Mientras está listo ese café, te comparto la alegría de recordar el martirio de san Juan Bautista, es el único santo del cual se hace memoria, tanto de su nacimiento, como de su muerte, y no es para menos, pues Jesús dice que “entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista”. Cabe mencionar su importancia dentro del plan de salvación, ya que él es quien une el Antiguo Testamento con el nuevo.
Desde nuestro bautismo hemos sido constituidos sacerdotes, reyes y profetas y quisiera centrarme en este último, porque la fiesta del día de hoy queda muy ad hoc para la reflexión del día. En el Evangelio hemos visto el motivo del martirio de san Juan Bautista y precisamente, nosotros como profetas estamos llamados a proclamar la verdad con toda prudencia y no dejar de hacerlo por miedo o vergüenza. Por otra parte, debemos de estar atentos desde la conciencia para no ser del partido de Herodías, que, por querer acallar la verdad, la llevo a sumar un pecado más. La propuesta de vida de Jesús en su evangelio es vivir en la libertad de los hijos de Dios y eso solo puede ser desde la verdad. Pidamos la gracia que necesitamos para poderlo hacer día con día y no dejar de recurrir al sacramento libertador de la confesión, es gratuita y no hay límite que se agote.
Que por la intercesión de san Juan Bautista el camino del Señor se abra directo y sin escala para que llegue a nuestro corazón y vivamos enamorados y amando.
