Esta semana ha estado llena de santos. Hoy recordamos a Santa Rosa de Lima, quien es la primera santa del Nuevo Mundo, por lo tanto, un signo de esperanza para nuestros pueblos latinoamericanos. Y precisamente, su testimonio de entrega y caridad por los pobres nos enseña a ser signo de esperanza para los demás, ¿cómo? Ella a muy temprana edad descubrió la perla valiosa del Reino de Dios, así que fue y vendió todo cuánto tenía y la compró. Es decir, escuchó a Dios, se dio cuenta de que es lo realmente importa en la vida y se entregó sin reservas.
Amigos, esto está a nuestro alcance, porque Dios no deja de amarnos y llamarnos en nuestra vida cotidiana, desde donde trabajamos y convivimos en esta universidad. De hecho, el testimonio de esta santa nos estimula en la UNIVA para cumplir nuestra misión de ser consagrados sin reservas a la causa de la Verdad (Ex Corde Ecclesiae, 3). Y esto se logra cuando cada uno de sus miembros: estudiantes, docentes, administrativos, todos en la universidad; nos comprometemos a vivir entregados a la verdad, haciendo todo con entrega y generosidad. Seamos en UNIVA, como Santa Rosa, signo de esperanza para nuestra sociedad. Excelente día.