En este evangelio continuamos leyendo la oración que Jesús hace de despedida, y el día de hoy pide expresamente por su Iglesia, para que sea uno, como el Padre y Él son uno. Ante esta petición de Jesús, caemos en cuenta de la necesidad de poner en manos de Dios a nuestra Iglesia, que la formamos todos los bautizados, la Iglesia que ha sido atacada de una y mil formas, incluso, por aquellos que decimos pertenecer a ella. Una de las cosas por la que es señalada la Iglesia, es por la división entre sus miembros, de ahí que dice Jesús: “Que sean uno, como nosotros somos uno”. El día de hoy, pongamos encomendemos a nuestra Iglesia, para que sea él quien la guíe y la mantenga en unidad, que nosotros, que pertenecemos a ella, nos comprometamos a ser verdaderos hermanos, guiados por el amor que Dios nos tiene.