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Voces UNIVA

¿Desde el Génesis?

By Líderes de opinión, Voces UNIVA No Comments

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Estamos asistiendo a una verdadera revolución cultural que de lograrse establecerá las bases de un nuevo pacto social de proporciones impresionantes. Un nuevo pacto entre el hombre y la mujer.

Desde la antigüedad, por lo menos la escrita, se fue consolidando una cultura social que hizo de la diferencia un fundamento para la desigualdad, y de la desigualdad una justificación para el sometimiento, la presión resultante de este grave error de discernimiento llevó incluso a la depravación, desde el momento en que la parte sometida acabó pensando que eso era lo correcto, incluso, que el sometimiento era su condición natural, hasta su privilegio.

Venimos de una cultura social donde el hombre llegaba a su casa, se sentaba a la mesa, en tanto la esposa iba y venía a la cocina para atenderlo, a él y a los hijos, para luego sentarse ella a comer y a lavar los trastes. Una cultura donde la propia ama de casa, si tenía una trabajadora doméstica, la llamaba despectivamente “sirvienta”, o “muchacha”.

En esa misma cultura deplorable el marido tenía el privilegio de la infidelidad; la fidelidad sólo obligaba a la esposa, de tal manera que lo que en el marido era “normal”, si lo hacía la esposa, constituía un grave delito que se pagaba hasta con la vida.

En nuestro pasado reciente, esta desigualdad se ha reflejado en todos los aspectos: salarios, oportunidades, espacios laborales, vestimenta, acceso a universidades, participación política, etc.

En el mundo judeo-cristiano todo quiso justificarse “bíblicamente”, pero interpretando la Biblia desde los prejuicios de una cultura ya bastante hundida en este pacto desigual, el mejor ejemplo de ello es la manera en que se ha leído el libro del Génesis y su relato del “primer” pecado. El texto, en realidad, no habla de uno sino de varios pecados cometidos en los orígenes, así: 1er. pecado, Romper la comunión con Dios. 2º. Culpar de ello a la mujer. 3º. No aceptar las consecuencias de los propios actos. 4º. Arremeter en contra de la naturaleza. 5º. Violentar la relación entre los seres humanos.

Culpar a la mujer ha sido justamente un grave pecado, el texto del Génesis lo delata, pero sus intérpretes lejos de entenderlo como una denuncia, lo consideraron como un hecho: “la mujer era culpable”, error de interpretación de lamentables consecuencias. Adicionalmente, por milenios la exégesis bíblica se atuvo a la interpretación textual, desconociendo por completo los géneros literarios y el aporte cultural humano a la hora de parabolizar la revelación divina. Lo mismo sucedió, desde luego, con las demás religiones, antes y después de Israel, y aún hoy día existen sectas que obligan a las mujeres a andar cubiertas para no “provocar” a los hombres.

Urge un nuevo pacto social que supere esta larga historia de desigualdad e injusticia, que transforme esta cultura y nos lleve al justo medio, trabajo que compete a todos los miembros de la sociedad, y a todas sus instituciones, a fin de que una muy justa lucha no se desvíe hacia nuevas violencias, desquites o posturas pendulares, la vida presente y futura de la humanidad requiere de “nuevas alianzas”, de nuevas solidaridades entre los hombres y las mujeres, como ha enseñado el Papa Francisco.

 

Publicado en El Informador del domingo 1 de marzo de 2020

 

La forma en la que piensan los diseñadores

By Tendencias, Voces UNIVA No Comments

Lorena Elizabeth Caro Guerra • Alumni Plantel UNIVA Guadalajara

 

¿Habías escuchado hablar sobre el Design Thinking?

Como diseñadora me he dado cuenta de que el Design Thinking lo utilizamos sin darnos cuenta en cualquiera de nuestros proyectos. Diversos artículos hablan de este término como “la forma en la que piensan los diseñadores”, con un margen de operación que tiene como límite, nuestra imaginación.

Actualmente, en el campo laboral en el que me desenvuelvo -que es la creación de software-, se utiliza este proceso entre otras metodologías que son ágiles en la generación de proyectos de calidad. Los cuales cumplen necesidades específicas y centradas principalmente en el usuario. Para lograrlo, se deben tomar en cuenta cinco aspectos debidamente acompañados de un equipo multidisciplinario para cada una de estos: Empatía, comprende las necesidades; Define, selecciona y guardar la información que aporte más valor; Idea, genera todo tipo de ideas; Prototipa, dado que actualmente existen herramientas en internet que nos ayudan a generar prototipos de alta calidad compatibles con nuestros programas de diseño, utilízalos; y por último, Testea, recurso que te ayudará a validar si estos prototipos son viables.

En mi experiencia personal, me ha funcionado mucho, implementar este tipo de pensamiento. Aunque esto no quiere decir que sea un método que se tiene que seguir al pie de la letra o que funcionará en cada uno de los casos. Sin embargo, nos da habilidades para poder generar ideas y soluciones, dependiendo la situación. Este último aspecto me recuerda una frase de Pablo Picasso:

 

La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.

 

Por eso pienso que nuestra tarea como diseñadores va más allá de hacer únicamente que las cosas “se vean lindas”. Nosotros debemos realizar todo un proceso de investigación, bocetos e ideas, hasta llegar al producto final, teniendo bien claro un objetivo. Actualmente, grandes compañías utilizan este tipo de prácticas para mejorar sus “experiencias de usuario” (UX) que acompañadas de una buena interfaz (UI), logran ayudar al ser humano como consumidor, a tener herramientas tecnológicas con las cuales apoyarse para el cumplimiento de diferentes necesidades.

 

Y ¿Tú qué es lo que piensas como diseñador?

 

 

 

Progreso tecnológico a favor del descenso económico

By Líderes universitarios, Voces UNIVA No Comments

Jorge Adrián Coria Caballero • Alumno de la Licenciatura en Ingeniería Industrial  

 

En México, cada vez se plantifica más la actualización de la industria por medio de las nuevas tendencias. Lo que hoy se conoce como Industria 4.0, se caracteriza por una automatización de procesos que conlleva a una reducción notable de costos, una mayor calidad de productos y un mejor control estadístico. Sin embargo y de forma contraria, también ha desencadenado una menor oferta de trabajo en ciertos sectores de la sociedad, favoreciendo la tasa de desempleo en nuestro país. Según la revista Forbes (2018), la Industria 4.0 es una revolución que retrasa el crecimiento de México, dentro de su artículo menciona que “Las sociedades que experimentan revoluciones industriales viven bajo el efecto de una apocalipsis laboral, pues la mano de obra teme el fin del trabajo manual y su sustitución por una eternidad de producción mecanizada”.

La falta de educación y preparación individual propicia la falta de competitividad de las personas frente a los alcances de las máquinas, dejando como única oportunidad de competencia, al conocimiento multidisciplinar de los procesos. Solamente las personas que tengan el conocimiento actual y dominio de las tendencias tecnológicas, serán aquellas que logren destacar ante estos nuevos empleados inertes; por ello, es necesario mantener actualizados los programas académicos que ofrecen las instituciones educativas, así como reestructurar las oportunidades laborales y favorecer la generación de nuevos empleos.

“Si todavía por puro coste no salen los números, que las empresas piensen en la calidad y la productividad: un robot trabaja 24 horas cada día, sin prestaciones de ley ni vacaciones, y asegura calidad al 100%”, afirma Bruno Juanes, socio de Deloitte (firma privada número uno de servicios profesionales del mundo).

La única ventaja destacable a favor de la clase obrera, es el bajo coste de su mano de obra, la cual, no será explotada por mucho tiempo y la automatización de los procesos, expandirá su alcance a todo tipo industria, tanto en las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas. Es posible que la solución a esta problemática, sea la implementación de programas educativos y constante actualización para las clases obreras, con la finalidad de impulsar una formación integral y multidisciplinaria.

Definitivamente, esta revolución industrial es inevitable. El progreso no siempre es bueno y más cuando no se está preparado para afrontarlo. Un crecimiento desmedido, puede ser la decadencia de toda persona, empresa y sociedad.

Es obligación de cada uno de nosotros cambiar de mentalidad y entornos, cuando estos no nos dejen avanzar; pero es obligación de las empresas y de los gobiernos, actuar por conservar la mayor cantidad de empleos posibles y aplicar estrategias que favorezcan el desarrollo de la sociedad.

Ante toda revolución siempre viene una oportunidad, sólo hay que saber reconocer cuál, dónde y cuándo es la de cada uno de nosotros.

La cultura de la honestidad

By Líderes de opinión, Voces UNIVA No Comments

Dra. María Cristina Martínez Arrona • Jefa de UNIVA Online

 

“La integridad es decirme a mí mismo la verdad.

La honestidad es decir la verdad a otra gente”

(Spencer Johnson)

 

Un estudio sobre Religiosidad y Jóvenes realizado por Zepeda (2019) a 495 universitarios de 30 centros de estudios en la Zona Metropolitana de Guadalajara afirma que el 78% de los estudiantes considera que no es justificable sobornar o aceptar la corrupción, ni admitir cosas que se saben de antemano ilícitas o quedarse con dinero que no les pertenece, pero justifican la evasión de impuestos o la posibilidad de obtener dinero fácil.

Ante esta realidad pregunto: ¿se puede ser honesto sólo para algunas cosas? ¿dónde aprendieron nuestros universitarios el considerar que la evasión de impuestos u obtener dinero fácil no es una forma de robo? ¿quién o qué determina cuando aceptar o no la corrupción? ¿se puede ser integro, pero es justificable “hacer” cosas deshonestas, según sea a quién se las hago?

La formación ética (ethos=hábito) busca formar el carácter, tarea titánica para las instituciones educativas y las familias cuando el ethos está determinado por el contexto social más que por principios, con otras palabras, los jóvenes –las personas en general- adquirimos los valores y principios que nos ofrece la convivencia, los hábitos y las costumbres. Aprendemos más de lo que vemos hacer y nos relacionamos en lo cotidiano, esto es la cultura (o culturas), que lo que se pueda decir o analizar a través de un tratado de principios éticos, sociológicos, religiosos o morales a favor de la honestidad.

Actuar con rectitud, responsabilidad, legalidad y transparencia, respetar las reglas de la sana convivencia, buscar la verdad, promover con acciones la dignidad humana, el bien común y el desarrollo sostenible, son características de una persona honesta, esto es, su hacer es proyección de su Ser.

Lo grave de tener una cultura que promueva la deshonestidad no es el cumplir o no una norma, el engañar al que se considera tiene de más de una forma no ética, sino que se está distorsionando la dignidad de la persona, el concepto del bien común, y con ello la paz y la justicia, pilares de la sociedad como lo afirma los Objetivos del Desarrollo Sostenible, de ahí la necesidad de no acostumbrarnos, ni hacer cultura de formas de coexistir que amenazan la convivencia, no debemos aceptar que la corrupción forme parte de las costumbres, ideas o práctica de nuestra vida, familia, comunidad y/o instituciones.

Que la realidad de desigualdad e injusticia social que vivimos no nos empujen a buscar dinero fácil o evadir responsabilidades. No nos acostumbremos a ver series y escuchar canciones que promueven el enriquecimiento con acciones deshonestas, generemos otro tipo de cultura, otra forma de ser y de relacionarnos, ya que como afirma el libro de Proverbios 16,8 “más vale un poco con justicia que muchas ganancias injustas”.

 

Publicado en El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara del domingo, 23 de febrero de 2020.

Vulnerables

By Líderes de opinión, Voces UNIVA No Comments

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Somos los sobrevivientes de una historia de epidemias que a lo largo de dos millones de años han asolado a la humanidad, haciéndola más fuerte pero nunca invulnerable.

En la memoria escrita de los seres humanos, por lo que se refiere a la cultura occidental, ninguna nos ha marcado tanto como la “peste negra” que a mediados del siglo XIV mató en tres años a la tercera parte de los habitantes de Europa, un colapso poblacional verdaderamente desastroso. Por siglos ésta y muchas otras enfermedades contagiosas serán endémicas, así la viruela, el cólera, la malaria, el tifo, la influenza, el sarampión, la varicela, etc. Por siglos también los humanos buscarán todo tipo de respuestas a estas enfermedades, con altibajos, avances y retrocesos, hasta llegar a la moderna ciencia médica, sin duda la más destacada de toda nuestra historia, y, aun así, enfermedades nuevas y antiguas siguen retando los mayores avances y las más calificadas certezas.

Justo hace ciento dos años la humanidad enfrentaba una epidemia mundial llamada “influenza española”, que era igualmente un coronavirus al parecer surgido en granjas de Estados Unidos, y que fue luego llevado a Europa por soldados contagiados que iban a combatir en la Primera Guerra Mundial. En ese entonces el virus entró por Francia y luego de tres años se había ya cobrado la vida de cincuenta millones de personas por lo menos.

El SARS por su parte se reveló en el año 2002 como una nueva mutación del coronavirus de la influenza, altamente contagiosa y en determinadas condiciones, mortal, mientras que el dengue, enfermedad tropical cuyo transmisor se ha ido adaptando paulatinamente a mayores alturas, ha resultado ser también una epidemia devastadora que ahora, en México, y más concretamente en Veracruz, se está presentando como otra mutación más virulenta.

En cuanto al COVID19, nombre dado por los científicos a esta nueva forma del SARS y del coronavirus histórico, se destaca su carácter altamente contagioso, si bien, su mortalidad al presente no ha rebasado el tres por ciento de los infectados.

Tratándose de un virus es muy improbable que no llegue a México, desde la antigüedad la movilidad humana no solamente ha transportado mercancías o personas, también enfermedades de todo tipo, como la viruela, traída a América por los europeos del siglo XVI, en tanto que la peste negra fue llevada a Europa por las pulgas que viajaban en el ganado caballar desde el Medio Oriente.

Tenemos la trágica experiencia de la epidemia del dengue en Jalisco, que tuvo el año pasado el primer lugar nacional de infectados, en un escenario chusco donde los responsables declaraban todo tipo de cosas en tanto la población padecía este mal, contándose también varias personas fallecidas. Con el ocaso del invierno y la llegada del calor, reinicia la temporada del dengue, la sociedad, experimentada por los hechos, debe de exigir ya desde ahora la toma de todas las medidas preventivas necesarias para que no nos vuelva a ocurrir lo mismo. Pero también debemos de hacernos todos más responsables en lo que nos toca, ya que las autoridades, aún si hacen lo que deben, no son ni pueden ser la única ni la más efectiva respuesta.

 

Publicado en El Informador del domingo 23 de febrero de 2020

La guía (imperfecta e inacabada) de la independencia

By Tendencias, Voces UNIVA No Comments

Julián Antonio Iturria Ramos • Alumni UNIVA Plantel Guadalajara

 

Hace poco terminé la universidad y con ello vinieron los acontecimientos “normales” de este ciclo: despedidas, conseguir un trabajo y sobre todo, quizá el cambio más drástico, volverme “independiente”. Debido a mi experiencia reciente, es que me auto-erogo las licencias pertinentes para escribir esta guía sobre cómo puede ser (dado que cada experiencia es diferente, desde luego) el proceso de independencia y contar algunas cosas que son importantes tomar en cuenta.

Primero, quisiera mencionar que hace 5 años que no vivo con mis padres, pero no vivir en la misma casa que ellos no significa que tuviera una total independencia, todo lo contrario, porque en el inicio de la emancipación, quizá dependí más de ellos, en un sentido económico y emocional que cuando estuve en casa. No es tan fácil despegarse de la familia, de las costumbres y sobre todo, de las comodidades, pero atención, éstas no necesariamente van relacionadas a los lujos. Me refiero más llana y específicamente a cosas que tenemos en nuestra vida cotidiana y suelen no faltar en casa; cosas que obviamos y hasta cierto punto les restamos importancia, dígase: pasta dental, papel de baño, jabón, detergente, cloro, servilletas, sal para cocinar cosas consideradas “insignificantes”. Tener que costear estos pequeños aspectos de nuestras vidas es incluso frustrante, ya que ves como poco a poco tus ingresos se comienzan a reducir por ese tipo de gastos que no se pueden evitar. Y es justo ahí, cuando comienzas a valorar estos productos y a darte cuenta que a lo mejor ya no puedes mantener ciertos “lujos”, como aquel shampoo de marca que deja el cabello tan hermoso como el de Brad Pitt.

Por otra parte, sí existe una “independencia” parcial, ¿a qué me refiero? Ya no tienes que pedir permisos; tú tienes que aprender a administrar: dinero, energías, alimentos, etc., y no menos importante, a generar una responsabilidad en la toma de decisiones, lo cual es importantísimo para poder “sobrevivir”, pues, aunque no lo parezca, esta es la parte buena, interesante y fructífera de este proceso, porque es de aquí donde se aprende y donde sin duda, uno va a cometer errores.

Pero es probable que el cambio más duro y más difícil de asimilar es el de la “compañía”. Has pasado los últimos 20 años de tu vida conviviendo con las mismas personas que “ya te tienen harto/a” pero, llega el momento en el que esos gritos, peleas, charlas, regaños, se extrañan; esto es algo que se puede “solucionar” provisionalmente con la compañía de un roomie (que por cierto recomiendo), pero, conocer a una persona nueva desde cero, con la que compartirás tu vida, es una adaptación complicada, un reto; hay que acostumbrarse a nuevos comportamientos y costumbres.

Y para terminar, espero mi texto no te desanime. Al contrario, si estás por independizarte o salir de tu casa, ya sea por una oferta laboral o porque comenzarás tu aventura universitaria, lánzate, pues considero preponderante vivir eso. Es algo que debería ser obligatorio para el proceso de maduración de cualquier persona. Aprenderás en el camino, como lo sigo haciendo yo, como lo hicieron tus padres y como lo hacen la mayoría. No todo es malo y estoy seguro que será una experiencia que vas a disfrutar. Te enseñarás a valorar tu espacio y tu privacidad, además sin duda te conocerás mejor a ti mismo y sobre todo, y más importante saberlo: jamás nos independizamos por completo; los vínculos con nuestros padres y hermanos siempre estarán ahí, para apoyar cuando nos haga falta.

Analfabetas del internet: la desapercibida construcción de la ignorancia visual

By Líderes universitarios, Voces UNIVA No Comments

Andrea Belén Rendón Ocampo • Alumna de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación

 

Somos la generación pionera en la tecnología digital, dicen algunos. No, nos hemos convertido en seres desechables y eso condenará nuestro futuro, afirman otros. Pero, ¿en qué nos convierten los nuevos paradigmas de interacción en la web? ¿Qué implica migrar a las nuevas formas de comunicación que tanto nos esforzamos por perfeccionar? Yo digo que estamos en una época de analfabetismo visual, cuya principal herramienta es la fotografía.

Actualmente, es inconcebible visibilizar el mundo digital sin la cantidad de imágenes que se publican a diario en las redes sociales. Abarrotados con millones de fotografías publicitarias, periodísticas y documentales, estos espacios de interacción digital se han convertido en una oportunidad para experimentar con el lenguaje; y por lo tanto, el tránsito de información. Se han desplazado los mensajes escritos, optando por la inmediatez y proximidad que ofrece la fotografía.

De acuerdo con el teórico de la imagen Joan Fontcuberta (2016), la fotografía se define en relación con su espacio y tiempo, pues está directamente ligada a la memoria y la realidad de las sociedades en constante evolución. Esa fotografía sometida a las singularidades de la era postmoderna, como la hipermediación y la profusión, se denomina post fotografía. Aun al considerar la rapidez del formato y las posibilidades creativas que ofrece para los creadores de contenido, la post fotografía ha traído como consecuencia la vulnerabilidad en el consumo y producción de fotografías.

Primeramente hablemos de los consumidores y sus particularidades en la web: el prosumidor. Alvin Toffler introdujo por primera vez el término al referirse a los productores que consumen sus propios bienes. Este concepto se adaptó al mundo digital y los usuarios de redes sociales, blogs y streamings, comenzaron a generar contenido a una velocidad desmesurada que convirtió a la web en un territorio de diversas propuestas multimedia. Sin embargo, esto no garantizó la calidad en los mensajes.

Por otro lado tenemos a los fotógrafos, cuya profesión se adaptó al medio digital casi de manera instintiva. Muchos fotógrafos análogos encontraron en la web el remedio que les permitió mejorar con su trabajo: ampliaron su campo de acción, encontraron canales de difusión y experimentaron nuevos soportes narrativos. Las consecuencias positivas de la migración. Pero la post fotografía y la fiebre prosumidora de imágenes no lograron la dignificación de la labor fotográfica. Cada vez aparecen más sitios de divulgación operados por equipos de trabajo que no necesariamente se rigen bajo estándares de calidad y ética.

Como podemos observar, este escenario ha ocasionado una serie de ventajas en los ámbitos académicos, comerciales, políticos y de ocio. Sin embargo, ahora nos enfrentamos a un gran problema de analfabetismo e ignorancia visual. No hemos aprendido a reconocer la fuerza y el poder de las imágenes como lenguaje.

Situaciones como la serie de imágenes falsas de los incendios del Amazonas que transitaron en la web durante el año pasado, nos enseñan que no sólo hace falta educación para utilizar críticamente la tecnología, sino que debemos reflexionar acerca de la fotografía como lenguaje online y las repercusiones que trae a un país sumamente influenciado por sus flujos noticiosos de consumo. Empezar a cuestionar nuestros incesantes esfuerzos para desarrollar propuestas transmedia y extender la red a lo largo del país. ¿Realmente estamos ayudando al óptimo desarrollo de la comunicación online? ¿O únicamente nos estamos condenando a una perfecta incompetencia digital?

 

 

Referencias:

Fontcuberta, J. (2016) La furia de las imágenes. España. Galaxia Gutenberg.

Islas, O. (2010) INTERNET 2.0: EL TERRITORIO DIGITAL DE LOS PROSUMIDORES. Revista

Estudios Culturales. Vol.3 – No.5. Recuperado del sitio web:file:///C:/Users/owner/Downloads/Dialnet-Internet20ElTerritorioDigitalDeLosProsumidores-3739971.pdf

La banalización de la vida cotidiana

By Líderes de opinión, Voces UNIVA No Comments

Dra. Martina Carlos Arroyo • Coordinadora de Posgrados y Educación Continua UNIVA Plantel Puerto Vallarta

Cuando hablamos de vida cotidiana, hacemos alusión a una(s) forma(s) de vida que incluye aspectos de ser, de estar y convivir; por tanto, al hablar de formas de ser jugamos también con elementos de subjetividad e individualidad. Al referirnos al estar, necesariamente nos situamos en un contexto-espacio-tiempo, que marca las formas y normas de convivencia entre personas, géneros y ambiente.

Además de ello, la vida cotidiana incluye elementos práctico-comportamentales que pueden situarse en niveles de automatización y, por ende, en una baja capacidad de conciencia. Esto deriva en una secuencia de repetición del ser, estar y convivir cotidiano que corre el riesgo de naturalizar la socialización, por tanto, conduce a la banalización.

Entendemos la banalización como una percepción natural y válida de relacionarse tanto a nivel personal como a nivel colectivo que ejerce influencia sobre la subjetividad e identidad con una interdependencia entre lo individual y lo social, entre lo privado y lo público. Pero la banalización como un ejercicio de la naturalización, puede ofrecer al menos dos consecuencias:

  • Por un lado, entendiendo la lógica de una realidad en constante cambio, los procesos de aceptación de la diversidad cultural y de género abonarían a la construcción de una sociedad más libre, más justa. Los contextos y espacios caminarían en torno al tiempo, entendido éste como una construcción social que justifica las interrelaciones sociales.

 

  • Pero, por otro lado, la banalización de la vida cotidiana, puede llevar a la perpetuación de una sociedad carente de empatía, exigente de ritmos, formas de exclusión, de violencia que se vuelve imperceptible al vivirse todos los días, desensibilizando a las personas “que no la viven, que aparentemente no la practican”. La banalización de la vida cotidiana como un ejercicio diario carente de conciencia, puede llevarnos a una sociedad indiferente. La indiferencia sería la antesala de la deshumanización, del egoísmo en su máximo esplendor.

Resulta necesario entonces, que quienes estamos insertos en espacios e instituciones educativas, que quienes somos formadores, facilitadores, líderes o guías educativos, seamos punta de lanza de (auto) conciencias críticas, generadoras de espacios de discusión, de deconstrucción constante, de desafío de formas y pautas rígidas; que busquemos que, a partir de estos espacios socializadores de la educación, se genere una vida cotidiana más humana, más consiente, menos banal y más propositiva.

 

 

¿Refundar Guadalajara?

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Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Fundar y nacer son términos que se reclaman, de igual manera refundar y renacer, sólo que para que algo se re-funde debe previamente haber muerto, y, en consecuencia, re-nacer. Al igual que la vida de un ser humano, la vida de una ciudad es un continuo que se desarrolla a través del tiempo y en un espacio determinado, con un origen específico que puede alterarse pero nunca negarse, es un asunto tanto histórico como genético. Nadie, en este sentido, puede negar a sus padres hayan sido como hayan sido, porque negarse sería negar su propia naturaleza.

Guadalajara no es solamente una ciudad fundada en 1542, sino sobre todo una sociedad que a partir de ese año comenzó a construir aquí su propia historia, su personalidad, su manera de ser, su cultura. En 18 años logró conquistar su vocación de capital con la alianza de su geografía y de su clima, y a lo largo de los siguientes tres siglos maduró hasta decidir su independencia con respecto a España. Este acontecimiento ocurrido en 1821, no obstante, su enorme trascendencia, no llevó a nadie a pensar en que la ciudad debiera ser refundada, puesto que Guadalajara no sólo se conservaba viva sino extraordinariamente dinámica y propositiva, muy consciente de su antiguo origen y muy orgullosa de su trayecto por los años virreinales, sin los cuales nunca habría desarrollado el ideal emancipador.

La actual crisis de identidad que viven muchos habitantes de Guadalajara no es de origen genético, sino de origen educativo, tiene que ver con la inmigración galopante pero también con la incapacidad de las instituciones para arraigar a los nuevos habitantes, por lo mismo no se resuelve dando por muerta a la ciudad, y refundando otra, porque en primer lugar Guadalajara sigue viva y actuante, y no sería justo ni racional desconocer todo lo que Guadalajara ha sido para inventar una nueva ciudad desde el archipiélago de cotos culturales que hoy existen en nuestra área metropolitana.

A veces puede uno pensar que a Guadalajara le sucede lo que a los conejos de la fábula, hallándose éstos en su madriguera se desató una terrible tormenta, razón por la cual un sapo corrió hasta ellos suplicándoles que lo dejaran entrar para guarecerse; no sin cierta aprensión lo dejaron entrar, pero apenas lo hizo comenzó a inflarse a tal punto que los conejos, propietarios de la madriguera tuvieron que salirse, mientras el sapo, muy a sus anchas se adueñaba del lugar, haciendo y disponiendo todo a su antojo.

Los individuos y los grupos que no logran o ni siquiera desean incorporarse al proyecto de la ciudad, a su historia y a su identidad, actúan muchas veces como el sapo de la fábula, se benefician de Guadalajara pero no aprecian la cultura que la hizo existir y acaban queriendo destruirla, mientras que aquellos inmigrantes que logran incorporarse a la ciudad resultan luego no solamente beneficiarios sino grandes benefactores de nuestro proyecto cultural, afortunadamente la lista de éstos es muy amplia.

Lo que a veces ha fallado y sigue fallando es la participación de los tapatíos de origen, en la defensa de Guadalajara, de su identidad y de su cultura.

 

Publicado en El Informador del domingo 16 de febrero de 2020

¿Y si hablamos honestamente?

By Líderes de opinión, Voces UNIVA No Comments

Mtra. Laura O. Robles Sahagún • Coordinadora de ALUMNI y Bolsa de Trabajo

 

Se dice que la honestidad es la base de las buenas relaciones y la convivencia, ya que genera confianza.

Para la UNIVA, los valores son imperativos en el educar. Por ello, en la filosofía institucional se enmarca que “antes de aprender a hacer, hay que aprender a ser”, frase íntimamente ligada con la honestidad sobre la cual señala: “Actuamos con rectitud, responsabilidad y legalidad, en congruencia con la búsqueda de la verdad y el respeto a las reglas de convivencia”.

Estuve preguntando a varias personas si conocían la diferencia entre honradez y honestidad y su primera reacción era tratar de buscarlo en Google para responder, en lugar de reflexionarlo. Hace algunos años estos términos tenían diferentes significados, sin embargo, en el uso cotidiano se han combinado sus definiciones, a tal grado que ya se ha generalizado su empleo como palabras sinónimas.

Los estudiosos del tema de valores mencionan que una persona honrada respeta las normas sociales, se comporta de manera justa, recta e íntegra; no roba, no miente, no engaña, no traiciona, respeta las leyes y a los otros seres humanos. Una persona honesta respalda sus acciones con la verdad y justicia, sin anteponer sus propias necesidades o intereses; es honesto primero consigo mismo, con sus gustos, sus pensamientos e intereses y a la vez lo es con el resto de la sociedad tanto en lo laboral como en sus relaciones afectivas como familiares.

Mientras que la honradez es definida por la Real Academia de la Lengua Española como rectitud de ánimo, integridad en el obrar, a la honestidad la señala como el ser decoroso, decente, recatado, pudoroso, razonable, justo, recto, honrado. Se considera a Sócrates como el descubridor de la definición de honestidad y determinaba que una persona honesta, es quien lleva una cualidad o valor humano propio y que se vincula con la justicia, la verdad y la integridad moral y que solamente puede ser honesto internamente con su propio “yo” cuando es razonable con lo que piensa y tiene un nivel de autoconsciencia.

Quisiera saber de alguna persona a la que le gusta que le mientan, que lo traicionen, que le den un mal servicio, que le oculten cosas o hechos; quisiera saber a quién le gusta que le roben, que lo extorsionen, que no le cumplan. Al momento, de verdad, no conozco una sola persona que diga ¡sí, a mí me gusta! Es así como nos empezamos a encontrar con los valores universales, esos que todos deberíamos conocer y practicar; esos que más allá de creencias, nos llevan a convivir en una sociedad en armonía y más justa.

¿Cómo queremos ser reconocidos los egresados UNIVA? Sí como profesionales exitosos, pero recordemos que ya somos muchos, entonces marquemos la diferencia siendo honestos primero con nosotros mismos y así será por añadidura en nuestros ámbitos laboral, familiar, social. Demostremos el por qué somos una familia con valores. Los egresados somos la cara de nuestra Universidad, somos el reflejo de lo que dentro de ella sucede.