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Lírica y Amor

Por 13 febrero, 2019noviembre 26th, 2019Convocatorias

Mtro. Miguel Camarena Agudo, Proyectos Sociales y Religiosos • Docente UNIVA Plantel Guadalajara

 

La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.

Silvio Rodríguez

 

A finales del año pasado tuve la visita inesperada de una amiga, pasamos casi un par de días juntos y nuestra plática versó sobre muchas cosas de nuestras vidas, como ocurre con quienes tienen un largo rato sin verse y se tienen en estima. En una de esas charlas ella me contó acerca de un pintor que le había comentado que si él no pintaba se moriría. Inmediatamente me recordó el prefacio del libro El las cimas de la desesperación de Emil Cioran donde el filósofo rumano confiesa haberse suicidado si no hubiera escrito ese libro a sus tan solo 23 años. En el primer ensayo de esa misma obra Cioran habla del “lirismo” y lanza una serie de preguntas relacionadas con esa incapacidad de quedarnos con los sentimientos producidos por las experiencias.

“¿Por qué no podemos permanecer encerrados en nosotros mismos? ¿Por qué buscamos la expresión y la forma intentando vaciarnos de todo contenido, aspirando a organizar un proceso caótico y rebelde? ¿No sería más fecundo abandonarnos a nuestra fluidez interior, sin ningún afán de objetivación, limitándonos a gozar de todas nuestras agitaciones íntimas?”

La respuesta es obvia, muchos de nosotros cuando tenemos una fuerte afección necesitamos expresarnos de alguna u otra manera. La literatura y la música han sido medios oportunos para exorcizar nuestros padecimientos. Alejandro Jodorowsky ha hablado sobre cómo el sólo hecho de contemplar una expresión artística nos libera de aquello imposible de decir, de confesar, materializándose y exteriorizándose, fuera de nuestros límites. Nos liberamos ya sea mediante la creación o el reflejo que alguna obra de arte produce en nosotros, como lo dice Cioran:

“Existen estados y obsesiones con los que no se puede vivir. La salvación, ¿no podría consistir en confesarlos?… El lirismo representa una fuerza de dispersión de la subjetividad, pues indica en el individuo una efervescencia incoercible que aspira sin cesar a la expresión.”

En el tema del amor o el desamor, el lirismo nos ha regalado grandes ejemplos de ello, es enorme la cantidad de manifestaciones artísticas, en todos los tiempos, por todas partes y en todos los formatos. ¿Cuántos boleros? ¿Cuántas novelas? ¿Cuánta poesía? ¿Cuántas películas? ¿Cuántas cosas relacionadas con el asunto? La ansiedad o la turbación del corazón se vuelcan allende las entrañas para crear un resquicio de eternidad, al menos esa ha sido la pretensión.

Muy distinto a lo dicho por Roland Barthes quien consideraba como un mito socrático el creer que el amor tiene la posibilidad de sublimarse mediante la creación estética: “(amar sirve para «engendrar una multitud de hermosos y magníficos discursos») y el mito romántico (produciré una obra inmortal escribiendo mi pasión)”. Pensando en la poesía y en la literatura, Barthes dirá sobre la escritura lo siguiente: “Señuelos, debates y callejones sin salida a los que da lugar el deseo de «expresar» el sentimiento amoroso en una «creación»”.

Al final de todo, el amor y el lirismo produzcan o no algo para la trascendencia, son y serán dos elementos esenciales de la sensibilidad y la vida humana.

 

“Un hombre se calla a propósito.

El silencio es una acción de cordura.

Y ahora estoy gritando

Pero no hay nadie que me escuche.

Entonces, me mantengo de pie.”

Rockefeller Underground