Este evangelio de nueva cuenta nos presenta a los escribas que se enfrentan a Jesús, pues sienten que ellos tienen la verdad absoluta, por lo que lo acusan de estar endemoniado, consideran que expulsa demonios en nombre de Belcebú, a lo que Jesús les responde diciendo: que un reino no puede estar dividido, pues sería ilógico que los del mismo grupo se levanten y se aniquilen entre sí.
Es interesante ver que Jesús entra en diálogo con ellos, porque la salvación es para todos, y desea que también ellos descubran que es importante abrir el oído y el corazón para dejarse seducir y asombrar por Dios.
En este mensaje, el señor nos invita a abrir nuestro corazón, ya que al igual que las autoridades del templo podemos obstinarnos y no recibir el mensaje que Dios nos tiene preparado y pensar que va dirigido para otros, los que a nuestra consideración necesitan de Dios, de convertirse, pero hoy nos invita a reconocernos necesitados y dejar que bajo la acción del Espíritu Santo acojamos este mensaje de salvación.