¡Que Dios bendiga su jornada, comunidad UNIVA! La Palabra de Dios nos invita a contemplar cómo Él sana y purifica al ser humano. En ocasiones, podemos caer en la tentación de asociar ciertos ritos o formas religiosas con la eficacia de Su obra, como si Dios condicionara su acción a estas prácticas. Sin embargo, aunque Jesús envía a los leprosos a presentarse ante el sacerdote, no es el rito en sí lo que los sana, sino la fe y confianza que depositaron en Él. Gracias a su obediencia, alcanzaron la purificación y la sanación.
El evangelio también nos recuerda la importancia de la gratitud. Es fácil clamar a Dios en momentos de angustia y desesperanza, pero no debemos olvidar agradecerle también en tiempos de salud y prosperidad. Cada bien que recibimos es una bendición, y debemos estar atentos para comprender el propósito de esos dones, pues Dios seguramente desea que, a través de ellos, sirvamos a los demás.