Jesús a través de una parábola nos habla de los talentos que cada hombre recibe de parte de Dios, los cuales deben ponerse al servicio de nuestros hermanos. Nos invita sobre todo a reconocer que podemos aprender mucho de los demás, aunque seamos especialistas en algo, no tenemos todo el conocimiento, siempre tenemos la oportunidad de conocer algo nuevo si somos humildes. Este Evangelio nos invita seriamente a sumar y no a restar en la construcción del Reino de Dios, y es Jesús quien nos enseña con su ejemplo, sus enseñanzas, su servicio y entrega como debemos hacer para continuar con lo que él mismo ha iniciado.
Este mensaje es muy claro, pues nos pide el Señor que nos pongamos en movimiento, no conviene quedarnos tranquilos y conformarnos con lo que ya tenemos, sino que esos talentos recibidos de parte de Dios, tienen que dar fruto abundante, y la mejor manera de lograrlo es, donándonos, salir de nosotros mismos y ponernos al servicio de nuestros hermanos y si en algún momento sentimos que las cosas no resultan como esperamos, la invitación es a no desanimarnos y ponernos de nuevo en marcha, levantarnos siendo responsables con lo que el Señor nos pide, para hacer que esos talentos recibidos crezcan, y den mucho fruto en los otros.
Pidamos la gracia de ser mas generosos y fieles en lo que el Señor nos encomienda y nos ayude a servir con alegría, haciendo siempre su voluntad.
