Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «¡Effetá!»
En el evangelio de hoy vemos cómo Jesús no niega obrar en este hombre sordo y tartamudo, que seguramente sufría por no vivir en plenitud de sus sentidos, en la tristeza de no poder comunicarse y amar con una libertad más integral. Sin embargo, los espectadores simplemente quedaron fuera de la acción sanadora de Jesús y se enfocaron solo a llamar la atención.
Te invito a hacer tuyas las palabras de Jesús, para que entonces puedas ser protagonista de esta acción sanadora que Jesús quiere hacer en ti el día de hoy, basta con que te dispongas y comiences a ser parte de la acción sanadora de Jesús. Ama y amando te encontrarás amado, porque dando es como se recibe. Sal de ti y no permitas que el proyecto de salvación que Dios tiene para ti, no se vea trunco, sino que crezca de manera centrífuga, de la misma manera que la Cruz, que el Cristianismo y que el mismo Cristo.