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Tendencias

La familia como Iglesia doméstica en tiempos de pandemia

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

Alejandro Mayoral Saldaña • Estudiante de la Licenciatura en Teología UNIVA Online

 

El tiempo de pandemia ha replegado a las personas a permanecer en casa. Los templos, lugares de reunión para celebrar la fe, han quedado vacíos. Si existía la inercia en el mundo de desplazar la vivencia de la espiritualidad del templo a la vida, ahora las circunstancias han acelerado ese proceso. Así como el confinamiento llevó a las personas al aprendizaje del uso de la tecnología de manera acelerada, en este momento, la búsqueda del sentido de la vida se vuelve también apremiante.

Si entendemos la espiritualidad, desde nuestra humanidad, como la manera de canalizar la energía interna hacia la construcción de nuestra persona para vivir en profundidad, o como el contacto que la persona tiene con su interior que lo lleva a descubrir a Dios, entonces, la primera búsqueda de Dios está en el interior y después en los ritos. Es decir, el encuentro con Dios en la vida es previo a la búsqueda de Dios en el templo.

La búsqueda de la trascendencia va más allá de las religiones, del templo y de los ritos. Estos últimos podrían asemejarse al vaso que contiene el agua, siendo el agua la espiritualidad. Sin embargo, puede haber varios tipos de contenedores y resguardar bien el agua, la espiritualidad que contienen. Martin Luther King fue un gran profeta, como lo fue monseñor Romero o Mahatma Gandhi. Todos vivían el encuentro con Dios que los lanzaba a la construcción de su Reino, pero el contenedor del agua era diferente.

Hay quien habla de la añoranza del templo por la cuarentena, pero, si la divinidad habita en la persona, ¿será tan necesario el templo? ¿No será que se ha reducido a través de la historia el encuentro con Dios sólo en el templo? ¿No es la familia un lugar sagrado a quien se le ha llamado la iglesia doméstica? ¿Es posible encontrar a Dios y construir su reino en las relaciones interpersonales? Hoy tenemos la gran oportunidad de descubrir a Dios actuando en la vida, no sólo en los ritos. Los ritos sin amor, que no llevan a acciones concretas de bondad al prójimo en la vida ordinaria, son actos vacíos, secos, no fecundos.

Las primeras comunidades cristianas nacieron en los hogares de los conversos. Fueron estas familias quienes se convirtieron en centros de evangelización, de anuncio de la buena nueva. Lugares en los que a los cristianos los reconocían por la forma en cómo se amaban. Su vida comunicaba esperanza y no había necesidad del templo para evangelizar. ¿Será posible que las familias de hoy se vuelvan a convertir en lugares donde se dé testimonio del amor de Dios?

El papa Francisco nos ha llamado a ser una Iglesia de salida, una Iglesia cercana a la gente. Y, en este contexto, la Iglesia doméstica, la familia, está llamada a eso. Su exhortación apostólica sobre el amor en la familia, Amoris Laetitia, es clara y contundente. Habla de lo que la ciencia llamaría hoy en la investigación indicadores. Es decir, signos visibles y observables de la presencia del amor de Dios. Si los ritos tratan de comunicar verdades de fe, las familias están llamadas a dar testimonio de la manifestación del amor de Dios a la humanidad. No es una utopía. Es posible.

Amar en familia es ser Iglesia que acoge a Dios. La tolerancia, el servicio, el perdón, el diálogo, la paciencia, la comprensión y el no tener envidias, son signos visibles del amor de Dios entre los seres humanos que, vividos en familia, se convierten en clases magistrales de la primera y más importante escuela de vida cristiana: la familia.

Más allá, la vida vivida en profundidad, en una búsqueda constante del sentido de la existencia, abre la puerta al encuentro con Dios, con los demás, consigo mismo y con la naturaleza. Paradójicamente, la vida interior auténtica, no aísla a las personas, sino que las une con lo que las rodea. Los seres humanos que viven una vida interior fuerte dan la vida al servicio de los demás.

No perdamos la esperanza en el confinamiento. Veamos más bien la gran oportunidad de la vida de poder crecer espiritualmente en el encuentro con aquellos con quienes compartimos en el hogar. Este es un llamado para todos. El amor no tiene derechos de autor. Dios se da a todos y en todos se manifiesta.

Clases a distancia: La brecha digital aumenta la brecha educativa

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

Claudia Pérez Cortés • Alumna de la Licenciatura en Filosofía

 

La crisis sanitaria ha traído consigo grandes cambios y uno de los más importantes se manifiesta en la educación, a lo que se conoce como “clases a distancia”. Si bien se han implementado varias estrategias entre ellas las clases por televisión para la educación básica, en el presente trabajo se enfoca en las “clases virtuales”, es decir, el desarrollo de actividades de aprendizaje mediante entornos virtuales no presenciales.

Definir la brecha digital como un problema de falta de acceso a la tecnología es limitar todo lo que abarca este fenómeno, debido a que involucra aspectos políticos, económicos y sociales, además de que existen tres niveles que se interrelacionan con estos aspectos: el acceso, el uso y la adopción de las TIC.

Cuando se habla del acceso de los mexicanos a la tecnología, el INEGI es quien provee los datos más relevantes. Por ejemplo, el 44% de los hogares cuenta con una computadora y el 56% cuenta con Internet. La situación se complica si se hace la diferencia entre el ambiente rural (en donde 47% de las personas tienen internet) y el urbano (contando con un 76%). Estos datos presentan como la limitación del acceso a las tecnologías implica una desconexión de la educación.

Sin embargo, existen otros factores que pueden afectar la recepción del conocimiento por parte del alumno, aunque tenga los medios por los cuales conectarse. Estos pueden ir desde aspectos fuera del alcance del mismo y su maestro además de conexiones inestables y plataformas defectuosas, incluso, hasta la manera en la que se desarrollan y se llevan a cabo las clases.

En las clases virtuales como lo define Meneses en el 2007 se involucra un cambio de los roles, en donde el profesor pasa a ser un orientador más que una fuente de conocimiento y el alumno forma parte central de su enseñanza y su aprendizaje. Estos conceptos en educación básica resultan ser especialmente retadores debido a la dificultad en la retención de la atención por parte de los niños e inclusive falta de autonomía, donde no saben leer o manejar las computadoras. Es aquí donde los docentes se ponen a prueba, sin embargo, la falta de capacitación en los ámbitos virtuales, tanto en la planeación como el manejo de las tecnologías sólo hace más ardua su tarea.

El panorama presentado tanto por la desconexión física como la intelectual se ve reflejado en el rezago en este nivel académico, donde un 10% de alumnos tuvieron que dejar su aprendizaje, representando un poco más de 2 millones y medio de niños.

Debido a que el futuro se mueve hacia las tecnologías es inevitable pensar que los sistemas que hemos adoptado vayan a desaparecer por completo, una de las tareas que prosiguen es que los aprendizajes que hemos obtenido de esta situación evolucionen para ser de provecho en situaciones similares y que estos no sean factores para la creación de distancia entre el alumno y el profesor en el ámbito del conocimiento.

Cómo vencer el maratón de los 30 km llamado ENARM: Consejos desde el punto de vista de un egresado de la Licenciatura en Médico Cirujano

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

Dr. Claudio Daniel Rojas Gutiérrez • Residente de Cirugía General del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI “Dr. Bernardo Sepúlveda”

 

Una breve síntesis de la carrera de 42 km

El Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM) es una prueba que explora la capacidad para la correcta utilización de los conocimientos médicos enfocados en salud pública, urgencias y medicina familiar en el contexto de las cuatro troncales especialidades troncales: Medicina Interna, Pediatría, Gineco-Obstetricia y Cirugía General. Es una prueba con reactivos en formato de casos clínicos con cuatro opciones y una sola respuesta correcta. En el 2019 la prueba constó de 450 reactivos (incluidos en el idioma inglés) y con una duración de 8 horas, la presente convocatoria aún no especifica la duración ni el número de reactivos, sin embargo, las tendencias en cada año han sido constantes.

El XLIV ENARM se encuentra próximo, la presente pandemia trae incertidumbre y es momento que los aspirantes viven el máximo momento de tensión. Un estudio publicado en la revista del Instituto Mexicano del Seguro Social (que valdría la pena revisar) muestra que el porcentaje promedio de selección para escuelas públicas y privadas hacia el año 2016 es aproximadamente del 25%, con un número creciente entre el número de sustentantes y de plazas con el paso de los años. Para el 2019 más 42, 000 médicos generales sustentaron la prueba para las 27 especialidades de entrada directa, sin embargo, sólo se ofertó un total de 9,480 plazas para médicos nacionales, un número despreciable tomando en cuenta la demanda de los aspirantes.

Romper la barrera entre la fatiga, el estrés y aprovechar al máximo lo que resta de energía

Como orgulloso egresado de la licenciatura de Médico Cirujano de nuestra Casa de Estudios también tuve la dicha de vivir esta situación; se hace presente la ansiedad, los desvelos y la inquietante pregunta: ¿Seré capaz de poder entrar a la especialidad de mis sueños? Lamentablemente no existe libro, curso, programa, fórmula o persona que pueda asegurar ser seleccionado y esto debe estar siempre presente en las profundidades del hipocampo del sustentante. No obstante, creo que existen algunas recomendaciones que pueden ayudar a los nuevos aspirantes a sacar el mayor provecho a estos últimos meses y lograr vencer el muro de los 30 km de este maratón llamado ENARM.

Primera recomendación: Para correr un maratón hay que haberse entrenado diariamente

Si bien ningún consejo es más importante que otro, este primer punto, hace excepción a la regla. De hecho, es el más importante. Nadie puede correr un maratón sin haber corrido antes un medio maratón, una carrera de 10 km o 5 km (aunque seguro debe existir alguien que sí lo haga). Lo mismo sucede en la preparación para el ENARM, se debe tener en mente que el tiempo enfocado previo al examen tan solo es un repaso de lo que ya se estudió durante la carrera, internado y servicio (si aplica). No es posible adquirir todo el conocimiento que se debió haber adquirido durante más de 4 años, sin embargo, con honestidad se puede tener un punto de partida para definir dónde nos encontramos y qué tanto se tiene que afilar la punta de lanza. A pocos meses resulta conveniente detectar puntos débiles con la finalidad de trabajar en ellos y concentrarse en lo que suelen ser los bloques que en proporción son más preguntados: Ginecología y Obstetricia y Pediatría (por la suma de sus reactivos).

Segunda recomendación: Se debe conocer el circuito y tener un plan inteligente para recorrerlo

El modelo “SMART” (Inteligente por sus siglas en inglés) es un acrónimo comúnmente utilizado para establecer objetivos sobre todo en el ámbito de desarrollo personal y que resulta bastante útil particularmente en vísperas del ENARM. El acrónimo hace referencia a “specific”, “measurable”, “achievable”, “time-bound”. Si no se tenía un plan estructurado para este momento no es tarde para hacerlo. Se debe de tener un objetivo específico, medible, realizable y que tenga un límite de tiempo. En este caso se debe definir concretamente a qué especialidad se desea ingresar, evaluarse constantemente mediante simulacros y observar el progreso, ser conscientes del nivel competitivo en el que se encuentra y si se tienen los conocimientos suficientes para obtener el puntaje deseado (algo que puede ser duro de tragar) y finalmente establecer el margen de tiempo que queda para la preparación en cara el examen. En toda preparación existen altibajos, pero los ojos no deben estar separados de la meta.

Tercera recomendación: No hay que compararse con otros corredores, llegar a los 42 km debe ser una meta individual

El ENARM es una evaluación donde muchos aspirantes compiten por un mismo lugar y esto puede generar un sentido de competencia, inseguridad y sobre todo ansiedad. El aspirante debe de evitar a toda costa compararse con otros, todos tienen niveles diferentes de conocimientos con fortalezas y debilidades. El hecho de enfrentar un maratón de 8 horas con 450 preguntas es un logro monumental y si se corre de manera consciente se debe de saber que lo más importante no es en sí llegar a la meta sino todo el camino recorrido (porque hasta de los fracasos se aprende). Uno debe de concentrarse en sí mismo, mejorar en áreas de debilidad y evitar distractores a toda costa, ya que este es el más grande enemigo en la recta final, recuerda que del kilómetro 30 en adelante es muy fácil colapsar y no llegar a donde se desea.

Cuarta recomendación: Respirar adecuadamente y economizar energía para no parar antes de llegar a la bandera

Está bien demostrado que la privación del sueño tiene efectos negativos sobre las pruebas de memoria a largo plazo, las habilidades de lenguaje, en la capacidad de toma de decisiones, entre otras. Y si bien en esta carrera existe un paradigma donde los desvelos tienen que ser la regla más no la consecuencia del estudio efectivo, no dista de ser uno de los aspectos más contraproducentes de cara al ENARM. Por lo tanto, se debe de garantizar a toda costa un adecuado descanso durante la preparación para sacar el mayor provecho a las horas de estudio y la consolidación de la memoria a largo plazo. Un día inclusive quizás una semana antes del examen se debe de suspender todo estudio para despejar la mente y tener toda reserva de energía preparada para enfrentar los reactivos y las largas horas frente al monitor. Los maratonistas profesionales saben que dos días antes del gran día se tiene que parar. ¿Si ellos lo hacen porqué nosotros no?

Recomendación final: Ensayar el maratón es clave para que el verdadero sea sólo otro ensayo

Es muy importante practicar y ponerse en el escenario más apegado al ENARM. Actualmente no hay un estudio que demuestre una correlación entre el número y realización de simulacros con el resultado del examen, aunque es bien sabido que son una excelente herramienta para saber resolver casos clínicos y sobreponerse a la duración y contenido de la prueba. No hay mejor manera de saber cómo se siente correr 42 km más que corriéndolos y no hay mejor manera de conocer debilidades que poniéndose a prueba.

Estas recomendaciones fueron de gran utilidad durante los últimos meses de cara al ENARM, fueron clave para obtener el puntaje y la especialidad que deseaba además de que me permitió ingresar a una institución de gran prestigio a nivel nacional. Es importante estar conscientes que esta prueba no define la calidad de un médico, sin embargo, si se desea realizar un posgrado en este país es necesario dedicarle el tiempo y esfuerzo necesario para llegar a esa meta.

«En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada» (Franklin D. Roosevelt)

 

*Fotografía tomada en el mural realizado en mosaico y bajo relieve en mármol del Centro Médico Nacional Siglo XXI en donde se hace homenaje al renacimiento del hospital, después de lo ocurrido el 19 de septiembre de 1985.

Hoy te cambio las noticias por una caricatura

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

José Daniel Meza Real · Coordinador de Calidad Académica UNIVA Plantel Guadalajara

 

Carlitos está sentado frente al televisor, ha sido una mañana lluviosa y está tan atento a las caricaturas, que ni siquiera ha tocado el tazón de cereal, que a cada minuto que pasa va perdiendo su consistencia original.

Hace 4 meses que Carlitos no sale de su casa, pero está feliz porque llegaron las vacaciones y por fin podrá disfrutar de sus caricaturas sin que lo estén llamando para sentarse durante largas horas frente a un monitor, solo para ver a su maestra hablar de cosas que no entiende mientras su mamá se dedica a las labores del hogar o se sienta junto a él a trabajar en su propio monitor, absorta del mundo o por lo menos de la realidad dentro de estas 4 paredes.

Hoy veo a Carlitos y sus sonoras carcajadas me invitan a sentarme junto a él para compartir esa caricatura. Cuando menos lo pienso me doy cuenta de que sin planearlo tengo una sonrisa dibujada en mi rostro, el cansancio desaparece y solo por unos momentos siento como recupero un poco de esa vitalidad que la catástrofe mundial me ha ido arrebatando cada día.

Entonces pienso de nuevo en Carlitos, ¿acaso está en mayor riesgo por estar sentado riéndose de una caricatura? No tiene ni la menor idea de lo que significa “el pico de la pandemia”, no conoce ni entiende sobre la cantidad de personas infectadas o que han muerto, solo sabe, por lo que le dijo su maestra, que no puede salir a jugar con sus amigos de la cuadra porque hay un bichito en las calles que lo puede hacer sentir enfermo pero esto no lo pone en mayor o menor riesgo.

Quizá seré criticado por pensarlo pero ¿y si por un momento fuéramos como Carlitos? Si tan solo por un día cambiáramos las noticias y los datos perturbadores por una caricatura, si apagáramos la radio para escuchar un disco de Billie Holliday o hasta de Bad Bunny (aprovechando su reconocimiento como autor) o si dejáramos el periódico para leer una emocionante novela de Irving Wallace, Dan Brown o John Katzenbach, una romántica de Mario Benedetti o una profunda de Saramago.

Es cierto, la información empodera y nos puede salvar, reconozco la importancia de saber que sucede en nuestro mundo para protegernos y cuidar a los que amamos; pero hace 4 meses que vivimos encerrados y aún en la seguridad de los muros que nos aíslan sentimos un temor avasallante por ese monstruo que ronda las calles y que no vemos a simple vista, solo sabemos que se esconde en un saludo, en una fila del mercado o hasta en una simple bolsa de alimentos entregada de mano a mano.

Estamos en casa protegidos físicamente pero ese monstruo está entrando a nuestras cabezas y nos mantiene en un estado constante de ansiedad, de miedo e incertidumbre. No sabemos de datos científicos, si habrá cura, si la economía podrá soportarlo, si podremos ver de nuevo a la gente que queremos pero reconocemos el temor y la frustración en nuestro pecho cada que encendemos el celular o la televisión y nos atiborramos de noticias, en general pesimistas, sobre el peor año que se ha vivido en la época moderna.

Y un día después de 4 meses nos damos cuenta de que estamos agotados y no del encierro, al que cada día nos vamos acostumbrando, sino de tener miedo, de vivir asustados, estresados e impotentes ante una situación en la que muy poco podemos aportar para solucionar.

¿Seguiré viendo la información sobre la pandemia? Claro que sí, como ciudadano del mundo es mi responsabilidad estar informado para cuidar de mí y de los que estén a mí alrededor. Sin embargo, hoy y quizá mañana por unas horas seré como Carlitos, apagaré las noticias, cerraré Facebook, Twitter y otras redes; quizá disfrute de un buen libro, quizá vea una película que me haga reír o enamorarme, quizá solo concentre mi atención de manera absoluta en el trabajo o ¿por qué no? quizá me voy a sentar a ver una caricatura para reírme mientras mi tazón de cereal pierde su consistencia, a fin de cuentas, igual que a Carlitos eso me puede regresar un poco la felicidad sin que aumente o disminuya el riesgo.

Maslow para millennials

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Diego Antonio Calderón Villanueva • Alumni plantel Guadalajara

 

Acabo de despertarme, luego de un sueño reparador de poco más de ocho horas. Como puedo, salgo de la cama y arrastro mis pies en dirección al baño. Una vez ahí procedo a hacer algo que por discreción no describiré, pero creo que pueden imaginarse. Luego de lavarme muy bien las manos, prosigo mi camino, intentando no chocar con las paredes, hasta llegar a la cocina. Me paro frente al refrigerador y al abrir la puerta y ver su interior, olvido por completo la razón por la que estaba ahí, pero mi estómago me la recuerda emitiendo un gruñido. Busco los ingredientes para prepararme un desayuno fit, (que en realidad será lo primero que me encuentre). En este punto ya puedo hacer check en la satisfacción de mis necesidades básicas, es decir, la base de la pirámide propuesta en 1943 por Abraham Maslow en su teoría sobre la motivación humana.

Mientras vierto la leche en mi cereal con una mano, reviso mis redes sociales con la otra. Me da una crisis existencial al ver un poco de la vida de mis pares. Hay algunos que ya tienen hijos, otros que están pensando en casarse; algunos con trabajo estable que viven por su cuenta, y otros más, simplemente están ahí… existiendo. A mis veintidós años y recién egresado de la carrera, mi ciclo vital dicta que debería comenzar a ser económicamente activo y empezar a ahorrar para rentar algún cuarto… y vivir con roomies, porque ni de chiste, los sueldos a los que puedo aspirar, ni los precios del mercado inmobiliario, me permitirían comprar una casa. Así que, por lo pronto, espero que mínimo me queden otros cinco años viviendo en casa de mis padres, si no es que la violencia en el país me quita la vida primero. ¿Maslow, bro, es en serio que le estás pidiendo seguridad a la generación de la incertidumbre? A duras penas puedo pensar en qué haré el fin de semana. Lo más probable es que sea ir a alguna reu, de esas en las que se ingieren bebidas de las que adormecen los sentidos y las venden en promoción en el OXXO de cualquier esquina (algunos otros prefieren gastar el triple en un antro, pero yo no soy de esos). Siendo honestos, del total de personas que asisten a esos lugares, a quienes verdaderamente se les pueda llamar amigos, así bros, tendríamos que aludir al refrán y contarlos con los dedos de las manos, los demás son conocidos, o personas random con las que se coincide.

Al terminar mi desayuno, regreso a mi habitación y me topo con un estante donde figuran reconocimientos que me han dado a lo largo de mi corta vida. Desde constancias por haber asistido a congresos, premios de mis épocas en el teatro, hasta un reconocimiento de la secundaria por haber sido “buen deportista” (años que quedaron atrás). Realmente me hubiera gustado que más de alguno viniera acompañado de un: “Estoy orgulloso de ti, hijo” o “Se nota que te quemaste las pestañas en eso, pero lo hiciste muy bien”, o un “Me alegro por ti”; en cambio, solo hay alguna foto perdida en mi Facebook (de la época en la se subían fotos de todo lo que se hacía y no sólo memes), en la que sostengo el diploma con una sonrisa poco espontánea. Todos esos pedazos de opalina o de madera, los más finos, como el que más trabajo me costó: el reconocimiento al mérito por mi promedio en la carrera, perdiendo su sentido conforme pasan los años y acumulando polvo, pero viéndose bonitos en mi currículum.

Por último, en la cúspide de la pirámide que propone nuestro compa, Maslow, se supone que se encuentra la autorrealización, el desarrollo de nuestra potencialidad como persona; la necesidad más elevada del ser humano, a la que sólo se accede al satisfacer los niveles anteriores, es decir: Las necesidades fisiológicas, de seguridad, de afiliación y de reconocimiento. Esto me hace plantearme una serie de preguntas: ¿Dónde estamos cómo generación?, ¿dónde estoy yo como persona? Y la más importante, ¿en qué parte de la pirámide está el Wi-Fi?

 

Home office para creativos

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Lorena Elizabeth Caro Guerra • Alumni plantel Guadalajara

 

Seguramente alguna vez has tenido conversaciones o pláticas relacionadas con el home office, si tu respuesta fue sí, por lo regular escuchaste cosas como: “Qué maravilla, tienes el mejor trabajo del mundo”, si es de alguna empresa escucharás algo como: “No es una pérdida de tiempo”, pero nunca nadie te dice lo que realmente implica trabajar en una modalidad como ésta, en lo personal necesitas tener mucha disciplina, constancia, dedicación y claro mucha concentración.

Como profesional creativo, sé y reconozco la importancia de mantener la mente activa; algunas cosas que me funcionan es hacer lluvias de ideas con imágenes, colores, buena música y claro un buen lugar de trabajo, ¿cómo lo puedes lograr? Organiza y siéntete cómodo con tu nuevo espacio de trabajo y procura mantenerlo siempre limpio, (de preferencia que esté lejos de tu cuarto o sentirás que pasas todo el tiempo en ese lugar, lo digo por experiencia), establece tus horarios y dedica cierto tiempo en hacer algo que realmente te guste, te servirá de distracción y no olvides tomar mucho café, recuerda que:

La creatividad simplemente consiste en conectar las cosas.
– Steve Jobs

Algo que me ha dejado trabajar en una empresa que hace software, es la manera de organizarme. Actualmente, existen muchas herramientas que ayudan al diseñador para que el trabajo en línea sea mucho más ágil, por ejemplo: InVision o Zeplin, aunque mi favorita es Figma, porque permite que nuestro equipo de trabajo vea en tiempo y forma nuestros prototipos; te permite interactuar de manera directa con tu equipo de trabajo, descargando y editando los assets dependiendo los requerimientos.

Otro tipo de herramienta conocida es Atlassian, la cual nos ayuda a organizar nuestros tableros de seguimiento con los famosos “Por hacer”, “En progreso”, “Hecho” y “Cerrado”. Utilizando la metodología que se usa en el desarrollo ágil de software (Scrum), se pueden monitorear simultáneamente todas las tareas por equipos de trabajo y cumplir las metas establecidas.

Así que ya sabes, la siguiente vez que tengas alguna de estas pláticas sobre el home office habla sobre la cantidad de herramientas que nos ayudan a que esto sea posible, ya que debido a la situación por la que estamos pasando se hizo de manera repentina; supongo que no todo mundo estaba acostumbrado a esta modalidad y la forma de trabajo, obligando a las empresas a implementarlo de manera rápida.

Pero tú, ¿cómo sobrevives a este home office como creativo?

El encierro viene de años atrás

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José Daniel Meza Real • Coordinador de Calidad Académica

 

Estamos ya en el día 15, quizá el 16 de la cuarentena, no lo sé, tampoco estoy muy seguro de que sea martes o miércoles, los días se ven igual, el sol sigue igual, las aves cantan las mismas canciones y aunque puedo presumir que la casa no es chica, cada día siento como se va encogiendo y aquí sentado en la misma silla de todas las tardes, me doy cuenta que en realidad he tenido los ojos cerrados por mucho tiempo. Un pensamiento lleva a otro, recuerdo cuando vivir a unos pasos de una avenida violentamente transitada, hacía que jugar en la calle fuera un lujo que no podía tener; entonces, esto quizá es muy similar a aquellas vacaciones cuando tenía sólo 8 años. Pero, ¿por qué en aquel entonces no me sentía atrapado? Por qué anhelaba tanto esos días mientras hoy cuento desesperado las horas para que caiga de nuevo la noche y poder irme a dormir.

La respuesta está frente a mí en un sillón, porque en aquel entonces ese mueble no era lo que es hoy; había días en que esas maderas tapizadas eran las columnas de un castillo, pero al día siguiente eran parte de los muros de una trinchera donde me refugiaba de los disparos del enemigo o simplemente al poner una sábana encima se convertía en esa cueva secreta donde se escondía un viejo Batman de plástico con su Batimóvil, que no le hacía juego pero que no me importaba.

Entonces, al recordar esto me doy cuenta de que estamos aprisionados, pero no desde hace 15 días o un mes, sino desde hace años, desde aquellos días en que nuestras rutinas y la vida diaria nos fueron quitando la capacidad de soñar despiertos, de poner un piso de lava ahí donde un azulejo percudido nos sigue estresando por esa mancha que nunca pudimos borrar.

Y ¿Saben algo? Hoy nos seguimos estresando y seguimos perdiendo esa imaginación, todos los días llenamos esos espacios de nuestra mente con los noticieros, los post de Facebook, Twitter; un muerto más aquí, un enfermo más allá, una nueva rutina de ejercicio, una nueva receta de cocina.

Es momento de apagar por unos momentos el celular, la computadora, la tableta y buscar aquel libro que nos hizo imaginar mundos fuera de la comprensión de cualquiera; vea esa película con la que se enamoró y lloró al mismo tiempo, cierre los ojos y escuche detenidamente esas canciones que le transportaron al pasado.

No importa cómo lo haga pero vuelva a ser niño o niña, recupere su imaginación perdida y lo más importante: salga de este encierro mental y mientras se sienta en ese sillón o debajo de él, viaje a otros mundos que sólo usted puede imaginar, el cielo es el límite.

Quizá al principio sea difícil o sienta que la cuarentena le ha hecho perder sus cabales, pero quizá tiene usted un niño en casa que en este momento será su maestro para estos menesteres y, si no lo tiene en casa, sepa que lo tiene en su corazón y en su memoria. Atrévase a jugar a sentirse niño o niña, recuerde que por unos días puede olvidarse de esos pendientes que le quitaron la infancia, de esas responsabilidades que provocaron las arrugas que ahora ve en su rostro. De cualquier manera le aseguro que después de un mes quizá no tiene nada mejor que hacer y sobre todo nada que perder.

 

8 de marzo, el inicio de un largo camino

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José Ángel Rodríguez Romero • Alumni UNIVA Plantel Guadalajara

 

El 8 de marzo, en medio de un mar de emociones y sentimientos encontrados, las mujeres cimbraron la tierra, avanzando con pasos firmes y unificados hacia un movimiento de conciencia humana. Entre actividades y reflexiones manifestaron unidad y empatía hacia sí mismas y las demás. Cada quien tenía su sentido y emoción que indudablemente provenía de su razón. Consecuencia de la injusticia, desigualdad, inequidad y violencia generada por una estructura patriarcal política, cultural y económicamente débil e ineficiente, basada en intereses particulares, dirigida por los machos ambiciosos.

El 9 de marzo las mujeres desaparecieron sin dejar rastro alguno, como si nunca hubieran existido o alguien las hubiera desaparecido, dejando un vacío antinatural en la propia existencia de la humanidad, o al menos esa fue la razón simbólica de su ausencia.

Quienes se resisten al cambio no tardaron en hacer absurdas y agresivas bromas, con la intención de desprestigiar al movimiento, denotando indiferencia, aunque por dentro corría por sus venas miedo generado por la incertidumbre.

Se es bien sabido que cualquier cambio genera miedo y el miedo genera resistencia al propio cambio, aun más cuándo es revolucionario y viene acompañado de desgracias, pareciera que la evolución está condicionada al miedo, incertidumbre y desgracia o destrucción. Que lamentable es, que siendo el ser humano el único constituido en su infinita esencia como pensante racional, no ha podido resolver sus diferencias por medio del diálogo y la empatía.

¿Por qué han tenido que pasar tantos años de violencia y sufrimiento para iniciar un movimiento de conciencia? La respuesta podría ser extensa, pero creo que es más importante plantear ¿Qué sigue? Hay mucho trabajo por hacer, muchas cosas que reestructurar, muchas personas que reeducar, cambios en los argumentos sociales, en las narrativas de cada una de las industrias que forman parte de la estructura económica, política y social. Cambios en las narrativas sobre el enamoramiento, en el cine, en la publicidad, en la música, en la literatura y en quién sabe que tantas cosas más.

“No me grites que así no escucho, no me odies que así no amo, no me empujes que así no avanzo, no me pises que no descanso, no me despiertes que así no sueño, no me molestes que así no hay paz, no me mates que así no vivo, ya no vivas si así me matas”

 

La forma en la que piensan los diseñadores

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

Lorena Elizabeth Caro Guerra • Alumni Plantel UNIVA Guadalajara

 

¿Habías escuchado hablar sobre el Design Thinking?

Como diseñadora me he dado cuenta de que el Design Thinking lo utilizamos sin darnos cuenta en cualquiera de nuestros proyectos. Diversos artículos hablan de este término como “la forma en la que piensan los diseñadores”, con un margen de operación que tiene como límite, nuestra imaginación.

Actualmente, en el campo laboral en el que me desenvuelvo -que es la creación de software-, se utiliza este proceso entre otras metodologías que son ágiles en la generación de proyectos de calidad. Los cuales cumplen necesidades específicas y centradas principalmente en el usuario. Para lograrlo, se deben tomar en cuenta cinco aspectos debidamente acompañados de un equipo multidisciplinario para cada una de estos: Empatía, comprende las necesidades; Define, selecciona y guardar la información que aporte más valor; Idea, genera todo tipo de ideas; Prototipa, dado que actualmente existen herramientas en internet que nos ayudan a generar prototipos de alta calidad compatibles con nuestros programas de diseño, utilízalos; y por último, Testea, recurso que te ayudará a validar si estos prototipos son viables.

En mi experiencia personal, me ha funcionado mucho, implementar este tipo de pensamiento. Aunque esto no quiere decir que sea un método que se tiene que seguir al pie de la letra o que funcionará en cada uno de los casos. Sin embargo, nos da habilidades para poder generar ideas y soluciones, dependiendo la situación. Este último aspecto me recuerda una frase de Pablo Picasso:

 

La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.

 

Por eso pienso que nuestra tarea como diseñadores va más allá de hacer únicamente que las cosas “se vean lindas”. Nosotros debemos realizar todo un proceso de investigación, bocetos e ideas, hasta llegar al producto final, teniendo bien claro un objetivo. Actualmente, grandes compañías utilizan este tipo de prácticas para mejorar sus “experiencias de usuario” (UX) que acompañadas de una buena interfaz (UI), logran ayudar al ser humano como consumidor, a tener herramientas tecnológicas con las cuales apoyarse para el cumplimiento de diferentes necesidades.

 

Y ¿Tú qué es lo que piensas como diseñador?

 

 

 

La guía (imperfecta e inacabada) de la independencia

Por Tendencias, Voces UNIVA Sin comentarios

Julián Antonio Iturria Ramos • Alumni UNIVA Plantel Guadalajara

 

Hace poco terminé la universidad y con ello vinieron los acontecimientos “normales” de este ciclo: despedidas, conseguir un trabajo y sobre todo, quizá el cambio más drástico, volverme “independiente”. Debido a mi experiencia reciente, es que me auto-erogo las licencias pertinentes para escribir esta guía sobre cómo puede ser (dado que cada experiencia es diferente, desde luego) el proceso de independencia y contar algunas cosas que son importantes tomar en cuenta.

Primero, quisiera mencionar que hace 5 años que no vivo con mis padres, pero no vivir en la misma casa que ellos no significa que tuviera una total independencia, todo lo contrario, porque en el inicio de la emancipación, quizá dependí más de ellos, en un sentido económico y emocional que cuando estuve en casa. No es tan fácil despegarse de la familia, de las costumbres y sobre todo, de las comodidades, pero atención, éstas no necesariamente van relacionadas a los lujos. Me refiero más llana y específicamente a cosas que tenemos en nuestra vida cotidiana y suelen no faltar en casa; cosas que obviamos y hasta cierto punto les restamos importancia, dígase: pasta dental, papel de baño, jabón, detergente, cloro, servilletas, sal para cocinar cosas consideradas “insignificantes”. Tener que costear estos pequeños aspectos de nuestras vidas es incluso frustrante, ya que ves como poco a poco tus ingresos se comienzan a reducir por ese tipo de gastos que no se pueden evitar. Y es justo ahí, cuando comienzas a valorar estos productos y a darte cuenta que a lo mejor ya no puedes mantener ciertos “lujos”, como aquel shampoo de marca que deja el cabello tan hermoso como el de Brad Pitt.

Por otra parte, sí existe una “independencia” parcial, ¿a qué me refiero? Ya no tienes que pedir permisos; tú tienes que aprender a administrar: dinero, energías, alimentos, etc., y no menos importante, a generar una responsabilidad en la toma de decisiones, lo cual es importantísimo para poder “sobrevivir”, pues, aunque no lo parezca, esta es la parte buena, interesante y fructífera de este proceso, porque es de aquí donde se aprende y donde sin duda, uno va a cometer errores.

Pero es probable que el cambio más duro y más difícil de asimilar es el de la “compañía”. Has pasado los últimos 20 años de tu vida conviviendo con las mismas personas que “ya te tienen harto/a” pero, llega el momento en el que esos gritos, peleas, charlas, regaños, se extrañan; esto es algo que se puede “solucionar” provisionalmente con la compañía de un roomie (que por cierto recomiendo), pero, conocer a una persona nueva desde cero, con la que compartirás tu vida, es una adaptación complicada, un reto; hay que acostumbrarse a nuevos comportamientos y costumbres.

Y para terminar, espero mi texto no te desanime. Al contrario, si estás por independizarte o salir de tu casa, ya sea por una oferta laboral o porque comenzarás tu aventura universitaria, lánzate, pues considero preponderante vivir eso. Es algo que debería ser obligatorio para el proceso de maduración de cualquier persona. Aprenderás en el camino, como lo sigo haciendo yo, como lo hicieron tus padres y como lo hacen la mayoría. No todo es malo y estoy seguro que será una experiencia que vas a disfrutar. Te enseñarás a valorar tu espacio y tu privacidad, además sin duda te conocerás mejor a ti mismo y sobre todo, y más importante saberlo: jamás nos independizamos por completo; los vínculos con nuestros padres y hermanos siempre estarán ahí, para apoyar cuando nos haga falta.