermano Tito, los chinos, los africanos, el policía, etc., no son culpables del todo, sino al contrario, son víctimas de una sociedad en decadencia, de una sociedad quebrantada profundamente, de una cadena alimenticia, de un mundo desbocado, como lo expresó Anthony Giddens. Son víctimas de un mundo lleno de incertidumbres, donde no sabemos quiénes son los buenos y los malos porque viven donde mismo, trabajan en los mismos lugares, van a las mismas escuelas, a las mismas plazas. Donde el infierno de unos es el paraíso de otros y la dignidad depende del clima.

Considero que González Iñárritu tuvo la capacidad de presentarnos la frustración, la melancolía, la desesperanza, la tristeza, la confusión y el vacío, de una manera lúgubre y poética; sin dejar de lado la esperanza y la luchar por la familia, la justicia económica, política y social.

Es necesario sensibilizarnos ante el dolor y la necesidad ajena. Todo lo que hacemos bien o mal, impacta de manera positiva o negativa en nuestro entorno, en nuestro prójimo y en nuestra familia.

Es necesario fortalecer los tejidos sociales, ser más conscientes del daño que les estamos haciendo a otros, a nuestro entorno inmediato y, hacer de este mundo desbocado, uno enfocado y equilibrado; para que nuestro mundo no sea Biutiful, sino, Beautiful.

Cuando el arte no quiere ser arte

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Claudia Paola López Murillo • Alumni Plantel Guadalajara

 

La palabra “arte” se ha convertido en un sinónimo de maestría, se articula para referenciar cualidades de alta calidad, y aunque las definiciones sobre arte pretenden descubrir la diferencia entre cualquier actividad o creación del hombre; definir los rasgos que convierten a algunas de estas creaciones en obras de arte, es algo en lo que los expertos no han tenido un acuerdo.

Cómo diferenciar arte de otras actividades y creaciones del hombre sin que ninguno de los hacedores del oficio se ofendan; porque al igual que existen matemáticos que hacen matemáticas y artistas que hacen arte, realmente qué o quién les convierte u otorga esos títulos; y aunque los nobles aritméticos tienen su pasión por los números, ¿realmente se pondría en duda hablar de las matemáticas como un arte?, al igual que sucede con los panaderos, caricaturistas, diseñadores o youtubers… ¿realmente cualquier actividad puede considerarse arte sólo por ser creación del hombre o conllevar una dedicación exhaustiva y una aparente creatividad?

La palabra arte tiene diferentes connotaciones y una de ellas es la desgastada acepción griega de “técnica”. Ejemplo de lo anterior es el tremendo conflicto y ofensa que causa en las audiencias el encontrarse con obras de arte tan baratas, tanto en presupuesto, como en técnica, trabajo e ingenio, y en todos aquellos principios que se le adjudica a la actividad artística. Desde luego, es bastante cuestionable una obra o performance donde hay un plátano pegado con cinta a la pared y alguien llega y lo come. Muchos mencionan ante estas obras, “Yo podría hacer lo mismo, incluso podría hacerlo mejor”, lo cual es un reflejo de la crítica y el juicio al valor que estos productos tienen. Es interesante como ese tipo de creadores han llamado la atención y han llevado en detrimento la clásica idea de los artistas celestiales, tocados por la musa de la inspiración y las buenas habilidades; y más si tomamos en cuenta la apertura y la facilidad que las nuevas tecnologías han otorgado a casi todos para crear expresiones de cualquier tipo.

Replantear el arte no es una tarea que consista simplemente en limitarlo a ciertos estándares, sino, de diferenciarlo de cualquier otra actividad, ¿realmente la actividad artística tiene algo de especial que sólo corresponde a su quehacer? ¿O simplemente cualquiera puede ser artista y hacer de todo, un arte?

Actualmente, el arte no puede condicionarse a un movimiento, no podemos decir que hay un sólo estilo, ya no es moderno, contemporáneo, vanguardista o digital; es simplemente una explosión de creación imparable, e independientemente de las galerías, exposiciones, museos, teatros, festivales, salas de cine o esculturas titánicas de figuras amorfas a la mitad de las avenidas.

Nos guste o no, las expresiones de nuestra sociedad se están llevando a cabo y habrá algunas que nos representen más que otras; de igual manera, el tiempo y la madurez de la sociedad serán quienes decidirán cuáles obras y piezas podrán trascender a esta primera parte del siglo XXI.

Crónica de un escritor insospechado

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Diego Andrés Joya Flores • ALUMNI Licenciatura en Mercadotecnia Integral

 

No existen más que dos reglas para escribir: tener algo alrededor y decirlo bien

OSCAR WILDE

 

Hace más de tres años estaba terminando mi última semana cultural de la prepa. Había filas enormes para los buenos eventos o de los que era bien sabido podrías conseguir sellos rápidamente, sin mucho esfuerzo. Los demás eventos se relegaban al gusto de cada estudiante.

Para mi “suerte” estaba con la carpeta a un sello de terminar y solamente con medio día para obtenerlo. En la tarde estaba la conferencia de un experto en temas de lenguaje corporal, lo que era de mi interés, pues me gustaba la serie Lie to me, protagonizada por Tim Roth. –¡Perfecto! –pensé. Estaba matando dos pájaros de un tiro.

Al llegar aquella tarde al salón asignado iba como de costumbre a deshora, corriendo para asistir con el menor retraso posible. Al llegar confirmo la hora y el número rotulado en la puerta. Era extraño, no había un ponente al frente del salón, mucho menos un público, sino, un círculo de estudiantes en sus butacas, la mayoría con un vaso de café, alrededor de mi maestra de filosofía, Jazmín Velasco.

Asomando mi rostro pregunté – ¿Es aquí la conferencia? – solo para que me contestasen en risa colectiva previo a gritar la invitación – ¡Otro más! Ven, siéntate –. La hora y el lugar de la conferencia habían cambiado y yo no me enteré. La maestra amablemente me invitó a pasar, a servirme café y a continuar con la conversación. – ¿De qué hablamos? – pregunté – de Hamlet – me contestó uno de los estudiantes. Mi reacción fue de sorpresa, ya que ese era uno de los libros arrumbados en mi casa.

Al continuar, nerviosamente pensaba que mi ignorancia me distinguiría entre mis compañeros letrados, conocedores de la palabra de Shakespeare, y uno, bueno… no más que un uno o dos libros al año que presumir. Pero eso no me dejó a un lado, en general salían preguntas que invitaban al diálogo y te hacían comprender, no sólo la tragedia del príncipe de Dinamarca, sino su impacto cultural, literario y hasta cinematográfico.

El tiempo parecía volar en minutos, pero realmente en poco más de hora y media concluyó. Al salir, varios compañeros que continuaríamos la universidad en la misma institución fuimos invitados por la maestra a participar en el taller de creación literaria que recién sería inaugurado, justo a la par del inicio del siguiente cuatrimestre. Me emocionó la idea, algo completamente nuevo para darle pie a un gusto que recién conocería: la escritura.

Meses después comenzó la primera sesión con mi ahora exmaestra de filosofía al centro y un montón de estudiantes en mesas a los costados. Había muchos virtuosos escritores, otros con palpitante mano a tomar la pluma y algunos más con el mero conocimiento de que existen unas cosas llamadas letras y oraciones que de alguna manera se pueden juntar y dar sentido. Yo era del tercer grupo. Eso sí, todos éramos jóvenes de primer año, ansiosos por comenzar la licenciatura, sin saber las noches de desvelos y el estrés que nos esperaban.

Con eso se dio pie a lo que serán de los mejores recuerdos de mi paso por la universidad. Sesiones semanales de montones de hojas sueltas, rayones dispersos, sentimientos impresos, oraciones palpables, párrafos robustos y hasta letras gritonas. Todas las semanas, los mismos estudiantes, conocíamos a variedad, románticos, trágicos, dramáticos, satíricos y hasta oníricos personajes que solo dejaban ver su rostro un día a la semana. Aquí estaban los universos intergalácticos, los cuentos fantásticos, las novelas elegantes, los poemas ingeniosos, las flores sin maceta, la inspiración de Hesse, gente de afuera y hasta un tal Anthony que nos dejaba perplejos.

A lo largo de estos años he visto cómo amigos y compañeros desarrollan habilidades que van más allá de sus labores en la literatura, gente realmente talentosa tanto de preparatoria como de universidad. Al escribir llevan sus ideas a otro nivel, de una mente caóticamente reflexiva a una sencilla hoja tamaño carta.

El taller de creación literaria es un trabajo colectivo entre mentor y compañeros, un ejercicio que se puede replicar con facilidad entre muchas o pocas personas sin necesidad de experiencia previa, o en caso contrario, también con la virtud y el talento. Un taller así merece un espacio en las universidades, que inviten a todos los talentosos escritores de las distintas carreras, gustos, géneros y estilos literarios.

Usualmente se crea este símbolo de complejidad a lo que se cree es un escritor y lo que le lleva a dar síntesis a sus ideas; claro que tiene su chiste, requiere técnica, como también práctica, llegar a desarrollar conocimiento. Asimismo, demanda disciplina para avanzar en los proyectos y alcanzar las metas individuales. La inspiración, por ejemplo, llega con las acciones y el dinamismo mental, espiritual y físico.

Para llegar a desarrollarse como escritor es necesario tener constantes ideas, pluma y lápiz (o procesador de texto), disciplina y lo más importante, la voluntad de lector. Esta voluntad deriva también de la capacitación, lectura, educación y motivación diaria. Ya entonces, se escribe para inspirar.

El naufragio

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José Ángel Rodríguez Romero • Alumni Ciencias y Técnicas de la Comunicación

 

Ha llegado esa tormenta inesperada e inevitable que trae consigo un mar de dudas y un par de visitantes de otro planeta, ¿cómo habrán llegado aquí? ¿Ellos eligieron en que momento estar? ¿Eligieron camuflarse entre la lluvia y dejarse arrastrar por la corriente hasta llegar a este lugar? No lo sé, y creo que nunca lo sabré. Sólo sé, lo disímiles que son ante la multitud. Su alegría depende de sí mismos, les hace feliz la tierra, el sol, el viento y una caja de cartón. Su corazón es puro, es auténtico, es suyo y de nadie más. Jamás juzgan el tiempo ni el espacio ni aquellos que lo habitan, habitaron o habitarán, su amor es incondicional, no conocen de eternidad, no hay cielo ni infierno, no hay principio ni fin, sólo lo que fluye, se siente, se huele y se ve.

Comienzo a cuestionar a aquel que tan seguro estaba de la vida y que creía que con creer era suficiente para navegar en aguas profundas y poco agitadas; aquel se ha perdido, el naufragio ha comenzado, que alguien lo salve que sin brújula no se navega, el GPS esta también desactivado, y creo que ni siquiera sabe utilizar el timón, alguien le dijo alguna vez –¡todo lo que creas lo puedes lograr!– y él respondió –¿todo? Pero ¿cómo? Y si yo no sé volar, por ejemplo– consciente de lo que decía, respondió a ese alguien, el cual le replicó –te dije que todo y que nadie te refute lo contrario–. Y aquel siguió su camino con aquella creencia, aunque aquel sabía que por naturaleza no era posible y que si le hubieran dicho lo contrario no se habría disgustado, decidió creer y seguir hasta perderse en el naufragio.

Nadie puede estar tan perdido como el que dejó su confianza y dignidad en 4 paredes, casa, cantina, escuela, oficina. Como aquel que entregó su corazón sin saber para qué servía. Qué importa ya, una vez que se pierde la confianza en sí mismo, se pierde el entusiasmo y con ello la parte del cerebro encargado de crear y construir se desactiva, igual que una aplicación sin internet, simplemente no funciona, sin importar que haya sido creada por Alan Turing o Mark Zuckerberg.

–Espera… no te rindas aún–, se dijo aquel a sí mismo y continuo –es verdad que sabías que no todo lo que creías podías, ni que todo lo que podías es en lo que creías. Pero ¿Recuerdas a aquellos visitantes de otro planeta y la simplicidad con la viven?, cuídalos, ámalos y aprende de ellos, que son más sabios que tú y todos los que has conocido, sin ni siquiera haber leído a Sócrates, Platón o Aristóteles. Entienden que cada momento de la vida es valioso, disfrutan sin placer, aman sin condición y viven sin preocupación.

Quiero dedicar este texto a los niños, sea cual sea el rol social que tengan, su sabiduría es infinita, basta con observarlos e interactuar con ellos un par de minutos para darnos cuenta qué es la felicidad. De alguna manera intento describir aquellos momentos de frustración en el que todos nos encontramos alguna vez y cómo es que podemos salir de esos momentos observando, recordando o interiorizando con nuestro niño; hijos, sobrinos, niños de la calle o a quien nosotros queramos elegir para poner los pies en la tierra.

Netflix: La nueva ruta hacia los laureles

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José Alejandro Domínguez Islas • Alumni Preparatoria UNIVA

 

El fin de año sólo puede significar una cosa para la industria del entretenimiento: la carrera por el Oscar ha comenzado. Todos los estudios empiezan a mandar a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas sus mejores películas para ser consideradas por el máximo galardón de la industria cinematográfica; las grandes compañías luchan por obtener reconocimiento en la gran noche, y aunque se suelen ver los mismos nombres, hay una gran posibilidad de volver a ver a un competidor que cambió las reglas del juego para la distribución de estas cintas que buscan regocijarse en los laureles.

Después de que se revelaran las nominaciones de los Hollywood Critics Association Awards y de los Annie Awards (estos últimos considerados los premios Oscar de la animación), las fuertes contendientes salieron a la luz. Sin sorprender a nadie, Once Upon a Time in Hollywood lideró el número de nominaciones con 11, seguida de Waves con 9, añadiéndose a la lista Booksmart, 1917, y Joker con 7. Por otro lado, en los Annie, las que llevaron la batuta fueron Missing Link y Frozen 2, ambas con 8 nominaciones. Sin embargo, lo interesante fue ver varias cintas distribuidas por Netflix en la competencia. En el caso de los premios de animación, destacó el filme de Sergio Pablos, Klaus, con 7 nominaciones, además de la francesa I Lost my Body, con 5. Mientras que en los Hollywood Critics Association Awards, The Irishman empató las nominaciones con el filme de Quentin Tarantino, y Dolemite is my Name sorprendió con 3.

Aunque estas premiaciones no siempre son una antesala directa para el Oscar, es de resaltar el impacto que Netflix ha tenido no solo para el consumidor que buscaba tener sus películas favoritas en el catálogo de la plataforma, a su vez, hoy logra ser una nueva manera de ver y hacer cine. No es sorpresa para nadie que cuente con el servicio de streaming, notar que cada semana hay nuevo contenido original, desde series, películas, hasta documentales. Resulta impresionante que en la actualidad podamos ver producciones que han sido aclamadas por la crítica, desde la televisión de nuestros hogares, incluso en nuestro celular.

No es la primera vez que una plataforma como esta llegue a tener renombre en estas premiaciones, recordemos la aclamada Roma de Alfonso Cuarón que contó con el apoyo del titán del streaming; y Manchester by the Sea que tuvo una distribución de Amazon Studios con la cual pudo obtener diversas nominaciones en su tiempo. Probablemente no sea sorpresa ver The Irishman, Klaus, I Lost my Body y Dolemite is my name bajo el reflector de las siguientes premiaciones, inclusive en los siguientes años podríamos ver más contenido multipremiado distribuido por Hulu, HBO Now, AppleTV+ y Disney+, dando inicio a una nueva era para el cine de galardones que busca visibilización, de una manera en la que esté al alcance del espectador a un click.

Aunque bien es cierto, existe una pérdida de nitidez de sonido e imagen al optar por ver las cintas en un formato de televisión, sacrificando la experiencia que te da la sala oscura de los complejos de cine; como dijo Martin Scorsese en una entrevista con el crítico Peter Travers: “por favor, no vean The Irishman (o la mayoría de las películas del mundo) en un smartphone”, siendo un comentario bastante atinado sobre las desventajas de tener como opción apreciar un largometraje en una pantalla en la que no se puedan percibir todas las virtudes técnicas. No obstante, la distribución en México no favorece a que se pueda tener en cartelera películas como Dolemite is my Name y I Lost my Body, incluso Klaus que pudo ser bien recibida en taquilla por el público que busca alguna cinta navideña, solo The Irishman contó con la suerte de una pequeña exhibición; por lo que, gracias a estas plataformas, uno como consumidor puede acceder con mayor facilidad a títulos que difícilmente llegarían a la cartelera nacional.

Netflix ya no es lo que fue en sus comienzos, hoy, es una puerta para los realizadores que quizá no encuentren una manera de distribuir sus producciones, siendo refugiados por la plataforma que les da una voz ante millones de espectadores, y que, con una exhibición en salas, puedan ser considerados para competir por la estatuilla más prestigiada de la industria.

Empatía: Muchos la piden, pocos la practican

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Ana Karen Guzmán y Diego Hernández Bojórquez • Alumni Ciencias de la Comunicación

 

Actualmente escuchamos en muchos espacios hablar sobre la empatía, parece ser un tema que está de moda. Siempre será positivo, claro, que un valor sea un fenómeno del que se hable constantemente, si con ello se logra un cambio en nuestro comportamiento social. El problema llega cuando existe incoherencia entre lo que decimos, por ser una convicción propia, y el cómo realmente actuamos, entonces tal vez desconocemos lo que es realmente la empatía.

Empatía es comprender los sentimientos y emociones que podría experimentar una persona en situaciones específicas, intuir cómo influiría en alguien más una acción directa o indirecta. En pocas palabras ponernos en los zapatos del otro, o mínimo no ser egoístas y tratar de informarnos o ser conscientes de las situaciones en las que se encuentran los demás.

Reconocer a una persona como alguien similar a nosotros es el inicio, pues de esa manera nos volvemos solidarios. El siguiente nivel es tener ese reconocimiento con los grupos que históricamente se han encontrado en posiciones vulnerables como las mujeres, la comunidad LGBTQ+, los afromexicanos, o las comunidades indígenas, que piden se reconozcan sus derechos para terminar la discriminación de la que han sido víctimas. Si comprendemos  un poco más la situación en la que se encuentran estos grupos tendríamos una sociedad más digna para todos.

Como individuos, desearíamos que los demás sean empáticos hacia la comunidad a la que pertenecemos, que nos validen y garanticen nuestros derechos, o que incluso no se sientan agredidos por nuestros privilegios. Y es en ese momento, cuando podemos caer en un doble discurso: Nos quejamos de las acciones que otros tienen, que nos molestan, y comenzamos a utilizar la “burla” o la viralización como un golpe a todo aquello que nos es indiferente o incómodo.

Las redes sociales se han convertido en un espacio donde la empatía es un tema que predomina en el diálogo público, pero de la misma manera son la plataforma donde se demuestra lo mucho que nos falta de ese valor dentro de la sociedad.

Estas mismas tienen el poder de convertir a alguien en una celebridad fugaz pero también de condenar a otros al escarmiento social, por eso no debemos confundir el ser empático con ser simpáticos. Muchas veces creyendo que causamos gracia, nos enfocamos en nuestra popularidad olvidando a los demás, y por ello esparcimos chismes, saciamos nuestro morbo, revelamos información privada que no nos pertenece o nos burlamos a costa de otras personas, sólo por entrar al famoso tren digital de la crítica. Todo ello, sin cuestionarnos cómo puede afectar a una persona involucrada directamente con el suceso, o sin importarnos que esto pueda impactar negativamente en la imagen de alguna institución que representamos, esto solo nos lleva a estar «escupiendo al cielo».

Tenemos que aprender a ser responsables y tomar consciencia de lo que consumimos y compartimos en dichas redes. La asertividad es una cualidad que debe de estar presente en todo lo que posteamos o comentamos, ya que así el diálogo que se genere será respetuoso y empático.

¿Cómo generar dicha comunicación asertiva? Sencillo. Al compartir información siempre debes conocer la fuente oficial donde se ha generado, y no difundirla si dicha fuente es de dudosa procedencia o maneja tonos amarillistas. La desinformación puede generar odio o temor hacia fenómenos o personajes.

Intenta no ser impertinente. Recuerda que lo que a ti te “causa gracia”, puede ofender a alguien. De igual manera, no desvirtúes la labor de otros, así como sus movimientos, mucho menos si nunca has investigado sobre ellos como para tener un argumento negativo. No hay algo peor que la gente que juzga, sin conocer lo que critica, sólo por querer tener más seguidores o visitas en sus perfiles.

Nosotros, como una generación que se desenvuelve comúnmente dentro de la web, debemos de conocer los riesgos que conlleva el usar redes sociales. Pero nuestro trabajo no deberá deparar ahí, también debemos de mejorar estos espacios para que cualquiera pueda sentirse integrado en el diálogo social, y no en la opacidad. Mucho menos como objeto de burla. Seas quien seas.

Utilicemos nuestras cuentas sin abusar del poder que tenemos en el anonimato o la viralización, porque nunca sabemos cuáles pueden ser las consecuencias de nuestros memes o discursos de odio. Recordemos que la salud mental y la protección de cada miembro de la sociedad, debe competernos a todos.

 

El fin de los cuentos de hadas

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José Alejandro Domínguez Islas • Alumni Preparatoria UNIVA

 

Walt Disney Animation Studios ha tenido varias definiciones por parte del público a lo largo de sus casi 100 años de fundación; desde sus inicios, se podría decir que fue revolucionario, visualmente sorprendente, e innovador para la industria del entretenimiento; con el tiempo, en la década de los 90, se le asoció completamente con el virtuosismo de su música y la presentación de íconos para niños y niñas, como lo fueron Hércules, Bella y Mulán. Posteriormente, a pesar de la decadencia que tuvo en los primeros años del 2000, que podrían ser definidos a grosso modo como mediocres con una experimentación fallida, la productora tuvo destellos de grandeza con La Princesa y El Sapo y Enredados, que recordaban a la esencia de ese Disney que cautivó a finales del siglo pasado; sin embargo, no reflejaron ese éxito que se esperaba, hasta que en 2013 se estrenara una película la cual se definiría como el nuevo clásico instantáneo para las animaciones del ratón: Frozen.

Antes del estreno de su secuela, la comunidad de fanáticos por años ha especulado sobre el interés amoroso de la princesa Elsa, algunos incluso han sugerido una relación homosexual para reforzar el discurso de inclusión que se ha vivido en todos los medios de entretenimiento. No obstante, Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez, compositores de la primera entrega que retomaron sus puestos para la segunda parte, respondieron a este cuestionamiento para IGN, diciendo que “el personaje no se define por sus amoríos, si no que será un personaje independiente, con un objetivo muy distinto”, palabras que me llevaron a la reflexión a partir de cómo ha cambiado el desarrollo de los protagonistas para los filmes animados del estudio.

Mientras que, en aquellos días de gloria, historias como La Sirenita, La Bella y la Bestia, Hércules, y Aladdín eran éxitos de crítica y taquilla, se notaba un patrón que le encantaba al estudio, el “vivieron felices por siempre”, haciendo alusión a los finales de los cuentos donde el príncipe se casaba con la princesa y terminaba la historia, siempre con un romance de por medio. Sin importar los obstáculos, nuestros héroes vencían al villano de turno y encontraban el amor en una pareja, una fórmula que hoy es contraria a lo que presentan en sus producciones, donde en ocasiones ni siquiera existe un villano, y a la fecha no se ha presentado un romance para los protagonistas.

Esto ha formado los nuevos modelos aspiracionales para la nueva generación, donde Ralph, Elsa, Hiro Hamada, Judy Hopps y Moana, ya no están en la búsqueda de una pareja que los complemente; en la actualidad, se le ha dado un mayor peso al amor filial, a la búsqueda de identidad y la independencia, temas que, si bien eran abordados bajo la superficie de otras animaciones, ahora el reflector brilla completamente para estos discursos. Las nuevas películas del estudio están bajo una constante de transmitir mensajes que esta nueva generación requiere, cambiando el romanticismo que se ve plasmado en un sinfín de historias de todos los medios posibles, por otras maneras en la que se ve reflejado el amor, que no solía ser el foco principal de sus otras producciones. La compañía se ha responsabilizado no solo del entretenimiento, sino del adoctrinamiento que siempre han tenido en los niños, cambiando los discursos idealistas y fantasiosos de varias princesas por un realista “no puedes casarte con alguien que acabas de conocer”, dándole a estos personajes una fuerza única de independencia que no había tenido ningún protagonista en el pasado.

La aventura congelada no le dio popularidad y reconocimiento a Disney de manera gratuita, no fue escuchar a los niños cantar horas la misma canción como si no tuvieran botón de pausa, o decir que la cinta solo brilla por lo visual; considero que hubo un fenómeno como los que ya pocas veces se vive en el mundo de la animación, existía un discurso sobre como los niños de la nueva generación podrían aprender sobre hermandad y amor propio como nunca se había hecho a la fecha por la productora. Y eso, es lo que de verdad se le reconoce a Disney con Frozen, ser el primer paso para contar nuevas historias con temáticas que deberían ser importantes para su principal audiencia, lo que llevaría a una nueva etapa para su industria animada la cual podría tener un brillo único, donde Grandes Héroes, Zootopia y Moana podrían darle una conclusión a la fórmula donde parecía una norma que el protagonista se enamorara al final del típico cuento de hadas.

Volvió la Feria a la ciudad

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José Daniel Meza Real • Coordinador de Calidad Académica UNIVA Plantel Guadalajara

 

 

Se acerca el final de noviembre, el frío empieza a hacer sus primeras apariciones y poco a poco los adornos navideños van apareciendo en las calles, anunciando la venida de las fiestas decembrinas. Pero conforme pasan los días se empieza a sentir un murmullo entre la gente de la ciudad, una expectativa comienza que lleva tiempo tachando recuadros del calendario; mientras otros, aquellos más ocupados, o más organizados, revisan una vez más su agenda para liberar los dos últimos fines de semana del mes. Ya vemos como se preparan las calles, las lonas se montan y los parabuses nos anuncian la llegada tan esperada de la gran fiesta, el evento que convocará a miles de personas de todas las partes del mundo para compartir una sola lengua: ¡La de las letras!

Así es, después de una larga espera vuelve la feria a la ciudad, la fiesta de los libros, la única e inigualable Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), el evento cultural más grande de Latinoamérica que año con año alberga a más de 800 mil asistentes, que participan en mil horas de actividades.

La FIL es un evento que ha vuelto a la ciudad de Guadalajara un punto de encuentro para intelectuales, artistas, escritores y lectores, no sólo de México sino del mundo entero y, aunque es importante mencionar que la derrama económica que deja el evento, está estimada en 330 mil millones de dólares anuales, se vuelve realmente incalculable la derrama de la riqueza cultural que ésta deja a los tapatíos y asistentes extranjeros, a través de conferencias de escritores, periodistas, académicos, artistas etc… pues en eso también contribuye el encuentro de las más de dos mil casas editoriales de 47 países que se presentan en sus largos y abarrotados pasillos; teniendo de esta manera, un encuentro cercano del tercer tipo con las letras.

Ahora bien, lo anterior se puede decir desde la perspectiva de un lector regular, que gusta y espera un evento de esta magnitud, pero desde otra posición más lejana a este contexto, supongo hay cabida a la siguiente pregunta ¿Para qué ir a la feria del libro si no me considero un lector?

Es importante destacar que, aunque si bien es cierto, por obvias razones el eje principal de la feria son los libros, esta categorización se queda bastante corta, pues seas o no lector, la FIL te da la oportunidad de tener un encuentro con la lengua, con las ideas, las diferentes expresiones artísticas y culturales que nos nutren de cualquier manera como seres humanos.

Es verdad, quizá usted es un lector en pañales que ve a la FIL, como una oportunidad de engentarse y luchar contra las adversidades del colapso de la avenida Mariano Otero y sus calles aledañas. Pero no por eso hay que desanimarse, tal vez a su visita no salga con sus manos llenas de libros, pero usted puede disfrutar de una plática muy amena con algún intelectual que, justo puede hablar de ese tema que le ha está rondando por la cabeza desde hace meses y que sólo había podido ver en redes sociales de manera superflua; quizá no sepa como analizar la métrica de un poema pero se encontró con una sala donde le leyeron algunos y su corazón se agitó involuntariamente; o tal vez pudo sentir esa inocencia y felicidad de la infancia mientras compartía risas con un grupo de pequeñines que igual que usted están asombrados escuchando como unos títeres les dramatizan un cuento en la zona de FIL Niños; o quién sabe, tal vez simplemente se quedó a disfrutar de un gran concierto en el Auditorio de la Expo Guadalajara.

También es cierto, que usted sea un lector empedernido y esté contando con ansias los días y las horas para sentir esa emoción de cruzar las puertas del recinto y encontrarse con una gran fiesta que le hace justicia a su nombre porque como niños, visitamos la feria asombrados por la majestuosidad, emocionados por la extensa variedad de atracciones, personajes impresionantes y centenares de puestos de comida literaria, que no sacian el hambre del estómago, sino del corazón y el espíritu.

A usted que se identificó con cada una de estas palabras, no necesito darle recomendaciones ni explicarle nada, porque puede revisar vía electrónica con un app o internet, la programación de todos los eventos. O quizá ya lo tienen contemplado y ha revisado una y otra vez los horarios y las fechas para reacomodar su rutina diaria, decidiendo entre una presentación de libro y una conferencia que se presentará a la misma hora; sé que ya tiene preparado ese guardadito que escondía debajo del colchón para la venta nocturna del viernes y que, sin duda alguna, sabrá cuál será su ruta e itinerario de viaje entre los pasillos de la gran zona de stands que año con año recorre expectante para conocer nuevos autores y claro nuevos momentos mágicos literarios.

Sea cual sea el tipo de lector con el que se identifica, le aseguro que no saldrá de la FIL con las manos vacías, ya sea porque agregó a su biblioteca personal algunas nuevas joyas, porque se llenó de nuevas experiencias culturales y artísticas, ideas, conoció gente o por qué no, quizá hasta se encontró con alguna persona especial que le cambió la vida y, algún día al pasar de los años se sentarán juntos frente al fuego y con un libro en la mano recordarán con cariño aquel día en que se encontraron en esa feria, entre toda esa gente, como dos extranjeros que no se conocían pero que pudieron hablar y compartir un mismo idioma… el de las letras.

 

La movilización social como factor social de cambio en Chile

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

Daniel Hurtado Yépiz • Coordinación de Movilidad Académica

 

¿Qué pasa en Chile? ¿Por qué el país está experimentando una movilización social que pareció surgir de la nada? Y después de las nuevas políticas sociales planteadas por el presidente Sebastián Piñera, ¿por qué la población sigue en las calles? Cuando se habla de Chile, en relación con otros países de América Latina, se habla de uno de los países más prósperos y dinámicos de la región. Chile, con una posición de 44 en el Índice de Desarrollo Humano del 2018, es el país más desarrollado de América Latina y el tercero del continente americano. Solo Argentina, las Bahamas y Uruguay se le acercan en las posiciones 47, 54 y 55 respectivamente. Este índice se basa en tres indicadores que terminan fusionándose para fungir como herramienta de comparación de todos los países de los que se han obtenido datos: esperanza de vida al nacer, años esperados de escolaridad y años totales de escolaridad, y producto interno bruto per cápita. Siendo uno de los países más desarrollados del mundo, y con estos positivos indicadores, pareciera que los chilenos pertenecen a la población privilegiada del planeta.

Pero, esta realidad, ¿es la de todos los chilenos? Para dar respuesta a las preguntas iniciales del presente artículo, es necesario mencionar aquellos factores que provocaron los sucesos ocurridos en las últimas semanas en el país del Cono Sur. En primer lugar, la población chilena venía sufriendo una serie de alzas en los precios de servicios básicos desde el año pasado. En abril de 2018, los costos del denominado TAG (cobro de tránsito de autopistas urbanas) tuvo un aumento del 6.4%. Sólo un mes después, los costos de la luz sufrieron un aumento del 10.5%. De la misma manera, las ISAPRES (aseguradoras privadas para servicios de salud) aplicaron un aumento del 50% en septiembre, mientras que en octubre del mismo año la luz volvió a aumentar en un 9.2%. Además, es importante mencionar el aumento en el desempleo en el país el cual llega a una cifra del 7%, así como los altos precios de la vivienda, lo que supone un terrible endeudamiento de las familias chilenas.

El aumento a los precios del pasaje del metro en la ciudad de Santiago fue la gota que derramó el vaso, un vaso al que el gobierno le había estado depositando gota tras gota de manera continua. Según el Dr. Sergio Rojas, académico de la Universidad de Chile, “no se trata simplemente de que el orden social explotó, sino que de aquel territorio ajeno, en el que el orden social está hace décadas en situación de catástrofe, ha ingresado en los escenarios civilizados del país”. Con esto, el filósofo de la UChile se refiere a que la reciente movilización de la población chilena venía originándose desde la perspectiva del orden del capital financiero globalizado. Inclusive, para el académico Jaime Bassa Mercado, profesor e investigador de la Universidad de Valparaíso, la exacerbada concentración del poder provocada por la Constitución de corte neoliberal es el origen del malestar que hoy se puede apreciar en el país.

El pasado 18 de noviembre se cumplió un mes desde que los chilenos tomaron las calles de Santiago y, posteriormente, las provincias de Chile, para manifestar su descontento hacia las condiciones de desigualdad económica que no permiten que toda la población pueda acceder a la estabilidad de la que disfrutan sólo unos pocos. Las reacciones de las élites políticas y económicas se manifestaron de diferentes maneras, por lo que resulta pertinente abordar las consecuencias que hasta ahora han desembocado en esta movilización que no es única en Latinoamérica. Como parte de las reacciones del gobierno chileno, el presidente Sebastián Piñera anunció la implementación de una serie de medidas sociales a cuatro días después de las acaudaladas manifestaciones: aumento de un 20% de la Pensión Básica Solidaria y del Aporte Previsional Solidario, aumento del “ingreso mínimo garantizado”, medidas para reducir los costos de medicamentos y de la electricidad, un incremento en los impuestos a sectores de mayores ingresos, entre otras medidas.

De la misma manera, el sector privado también reaccionó a esta movilización social. La empresa financiera Tanner anunció que “el ingreso mínimo será de 602,000” pesos chilenos, un equivalente a cerca de 15 mil pesos mexicanos mensuales. El empresario Andrónico Luksic, dueño de empresas como el Banco de Chile y Enex, anunció en Twitter: “A partir del 1 de enero de 2020 ningún trabajador directo de Quiñenco y sus empresas ganará menos de 500,000. No son muchos en esa realidad, pero desde enero no será ninguno”. Además, otros actores del sector privado anunciaron el establecimiento de diálogos con sus trabajadores para establecer mejores condiciones laborales, buscando tratar temas como el endeudamiento de las familias chilenas, salarios y pérdidas materiales y de transporte. A nivel internacional también han surgido actores que han expresado su interés en la presente situación del país austral. La Organización de las Naciones Unidas y la Corte Interamericana de Derechos Humanos denunciaron el “uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad”, en referencia también al “Estado de excepción” proclamado por Sebastián Piñera. Según el investigador del Instituto de Estudios Internacionales (INTE) de la Universidad Arturo Prat, Gonzalo Álvarez Fuentes, estas declaraciones representan un daño en la imagen internacional de Chile, provocada por la falta de visión del gobierno chileno.

Sin embargo, a pesar de las concesiones del gobierno chileno, para la mayoría de los chilenos estos cambios no son suficientes, ¿por qué? Porque no se está resolviendo el problema central que ha provocado la desigualdad económica en el país: la Constitución de 1980. El pasado 10 de noviembre, el ministro de Interior, Gonzalo Blumel, anunció que Chile comenzará un proceso de convocatoria dentro del Congreso Constituyente para la generación de una nueva Constitución. Según Jaime Bassa, esta nueva Carta Magna deberá aglutinar a diferentes sectores de la población y garantizar la efectiva participación ciudadana en la formulación de sus contenidos. Bassa afirma que para este fin, una Asamblea Constituyente es el único medio para lograr una Constitución legítima y que signifique una efectiva distribución social del poder político, un objetivo que la misma Michelle Bachelet intentó pero no pudo lograr en su segundo mandato.

Estas consecuencias, que han alcanzado los niveles nacional, regional e internacional, y que aglutinan al sector privado, al sector público y a la academia, reflejan el alto impacto de unas políticas públicas excluyentes, así como, el hartazgo del pueblo chileno, desde las calles centrales de Santiago hasta las costas sureñas de Puerto Montt. Desde una óptica teórica, resultaría interesante someter a esta reciente movilización social, que a pesar de llevar muy poco, ya ha generado resultados y se prevé que genere aún más consecuencias, a un instrumento de medición de impacto. La Escalera de la Participación Ciudadana es una teoría formulada por la autora Sherry R. Arnstein en la década de los 60’s, que consiste en una escala que mide los niveles de participación ciudadana dividida en 8 escalones que, a su vez, se encuentran divididos en 3 niveles de impacto: 1) No participación, 2) Participación simbólica y 3) Poder ciudadano:

Al ritmo al que va la sociedad chilena hasta el momento en la demanda de mejores condiciones de vida, sus esfuerzos equivaldrían al escalón de Aplacamiento, debido a que el gobierno chileno ya ha manifestado que las exigencias de la población tienen una solidez y argumentaciones válidas, sin embargo, no han logrado sentarse en una mesa de diálogo para poder discutir de la temática actual y plantear un plan de trabajo al respecto.

Por último, y a manera de reflexión sobre el futuro de Chile y de América Latina, es importante mencionar que después de que el presidente Piñera haya anunciado el “Acuerdo por la Paz y Nueva Constitución”, y retomando la elaboración de una nueva Carta Magna para Chile, los posibles y próximos escenarios para el país latinoamericano podrían ser prácticamente dos: 1. Un Chile con una nueva Carta Magna y sin Piñera, o 2. Un Chile con una nueva Carta Magna y con Piñera. Según Oscar Juárez Mora, egresado de Ciencias Políticas por el ITESO, la opción 1 es la más factible a suceder a finales del año en curso o a inicios del próximo año, debido a las órdenes del presidente respecto al uso de la fuerza, el estado de excepción y a los recientes casos de personas baleadas en los ojos con balas de goma. No obstante, según la opinión de Gabriel Reyes Bastías, egresado en Estudios Internacionales por la Universidad de Santiago de Chile (USACH), Sebastián Piñera seguirá a la cabeza del Poder Ejecutivo debido a que es ahora el Poder Legislativo de quien dependerá el proceso para la formulación de una nueva Constitución.

Además, según Oscar Juárez, la situación en Chile representa una punta de lanza para que otros países de América Latina comiencen a buscar nuevos esquemas económicos además del neoliberalismo puro. La sociedad chilena ya se dio cuenta de que el actual modelo económico tiene como una de sus características el incremento en la brecha entre ricos y pobres, por lo tanto, es necesario reformar todos aquellos aspectos que permiten este modelo económico que tanto ha hartado a la población, incluyendo la máxima representación de legalidad en una república: la Constitución.

 

Referencias:

 

El idioma náhuatl corre por tus venas

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

Zeferino Mixcaltepetl Tancuayalab del Ángel • Alumni UNIVA Guadalajara

 

El idioma náhuatl es un lazo de hermandad entre el pueblo mestizo e indígena, entre la zona rural y urbana, por decirlo con humildad, porque debemos de saber que la cultura mexica se metió como la humedad en todos los rincones de nuestro país y más allá: gastronomía, topónimos, música, rituales, vestuario, hierbas, frutas… literatura.

Los mexicanos a diario utilizamos palabras provenientes del náhuatl, tales como caldo michi, popote, mitote, chahuistle, aguacate, tomate, jitomate, Jalisco, Tuxpan, ocelote, chípil, achichincle, apachurrado, chipichipi, atole, tamal, elote, huapango, huipil, epazote, ocote…apapachar. Los términos náhuatl corren por nuestras venas sin importar el color de la piel, clase social o nivel de estudios. “Todos somos mexicas”, hijos de Nezahualcóyotl, de Macuilxochitzin, de Moctezuma y de Cuauhtémoc, velis nolis.

En nuestro México escuchamos infinidad de topónimos sin saber en realidad su significado, sin embargo, en castellano también usamos términos que en sentido estricto desconocemos su carga semántica. Toda vez que pronunciamos la palabra “papá”, suponemos que todos sabemos su significado, aunque si preguntamos al emisor sobre el desglose del concepto es posible, que se quede mudo. Por esa razón, no nos preocupemos por desconocer el significado profundo de cada palabra náhuatl que evocamos; lo que si debemos hacer es ocuparnos de asimilar cada palabra heredada por los tlamatinime, pues desde el lenguaje podemos ingresar a la realidad mexica; si no eres mexica por herencia, lo serás por adopción.

El propósito de mi escrito es empaparlos de la riqueza lexicológica y posteriormente comprender el fondo de la riqueza cultural en general; porque una palabra nos arrastra a buscar que hay detrás de ella.

Ahora menciono algunas comidas típicas del pueblo mexica:

Pozole: del náhuatl posoni “Que hierve generando burbujas, que hace espuma”.

Tastihuile: comida de Sinaloa, 100% autóctono. Del náhuatl tastihuile, de Tixtli Sopa espesada con masa de maíz; atole de camarón.

Caldo michi: caldo de pescado.

Y si quieres conocer los significados de los pueblos conurbados de Guadalajara, Jalisco; ahí dejo algunos, sólo como una probadita. Empecemos con el nombre del Estado.

Jalisco: de Xali arena y co: lugar.

Zapopan: Tsapotl zapote y pan: sobre, en.

Tlajomulco: tlali tierra, xomuli rincón/montón y co, lugar.

Tonalá: tonalan, donde sale el sol.

Tlaquepaque: tlaki abundancia/cultivo paki que se alegra. También puede significar tlalipan: sobre la tierra/barro.